7: Él omega mas torpe de toda escocia.
SeokJin caminaba sin rumbo, con los pensamientos pesados mientras intentaba decidir si debía decirle la verdad a Taehyung. Cada paso lo llevaba más lejos del campamento, hasta que, sin darse cuenta, sus pies lo llevaron a un claro donde un grupo de omegas estaba entrenando.
Sus ojos se abrieron de par en par al ver a los omegas, que vestían ropa ligera y cómoda, moviéndose con agilidad mientras disparaban flechas, manejaban espadas, o lanzaban dagas a blancos de madera. Había una intensidad en sus movimientos que contrastaba con la imagen tradicional de omegas que tenía en su mente.
Uno de los omegas, una joven de cabello corto, notó su presencia y se acercó a él con una sonrisa amistosa.
— Hola, ¿eres nuevo aquí? No te había visto antes.— SeokJin se quedó momentáneamente sin palabras, todavía impresionado por lo que veía. Finalmente, balbuceó.
— ¿Qué... qué están haciendo?.
— Entrenamos.— respondió ella, señalando al grupo con un gesto de la cabeza. — Es por defensa propia. Nunca se sabe cuándo podría atacarnos un alfa rebelde o incluso un animal salvaje.
— ¿Omegas entrenando para pelear?.— SeokJin frunció el ceño, la idea le parecía completamente ajena. — En mi clan... eso no era común.— Ella se encogió de hombros.
— Aquí no importa si eres alfa, beta u omega. Todos tenemos que ser capaces de defendernos si es necesario. ¿No quieres intentarlo? Podrías empezar con algo sencillo, como el arco.
SeokJin miró el arco que la joven sostenía en las manos, sus dedos jugueteando con la cuerda con facilidad. La idea de aprender a luchar nunca se le había pasado por la cabeza, pero había algo fascinante en la determinación y el orgullo que veía en esos omegas.
— No lo sé…—dijo con duda, pero su curiosidad era evidente.
— Vamos, no es tan difícil como parece.— lo animó ella, poniéndole el arco en las manos. — ¿Quién sabe? Tal vez tengas talento natural.
SeokJin miró el arco, sintiendo el peso del arma en sus manos, y luego levantó la vista hacia el grupo que continuaba practicando. Tal vez era el momento de empezar a aprender cómo protegerse en este mundo nuevo y salvaje.
. . .
El día había avanzado rápidamente, y Taehyung, en su forma lobuna, se movía con sigilo entre los árboles mientras acechaba a su presa. Aunque estaba concentrado en la cacería, no podía evitar sentirse inquieto. Algo no estaba bien. Era como si una parte de él faltara, un vacío que no podía explicar.
Desde que SeokJin había llegado a su mundo, esa extraña sensación de vacío había desaparecido... hasta ahora. El omega no estaba cerca, y aunque sabía que estaba a salvo en el campamento, no podía evitar preocuparse.
Mientras tanto, SeokJin, en el campo de entrenamiento, se esforzaba por aprender a disparar un arco. Aunque sus primeros intentos habían sido un desastre—la cuerda del arco se le escapaba de los dedos o las flechas caían a sus pies—, con cada disparo mejoraba un poco más. Su determinación era evidente, incluso cuando los demás omegas, animándolo, le decían que no se presionara demasiado.
— Eso fue mejor.— comentó uno de los omegas cuando SeokJin finalmente logró que una flecha se clavara, aunque fuera en el borde del blanco. —Con un poco más de práctica, podrías ser bastante bueno.
SeokJin dejó escapar un suspiro, limpiándose el sudor de la frente. Aunque no estaba acostumbrado a este tipo de actividad física, había algo satisfactorio en aprender algo nuevo, algo que lo hacía sentirse menos vulnerable.
Mientras tanto, Taehyung había terminado su cacería, pero en lugar de regresar al campamento con el resto de los cazadores, decidió ir directamente al campo de entrenamiento. No podía ignorar esa extraña sensación que lo empujaba hacia SeokJin.
Cuando llegó y lo vio practicando con el arco, una sonrisa pequeña pero sincera cruzó su rostro. SeokJin, con el ceño fruncido y completamente concentrado, parecía tan diferente al omega que había rescatado del agua días atrás.
— Así que este es tu nuevo pasatiempo.— dijo Taehyung en voz alta, volviendo a su forma humana mientras se acercaba.
SeokJin se sobresaltó, casi dejando caer el arco. — ¿Qué haces aquí?— preguntó, intentando recuperar la compostura.
— Debería preguntarte lo mismo.— replicó Taehyung, cruzando los brazos. — Deberías estar descansando, no forzándote tanto.
SeokJin levantó la barbilla, desafiándolo.
— No necesito que me cuides como si fuera de cristal. Si voy a vivir aquí, necesito aprender a defenderme.— Taehyung lo miró fijamente por un momento antes de soltar un suspiro y sonreír de lado.
— Tienes razón. Pero la próxima vez, avísame antes de desaparecer. No puedo concentrarme si no sé dónde estás.— SeokJin parpadeó, sorprendido por el tono honesto del alfa.
— ¿Te preocupaste por mí?.
— Tal vez.— admitió Taehyung con un encogimiento de hombros. Luego, con una sonrisa burlona, añadió: — O tal vez solo quería ver cómo fracasabas con ese arco.
— ¡Eres imposible!. exclamó SeokJin, pero no pudo evitar reírse.
. . .
Desde que SeokJin había llegado al clan, parecía que no había un solo día en el que no tropezara con algo, derramara agua, o fallara en alguna tarea aparentemente sencilla. Para los demás, esto era solo un signo de su inexperiencia, pero para Taehyung, era una fuente constante de entretenimiento.
Una mañana, mientras Taehyung se preparaba para salir de caza, vio a SeokJin intentando cargar un pequeño saco de provisiones. Aunque el omega apenas podía con el peso, insistía en hacerlo solo, con una mueca de determinación.
— ¿Necesitas ayuda con eso?— preguntó Taehyung, apoyándose despreocupadamente contra un poste.
— ¡No, gracias! Puedo hacerlo yo mismo.— respondió SeokJin, aunque su voz temblaba bajo el esfuerzo.
Justo cuando terminó de hablar, el omega perdió el equilibrio y cayó de espaldas, el saco rodando a un lado. Taehyung soltó una carcajada tan fuerte que algunos del clan voltearon a mirarlo.
— ¿De verdad? ¿Así planeabas llevarlo?— dijo entre risas, acercándose para recoger el saco con una sola mano. SeokJin, rojo de la vergüenza, se levantó y le dio un empujón ligero en el brazo.
— No todos tienen tu fuerza de oso, ¿sabes?.
— No, pero todos tienen más equilibrio que tú.— replicó Taehyung, aún divertido.
Ese no fue el único incidente del día. Durante una caminata por el bosque, SeokJin, que iba observando las flores silvestres, tropezó con una raíz sobresaliente y cayó de rodillas. Taehyung, que iba delante de él, se detuvo al escuchar el ruido y miró hacia atrás.
— ¿Otra vez?.— dijo, cruzándose de brazos.
— Fue la raíz.— se defendió SeokJin, señalando el suelo como si eso justificara todo.
— Claro que sí.— respondió Taehyung, extendiéndole una mano para ayudarlo a levantarse. — Tal vez deberías empezar a mirar hacia dónde caminas en lugar de oler las flores.
— Tal vez deberías preocuparte menos por burlarte de mí y más por tus tareas.— replicó SeokJin, aunque no podía ocultar una ligera sonrisa.
Con el tiempo, las bromas de Taehyung se convirtieron en una especie de rutina entre ellos. Aunque al principio SeokJin se molestaba, pronto se dio cuenta de que era la forma del alfa de hacerle compañía y prestarle atención. Y, aunque nunca lo admitiría en voz alta, esas bromas empezaron a hacer que se sintiera menos solo en aquel mundo extraño.
Por su parte, Taehyung encontraba en las torpezas de SeokJin un motivo constante para sonreír. Aunque nunca lo diría, admiraba la manera en que el omega siempre intentaba, incluso cuando las cosas no salían como esperaba.
— Debo admitirlo.— dijo Taehyung una tarde mientras caminaban juntos. — Eres el omega más torpe que he conocido.
— Y tú eres el alfa más insoportable.— replicó SeokJin, pero su tono era más juguetón que molesto.
. . .
Muchos del clan a ver a seokjin un omega extranjero como decían era un omega que se esforzaba en encajar con todos, no importa que tareas difíciles tenia, él se esforzaba lo suficiente, algunos omegas, especialmente los que habían crecido en el clan y eran más hábiles, no tardaron en notar sus torpezas. Entre ellos, un grupo de recién llegados comenzó a hacer de su objetivo favorito burlarse de SeokJin.
— ¿De verdad no sabes cómo cargar algo tan simple como leña? Qué inútil.— comentó uno, cruzándose de brazos mientras observaba cómo SeokJin luchaba por equilibrar los troncos.
— ¿Cómo puedes ser un omega y no saber siquiera cómo preparar un fuego? ¡Hasta los cachorros son más útiles!— añadió otro, con una risa burlona.
SeokJin intentaba ignorarlos, pero las palabras le pesaban más que los troncos que llevaba. Había tratado de ser fuerte, de demostrar que podía adaptarse, pero ese día, la crueldad de sus palabras rompió algo dentro de él.
— No tienes lugar aquí. Seguro que estás aquí solo porque Taehyung te tiene lástima.— murmuró uno con desprecio.
Eso fue suficiente. Los ojos de SeokJin se llenaron de lágrimas que no pudo contener. Sin decir nada, dejó caer los troncos y salió corriendo hacia el bosque, queriendo alejarse de todos.
Mientras tanto, Taehyung estaba ocupado organizando una expedición para el día siguiente, revisando mapas con algunos de los guerreros del clan. Sin embargo, algo lo inquietaba. Había notado la ausencia de SeokJin, y aunque al principio pensó que simplemente estaba ocupado con alguna tarea, una sensación extraña lo obligó a preguntar.
— ¿Han visto a SeokJin?.— preguntó, mirando a su alrededor. Uno de los omegas cercanos respondió con un tono despreocupado.
— Creo que salió corriendo hacia el bosque. Parecía... molesto.— Taehyung frunció el ceño. Sin decir una palabra más, dejó lo que estaba haciendo y se dirigió al bosque, siguiendo el rastro de SeokJin.
Lo encontró sentado junto a un árbol, con las rodillas recogidas contra el pecho y el rostro enterrado entre ellas. Los sollozos de SeokJin eran suaves, pero Taehyung podía sentir el dolor detrás de ellos.
— ¿SeokJin?— llamó con suavidad, acercándose.
El omega levantó la mirada, y Taehyung sintió un nudo en el estómago al ver sus ojos rojos e hinchados.
— Déjame en paz.— murmuró SeokJin, girando la cabeza hacia otro lado. Taehyung se agachó frente a él, ignorando la petición.
— ¿Qué pasó? ¿Quién te hizo esto?.— SeokJin negó con la cabeza, limpiándose las lágrimas con las mangas.
— No importa. Solo... soy un inútil. Tienen razón.
La mandíbula de Taehyung se tensó.
— ¿Quién dijo eso?.
— No importa.— repitió SeokJin, pero su voz temblaba. Taehyung suspiró, suavizando su tono.
— Mírame, SeokJin.— Cuando el omega no respondió, Taehyung tomó su barbilla con cuidado y levantó su rostro para que sus miradas se encontraran. — No eres inútil. Eres torpe, sí, pero también eres fuerte. No cualquiera sobreviviría lo que tú has pasado.
SeokJin parpadeó, sorprendido por las palabras del alfa. Taehyung continuó, su voz firme.
— Y quien te haya dicho lo contrario, me lo hará repetir.— Aunque SeokJin intentó mantenerse serio, una pequeña sonrisa se asomó en sus labios.
— Eres demasiado intenso.— murmuró.
— Y tú demasiado terco.— respondió Taehyung, poniéndose de pie y extendiéndole una mano. — Vamos, no pienso dejar que te escondas aquí por culpa de unos idiotas.
SeokJin tomó su mano y se puso de pie. Aunque todavía se sentía herido, algo en la presencia de Taehyung le daba consuelo. Mientras caminaban de regreso al campamento, Taehyung murmuró para sí mismo.
— Nadie toca lo que es mío.
. . .
SeokJin estaba acostumbrado a la compañía de Taehyung; con él cerca, las cosas parecían más fáciles, incluso cuando se sentía torpe o fuera de lugar. Pero en los momentos en los que el alfa no estaba, las cosas cambiaban.
Las omegas que antes lo ignoraban ahora aprovechaban para atacarlo con palabras crueles. Ese día, mientras SeokJin se encargaba de recoger leña en el área común, las burlas comenzaron de nuevo.
— Míralo, tan bonito y delicado. Seguro que es por eso que Taehyung lo sigue cargando.— murmuró una, lo suficientemente alto como para que SeokJin la escuchara.
— Bonito, sí. Pero ya sabemos cómo debe haber llegado hasta aquí. Seguro viene de un burdel.— añadió otra, riendo.
— Debe haberlo hipnotizado con esos sucios trucos. ¿Cómo si no iba a fijarse Taehyung en alguien tan... inútil?—
SeokJin apretó los dientes, sintiendo las lágrimas arder en sus ojos. No quería mostrar debilidad, no otra vez. Trató de ignorarlas y seguir con lo suyo, pero las palabras seguían cayendo como cuchillos.
Lo que ninguna de ellas notó fue la figura alta y dominante que se acercaba desde el otro lado del campamento. Taehyung, que había estado observando en silencio durante un momento, decidió que ya era suficiente.
— ¿Qué están haciendo?— preguntó con frialdad, su voz cortando el aire como un látigo. Las omegas se voltearon rápidamente, congelándose al ver al alfa frente a ellas.
— N-nada, lider.— balbuceó una, bajando la mirada.
— ¿Nada?— Taehyung cruzó los brazos, mirando a cada una con una intensidad que hizo que sus piernas temblaran. — Porque desde aquí me pareció escuchar insultos y acusaciones hacia un omega que no les ha hecho absolutamente nada.
— Solo estábamos bromeando…— intentó defenderse otra, pero su voz se desvaneció ante la mirada gélida de Taehyung.
— Bromeando.— repitió, acercándose un paso más. — ¿Llamarlo un omega de burdel es una broma? ¿Decir que usa trucos sucios para ganarse mi atención es divertido para ustedes?
El tono bajo y peligroso de su voz hizo que las omegas retrocedieran, nerviosas. SeokJin miró a Taehyung, sorprendido, sintiendo una mezcla de alivio y gratitud.
— Escúchenme bien.— continuó Taehyung, su tono firme. — No voy a tolerar que alguien en este clan sea tratado de esta forma, mucho menos SeokJin. Si vuelvo a escuchar algo así, van a tener que enfrentarse a mí directamente. ¿Está claro?
Las omegas asintieron rápidamente, incapaces de sostenerle la mirada. Una por una, se dispersaron, murmurando disculpas débiles antes de desaparecer.
Taehyung se giró hacia SeokJin, suavizando su expresión.
— ¿Estás bien?.— SeokJin asintió, aunque todavía estaba un poco aturdido.
— No tenías que hacer eso.
— Claro que sí.— respondió Taehyung sin dudar. — No voy a dejar que nadie te trate así. Tú no eres lo que ellas dijeron, SeokJin. Y espero que tú también lo sepas.— SeokJin bajó la mirada, sus labios temblando ligeramente.
— Gracias.— murmuró, sintiendo una calidez extraña en el pecho. Taehyung sonrió levemente y pasó un brazo sobre sus hombros.
— Vamos. No vale la pena perder tiempo con gente como esa.— Mientras caminaban juntos, SeokJin no pudo evitar sentirse un poco más seguro, sabiendo que Taehyung siempre estaría allí para protegerlo.
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