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CAPÍTULO 9

Cesar:

Estaba en nuestro cuarto e Isa había dejado a los niños en la recamara de abajo donde ya  teníamos una cuna y ahora la nueva cuna que trajo Roger de regalo.

Isa había entrado a la ducha, y decido hacer una llamada.

El teléfono suena y al tercer tono contestan

— ¿Cesar? ¿Que pasa? ¿Todo bien?

— Roger... Si todo bien, solo quiero hacerte una consulta medica.

— ¿una consulta médica por teléfono?, y tu ves que yo pueda pasar por aquí un estetoscopio gilipollas...

— solo es una pregunta idiota — dije sonriendo.

— consultame.

— ¿El semen traspasa la leche materna?

El se ríe a carcajadas y se burla de mi.

— Que pasa amigo... ¿Necesitas una mamada?

— Roger... Responde la maldita pregunta, Isa me hizo una mamada espectacular... Y no me hace gracia que mi hijo tome leche con sabor a mi semen...

Su estallido de risa no me dejó seguir hablando, no sabía que le encontraba de gracioso el tema, era un caso que de verdad me preocupaba.

— Cesar tranquilo, Dash no sabrá que sabor tiene tu semen... Así que puedes seguir disfrutando del sexo oral que te proporciona tu amada.

— Roger... De verdad, es una pregunta seria.

— y es una respuesta seria hermano, no te preocupes, tu solo disfruta. Ahora yo intentaré disfrutar, y no me cortes el rollo llamándome a esta hora.

Me despido y suspiro aliviado, Isa aún en la ducha, sonrei y comence a desvestime.

Cuando me metí en el cuarto de baño ella estaba a punto de apagar el agua, y yo la sorprendí.

La bese y volví a dar el agua de la ducha, me arrodillé frente a ella, mirándola con lujuria, tomé una de sus piernas y la puse sobre mi hombro.

Bese sus labios y llegué a su clitoris, tembló de una manera que casi logra que llegue a la cima.

Gimió mientras yo besaba, mordía y chupaba su delicioso coño, y saber que ella estaba llena de placer me llevaba a mi.

Sus piernas se llenaron de sus fluidos  y supe que era mi momento de entrar, me puse de pie y la tomé de las nalgas y la monte sobre mi polla.

Disfrute de su calor rodeandome y gemimos hasta que ambos terminamos exhaustos.

La cargue hacia nuestra cama, y la tendí desnuda, la seque un poco y me acomode a su lado.

Le acaricie su bella espalda hasta que se durmió.

***

Desperté y ella no estaba en la cama, baje y ya tenía el desayuno listo, me miró y me beso suavemente.

Lucía estaba en sus brazos y Dash en su pequeña silla.

— ¿Crees que Anna siga en la cuidad? — preguntó y no pude evitar tensarme.

— ¿Porque lo preguntas?

— me gustaría hablar unas cosas con ella.

— tengo su numero, no creo que lo cambiase. — le tendí mi celular con su numero en la pantalla. — ¿quieres que te deje sola?

— No. Tranquilo, sin secretos recuerdas. — Yo asiento, pero no puedo eliminar la tensión de mi cuerpo.

Pone el teléfono el altavoz y suena dos veces.

— ¿aló? — habla bajito y sin fuerzas.

— Hola Anna, hablas con Isabel Morgan —

— Hola, supongo que ya sabes de mi pequeña Lu. — ella sonríe levemente.

— Si. Quería preguntarte si seguías en la cuidad — hablo con calma, pero vi sus ojos cristalizarse.

— Si. De hecho estoy internada en la clínica alemana, Isa no me queda mucho tiempo, si quieres reprocharme algo deberías decírmelo ahora.

— Tranquila, no quiero ni debo reprochar te nada. ¿Te molestaría que fuera a verte a la clínica? — no entendía que quería hacer, pero tampoco la cuestionaria.

— estoy en piso de oncologia, puedes venir si así lo deseas.

— ahí estaremos, nos vemos.

Ella me miró y limpio algunas lágrimas.

— ¿que quieres hacer?

— ¿me acompañas? — preguntó sin responder mi pregunta, quería repetir la mía, pero sono el timbre.

Era mi madre, Isa le había llamado para que cuidara de los pequeños.

Tome mi auto y fuimos a la clínica donde estaba.

Llegamos a recepción y pasamos al piso de oncologia, preguntamos su habitación, y no pude evitar preguntar por cuanto tiempo había pagado su estadía.

Me dolió el alma saber que solo la pagó por 5 días, ya que su esperanza de vida eran sólo 3.

Llevamos a su habitación, y sólo en ese momento note lo enferma que estaba, me llene de culpa, por lo mal que la trate en España, por dudar de su enfermedad aquel día en mi oficina, se veía demacrada y llena de hematomas, no podía evitar que me recordará a los últimos momentos de mi hermana pequeña.

— Hola— dijo Isa en un tono angelical.

— Hola— dijo ella en un susurro, e intentó aclarar su garganta, pero ya no tenía fuerzas.

— Anna, vine aquí, para decirte que puedes estar tranquila, cuidare a tu hija como si fuese mía, me encargaré de que no le falte nada, cuidare de ella, la acompañaré cuando tenga su primera ruptura amorosa, le daré consejos y le diré lo valiente que fuiste...

Anna estaba llorando, y sin notarlo yo también.

— No quiero que sepa de mi— dijo bajito — no quiero que sufra pensando que su madre la dejó por estar enferma, solo dile que eres su madre, que la adoptaron en España... — quería seguir hablando pero se le dificultaba el aire.

— Esta bien, no te angusties, ella estará a salvo con nosotros— Isa tomó su mano— prometo cuidarla, puedes estar en paz, puedes irte sin preocupaciones.

— Perdón — dijo casi con su último aliento.

Me acerque a ella y le tomé la mano junto con la de Isa.

— Lamento haberte lastimado Anna. — dije con una pena en el alma.

— Yo no lo lamento, gracias a eso pude traer a Lu, gracias, gracias por todo Cesar, y gracias Isa, por venir y asegurarme... Que mi... Mi hija estará bien. — su mano soltó la nuestra y de un momento a otro dejo de respirar.

Sono la alarma hacia enfermería, llegó la enfermera y un médico, registró su hora me muerte y nos dio un pésame, tomé su ficha de hospitalizacion y vi aquella enferdad que odiaba con mi vida.

«LEUCEMIA LINFOBLASTICA»

Cáncer, el cáncer se había llevado personas importantes en mi vida, y aunque Anna no era una persona de vida intachable me sentía mal por ella, me sentía mal porque aguanto casi un año solo para pasar un tiempo con su hija. No era una de mis personas favoritas, me había hecho daño, pero yo también se lo había hecho a ella.

No podía evitar recriminar e por todo lo ocurrido, quería volver atrás y no decir lo que dije, no tratarla como la trate.

Isa se apoyo en mi pecho y lloro, no porque la conociera de toda la vida, si no simplemente por que Isa es así, va entregando amor por la vida, va sintiendo esa empatia por todos y cada uno de los que conoce.

Salimos de la clínica y nos montamos en mi coche, ninguno de los dos habló en el camino, porque sabíamos que era difícil.

Me encargue de averiguar dónde sería el funeral y me dolio saber que nadie había reclamado su cuerpo en Chile.

La familia de Anna le abandono hace mucho tiempo, ella era esas hijas que típica familia adinerada negaba y decía que estaba en un internado, cuando ella andaba por las calles gastando el dinero que sus padres le dejaban para que no apareciera por casa.

Fue de esas mujeres que tenía lo que quería, cuando quiso me tuvo a mi.

Cuando estacione el coche le susurre a Isa.

— ¿te molestaría si hiciéramos un funeral de Anna?

— Claro que no, yo también lo estaba pensando, no me parece justo que no la podamos despedir. —

Sonrio y nos bajamos del coche, comienzo con hacer unas llamadas, reclamo su cuerpo en la clínica y debido mandarlo a cremar, esparcir sus cenizas en un lugar bonito con los pequeños presentes.

Ellos no lo recordarán, pero no me siento capaz de negarle a Lu que este presente cuando lancemos sus cenizas.

Tenía claro que iba a cumplir su  último deseo, ella no quería que Lu supiera de ella, y dejando una tumba es fácil que ella logrará averiguar su pasado y su familia.

Por lo que las cenizas era nuestra mejor opción.

Cuando por fin entre a casa, mi madre estaba junto con Isa. Acariciando su cabello como si fuese su madre.

No sabía cómo se tomaría el hecho de que mi madre volvería a España, se que ella se había acostumbrado a su presencia, pero mi madre había tomado la decisión de volver a Madrid, y así poder ir a visitar la tumba de violeta de vez en cuando.

Y sin razón de ofender, mi madre le gustaba estar en la casa grande, a diferencia de mi, que amaba esta casa, la cual no era ni tan pequeña ni tan grande, era del tamaño perfecto para nuestra familia, aquella gran casa en Madrid solo traía recuerdos de lo único que fue capaz de dejar mi padre para mi, su dinero, el mismo dinero por el cual nos dejó solos.

***

Al día siguiente, salimos camino a una playa cercana, accedimos por un pequeño camino que conocía Isa, lo pequeños estaban jugando en la arena, y nosotros nos acercamos a la orilla con sus cenizas.

Ambos nos miramos e Isa se dirigió al viento.

— prometi cuidar de tu hija, y eso haré, lamento que la vida no te diera la oportunidad de verla crecer, de darle consejos, o el simple hecho de poder disfrutar de lo que es ser madre de una niña tan hermosa como lo es tu pequeña hija.

— cumpliremos tu última voluntad, Lu no sabrá de tu enfermedad, la reconoceremos y pensara que es adoptada, prometemos jamás hablarle de ti, tal cual lo desebas.

Comenzamos a es partir las cenizas, y la dejamos caer en la arena junto al agua que tocaba nuestros pies.

Las cenizas no tocaron el suelo, y comenzaron a flotar en el aire alejándose de nosotros.

Ahí sin pensar en todo los sentimientos que generaban en mi esta despedida limpie algunas lágrimas y abrace a Isa, mirando el horizonte y como aquellas cenizas se alejaban de nosotros, esas cenizas de una mujer que me lastimó, pero que dejó algo muy preciado para mí en la tierra, le agradecía por ello, y también sufría, era algo inexplicable.

-💜-

Opiniones de capitulo por aquí.

Los quiero 💜

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