Capítulo 10: TE ENCONTRÉ
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SOL
Caleb, no podía sacarlo de mi mente, al principio cuando lo encontré por primera vez pensé que ya no sentía nada por el, pero me equivoque, por que me he dado cuenta de que no importa cuantos años pasen sin verlo siempre estará presente en mi corazón.
Cuando el me preguntó si sentía algo por él, estaba dispuesta a responderle, a confesarle mis sentimientos pero Mateo apareció de pronto y no pude hacerlo.
— ¿Sol? ¿Estas bien? — preguntó Iris.
Nos encontrábamos en su casa haciendo tareas.
— Si...— respondí — bueno no...
— ¿qué sucede?
— es que desde que apareció Caleb todo se ha vuelto tan confuso, no se pero...el es capaz de provocar cosas en mi y me asusta.
— ¿por qué te asusta? — preguntó mirándome fijamente.
— No quiero que me haga daño, es decir, él no es de aquí y en algún momento tendrá que regresar a su hogar. He estado pensando mucho en eso, cuando el termine la carrera deberá volver y ¿qué pasará entonces con nosotros? ¿Me dejará o me pedirá ir con el?
— Sol...Si ambos se quieren buscaran la forma de estar juntos...
El amor avaces es así, requiere un sacrificio.
— No quiero decirle que si, si después de un tiempo nos tendremos que separar.
— debes hablar con él, decirle lo que sientes y juntos buscar una solución — me aconsejó Iris.
— Tienes razón — le dije con una sonrisa en mi rostro — lo haré...
Estuve en casa de Iris por un rato más, cuando acabamos las tareas escolares vimos una película, después cuando terminó me dispuse a irme a mi casa pero si madre me detuvo.
— Sol, quédate a la cena — dijo Andrea, la mamá de Iris.
— me encantaría...pero...debo irme...
— por favor, hace mucho no nos visitabas...
— oh, en ese caso, acepto.
Sonreí, asentí con la cabeza y agradecí su invitación.
Años atrás mis visitas a casa de Iris eran constantes, nuestros padres se conocen de hace varios años, desde antes de que naciera, por lo que somos muy unidos.
Pero cuando ingresé a la universidad reduci el número de vistas al punto de solo verlos en la iglesia, ya que mi día estaba tan ocupado con clases, tareas y demás cosas.
Pronto ya estábamos frente a la mesa, antes de comer hicimos una oración por los alimentos y después comenzamos a comer.
— ¿cómo te ha ido en la universidad, Sol? — preguntó Andrea
— muy bien, gracias a Dios.
— Si mamá, Sol es la mejor de su clase — comentó Iris sonriendo mientras le daba un sorbo a su bebida.
— No es para tanto — dije, nunca me ha gustado presumir mis logros, para mi es algo común, aunque lo que dijo Iris es cierto, soy la más aplicada y con mejor notas de mi clase.
— Se que Dios te ha dado la sabiduría y la inteligencia Sol, eres alguien especial para él y tiene grandes planes para tu vida...
— Gracias Andrea, de verdad mil gracias por tus palabras — sonreí intentando no llorar.
El sonido de la puerta se abrió y por ella entró David, padre de Iris, esposo de Andrea y el pastor de la iglesia a la que asistía.
— ¡Ya llegué! — exclamó con una enorme sonrisa en su rostro.
— ¡Papi! — Iris corrió a abrazarlo como una niña pequeña.
— ¡pequeña! — le dio un beso en su frente, luego ambos caminaron hacia la mesa — Hola amor — saludó a su esposa
— Hola cariño, siéntate, traeré tu comida.
— Gracias
Cuando acabe de cenar, volví a mi casa, ya estaba anocheciendo.
El cielo cubierto con su enorme manto de estrellas y una brillante luna llena.
Camine lo más rápido que pude hasta mi casa, cuando llegué, abrí la puerta lentamente y entré, estaba por avisar a mis padres que había llegado cuando los oí hablando, o más bien discutiendo, era raro en ellos que discutieran y me pregunté ¿qué habría pasado?...
Subí a mi habitación sin que me escucharan y me arrodille en mi cama, pedí a Dios que todo se resolviera en mi familia, no me gustaba que mis padres estuvieran peleados.
Minutos después alguien tocó mi puerta.
— adelante — dije
Mamá entró y se sentó al borde de mi cama.
— Sol, no te oí llegar.
— Iba a avisarte pero estabas discutiendo con papá — baje la mirada — ¿pasa algo? ¿Todo bien?
— si, todo bien, no te preocupes, solo fue un pequeño problema que surgió...
— ¿ya arreglaron todo? — pregunté
— no, en realidad no, Tu padre se fue y no quiso escuchar lo que tenía que decirle, pero no te preocupes, cuando llegué hablaré con el y resolveremos todo — se acercó y me abrazó.
— Te quiero mamá
— y yo a ti...
[.....]
Al día siguiente...
Me desperté como de costumbre, me bañe, me puse ropa limpia, acomode mis libros en mi mochila y después baje a desayunar, todo en la cocina estaba en silencio, eso era extraño.
— ¡Mamá! ¡papá! — nadie respondió.
En la mesa del comedor había una nota, al parecer mamá había salido muy temprano a la empresa y papá, de anoche no había llegado a casa.
Me sentí mal por eso, por que no sabia que ocurría realmente con ellos.
Cuando termine mi desayuno me diriji hacia la universidad.
Anoche después de mucho pensar por fin acepté que realmente estoy tan enamorada de Caleb.
Lo busqué en la hora del receso, pero no lo haye, cuando estaba por darme por vencida lo vi sentado en una de las mesas más apartadas de la cafetería junto a Elias, Elias mi buen amigo.
Camine hasta donde ellos estaban, salude:
— Hola chicos — ambos alzaron sus rostros hacia mi
— Hola Sol — respondieron al unísono.
— Caleb, me gustaría hablar contigo unos minutos — pedí
— Oh, por supuesto — contestó mientras se ponía de pie y miraba al chico a lado de él — Elias, te veo en la siguiente clase.
— si, claro, adiós Sol, cuida bien de mi amigo — me dijo riendo
Salimos de la cafetería y nos dirijimos a un lugar donde no hubiera muchas personas, nos sentamos en una banqueta frente al salón de Cálculo, aún faltaban 10 minutos para que entraramos a clases nuevamente.
— ¿cómo has estado? — le pregunté para romper el silencio
— bien ¿y tu?
— bien
— que bueno
— si — dije — Caleb, hay algo que quiero decirte...la última vez que hablamos me hiciste una pregunta ¿lo recuerdas?
— claro que lo recuerdo, Fue cuando Mateo apareció y luego te fuiste y el me dijo...— se detuvo.
Mateo había hablado con el y yo no estaba enterada, la curiosidad me invadió así que le pregunté:
— ¿Qué fue lo que te dijo Mateo?
— eh, nada...— Desvió su mirada — ¿qué hibas a decir?
— quiero responder a tu pregunta...— solté un suspiro para luego seguir diciendo — si siento algo por ti, estoy enamorada de ti desde el primer día que te vi hace muchos años, y ni el tiempo ni nadie ha podido cambiar eso...
— ¿lo dices de verdad? — me miró fijamente a los ojos
— si, de verdad — le sonreí
— oh, esto es tan....estoy tan feliz...feliz de tenerte aquí...¿Te gustaría...eh...tu quisieras...aceptas ser mi novia?...se que es muy pronto pero...de verdad que no quiero pasar ni un segundo sin ti...
— si, si me encantaría — le dije sonriendo emocionada, él se acercó a mi y me abrazó.
En eso un nombre pasó por mi mente: Mateo. ¿Cómo reaccionaría si se entera de que acepte ser novia de Caleb? ¿Que hará al respecto?
Cuando nos separamos del abrazo, le dije:
— me gustaría que mantuvieramos esta relación en secreto, por un tiempo...
Sabes que Mateo está obsesionado conmigo y eso podría traer problemas, así que solo por un tiempo evitemos salir en público hasta que hable con el y le explique todo...por favor...
— claro Mi sol, me parece bien...— volvió a abrazarme.
Ese momento fue inolvidable para mi, el día más feliz de mi vida junto a él.
— al fin te encontré...— susurró en mi oído.
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