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CALEB

25 de Septiembre...

Dos semanas...

Dos semanas en las que Sol no me ha vuelto a hablar, he intentado comunicarme con ella a través de WhatsApp pero no responde mis mensajes, si los ve pero no hay respuesta.

En la universidad no la veía mucho, solo de vez en cuando de lejos, siempre estaba con esa chica llamada Iris...

A Mateo no lo habia visto, y no quería hacerlo, después de que me amenazara con matarme, evitarlo es lo mejor.

En estas dos semanas han pasado muchas cosas, una es que el profesor de Cálculo me dejó hacer un exámen de recuperación y gracias a Dios lo pasé.
Otra es que he conseguido un empleo de medio tiempo, todas las tardes al salir de la universidad trabajo en en un local, más bien en una cafetería, el salario es poco pero suficiente para mis gastos o cosas que deseo comprar.

Y este fin de mes viajaré para el cumpleaños de mi primo, el hijo de mi tía Gabriela.
Tengo algo de dinero ahorrado y con lo que gano en la cafetería he completado para el pasaje de ida y de regreso.

Le avisé a papá que iría, pero que no le dijera nada a Dani ni a mamá, quería sorprenderlas.

Salí del departamento para buscar algun regalo para mi primo, entre búsquedas me encontré con ella, verla me causó tanta emoción que corrí a abrazarla, ella correspondió al abrazo.

— te he extrañado tanto — le dije

— yo también, lamento no haberme comunicado contigo y alejarme de ti, lo siento

— tranquila mi Sol, yo entiendo por que lo hiciste...

— Te amo Caleb — susurró en mi oído — Te amo tanto

— y yo a ti mi sol

Despues la invité a tomar un helado, le conté lo que había hecho en esas dos semanas y lo mucho que la había extrañado.

— El viernes viajaré a ver a mi familia — le dije

— ¿y la universidad?

— Pasaré el fin de semana aya, el domingo en la noche regreso y el lunes continuó las clases.

— ¿no esta muy lejos?

— no, son solo un par de horas — expliqué — en avión es más rápido pero...no tengo el dinero suficiente para comprar un boleto.

— entiendo — dijo — te voy a extrañar

— podrías venir conmigo — sugerí  — si es que quieres ir...

— ¿de verdad? — me miró asombrada por la propuesta que le acababa de hacer, asentí — contigo iría hasta el fin del mundo.

— si, les he hablado de ti a mis padres y mi hermana, quieren conocerte — le dije sonriendo

— ¿no habrá ningún problema?

— claro que no — respondí — estarán felices de verte

— yo también le he hablado de ti a mis padres — afirmó — también quieren un día conocerte...

Entonces se me ocurrió una idea.

— pues que te parece mañana — le dije — voy a tu casa a conocerlos y les pido permiso para que viajes conmigo.

— ¿estás seguro?

— lo estoy, todo saldrá bien

— okey, entonces mañana será, le avisaré a mi madre, a las 7 esta bien, cenaremos juntos.

— si, me parece bien — sonreímos

Nos despedimos con un beso y un abrazo, quedando de vernos al día siguiente para conocer a su familia.

Por unos instantes sentí algo de miedo, ¿y si no les agradó a sus padres? ¿qué pensaran de mí? Digo, ellos tienen una gran empresa y yo...solo soy un forastero en esta ciudad, mis padres no tienen tanto dinero como ellos.
Seguro esperan que su hija consiga a alguien mejor que yo.

Cerré los ojos frustrado y me dejé caer en el colchón de mi cuarto, suspiré intentado no seguir pensando en eso.

Al día siguiente desperté como de costumbre y después de asearme y arreglarme un poco salí rumbo a la universidad, antes pasé por la cafetería por un café y una de mis donas de chocolate que tanto me gustaban.

El transcurso del día lo pasé entre trabajos, exposiciones, prácticas y un examen sorpresa de mi materia favorita <Cálculo> nótese el sarcasmo.

Deseaba tanto que llegara la tarde para poder estar junto a mi Sol.
Cuando por fin llegó la hora de Salida caminé apresurado hasta mi departamento.
Me preparé un sándwich para comer y después de dispuse a realizar algunas tareas que tenía, terminé cerca de las 4 de la tarde, me metí a bañar y luego me  acosté un rato, me quedé mirando el techo y sonreí al pensar en lo afortunado que era al tener una chica como Sol en mi vida.

Sin darme cuenta me quedé dormido profundamente.

Un ruido proveniente de afuera del departamento me hizo despertarme, chequé la hora en mi celular, eran las 6:00, ¿quién podría ser?

Me levanté de mi cama y me diriji hasta la puerta, una extraña sensación de temor se instaló en mi, lentamente abrí la puerta, no había nadie, me asomé por todos lados, en el suelo había una nota, me agáche y lo tomé, decia:

<ten cuidado, ahora se donde vives>

¿Seria Mateo? ¿Acaso planeaba hacerme daño? Mentalmente oré y pedí que Dios me cuidara de cualquier peligro.
Guardé la nota en el bolsillo de mi pantalón y entre nuevamente, me cambié de ropa, tomé mi celular y algo de dinero, pedí un taxi para dirigirme a la casa de mi novia.

Al llegar frente a la casa le pagué al chófer y caminé hasta el portón.
Era una linda casa color blanco, las puertas eran de vidrio, un pequeño jardín lleno de flores adornaba la entrada, el océano podía verse desde ahí.

Toqué el timbre y esperé a que abrieran, segundos después una señora joven con el mismo cabello castaño que Sol me recibió.

— Hola Caleb, pasa te estamos esperando — me dijo con una sonrisa en su rostro.

— Hola gracias Señora...— no sabia su nombre

— Denisse, puedes llamarme así — dijo — lo de señora me hace sentir un poco vieja — ambos reimos.

Pasé adentro donde Sol salió a mi encuentro con una enorme sonrisa en su rostro.

— Hola Caleb — me abrazó

— Hola Mi Sol — deposité un tierno beso en si frente

— Papá ha estado impaciente por saber quien eres...— me dijo

— ¿debo preocuparme por eso?

— no — rió — él siempre es así — ven, vamos al comedor hay nos esta esperando — me tomó de la mano y me guió hasta dicho lugar.

Logré divisar a un hombre de cabellos rubios y ojos verdes tales como los de Sol, estaba sentado en una silla frente a la mesa.

— Papá, Caleb ha llegado — anunció Sol, el hombre se levantó y se paró frente a mi.

— Hola Caleb, soy Edward el padre de Sol — Estrechó mi mano mientras me miraba fijamente.

— Ho...Hola — dije un poco atemorizado, era la primera vez que estaba parado frente a mi suegro.

Edward comenzó a reir al ver mi expresión y luego agregó:

— no tengas miedo, no te haré nada, eres bienvenido a nuestra Casa...

— Gracias — solté un suspiro

Después pasamos a la mesa para disfrutar de la exquisita cena que Denisse había preparado.
Cuando estábamos por terminar miré a Sol y ella asintió, era hora de hablar con sus padres acerca del viaje.

— Señor...— llamé la atención del papá de mi novia — ¿puedo hablar con usted?

— claro — asintió — ¿qué sucede?

— yo...eh...Bueno usted sabe que Sol y yo hace como un mes comenzamos nuestro noviazgo

— Si

— y...Hace unos días nosotros hablábamos de algo...algo importante...

— ¿qué es? — preguntó confundido — aguarda, no me digas que...— volteó a mirar a Sol — ¿estás embarazada?

Tanto Sol como yo lo miramos sorprendidos, Denisse casi escupe el sorbo de Jugo que había bebido al escuchar a su esposo.

— ¿qué? — exclamó Sol — no claro que no

— No es eso — agregué

— Oh lo siento — Edward rió — bueno díganme que sucede — se pusó serio

— El fin de semana es el cumpleaños de mi primo y mis padres quieren que vaya — le expliqué — y me gustaría si es posible que Sol viajara conmigo.

Edward volteó a ver a su esposa y luego dijo:

— ¿cuántos días estarás allá?

— Pues...me iré el viernes en la tarde y regresaré el domingo al anochecer.
La idea es que también conozca a mi familia.

— okey...¿Denisse?

La mencionada comenzó a decir:

— me parece bien el hecho de que conozca a tu familia...solo que...¿la cuidarás bien cierto?

— con mi vida — respondí

— ¿qué opinas Cariño? — preguntó Denisse a Edward

Él soltó un suspiro y luego dijo:

— okey, esta bien, puede ir — miré a Sol quien estaba tan emocionada — espero que cumplas tu palabra de cuidar a mi pequeña — hizo énfasis en el mi.

— lo haré señor, cumpliré mi palabra...— sonreí