Capítulo 32: ¿MUSICA?🎶
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SOL
8:00 A.M
Te amo tanto y mi amor por ti
llega hasta el cielo
Pasa las estrellas, llega a la luna
Y sigue más allá del sol.
Una suave melodía como el de una guitarra sonaba lentamente, acompañado de unas palabras, esas palabras.
Abrí mis ojos en cuanto escuché aquello, pensé que quizás alguien había venido a casa y estaba tocando, me levanté rápidamente de mi cama, aún estaba en pijama pero así bajé al primer piso, mi bebé aún dormía plácidamente en su cuna.
No había nadie, mis padres habían salido muy temprano a la empresa, ¿entonces qué fue aquel sonido que escuché? Se oía tan real, tan claro eran esas palabras.
Volví a mi habitación, estaba desconcertada, había oído tan claro el sonido de la guitarra, — ¡Debo estar volviéndome loca! — pensé para mis adentros.
Suspiré al recordar la fecha de hoy, se cumplía exactamente un año de la muerte de mi amado Caleb.
Su recuerdo inundaba todo mi ser, al cerrar mis ojos podía imaginar su bella sonrisa, sus ojos tan hermosos, aveces en el silencio de la noche creía poder escuchar su voz, su risa.
Ya había aceptado el hecho de que estaba en un lugar mejor, sus recuerdos solo quedaban como un recordatorio de lo que vivimos, de el amor tan hermoso que habíamos creado.
Stella comenzó a llorar así que rápidamente corrí hasta su habitación para cargarla.
— Mi pequeña estrella — le dije mientras la amamantaba.
Era tan hermosa, estaba tan agradecida con Dios por haberme enviado un Ángel a mi vida.
Caleb se había ido, pero Stella había llegado, y ella había sido el motor que me impulsaba a salir adelante.
[.....]
6:00 P.M
El cielo azulado, cubierto de nubes blancas cual algodón, se veía espléndido.
Los rayos del sol alumbraban con debilidad, puesto que él sol pronto se ocultara para dar paso al anochecer.
El viento soplaba suavemente removiendo las hojas que había tiradas el suelo del Panteón de la ciudad donde vivía Yislem y Samuel.
Papá me había traído en el coche junto a mi madre y a mi hija, nos quedaríamos en un hotel y al día siguiente regresariamos.
Después de mucho pensarlo decidí ir a la tumba de Caleb, me senté en el pasto quedando de frente a la lápida que decía.
Caleb Duarte Aguilar
.He viajado más allá del sol.
La verdad era que no había venido desde su funeral, no sabía que habían puesto esa frase.
Unas cuantas lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos y a correr por mis mejillas, la nostalgia del recuerdo se había apoderado de mi.
— Caleb...Ha sido difícil continuar esta vida sin ti, pero Dios ha sido bueno y a cada momento ha sostenido de mi mano para no dejarme caer.
Han pasado tantas cosas desde que te fuiste, como por ejemplo, Tuve una pequeña, la llamé Stella, como tu querías que le pusiéramos a nuestra hija...desde su nacimiento he creído que es tu hija y no de él, tus padres y mis padres están felices por ella.
Ha sido una luz que ha llegado a alumbrar nuestras vidas.
Te extraño, pero se que estás bien.
Te amo y siempre lo haré, y cuando llegue mi hora de viajar más allá del sol espero verte allá.
Te amo Caleb, fuiste y siempre serás la más hermosa aventura que pude haber vivido en toda mi vida, contigo conocí un universo totalmente distinto.
Te amo.
Me paré del suelo, dejé la rosa que traía y me di la vuelta dispuesta a irme.
Pero un sonido en particular me hizo voltear, nuevamente aquella melodía que había escuchado en la mañana, pero no había nadie, no había nada.
¿Qué estaba ocurriendo? No era normal escuchar el sonido de una guitarra en medio de un Panteón solitario.
No me dio miedo, sino que no se era extraño, como si me dieran una señal o algo así.
Cerré los ojos y lo primero que se me vino fue aquel recuerdo de el padre de Caleb entregándome ese cuaderno lleno de canciones.
¿Dónde había quedado? Desde ese día recuerdo que lo guardé en uno de los cajones del mueble o ¿fue en otro lugar?
Me diriji al hotel donde nos estábamos hospedando, al llegar Stella recién se despertaba de su siesta.
Una hora después todos bajamos al restaurante a cenar para luego subir nuevamente a descansar y al día siguiente volver a casa.
[.....]
Al otro día, me desperté más temprano de lo normal, tenía una inquietud sobre que debía ir a la casa de Samuel y Yislem.
Cuando mis padres despertaron les comenté acerca de que quería ir a verlos antes de marcharnos, ellos accedieron gustosos hasta se apuntaron para ir.
Cerca de las 10 de la mañana cuando terminamos de almorzar, nos dirijimos a la casa de Ellos.
Al llegar allá, una sonriente Yislem salió a recibirnos.
— ¡Hola! ¡Que gusto verlos! ¡pasen, pasen!
— Hola Yis — le dijo mamá — pasamos a verlos antes de que nos vayamos.
— Hola — saludó papá — ¿y Samuel?
— esta en la cocina
Mis padres pasaron al interior de la casa mientras yo avanzaba para saludar a Yislem.
— Hola — le dije
— Hola Sol — sonrió — me da gusto verte y también a esta pequeñita — toco la mejilla de Stella quien abrió sus ojitos y sonrió dulcemente — es tan linda, ¿me dejas cargarla?
— claro — respondí pasándole a la niña mientras ambas ingresabamos a la casa.
Samuel se mostró muy feliz de vernos y de ver a Stella, esa pequeñita le había robado el corazón con su ternura.
Daniela estaba en su habitación pero en cuanto su madre la llamó para avisarle que estábamos ahí bajo corriendo.
— ¡Sol! — me abrazó — ¡Que bueno verte!
— igual Dani, me da gusto verte de nuevo.
— ¿y mi sobrinita?
— esta con tu mamá, creo que la llevó a la cocina...
— sabes, que bueno que has venido, por que tengo que decirte algo...
— ¿en serio? ¿Y qué es?
— ¡Vamos a mi habitación y allá te cuento, ¿vale? !
— okey — dije y juntas nos encaminamos hasta su cuarto — ¿qué es? — pregunté impaciente
— Hace unos días tuve un sueño...
En ese sueño yo vi a mi hermano, el sostenía su guitarra y estaba cantando frente a una multitud junto a otros también.
— wow — dije, entonces recordé lo que una vez en una de las muchas platicas que habíamos tenido me dijo — sabes él quería algún día formar su propio grupo de música cristiana.
— es triste saber que no pudo cumplir ese sueño — Daniela suspiró — escribía muy bien, una vez me mostró una de sus canciones.
— lo se — respondí
— sabes, seria lindo que alguien cumpliera ese sueño por el.
— ¿cómo? — pregunté desconcertada
— Que alguien cantara las canciones que el escribió en su tiempo aquí, en memoria de él y para darle la gloria a Dios, Caleb estando muerto ya, dará testimonio de un Dios vivo y lleno de poder a través de sus cantos.
Cuando Daniela dijo eso algo dentro de mi se encendió, ¿por qué?, ¿yo que podría hacer?
Volvimos a casa unas horas después, pero en todo el camino una y otra vez las palabras de Daniela se repetían.
Sin darme cuenta me quedé profundamente dormida, y mientras eso sucedía tuve un sueño.
Me vi sentada en un banco alto frente a un numeroso grupo de personas, tenia una guitarra entre mis manos, yo la tocaba suavemente produciendo una melodía a cada toque y me pareció extraño ya que yo no se tocar la guitarra.
En eso una luz resplandecio sobre todo aquel lugar, y escuché una voz que decia: ¡Es la hora!
¿La hora de qué? Me preguntaba
Una y otra vez esas palabras se repetían: ¡Es la hora!
La multitud se puso de pie y todos comenzaron a levantar sus manos, cerrar sus ojos...
Era algo tan sorprendente.
Cuando abrí mis ojos despertando, aún podía escuchar esa voz hacer eco en mi cabeza: ¡Es la hora!
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