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—Esta va ser nuestra primera misión encubierta, ¿no estás emocionada? —le dijo Adora a Catra, mientras se servía café como desayuno.

Ambas compartían un apartamento desde hacía dos años, haciendo que muchos creyeran que eran pareja, pero la felina siempre se aseguraba de demostrar lo contrario. Ahora les habían llamado para representar al reino de Hordak en una misión encubierta bastante suicida. Ya no serían sólo ellas dos, que ya hacían un buen equipo, ahora tendrían que lidiar con otras 6 personas más.

Catra estaba de mal humor gracias a esa estúpida misión, que sólo había aceptado porque Adora la miró con cara de cachorrita. Luego se enteró del resto de los detalles y cada vez le gustaba menos. Tenían que viajar al planeta Titán, después de enfrentarlos miles de veces en su propia tierra, tendría que viajar a un planeta de mierda a hacerse pasar por turistas y derrocar al emperador que los gobernaba.

Todo eso con un equipo de 8 personas. Catra era mala socializando, sólo se había hecho amiga de una sola persona en toda su vida, Adora. Y era la única persona "mágica" que toleraba, ya que simplemente se volvía súper fuerte y brillante por un rato, así que siempre necesitaba respaldo, que es lo que la felina hacía.

No necesitaban más gente. Incluso podrían lidiar con esa misión ellas solas. Pero la maldita diplomacia la obligaba a tratar con más gente. Suspiró con desgana.

—No, sabes que no soy muy sociable.

Adora se sentó al lado de ella en el sillón, en su rostro se notaba la emoción, Catra incluso podía olerla.

—Estoy segura que va ser divertido. Nunca en mi vida he usado más que ropa de soldado, ahora por fin podré disfrazarme y ser alguien más.

Le sonrió ante la perspectiva, con los puños en el aire y una mirada brillante. Catra se alejó un poco desviando la mirada, la cercanía de la rubia le incomodaba, le hacía sentir cosas que no entendía del todo. Adora notó que se alejaba, y sólo por molestarla, se arrodilló delante de ella, apoyando sus manos en sus muslos, y acercándose peligrosamente a su rostro.

Catra estaba sorprendida, y su corazón latía acelerado. Adora, quien esperaba que la empujara o algo así, sintió sus manos volverse cálidas al tocarla, y eso le aceleró sus latidos también. Se perdió unos segundos en la mirada bicolor de la felina.

Pero Catra reaccionó y se levantó súbitamente, tratando de calmar su respiración. Se encerró en su habitación, apoyándose en la puerta, con un puño en el pecho agitado. No podía permitirse tener estos sentimientos, no antes de una misión. Adora, por su parte, se había vuelto a sentar en el sillón, no había notado, hasta ese momento, el profundo deseo que albergaba por Catra.

Más tarde, la reunión había comenzado, el capitán Kyle los convocó a todos para presentarlos. Catra había evitado el acercamiento físico todo el día con Adora, tanto así que se situó al lado izquierdo del capitán, quien estaba a la cabecera de una mesa rectangular digital donde habían una serie de planos y mapas del planeta Titán.

—Catra, Adora, ya están aquí. Apenas llegue el resto se los presentaré a todos.

Poco a poco fueron llegando, todos en pareja. Así fue como Adora supo que tendría que trabajar con Glimmer, Bow, Mermista, Sea Hawk, Entrapta y Scorpia. El capitán hizo una breve introducción, luego habló a grandes rasgos de cómo sería la misión, pero que finalmente ellos ultimarían los detalles de ésta. Cuando terminó de explicar los dejó, ya que según él debían convertirse en un equipo.

Catra sabía que el capitán los dejaba antes porque no le interesaba dirigir esa misión, probablemente esperaba que Adora o ella lo hicieran. Además, todo el mundo sabía que se escabullía de sus responsabilidades para estar más tiempo con su esposo Rogelio. La felina dio un suspiro. Observó a la rubia, que parecía divertida charlando con Bow y Glimmer, incluso se reía genuinamente.

Se aclaró la garganta para llamar la atención de todos. Todos voltearon a ver a Catra, quedándose la habitación en silencio.

—Hola, soy Catra. Soy buena en combate, puedo esquivar balas con la velocidad de mi propio cuerpo. Tengo el sentido del olfato y el oído más desarrollado de lo normal, debido a que la mitad de mi adn es animal. Me gustaría escuchar las habilidades de cada uno.

—Hola, soy buena con la tecnología. Siempre invento y construyo cosas nuevas que son útiles en el campo de batalla y para mis compañeros, además soy capaz de inmiscuirme en cualquier sistema —dijo Entrapta.

—Yo soy Scorpia, su compañera. Soy algo así como el músculo de esta cerebrito. Trabajamos juntas hace varios años, nunca hemos fallado alguna misión.

—Soy Glimmer, mis habilidades son ataques con magia, y puedo teletransportarme a mí y otras dos personas más.

—Yo soy Bow, me considero experto en arquería y armas, jamás fallo un blanco. Hago equipo con Glimmer desde siempre, además estamos comprometidos. Así que quería invitarlos a todos a nuestra fiesta de compromiso, es hoy a la tarde. Creo que es buena idea para conocernos más y confiar en nosotros como equipo.

—Vaya, alguien tiene prisa. Soy Mermista y puedo controlar todo tipo de líquidos. No suelo trabajar en equipo, pero daré lo mejor.

—¡Mi nombre es Sea Hawk! ¡Soy el afortunado novio de Mermista, y vine con ella a la aventura!

Bow fue el único de los presentes que se rio, Mermista se llevó una mano a la cabeza con molestia. Luego explicó que era un tanto pirómano, experto en explosivos, pero sólo ella lo podía controlar, además de ser un excelente piloto, aunque no lo pareciera.

Bow aprovechó entonces para volver a invitarlos a todos, tenía un vehículo lo suficientemente grande para llevarlos a todos. Adora parecía entusiasmada con la idea, jamás había ido a una fiesta y no quería perdérsela. Catra, a diferencia de ella, no tenía ningún interés, así que se escabulló para irse a casa.

Pero Adora la siguió, y antes de salir del edificio, la agarró del brazo.

—Deberías ir conmigo, somos un equipo.

Catra se zafó de su mano con molestia.

—No tengo ninguna intención de ir a esa estúpida fiesta.

—Si vamos a trabajar con ellos, debemos conocerlos mejor.

—Ya los conoces, ya sabes cuáles son sus habilidades.

—Catra, no seas infantil, ya eres una adulta, debes aprender a relacionarte con el resto. Vamos a trabajar con ellos por bastante tiempo, ¿no crees que deberíamos conocerlos mejor?

La felina suspiró con amargura.

—Está bien, iré. Pero no porque quiera acompañarte, es por trabajo.

—Claro, seguro será divertido —dijo sonriéndole. Catra le sonrió de vuelta, Adora siempre sabía cómo calmarla.

Adora usó un vestido rojo y el cabello suelto, cuando Catra la vio, tuvo que tragar saliva para disimular. Se veía espectacular. Ella, en cambio, optó por un traje de dos piezas de color vino, con una blusa de un tono más claro. La rubia la miró de pies a cabeza, sorprendida gratamente con el conjunto que vestía.

Se veía tremendamente atractiva, pero estaba segura que Catra no se enteraba. Le sonrió y le tomó el brazo para salir a reunirse con el resto. Le embargaba una calidez que no conocía en su pecho, se sentía muy feliz en ese momento. La felina, por su parte, estaba nerviosa, sentía que no iba a encajar, por mucho que estuviera Adora con ella.

— ¡Wow! ¡Realmente hacen una bonita pareja! —exclamó Bow apenas las vio.

Catra quería que se la tragara la tierra, Adora simplemente bajó la mirada sonrojada por la vergüenza. La felina soltó el brazo de la rubia, quien de inmediato se sintió culpable por haberla llevado.

La fiesta era en el palacio del reino de Moonlight, el reino del cual era heredera Glimmer. Su padre Micah era el anfitrión, e incluso dio un discurso por el compromiso de su hija, luego desapareció de la fiesta ya que tenía trabajo que hacer.

Catra probaba toda clase de bocadillos y bebidas, todo le parecía fascinante y nuevo. No hablaba con nadie, sólo se paseaba por el gran salón disfrutando del banquete. En cambio, Adora estaba divirtiéndose contándole anécdotas de misiones a Glimmer, que, aunque no se vieron, descubrieron que ambas estuvieron en el mismo escuadrón repeliendo un ejército del planeta Hermes hace un par de años atrás.

Mermista también se unió a la conversación, contando cómo había evitado que Sea Hawk incendiara unos tanques aliados en una misión. Catra escuchó cómo se reía Adora, se veía feliz con esos desconocidos, y por alguna razón, aquello le molestó. Agarró una copa de champaña de la bandeja de una moza que pasaba, se la bebió de un trago, y caminó hacia la rubia.

—Hey, Adora.

La aludida volteó para ver el brazo extendido de Catra hacia ella.

— ¿Quieres bailar? —le preguntó la felina. Adora se ruborizó levemente.

—Sí —respondió un tanto avergonzada.

Catra parecía haber nacido para el baile, se movía tan bien, que acaparaban la atención del resto. Le sonreía maliciosamente a Adora, que se sentía incómoda con las miradas del resto. La felina, sin embargo, se estaba dejando llevar, y cada vez que atraía a la rubia hacia sí misma, tenía ganas de besarla.

Pero se contuvo, ya que la rubia parecía incómoda. La dejó ir, sintiéndose estúpida por haber tenido esa idea, a pesar de que creía que se complementaban muy bien al bailar, al igual que al trabajar.

Catra desapareció entre los invitados para ir a uno de los balcones con vista a los bosques susurrantes. Adora al perderla de vista volvió a conversar con Mermista y Scorpia, se sentía un poco culpable y quería distraerse.

— ¿Segura que ustedes dos no son pareja? —preguntó Mermista sin rodeos.

Adora enrojeció por la vergüenza antes de contestar.

—Eeh, no, claro que no.

—Sólo comentábamos, que se veían muy bien bailando juntas —soltó Scorpia.

—Tienen un vínculo especial, se nota desde lejos. Y eso que soy mala para los sentimentalismos —comentó Mermista. Luego vio que Sea Hawk estaba mirando unos candelabros, por lo que se alejó, dejando a Adora sola con Scorpia.

Scorpia le sonrió a Adora, pero pronto se excusó diciendo que tenía que buscar a Entrapta antes que rompiera algo por investigarlo. La rubia no tuvo más remedio que buscar a Catra, la conocía, así que no tardó en verla en el balcón. Sostenía una copa vacía, y tenía la mirada perdida en el horizonte.

Adora no estaba segura de acercarse, porque hasta ese baile, Catra había estado distante. Pero decidió que aquello no importaba, nadie les había enseñado a demostrar bien lo que sentían, mucho menos a Catra, que constantemente era humillada por la capitana Shadow Weaver desde que eran unas pequeñas cadetes del ejército de Hordak. Adora le había prometido que siempre estaría para ella.

—Catra... ¿estás bien?

Catra no volteó, pero sus orejas se agacharon. Estaba segura que Adora la encontraría tarde o temprano, pero esperaba que sucediera una vez que se hubiera calmado. La rubia llegó a su lado, mirándola con amabilidad.

—Si quieres volvemos a casa. Estoy algo cansada.

—Pero parecías feliz hablando con ellos.

Adora se rio. Se dio cuenta que la felina estaba celosa. Catra no sabía cómo ordenar sus sentimientos. La rubia hizo lo único que se le ocurrió en aquel momento: la abrazó por detrás, rodeando su cintura. Su contacto hizo que su cuerpo se calentara, y su cola se enredó en la pierna de Adora. Su pecho parecía querer estallar de alegría.

Y por un momento, fue como si sólo ellas dos estuvieran en ese balcón. Sólo dos almas que se necesitaban la una a la otra.

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