8: Los celos en el clan.
Una tarde, mientras SeokJin practicaba con su arco en el campo de entrenamiento, Taehyung lo observaba desde la sombra de un árbol. El omega había mejorado mucho desde que comenzó sus lecciones, y aunque su puntería aún no era perfecta, su determinación era inquebrantable.
SeokJin bajó el arco, limpiándose el sudor de la frente. Miró hacia donde estaba Taehyung y, con un brillo en los ojos, se acercó rápidamente.
— Taehyung, ¿puedes enseñarme a cazar?.— El alfa levantó una ceja, sorprendido.
— ¿Cazar? Pensé que odiabas ensuciarte las manos.— SeokJin frunció el ceño, poniendo las manos en las caderas.
— ¡Eso no es cierto! Además, quiero aprender. Quiero ser útil. No quiero depender de los demás todo el tiempo.— Taehyung dejó escapar una risa suave.
— Está bien, está bien. Pero no te quejes si terminas cubierto de lodo otra vez.
— Lo soportaré.— respondió SeokJin con determinación.
Al día siguiente, Taehyung llevó a SeokJin a una caza con el grupo. Comenzaron con algo sencillo: rastrear conejos. Taehyung le mostró cómo identificar huellas y leer el terreno. SeokJin lo seguía de cerca, tomando nota de cada detalle.
— Debes ser paciente.— explicó Taehyung en voz baja mientras se agachaban detrás de unos arbustos. — La caza no es solo fuerza, es estrategia. Observa y espera el momento perfecto.
SeokJin asintió, sus ojos brillando con entusiasmo. Cuando finalmente llegó el momento, SeokJin tensó su arco y apuntó. Su primera flecha se desvió, pero la segunda alcanzó su objetivo.
— ¡Lo logré!.— exclamó emocionado, dando pequeños saltos de alegría. Taehyung no pudo evitar sonreír al verlo tan feliz.
— No está mal para ser tu primera vez.— SeokJin lo miró con orgullo, sosteniendo el arco con fuerza.
— Gracias por enseñarme, Taehyung. Quiero seguir aprendiendo.
— Lo harás.— respondió el alfa con una sonrisa. — Eres más fuerte de lo que piensas, SeokJin.
El sol comenzaba a ocultarse, tiñendo el cielo de colores cálidos mientras SeokJin y Taehyung caminaban por un sendero rodeado de árboles. La tranquilidad del bosque parecía envolverlos, pero SeokJin tenía una pregunta en la mente que no podía ignorar.
— Taehyung…— comenzó, con un tono de duda. El alfa, que iba unos pasos por delante, se detuvo y lo miró.
— ¿Sí?.— SeokJin bajó la mirada, jugueteando con los bordes de su capa.
— He estado observando... en el clan hay muy pocos cachorros. Y... bueno, me preguntaba cómo manejan el celo aquí.— Taehyung arqueó una ceja, claramente sorprendido por la pregunta.
— ¿El celo? ¿Por qué preguntas eso?.— SeokJin se encogió de hombros, nervioso.
— Es solo curiosidad. En mi clan... era diferente. Había más cachorros, y los celos parecían algo que todos intentaban ocultar, pero aquí parece que lo controlan de alguna manera.
Taehyung suspiró, cruzando los brazos mientras se apoyaba en un árbol cercano.
— Aquí es diferente porque priorizamos la estabilidad del clan. No permitimos que el celo controle nuestras acciones. Los alfas tienen un entrenamiento desde jóvenes para aprender a manejarlo. No es fácil, pero es necesario. Si un alfa pierde el control, pone en peligro a todos, especialmente a los omegas.— SeokJin asintió lentamente, absorbiendo la información.
— Eso explica mucho. Pero... ¿y tú? ¿Cómo lo manejas?.— Taehyung lo miró directamente a los ojos, su expresión más seria.
— Lo controlo porque debo hacerlo. Como líder, no puedo darme el lujo de dejarme llevar. Además…— Hizo una pausa, suavizando su mirada. — Nunca me ha interesado forzar un vínculo o buscar algo sin consentimiento. Para mí, el celo no define quién soy ni cómo trato a los demás.
SeokJin parpadeó, sorprendido por la honestidad en sus palabras.
— Eso es... admirable. Creo que nunca había escuchado algo así.— Taehyung sonrió ligeramente.
— Tal vez porque soy diferente.— El omega dejó escapar una pequeña risa.
— Sí, definitivamente lo eres.
Mientras continuaban su camino, SeokJin no pudo evitar sentirse más tranquilo y protegido a su lado. Taehyung no era solo un alfa fuerte, sino uno con valores sólidos y una bondad que comenzaba a admirar profundamente. El bosque estaba tranquilo, roto solo por el crujir de las hojas bajo sus botas. Taehyung caminaba junto a SeokJin, observando cómo el omega mantenía su mirada fija en el suelo, como si estuviera perdido en sus pensamientos.
— SeokJin…— Taehyung rompió el silencio, su tono curioso pero firme. — Tú me preguntaste sobre cómo manejamos el celo en mi clan. Ahora yo quiero saber sobre el tuyo. ¿Cómo era en el lugar del que vienes?.
SeokJin vaciló, apretando los labios. Sabía que era una conversación delicada, pero también sabía que Taehyung no dejaría el tema fácilmente. Finalmente, suspiró y levantó la vista para mirarlo.
— En mi clan…— comenzó, su voz temblando ligeramente. — Los omegas no teníamos mucha elección. Por más educados o fuertes que fuéramos, cualquier alfa podía preñarnos durante el celo, fuera consensuado o no. Era peligroso, Taehyung. Vivíamos con miedo.— Los ojos de Taehyung se endurecieron, su mandíbula apretándose al escuchar esas palabras.
— ¿Y nadie hacía nada para protegerlos? ¿Ni siquiera sus familias?.— SeokJin negó con la cabeza, tragando el nudo que se formaba en su garganta.
— Los cachorros eran vistos como un recurso, una forma de fortalecer el clan. No importaba si los omegas sufrían. Muchos terminaban atrapados en matrimonios obligados, sin amor, solo porque un alfa los había reclamado.— Taehyung no podía ocultar su disgusto.
— Eso no está bien. Es inhumano.— SeokJin sonrió débilmente, su expresión teñida de tristeza.
— Por eso siempre hice todo lo posible para evitarlo. Durante mis celos, me encerraba. No quería que nadie me tocara... quería llegar virgen al altar.
El silencio que siguió fue pesado. SeokJin se dio cuenta demasiado tarde de lo que acababa de decir y sintió cómo el calor subía a sus mejillas.
— Quiero decir... no es que sea algo importante... solo era... un deseo personal...
Taehyung lo miró, sus ojos suaves pero serios.
— No tienes que justificarte, SeokJin. Es algo valiente, considerando el lugar de donde vienes. Mantener tu autonomía en un entorno tan... cruel.
SeokJin se sorprendió por la sinceridad en las palabras de Taehyung. El alfa no se burlaba ni lo juzgaba. En cambio, parecía admirarlo más por lo que había compartido.
SeokJin se detuvo en el camino, mirando al horizonte mientras sus pensamientos se acumulaban como nubes oscuras. Taehyung, que había frenado al notar su silencio, lo observó con atención.
— ¿De verdad no crees que sea ridículo?.— preguntó SeokJin de repente, con la voz cargada de emoción contenida.
— ¿Ridículo? ¿A qué te refieres?.— Taehyung frunció el ceño, claramente confundido. SeokJin se cruzó de brazos, como si intentara protegerse de sus propios recuerdos.
— A mis sueños. Mi prometido siempre decía que yo era un cachorro con sueños estúpidos e inútiles.
El silencio de Taehyung lo instó a continuar.
— Él se burlaba de mí por querer llegar virgen al altar. Decía que los omegas castos eran para alfas como él, que en el fondo yo era una zorra en secreto.
Las palabras golpearon a Taehyung como una piedra. Aunque su expresión permanecía neutral, sus puños se apretaron y su mandíbula se tensó. Sin embargo, SeokJin no se dio cuenta, perdido en su propia confesión.
— Era un infiel.— añadió con un suspiro cansado. — Se acostó con tres de mis hermanos y preñó a los otros cuatro. Mi propia familia nunca me defendió... ellos solo lo alababan porque era un alfa poderoso.
Taehyung inhaló profundamente, tratando de controlar la ira que comenzaba a arder en su interior. No estaba enojado con SeokJin, sino con el prometido que lo había tratado tan cruelmente.
— Eso no es amor, SeokJin.— dijo finalmente, su voz baja pero cargada de convicción.El omega levantó la vista hacia él, sorprendido por la firmeza en su tono.
— El amor no es control, humillación ni traición. El amor debe sentirse por ambas partes. Es respeto, es unión. Si uno no respeta al otro, entonces no hay amor verdadero.
Las palabras de Taehyung resonaron en el aire, casi como si fueran una promesa. SeokJin se quedó en silencio, procesando lo que acababa de escuchar.
— Tu prometido no era digno de ti.— continuó Taehyung, acercándose un paso más. — Nadie que trate a un omega como tú de esa manera lo es. Y si esos son los alfas que has conocido... entonces lo lamento. Porque mereces algo mucho mejor.
SeokJin sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, pero esta vez no eran de tristeza, sino de una mezcla de alivio y algo que no podía nombrar. Nadie había dicho algo así por él antes.
— Gracias.— murmuró, desviando la mirada para ocultar su emoción.
Taehyung no respondió, pero en sus ojos brillaba una determinación silenciosa. Haría todo lo posible para demostrarle a SeokJin que no todos los alfas eran como aquel prometido sin corazón.
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