Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

Hugo avanzó con torpeza entre los cuerpos sudorosos hasta la barra mientras gritaba a todo pulmón el nombre de la chica.

—¿Necesitas algo? —le preguntó el camarero.

—Estoy buscando a alguien.

—Una chica.

Hugo arrugó el ceño.

—¿Cómo lo sabes?

El otro se encogió de hombros.

—Intuición, supongo —contestó con simpleza—. Pero ya te digo yo que va a ser complicado que la encuentres tú solo —el chico centro sus ojos en un grupo que se acercaba con prisa a la barra—. Espera —vio como el camarero extrajo de algún lugar bajo la barra varios botecitos con forma de corazón y se los dio. Con ansiedad, el grupo bebió el contenido de una sola tacada y se alejó gritando con euforia,  dejando abandonados los recipientes vacíos sobre la barra. Con una sonrisa divertida, el camarero se acercó nuevamente a él—. ¿Dónde estábamos?

—En que no iba a poder encontrarla por mí mismo.

—¡A, sí! —recordó el chico—. Pues eso, que a menos que te eche una mano alguien de aquí la cosa está complicada. Por suerte conozco a varios de los gorilas que van haciendo rondas vigilando que no haya problemas. Podría pedirles que estuvieran atentos y que avisen si la ven...

—Vale —lo interrumpió Hugo.

—Por cierto, soy Freddy —se presentó como si nada el camarero mientras sacaba el móvil del bolsillo de su pantalón.

Hugo asintió.

Tras darle la descripción de la chica desaparecida y que el amable camarero mandara un mensaje a sus "contactos", Hugo se sentó a esperar en uno de los taburetes y pidió una cerveza.

—¿Qué es eso? —le preguntó a Freddy mientras señalaba una de las botellitas.

—¿Esto? —el camarero cogió el recipiente y se lo tendió—. Se llama "La Pócima de Cupido".

—¿"La Pócima de Cupido"?

—Es un licor especial comercializado solo y exclusivamente para este día. Este es el tercer año que lo servimos.

—¿Y por qué es especial?

—Según se comenta,  hace que te olvides de todas las molestias de tu día a día, de las cosas que te impiden ver tu meta real, tu verdadera felicidad...

—Como cualquier bebida alcohólica, vamos —resopló Hugo. Se dio la vuelta en el asiento y revisó nuevamente el lugar en busca de algún rostro conocido de mujer. Nada. Empezaba a sentirse ansioso.

—Tal vez... —comentó el chico—. Pero, todos los que lo han probado han acabado contando la misma historia.

—¿El qué? —preguntó curioso.

—Que es capaz de unirte con tu alma gemela —automáticamente una gran carcajada se escapó desde el fondo de la garganta de Hugo. Freddy lo miró, curioso—. ¿Qué es tan gracioso?

—Lo que acabas de decir —rio Hugo—. En serio, ¿cómo va a unirte un chupito con tu media naranja? Es ridículo.

—Alguien aquí es escéptico —canturreó el camarero—. Aunque ahora mismo no sé si lo eres por la botella o el amor.

—Las dos —respondió Hugo.

—Yo solo digo que muchas personas coinciden en lo mismo.

—¿Cuántas?

—Cien... Puede que más.

—Increíble —musitó Hugo.

—Bueno, Señor Escéptico. ¿Por qué no lo pruebas? —propuso el camarero.

—¿Perdón?

Freddy sacó una de las botellitas de debajo de la barra y se la tendió.

—Así podrás demostrarle a todo el mundo que es una chorrada —Hugo sostuvo el botecito frente a sus ojos, dudoso—. ¿Y bien? —le preguntó con tono retador—. ¿Estás dispuesto a probarlo o no?

-No sé, yo...

—Al parecer no estás tan seguro de tus palabras... —sintiendo una oleada de furia, vergüenza e irresponsabilidad, Hugo le quitó el tapón y vertió el contenido del frasco en su boca. El sabor de frutos rojos y alcohol fue como una bomba para sus papilas gustativas—. ¿Y bien?

—No está mal —admitió Hugo después de tragarse el líquido—. Aunque no me noto más "feliz" ni nada.

—Supongo que es porque tienes mayor tolerancia al alcohol. O, tal vez, necesita más tiempo de acción —rio Freddy—. Porque hay algunos que con media botella ya están piripis —pero Hugo apenas fue capaz de escuchar sus palabras. Su mente se sintió repentinamente embotada y su visión borrosa. Las luces que salían disparadas de la cabina del DJ se habían opacado y la música y los gritos reducido su volumen. Y, tras varios parpadeos, todo volvió a la normalidad—. ¿Estás bien?

Hugo asintió con la cabeza.
Entonces, un grito femenino y familiar atravesó sus tímpanos y giró la cabeza en su busca.
Y, después de al menos cuarenta minutos allí dentro, la encontró.

Estaba subida en una de las mesas del reservado bailando como una loca.
Y él, desde la otra punta, lo veía todo con la precisión de un águila.

—No puede ser...

—Veo que la has encontrado —comentó Freddy.

Hugo se levantó de un salto y atravesó la pista de baile como una flecha.

—¡Clara! —la llamó—. ¡Clara, bájate de ahí! ¡Clara!

Cuando llegó frente a ella, notó que había un gran número de hombres reunidos a su alrededor, vitoreándola y animándola a que siguiera bailando.

—¡Sigue así, guapa! —gritó uno.

—¡No pares! —vociferó otro.

—¡Quítate la ropa! —pidió el que estaba a su lado mientras intentaba tocar sus piernas.

Sintiendo una inmensa rabia recorrerlo, Hugo empujó al hombre haciendo que callera al suelo. Y este se quedó en el suelo riéndose como un loco.

Con brusquedad agarró la mano de la chica y la bajó de su escenario improvisado.
La multitud comenzó a abuchearlos.

—¡Oye! —le espetó Clara mientras intentaba zafarse de su agarre—. ¡Déjame!

Pero él se encaminó hacia la salida rechinando los dientes mientras que su ebria compañera seguía quejándose.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro