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SOL

— ¿Y si no voy? — dije a mi madre, ya era como la sexta vez que le preguntaba eso.

— Sol, tienes que ir, escucha lo que te tiene que decir.

— tengo que cuidar a Stella — me excusé

— ya te dije que yo la cuidaré, además ahora está dormida.

— es que tengo miedo — confesé

— ¿miedo de que?

— no se, tal vez de lo que vaya a decirme.

— Sol — comenzó a decir mamá — Elías es un buen chico, además son amigos tal vez sea algo del grupo de lo que quiera hablar.

Después del evento al que asistimos, Elías dijo que tenía algo que decirme y me pidió que saliéramos una tarde para hablar de eso que no sabía que era.

— tal vez — dije soltando un suspiro

— ¿o acaso estás enamorada de él y crees que te dirá que el también? — mamá alzó las cejas divertida.

— ¿qué? Claro que no, yo jamás me enamoraría de él — dije.

— si no es que ya lo estas

— que no, es solo mi amigo y compañero del grupo, ¿además quien me querría con una hija? — mamá iba a decir algo pero antes de que lo hiciera dije — se hace tarde, debo irme, volveré en un rato.

Salí de casa y me diriji hacia el lugar acordado con Elías, una cafetería que había abierto hace poco.

Al llegar al lugar logré divisar a Elías sentado en una de las mesas pegadas a la ventana, lentamente me acerqué a él mientras sentía como mi corazón se aceleraba. ¿Qué me estaba pasando?

— Hola — le dije en cuanto estuve frente a él.

— Ho-Hola — respondió sonriendo

¿Siempre había tenido esa hermosa sonrisa? ¿Pero qué estoy diciendo?

— Sientate — dijo, me senté en una silla quedando de frente a él.

El mesero llegó y nos preguntó que íbamos a ordenar, él pidió un café con leche mientras que yo elegí una malteada de fresa.

— por un momento pensé que no vemdrias — dijo bajando la mirada

— Eh, estaba haciendo algunas cosas en casa aún — le expliqué

— Entiendo — dijo — ¿cómo está Stella?

— Stella está muy bien, la dejé dormida.

— cada día está más grande — dijo

— Si, es increíble como pasa el tiempo, pareciera que fue ayer cuando la sostuve en mis brazos, tan pequeña y tan frágil — sonreí al recordar ese momento en el que ella nació.

Después de eso quedamos en silencio por varios segundos, él miraba hacia otro lado, yo lo contemplaba, tenía unos ojos negros tan, tan hermosos...jamás me había detenido a verlo tan detalladamente como ahora...
Sacudí mi cabeza cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo.

— ¿qué piensas? — le pregunté para romper el silencio.

Elías volvió su mirada hacia mi y dijo: — En que no se como expresarme.

— ¿acerca de qué?

— La razón por la que te pedí que vinieras.

— ¿ah, sí?

Elías suspiro antes de comenzar a decir:

— Sol, yo...es que desde hace tiempo, bueno fue desde que fui a verte, yo...mmm...comenzé a darme cuenta de algo.

Sabia lo que diría, así que antes de que continuara lo interrumpi, eso no podía ser posible.

— Elías, detente por favor, no sigas...

— pero tengo que hacerlo, quiero que sepas lo que he llevado casi un año guardando dentro de mi corazón.

— No, eso no está bien — le dije sintiendo un nudo formarse en mi garganta.

— Sol, se que te amo, lo supe en el momento en el que fui a buscarte a tu casa después de tanto tiempo.
Lo supe cuando te vi en el escenario contándole a Dios con gran fervor.
Supe que eras tú la mujer con la quiero pasar el resto de mi vida.

— No, no puedes decir eso — comenzé a llorar, no era justo para él que estuviera con alguien como yo.

— ¿por qué no?

— por que yo también te amo — admiti, me había dado cuenta de eso aquel primer instante en el que nuestro grupo dió su primer presentación, solo que luego de todo lo que había pasado en mi vida no quería aceptarlo.

— ¿lo dices en serio?

— no mentiría con algo asi — dije

— ¿entonces...? — preguntó mirándome directamente a los ojos

— eso no está bien...— aparté la mirada

— ¿por qué no?

— todo lo que ha pasado en mi vida, no me siento digna de merecer el amor de una persona como tú.
¿Qué dirán tus padres? Yo, una chica que fue violada y tiene una hija a causa de eso.
¡no te merezco!

Sollozaba. Pensaba que al decir eso, Elías se alejaría pero en cambio se acercó a mi y me abrazó.

— Sol, te amo, no me importa lo que haya pasado, te amo tal como eres.
Y quiero ser ese padre que Stella necesita.
Te prometo que daré lo mejor de mi para poder verlas sonreír a diario.
Ustedes serán mis estrellas.

Nos separamos del abrazo pero quedamos de frente.

— Eso decía Caleb, que cuando formaramos una familia y tuviéramos una pequeña, seríamos sus estrellas favoritas de todo el universo.

— oh — bajo la cabeza — tal vez no pueda ser tan cursi como Caleb — reimos — tal vez no pueda componer canciones para ti, tal vez no pueda decirte piropos acerca del universo o cosas así....

— te aseguro que tan solo siendo tú, me gustas. Te amo tal y como eres, no pienso cambiarte ni hacer que cambies.

— te amo tanto, Sol

— y yo a ti, Elías

Nuevamente él me abrazó, me sentí segura al estar junto a él.
Jamás hubiera imaginado que algo entre él y yo pasaría, luego de Caleb estaba segura que jamás nadie me amaría y yo tampoco me creía capaz de amar a alguien.

Pero para Dios nada es imposible, y si él tiene un propósito para dos personas lo cumplirá.