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SOL

Ha pasado una semana desde que me enteré de mi embarazo, y ha sido difícil asimilar todo eso.

No quiero tener el bebé, siento que no podré verlo sin recordar lo que Mateo me hizo, todo el daño que me ha causado.

En internet había investigado acerca de una clínica privada que realizaba abortos, era costoso pero supongo que era la única opción que tenía.
Sabia que mis padres se opondrían a eso, así que estaba pensado en cómo podría hacerlo sin que ellos se dieran cuenta, luego inventaria algo cuando se enteraran.

Reservé una cita para que me revisaran y me dijeran cuanto me cobrarían, y así poder conseguir el dinero.

Ese día le dije a mis padres que vería a Iris en el centro comercial, que iríamos a comprar unas cosas, papá fue a dejarme y luego él se marchó mientras yo me dirijia hacia dicha clínica.

Al llegar allá una enfermera me abrió la puerta, tomó mis datos y me indicó que esperara en la sala.

Mire a mi alrededor, muchas jovencitas y mujeres adultas, aproximadamente 20 o 25.
Todas parecían tristes, no debía ser fácil.

De pronto un señor se paró frente a mi, en sus manos traía una escoba y una cubeta, al parecer andaba haciendo el aseo.
Cuando su mirada se encontró con la mía me sonrió.

— Hola — dije amablemente

— Hola, Sol — lo miré extrañada ¿cómo sabía mi nombre?

— ¿cómo es que sabes cómo me llamo?

— Te conozco...— dijo

— ¿okey? — fruncí el ceño

— Si, desde que estabas en el vientre de tu madre te conocí, diseñé un propósito especial para ti...

¿Él era...? ¿O solo estaba bromeando?

— ¿quién eres? — pregunté

— Tu lo sabes — dijo — y quiero decirte algo antes de que tu hagas algo...

— ¿te refieres a...? — señalé mi vientre

— Yo soy el creador de la vida, Abortar un bebé es un asesinato, es quitarle la oportunidad de poder vivir, robarle la vida.
Yo tengo un propósito para ella, tal vez no era la forma en la que te imaginaste que tendrías una hija, pero...ahora que esta dentro de ti, piensa en ella, piensa en lo ansiosa que está por salir y conocer el mundo, conocerte a ti...
Imagina su sonrisa, imagina lo feliz que estará al saber que eres su madre.
Imagina cuánto te querrá, cuantas aventuras podrán vivir juntas.

— Tu sabes lo que ha pasado.

— Si, y quiero restaurar todo, yo puedo usar lo malo que el enemigo trae a tu vida y convertirlo en una enorme bendición.

— es que no se si seré capaz de ver a ese bebé y no acordarme de lo que pasó — comenzé a llorar.

— déjame a mí sanar tus heridas, déjame mostrarte que se puede volver a brillar luego de la tormenta.

— es difícil olvidar lo que pasó y saber que Caleb ya no esta.

— nada es imposible — afirmó

— ¿has dicho, ella? — pregunté refiriéndome a lo que había dicho antes.

— es una niña, una preciosa niña — dijo, sonreí.

— ¿qué pasará con Mateo?

— me duele mucho lo que hizo, me duele verlo en esa prisión...pero hagas lo que hagas todo trae sus consecuencias — dijo mientras su voz se quebraba — Quiero que él me conozca verdaderamente...quiero redimir su alma y mostrarle que no importa lo que haya hecho estoy dispuesto a perdonarlo.

— ¿estás diciendo que lo perdonaras? ¡Él no merece el perdón! ¡Mató a Caleb! ¡Me violó! ¡no se merece nada! — exclamé molesta

— nadie merece el perdón — dijo tranquilo — ni siquiera tu, por eso se llama Gracia, por que sin merecerlo yo decidí entregar mi vida y salvar a toda la humanidad, entregar ese perdón a todos, y eso incluye a Mateo.

— ¡No! ¡no tiene que ser así!

— ¿y entonces como tiene que ser? ¿Queires que lo castigue por todo?

— Si, quiero que sufra por todo el daño que me ha causado

— yo no soy así, soy amor y amo a todos sin importar lo que hayan hecho, yo estoy dispuesto a darles un nuevo comienzo si se arrepienten.

Comenzé a llorar y a llorar. Aquel hombre se acercó a mi y me abrazó, su abrazo transmitió paz y tranquilidad a mi corazón, sentí como un fuego comenzó a arder dentro de mi, él estaba limpiando todo y restaurando mi vida.

— ¡Sol! — alguien más pronunció mi nombre — ¡Oye!

Cuando abrí mis ojos me encontré con la mujer de la recepción, me había quedado dormida en el sillón y todo aquello había sido un sueño, pero no cualquier sueño, yo sabía que él me estaba hablando.

— ¿si? — dije

— ya te toca, el doctor te revisará.

— yo...yo debo irme — dije y salí corriendo de aquel lugar.

Al llegar al centro comercial llamé a mi padre y le pedí que fuera a recogerme.

Minutos después él llegó, me lancé a sus brazos y comenzé a llorar.

— Perdón papá

— ¿qué pasa mi Sol?

— perdóname por lo que hiba a hacer.

Entre lágrimas le empezé a contar a donde había ido y lo que había pasado allá y que ahora más que nunca estaba decidida a tener ese bebé.

— todo estará bien, pequeña — susurró en mi oído.

[.....]

Días después.

¹³ Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
¹⁴ Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.

Me encontraba en mi habitación leyendo el salmos 139: 13 y 14.

Él es el creador.

Él es quien forma cada parte de nosotros.

Él, quien da aliento a muestras vidas.

Quien desde antes de la fundación del mundo ha diseñado un propósito que a su debido tiempo se cumple.

Nada hay oculto para él, él todo lo sabe, todo lo conoce.

Estuve a punto de arrebatarle la vida a una criatura inocente, pero agradezco a Dios por haberme hablado y hacerme ver mi error.

Sin importar la forma en la que este bebé que llevo en mi vientre fue concebido, él tiene un propósito.

Transforma lo malo en bendicion.

Convierte las ruinas en una obra de arte.

Restaura el pasado, bendice el presente y nos guía a un futuro que parece incierto.