4: El Omega desconocido.
El sol apenas comenzaba a asomarse entre las colinas cuando un golpe suave en la puerta de la habitación despertó a SeokJin. La noche anterior había sido tan confusa como agotadora, y aún se sentía fuera de lugar en ese extraño lugar que parecía sacado de una película histórica. Sin embargo, el calor de la manta y el suave crujir del fuego en la chimenea le recordaron que, al menos por ahora, estaba a salvo.
— Señor SeokJin, le traje algo para vestir.— dijo una voz femenina tras la puerta, probablemente una de las mujeres del clan que había estado ayudándolo. Al abrir la puerta con cautela, la mujer le entregó un conjunto de ropa cuidadosamente doblado.
SeokJin miró las prendas con una mezcla de curiosidad y desconcierto. Había un vestido largo en tonos verdes y crema, con delicados cordones en el corsé, y unas botas de cuero que parecían hechas a mano. La tela era más gruesa de lo que esperaba, probablemente diseñada para proteger del frío, pero no podía ignorar que era un vestido. Un vestido. Aunque sabía que los omegas en este lugar parecían usar ropa de ese estilo, no podía evitar sentir un ligero rubor subir por sus mejillas.
A solas, mientras se cambiaba, SeokJin se detuvo frente al espejo del cuarto. Se miró de arriba abajo, tocando el material suave del vestido y ajustando los cordones torpemente.
— Esto es... ridículo.— murmuró en coreano, tirando un poco de la falda. Y, sin embargo, tenía que admitir que se veía... bien. Incluso elegante, a pesar de la incomodidad inicial.
Unos golpes fuertes interrumpieron su momento de reflexión. Taehyung estaba allí, apoyado contra el marco de la puerta, vestido con su usual atuendo rústico pero imponente. Su mirada vagó lentamente sobre SeokJin, y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
— Te queda bien.— comentó, su voz profunda resonando en el pequeño cuarto. SeokJin sintió cómo el calor volvía a sus mejillas y bajó la mirada, tratando de ocultar su vergüenza.
— No estoy acostumbrado a este tipo de ropa…— admitió en voz baja, mientras jugueteaba con la tela de la falda. — Es diferente.
Taehyung cruzó los brazos, inclinándose un poco hacia él.
— Puede que sea diferente, pero tienes que acostumbrarte. Aquí, todos los omegas visten así. Aunque…— Hizo una pausa, observando a SeokJin con una intensidad que hizo que el omega se removiera incómodo. — Diría que en ti luce mejor de lo que he visto antes.
El comentario tomó a SeokJin por sorpresa, y no supo si sentirse halagado o avergonzado. Solo atinó a responder algo torpe.
— Ah, gracias... supongo.
Taehyung soltó una carcajada suave.
— Supongo que sobrevivirás a esto, SeokJin.— dijo, dándose la vuelta. — Ven. Es hora de que conozcas al resto del clan.
Cuando SeokJin salió al aire libre vestido con las prendas que le habían dado, todos los ojos parecían clavarse en él. El pueblo estaba lleno de actividad, hombres y mujeres del clan moviéndose de un lado a otro en sus quehaceres cotidianos, pero al verlo, las conversaciones se interrumpían y las miradas curiosas se multiplicaban. SeokJin apretó el paso, inseguro bajo esa atención inesperada, hasta que sintió una mano firme pero cálida agarrar su muñeca.
— Quédate cerca de mí.— le dijo Taehyung con su usual tono autoritario, aunque había una nota de suavidad en sus palabras. Lo jaló hacia él, colocándose a su lado mientras lo guiaba a través del bullicioso grupo de aldeanos. SeokJin trató de no mirar a los demás, pero no podía ignorar los susurros y las miradas que lo seguían.
"¿Quién es ese?"
"Es un omega... pero se ve tan extraño."
"Mira su cabello, su rostro... nunca vi a alguien así."
"Debe ser importante si Taehyung lo lleva consigo a todos lados."
SeokJin tragó saliva, sintiéndose cada vez más pequeño bajo esas observaciones. Sabía que lucía diferente; su ropa moderna había sido cambiada, pero aún así, su porte, su piel impecable y la forma en que mantenía su cabello perfectamente peinado lo delataban como un extranjero. Además, no era común que un omega fuera tan notado, a pesar de ser adorados como deidades. Él no se sentía así. Se sentía un bicho raro.
— ¿Siempre causan tanto alboroto los omegas aquí?.— murmuró en coreano, sabiendo que nadie más que Taehyung podría entenderlo. El alfa se detuvo abruptamente y lo miró, esa mirada intensa que parecía penetrarlo hasta el alma.
— No, no es eso. Es porque eres diferente.— respondió, inclinándose un poco para que solo SeokJin pudiera escucharlo. — Ellos no están acostumbrados a alguien como tú. Eres único.
SeokJin sintió un nudo en el estómago, y no pudo evitar el rubor que subió a sus mejillas. ¿Era una especie de cumplido? No estaba seguro, pero antes de que pudiera responder, Taehyung tiró de su muñeca nuevamente, llevándolo más cerca mientras avanzaban por el sendero.
— Si no quieres que sigan mirándote, quédate junto a mí. No les des una razón para acercarse.
La manera en que Taehyung lo jalaba con tanta seguridad, sin siquiera pedirle permiso, lo irritaba un poco, pero también lo tranquilizaba. Había algo protector en su gesto, aunque no lo admitiera en voz alta. Sin embargo, el constante contacto físico también hacía que su corazón latiera más rápido de lo que quería admitir.
Algunos hombres del clan, probablemente otros alfas, los observaron de cerca, algunos incluso murmurando algo entre risas.
“Así que Taehyung por fin ha encontrado un omega para sí mismo.”
“Parece que lo cuida como si fuera un tesoro.”
“Ese omega... ¿De dónde habrá salido?”
SeokJin apretó los labios, queriendo desaparecer, pero Taehyung no parecía importarle lo que decían. Caminó con la misma seguridad de siempre, como si no hubiera nada más en el mundo que le interesara aparte de asegurarse de que SeokJin estuviera bien.
. . .
Taehyung se giró para mirar a SeokJin, quien lo seguía a regañadientes, aunque con una chispa de curiosidad en sus ojos. Era evidente que el omega no estaba acostumbrado a los bosques espesos ni al aire frío que mordía su piel, pero eso no lo detenía.
— ¿Seguirás mirándolo todo como si fuera un espectáculo o harás algo útil?.— Taehyung preguntó en tono burlón, aunque había un dejo de diversión en su voz. SeokJin frunció los labios, ajustando su capa mientras intentaba mantener el ritmo del alfa.
— Estoy observando. Uno puede aprender mucho con solo mirar.— Taehyung arqueó una ceja.
— ¿Aprender? ¿De qué sirve eso si no sabes cómo sostener un arco o rastrear a una presa?.
Sin responder, SeokJin se detuvo un momento, su mirada curiosa recorriendo el grupo que los acompañaba. Notó que no solo había alfas entre ellos, sino también varios omegas que llevaban armas ligeras y mochilas pequeñas. Era algo que nunca había visto antes: los omegas participaban activamente en la cacería, trabajando codo a codo con los alfas y betas, sin parecer inferiores. Sus movimientos eran ágiles, calculados. Esto contradecía todo lo que sabía sobre cómo los omegas eran tratados en su tiempo.
— ¿Ellos… también cazan?— preguntó en voz baja, señalando con discreción a un omega que sostenía una lanza mientras conversaba con un alfa.
— Por supuesto.— Respondió Taehyung con indiferencia. — Aquí no hay lugar para la inutilidad, sin importar si eres alfa, beta u omega. Todos tienen un papel que desempeñar.— SeokJin asintió lentamente, tomando nota de cómo los miembros del clan se movían con una coordinación impresionante. Los alfas lideraban, pero los omegas no se quedaban atrás, cuidando las provisiones, siguiendo las huellas de los animales o incluso cargando flechas. Uno de ellos lanzó una flecha certera, alcanzando a un conejo en pleno salto.
Taehyung lo observó en silencio por un momento antes de acercarse.
— ¿Te sorprende? Aquí los omegas no son débiles ni juguetes para exhibir. Quizá deberías aprender algo de ellos.
SeokJin lo fulminó con la mirada, pero no respondió. En su lugar, desvió la atención hacia los rastros en el suelo.
— ¿Qué están buscando exactamente?
— Venados, principalmente. Su carne alimentará al clan durante semanas. Y también estamos atentos a lobos o cualquier cosa que represente una amenaza.
Mientras avanzaban, SeokJin no pudo evitar hacer preguntas, a pesar de las miradas escépticas que Taehyung le lanzaba. Observó cómo se comunicaban en silencio con gestos, cómo revisaban los rastros de animales, e incluso intentó imitar el modo en que uno de los omegas preparaba una trampa. Sin embargo, cuando un alfa le ofreció un cuchillo, SeokJin retrocedió de inmediato.
— ¿Qué haces? No voy a usar eso.— dijo con el ceño fruncido. Taehyung soltó una carcajada.
— ¿Por qué no? ¿Tienes miedo de ensuciarte las manos?
— No tengo miedo.— replicó SeokJin, aunque su tono lo traicionaba. — Solo... no estoy acostumbrado.
— Bueno, será mejor que te acostumbres.— murmuró Taehyung mientras le pasaba un arco pequeño. — Si sigues observando y no haciendo, no aprenderás nada.
A regañadientes, SeokJin tomó el arco, decidido a demostrar que no era tan inútil como Taehyung insinuaba. Sin embargo, mientras tensaba la cuerda, el alfa lo corrigió, colocándose detrás de él y guiando sus manos. La cercanía hizo que SeokJin se tensara, pero trató de ignorarlo mientras escuchaba las instrucciones.
— Relaja los hombros, apunta un poco más alto.— murmuró Taehyung, su voz profunda resonando cerca de su oído.
El omega apretó los labios, concentrándose en la tarea en lugar de en la sensación del aliento de Taehyung rozando su cuello. Cuando finalmente soltó la flecha, esta apenas rozó el tronco de un árbol cercano.
— No está mal para un principiante.— comentó Taehyung con una sonrisa burlona. — Aunque tendrás que practicar mucho más si planeas sobrevivir aquí.— SeokJin bufó, pero no pudo evitar sentirse un poco orgulloso de sí mismo. Quizá, después de todo, no era imposible adaptarse a este extraño mundo.
. . .
Desde el día que SeokJin había llegado al clan, Taehyung no parecía dispuesto a dejarlo solo ni por un momento. A donde fuera el alfa, SeokJin lo seguía, a veces por insistencia, otras porque simplemente no sabía qué más hacer. Y aunque el omega lo consideraba irritante, había algo reconfortante en la compañía del alfa, aunque jamás lo admitiría.
— ¿Por qué tengo que acompañarte?— protestó SeokJin mientras caminaba detrás de Taehyung por un estrecho sendero en el bosque. — No tengo interés en tus tareas de alfa.
— Porque no puedes quedarte todo el día en mi casa como un adorno.— respondió Taehyung con una sonrisa traviesa. — Y además, así te aseguro de que no te metas en problemas.
— ¿Problemas? ¿Yo?.— SeokJin cruzó los brazos, aunque tuvo que soltarlos rápidamente para evitar tropezar con una raíz. — Soy perfectamente capaz de cuidarme solo.— Taehyung soltó una carcajada.
— Claro que sí, pequeño omega de ropas extrañas que casi se ahoga al llegar aquí. Me inspiras mucha confianza.— SeokJin apretó los labios, resistiendo la tentación de responder con algo hiriente.
En cambio, decidió concentrarse en el paisaje, que cada vez le resultaba más fascinante. Había algo primitivo y hermoso en este lugar, desde los árboles que parecían tocar el cielo hasta el aire puro que llenaba sus pulmones.
Cuando llegaron a un claro, Taehyung se detuvo y señaló una formación rocosa que parecía albergar una pequeña cascada.
— Este lugar lo usamos para abastecernos de agua. ¿Qué te parece?.
— Bonito.— murmuró SeokJin, aunque no pudo evitar admirar la tranquilidad del lugar. Taehyung lo miró con curiosidad.
— ¿No hay cosas como esta donde vienes?.— SeokJin vaciló, evitando el tema.
— No... exactamente.
El alfa frunció el ceño, pero no insistió. En su lugar, tomó un cántaro y comenzó a llenarlo de agua. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que SeokJin empezara a distraerse, vagando por el claro y examinando las plantas y piedras que encontraba.
— ¿Siempre eres así de curioso?.— preguntó Taehyung cuando notó que SeokJin estaba inclinado sobre una planta que no reconocía.
— No es curiosidad.— respondió SeokJin mientras tocaba cuidadosamente una hoja. —Es... adaptación. Si voy a estar aquí, al menos debo entender este lugar.
— Adaptación, ¿eh?— Taehyung sonrió con cierto orgullo. —Tal vez no seas tan inútil como pensé.
— ¿Pensaste que soy inútil?— SeokJin se irguió rápidamente, fulminándolo con la mirada.
— Lo pensaba.— admitió Taehyung sin ningún reparo. — Pero ahora veo que tienes algo de potencial.
Antes de que SeokJin pudiera responder, Taehyung lo tomó del brazo y lo arrastró de nuevo hacia el bosque.
— Vamos, hay más que ver.
— ¿Más?.— SeokJin suspiró, aunque no pudo evitar sentirse intrigado. — ¿Qué estás planeando ahora?
— Voy a mostrarte cómo cazamos ciervos.— dijo Taehyung con una sonrisa que hizo que SeokJin se sintiera un poco inquieto.
— ¡¿Cazar ciervos?! No pienso tocar un arma.— protestó SeokJin, aunque su resistencia fue inútil.
— Tranquilo, no te pediré que lo hagas.— respondió Taehyung, divertido. — Solo quiero que veas cómo funciona nuestro mundo. Quién sabe, tal vez aprendas algo.
A pesar de sus protestas, SeokJin siguió al alfa, sintiendo que, poco a poco, empezaba a entenderlo un poco más. Aunque Taehyung era dominante y mandón, también había un lado protector y paciente en él que SeokJin no podía ignorar. Y mientras caminaban juntos por el bosque, SeokJin se dio cuenta de que, aunque este lugar era extraño y diferente, quizá no era tan malo como había pensado.
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