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Capítulo 4

"El tiempo pasa, las cosas cambian (parte 2)"
El día había empezado como normalmente lo hacía. Inmediatamente que había salido el sol, Gokú se había levantado a entrenar. Para Gokú era solo un día como cualquier otro, hasta que repentinamente recordó que no era un día como cualquier otro. Era 4 de agosto. El día del cumpleaños de Kaoru, pero ¿Cómo podía haberlo olvidado? Gokú siempre era así de despistado. A veces odiaba ser tan despistado.
Se maldijo internamente, ya que aún no le había dicho nada a Kami-sama sobre que debía ir a la fiesta que le prepararía Bulma a su mejor amiga.
Oh Kaoru... Tenía dos años completitos que no la veía, o más o menos eso calculaba la mente de Gokú. El joven se rasco con un dedo la cabeza de forma dudosa "¡Rayos! ¡Soy malo con las...! ¿Cómo se llamaban?" pensó el chico aun rascando su cabeza "¿Maremáticas? ¡No! ¿Minimáticas? ¡Tampoco!... ¿Menemáticas? Mmm... ¡Sí! ¡Ese podría ser!" se dijo luego mentalmente. El punto era que tenía algún tiempo que no veía a la pequeña Kaoru.
Una sonrisa se formó en los labios del chico al recordar a su amiga. Esa niña de ojos dorados y cabello azabache. Recordaba perfectamente su pequeño rostro redondo con algunas salpicaduras en sus mejillas. Bulma le había explicado que esas pequeñas manchitas se llamaban pecas. Recordaba lo divertido y a la vez fascinante que era ver a Kaoru enojada. Cuando se enojaba o algo no le parecía, la niña inflaba sus cachetes y rodaba los ojos. Solo una palabra podía pasar por la mente de Gokú al pensar en eso "bonita".
Gokú se acercó a la orilla del templo y se sentó con sus pies colgando al vacío. Extrañaba a Kaoru. Ahora que había estado pensando en ella, no podía sacársela de la mente. En serio la extrañaba mucho. Después de pasar tanto tiempo juntos, buscando las esferas del dragón, y después de vencer a Piccoro Daimaō; la azabache había decidido quedarse en su casa y continuar con sus estudios. A Gokú por alguna razón no le había gustado esa idea. Quizás solo era que el azabache se había acostumbrado a estar con ella. El punto era que sentía algo de enojo porque ella no quería ir con él.
Gokú sacudió su cabeza. Ahora también recordaba que Bulma le había dicho que él debía verla antes de que fuera la fiesta de Kaoru. La peli-azul había dicho algo de que él debía lucir genial o algo así.
Gokú se colocó en pie y se dirigió a donde estaba Kami-sama.
Kami-sama, hoy es el cumpleaños de Kaoru y yo...bueno...quería ir a verla. -Le dijo el joven.
Kami-sama sonrió- ¡Por supuesto! Supongo que te lo mereces por el fuerte entrenamiento que has estado llevando. Un descanso te haría bien -le dijo el dios.
Gokú sonrió. Una felicidad repentina lo invadió- ¡Gracias Kami-sama! -dijo con su típica alegría- ¡Me muero por sorprender a Kaoru con lo fuerte que me he vuelto! -dijo luego apretando sus puños frente a su rostro con emoción- ¡Nube voladora! -gritó entonces el joven.
Casi de inmediato apareció una nube dorada. Gokú se subió a ella- ¡Adiós Kami-sama! ¡Adiós Mr. Popo! -habló el azabache para luego alejarse del templo.
La casa de Bulma y Kaoru no estaba tan, tan lejos y con la velocidad de la nube voladora llegaría rápido. Las manos de Gokú comenzaron a sudar repentinamente. Comenzó a removerse incomodo sobre su nube "¿Por qué de pronto me siento así? ¿Por qué siento mis manos mojadas?" se preguntaba Gokú en su mente.
La imagen de la cara redonda y con mejillas sonrosadas y llenas de pequeñas pecas de Kaoru, no se le salía de la cabeza "¿Sera por qué estoy muy emocionado por pelear con ella?" pensó el joven poniéndose en una pose pensativa. Con una ceja alzada, la otra fruncida y su mano en su barbilla. Anteriormente él ya había sentido la emoción en grande, y no se comparaba con lo que sentía en esos momentos. Fue así como Gokú comprendió que no era emoción o por lo menos, no completamente. Finalmente, el joven de cabellos alborotados solo se encogió de hombros. Se resignó a que no podría entender la razón de su sentir, así como tampoco el hecho de no poder dejar de pensar en Kaoru y todas las cosas que vivieron juntos. Recordaba claramente cuando se habían conocido. Recordaba como lo había ayudado contra la patrulla roja y como habían logrado convertirse en discípulos del maestro Roshi.
Una carcajada se escapó de los labios del joven al recordar cuando el maestro Roshi les dijo que tenían que buscar una piedra y llevársela al maestro. El ganador comería y los perdedores no...
~Gokú buscaba con desesperación la piedra que había lanzado el maestro Roshi. Krillin había tratado de hacer trampa, pintando una piedra como había pintado la original el maestro, pero este se había dado cuenta.
De pronto Gokú diviso una piedra. La levanto y tenía el símbolo de la tortuga ¡Genial! ¡Lo había logrado!
¡La encontré! -gritó victorioso alzando la piedra. De inmediato aparecieron frente a él Kaoru y Krillin. (En este momento todavía no se unía Bulma a su entrenamiento con ellos)
¡Oh que bien Gokú! -dijo la azabache alegre por su amigo dedicándole una sonrisa sincera.
¡¿Qué bien?! ¡Nos quedaremos sin comer, Kaoru! -gruño Krillin cruzándose de brazos y haciendo una mueca de disgusto y enfado.
Bueno si... -dijo la niña agachando la cabeza y moviendo su pie con leve inquietud- ¡Pero al menos Gokú si ganó justamente! -habló ella después con tono agresivo dirigido a Krillin.
Ya dije que lo sentía... -se quejó el aludido levantando sus manos en son de paz.
Bueno...Ya regresaré a la casa... -exclamó Kaoru encogiéndose de hombros y comenzó a caminar alejándose.
Krillin sonrió con amplitud mientras una idea maliciosa cruzaba su mente- Oye Gokú ¿Me podrías enseñar la piedra? -preguntó él de manera inocente.
¡Sí! -contestó el azabache asintiendo a la vez. El niño le tendió la piedra a Krillin.
¡Vaya! ¡Qué mal por ti! -habló Krillin aun mirando la piedra fingiendo un tono lastimoso.
¿Por qué? ... -preguntó Gokú con inocencia ladeando su cabeza.
Porque... -dijo Krillin hizo un pausa y sonrió- ¡Te quedarás sin comer! -gritó para luego salir corriendo- ¡Maestro Roshi! ¡Maestro! -gritaba Krillin corriendo lo más rápido que podía. El pobre de Gokú corría detrás de él.
¡Oye, devuélvemela! -gritaba Gokú enojado.
De pronto Krillin recibió un fuerte golpe en su cabeza y cayó al suelo soltando la piedra.
¡Agh! ¡Debí imaginarme qué harías esto! -gruñó Kaoru sosteniéndose el puente de la nariz y después se cruzó de brazos.
Krillin estaba en el suelo sobándose la cabeza- ¡Ay! ¡Qué dolor, que dolor!... ¿Quién me pegó? -se quejaba él.
¡Yo te pegué! ¡¡Porque eres un TRAMPOSO! -gritó la niña con sus manos en sus caderas.
En ese momento llego Gokú- ¡Uy! Pobre Krillin -dijo este mirando al niño en el suelo.
¡Toma! -le dijo la azabache cambiando drásticamente su tono de voz y extendiéndole la piedra a su amigo.
Gokú aparto la vista de Krillin y miro la piedra en la mano de la de cabellos negros. Luego la miró al rostro- ¡Quédatela tú! -Le dijo él como si nada.
¡¿Qué?! ¡Gokú! ¡¿Acaso estas enfermo?! -pregunto la niña sorprendida.
El azabache negó con la cabeza. Las tripas le gruñían, tenía mucha hambre, pero no quería que su amiga se quedara sin comer.
Después de todo fuiste tú quien se la quitó -mencionó el niño tratando de convencerla.
Pero tú la encontraste... -protestó la muchachita poniendo su mano en su pecho, pensando en el hecho de que si aceptaba la piedra Gokú no comería.
Y quiero que tú te la quedes y se la lleves al maestro... -insistió Gokú.
Pero...no puedo... -la angustia sonaba en la voz de la niña.
Yo no puedo con la idea de que no comas pequeña... -las palabras del niño la hicieron estremecer, sobretodo por el "pequeña"
Kaoru lo dudo por un momento- ¿Seguro?
Gokú asintió. Kaoru se acercó un poco a él, con movimientos dudosos. Parecía que quería hacer algo, pero después se arrepintió.
Gra...gracias... -dijo ella simplemente para luego correr hacia la casa.
Más tarde la hora de la cena había llegado. Gokú y Krillin tan solo estaban en un rincón con el estómago vacío.
Gokú decidió salir afuera por un rato. Salió y se sentó al pie de un árbol recargado en el tronco. Ahí se quedó varias horas hasta que llegó la hora de dormir.
De pronto vio a Kaoru salir de la casa de manera sospechosa. Traía consigo un plato repleto de comida. Llego a su lado y se lo tendió.
Tómalo...El maestro Roshi ya está dormido. No se enterará. -susurró la oji-dorado.
Las tripas de Gokú gruñeron con fuerza. Kaoru se sentó a su lado. Gokú comenzó a comer como si no hubiera un mañana.
¡Eso no es justo! ¡Yo tampoco comí! -se oyó la voz de Krillin quejumbroso.
Kaoru y Gokú voltearon a verlo.
Pero tú te lo merecías... -le dijo Kaoru con despecho. Luego ella suspiró- Ahora vuelvo -dijo ella de forma sencilla y se retiró.
Cuando regreso, traía consigo mucha más comida. Se sentó al lado de Gokú y le indico a Krillin que se acercara.
Los tres niños compartieron la comida entre risas y bromas.
Gokú no podía dejar de ver a Kaoru cada que podía. No entendía esa extraña sensación en la boca de su estómago. El niño creyó que era hambre, pero ya estaba comiendo por lo cual no podía ser eso.~
Cuando Gokú reacciono su nube voladora ya no se estaba moviendo. El joven miro a su alrededor confundido y noto que ya se encontraba frente a la casa de Bulma.
*
Mientras tú te arreglas, yo iré a ver que todo esté listo para la fiesta. No tardo -habló Bulma a la puerta.
Del otro lado estaba el baño de Kaoru, y Kaoru adentro duchándose.
¡Está bien! -contestó la azabache mientras comenzaba a ponerse el shampoo.
Bulma salió de su habitación casi a hurtadillas con una sonrisa en su rostro. Su hermana se llevaría la sorpresa más grande del mundo. Lo malo era que dicha sorpresa aún no había llegado. Lo bueno era que cuando Kaoru tenia cosas rondando en su cabeza, se quedaba mucho más tiempo en la ducha reflexionando las cosas; y valla que la azabache tenia cosas en que pensar; lo cual era perfecto y le daba a la peli-azul el tiempo para arreglar la sorpresa que le tenía a su hermana.
La joven bajo las escaleras cuando de pronto se escuchó el timbre de la casa. Bulma corrió entonces hacia la puerta principal.
*
Gokú había dudado, pero finalmente había tocado el timbre. La sensación que había sentido hacia unos momentos, se había triplicado. El joven se movía inquieto esperando a que le abrieran, y por alguna razón esperaba que no fuera Kaoru la que abriera la puerta "¿Por qué...?" retumbó la pregunta en su mente. Se quedó pensándolo por unos minutos. No era que no quisiera verla... "Entonces... ¿Por qué...?" volvió a preguntarse. Quizás...
Él tenía la sensación de no sentirse preparado "¿Pero preparado para qué? ..." la respuesta le llegó casi de inmediato. Preparado para verla... ¿Pero por qué se sentía así?
*
Bulma llego a la puerta y la abrió, encontrándose así con la gran sorpresa que tenía preparada para su hermana.
¿Bulma? ... -preguntó el joven enarcando una ceja.
Ella también estaba sorprendida ¡Vaya que Gokú había cambiado!
La peli-azul asintió dándole a entender al chico de cabellos alborotados que si era ella. Gokú se quedó mucho tiempo mirándola.
¡Oye, Bulma!... ¡¿Qué es lo que tienes en los labios?! ¡¿Acaso estás enferma?!-casi gritó Gokú exaltado.
¡¿Qué?! ¡No Gokú! -le dijo Bulma para luego soltar una risita. Opto por no perder tiempo tratando de explicarle a Gokú sobre el labial.
¡Qué alegría verte Gokú! ¡Cuánto has cambiado! -dijo Bulma fascinada por la transformación en su amigo.
Gokú frunció el ceño- ¡¿Yo?! ¡¿Cambiar?! -inquirió Gokú señalándose así mismo. La peli-azul asintió, riendo un poco al ver a Gokú negando olímpicamente.
Tu eres la que ha cambiado...te ves extraña -le dijo el joven con un extraño tono de reproche y a la vez asombro.
Y tú has crecido Gokú ¿Acaso no te das cuenta? -alegó la muchacha.
Gokú pareció quedarse pensativo por un momento- Bueno ya...olvidalo...
¡Bulma! ... -se escuchó un grito proveniente de las escaleras ¡Oh no! ¡Era Kaoru!
Gokú frunció el ceño al escuchar esa voz. Sin duda era la voz de una mujer "¿Sera la madre de Bulma y Kaoru? ...Pero...No recuerdo que su voz fuera así" se dijo el mentalmente sintiendo extrema curiosidad.
Amm...Amm...Voy a...salir... -gritó Bulma, diciendo lo primero que se le había venido a la cabeza.
Se escucharon unos pasos bajar por las escaleras. La peli-azul empujo a Gokú un poco fuera y cerró la puerta de golpe.
¿A dónde vas? ... -preguntó Kaoru llegando a la puerta principal.
Amm...Iré a comprar...algo... -dijo su hermana muy sospechosa.
Ok... -dijo Kaoru despreocupada. De pronto el estómago de la azabache gruño.
¿Por qué no vas a la cocina para que nuestra mamá te prepare algo de comer? -sugirió Bulma tratando de ocultar su nerviosismo
Creo que te tomare la palabra... Nos vemos al rato entonces. -contestó Kaoru sosteniéndose su estómago.
Bulma suspiro de alivio cuando vio a su pequeña hermana alejarse. La peli-azul abrió la puerta y salió velozmente. Gokú la miro con su cara llena de una inmensa confusión a la vez que se sobaba la nariz.
¡Bulma!... ¡¿Por qué me empujaste y cerraste la puerta en la cara?! -indagó el azabache en modo de queja, con la voz más aguda debido a que se sostenía la nariz
Oye Gokú, tienes que venir conmigo... -exclamó la peli-azul mirando con gracia a su amigo.
De pronto Gokú dejo de sobarse la nariz y se quedó mirando a Bulma. De la nada una sonrisa apareció en sus labios y sus cejas se alzaron graciosamente. Lo próximo que escucho Bulma fue una sonora carcajada.
La peli-azul se quedó estática, llena de confusión- ¿Qué es tan gracioso, Gokú? -trató de averiguar ella. Sin embargo, casi de inmediato pasó por su mente el mismo recuerdo que a Gokú y comenzó a reír igual.
Ambos jóvenes rieron con gran felicidad y jovialidad- Jajaja...No sé cómo pude olvidarlo -habló Bulma con una sonrisa en sus labios.
¡Jajaja! ¡Me dijiste exactamente las mismas palabras Bulma! -dijo Gokú rascándose la nuca. Ambos reían ya que habían recordado que cuando se habían conocido, Bulma le había dicho esas mismas palabras.
De pronto la puerta de la casa se abrió. Bulma entro en pánico y lo primero que se le ocurrió fue empujar a Gokú fuertemente. Gokú perdió el equilibrio y cayó en unos arbustos soltando un pequeño grito; los arbustos eran lo suficientemente altos y frondosos para taparlo.
Una azabache asomo la cabeza mirando hacia todas partes para luego mirar a Bulma.
¡Oye! ¿Con quién hablas? -interrogó la muchacha enarcando una ceja.
¿Yo? ¿Hablar? -balbuceó Bulma haciéndose la desentendida.
¡Sí! Yo pensé que ya te habías ido...pero hasta te estabas riendo como loca... -le dijo Kaoru haciendo el ademán en su cabeza de que estaba loca.
¡Ah! Lo que pasa es que había un señor que llevaba un pastel y se tropezó con esa grieta de ahí y se calló embarrándose el pastel en la cara -trató de conversarla Bulma con lo primero que le vino a la mente.
Kaoru entre cerro los ojos hacia su hermana- ¡Te ves sospechosa!
¿Yo? ¿Sospechosa? -habló Bulma fingiendo sorpresa- ¿Por qué crees eso?
¡Porque ese es un capítulo de Sam y Cat! -le dijo Kaoru- Sabes que...ya me voy... Te esperó al rato Bulma.
La peli-azul asintió y miro como la puerta se cerraba. Gokú al estar en el arbusto no había podido ver nada más que los pies de ambas chicas. El joven se sorprendió al descubrir que esa voz de hacía unos momentos era la de Kaoru "¿Por qué su voz ahora es tan diferente?" pensó él. Gokú se levantó y miro a Bulma.
La peli-azul miro a su amigo el cual tenía hojas y ramas atoradas en su cabello y ropa. Ella no pudo evitar reír.
¡Bulma! Actúas demasiado raro, y me empujaste otra vez -le dijo Gokú sacudiéndose la ropa.
Jajaja...te ves tan gracioso...Ok ya, pero en serio...tienes que venir conmigo -volvió a recalcar la azulada.
El joven la miro con curiosidad- ¡Oye! ¿Y Kaoru? -preguntó de pronto. La peli-azul al escucharlo se fue de espaldas.
¡Ay Gokú!... ¡A penas preguntas por ella! ...No puedes verla todavía -le contesto la joven.
Extrañamente Gokú sintió un gran alivio- ¡Uf! -exclamó el azabache pasando una mano por su frente. La peli-azul clavo sus grandes ojos azules en él y levanto una ceja.
Gokú le regreso la mirada sintiéndose algo incómodo- ¿Qué... qué pasa? -inquirió jugueteando con sus manos.
Eso es lo que yo debería preguntar... -contraatacó Bulma poniendo sus manos en su cintura.
Gokú rasco su cabeza confundido- No entiendo... -dijo lo obvio ladeando su cabeza de un lado para otro.
Bulma suspiro con frustración. Su ceño se frunció un poco a la vez que se cruzaba de brazos- ¿Por qué te sentiste aliviado de aun no ver a Kaoru?
Gokú frunció el ceño con una mano sobándose la nuca- ¡Ah, eso! -exclamó alargando las palabras- Es que...bueno...no sé...yo...sentía...no sé qué sentía...cuando venía en mi nube...yo...mis manos...y mi estómago...y luego no dejaba de pensar en ella...y no sé qué rayos... ¡Bulma explícame! -terminó el joven con todo su revoltijo. Afortunadamente para él, para Bulma no eran nada en balde los años de experiencia descifrando los revoltijos de su pequeña hermana. Esa era otra cosa que Kaoru y Gokú tenían en común. Se les dificultaba encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que pasaba por sus cabezas. Gokú por ignorancia muchas veces y Kaoru pues... simplemente por nerviosismo.
¡Oh! ¡Gokú! -chilló la peli-azul dando un pequeño brinquito.
Era definitivo. El chico estaba nervioso por volver a ver a Kaoru y eso solo podía significar una cosa. Que a Gokú también le gustaba Kaoru. Bulma estaba feliz- Gokú, es muy obvio. Estás nervioso por ver a Kaoru...
¿Nervioso?... ¿Qué es eso...una comida? -preguntó Gokú con su típica pose pensativa.
¡Gokú! ¡Solo piensas en comida! -le reprochó su amiga.
Gokú soltó un par de risitas para luego poner su mano detrás de su cabeza- ¡Es que me estoy muriendo de hambre! -se escudó el azabache.
Bulma negó con la cabeza a la vez que sonreía- ¡Ay Gokú! Jamás cambiaras. Bien...vamos a comer. Te explicare que es el nerviosismo y luego compraremos alguna ropa nueva.
¡Está bien! -casi gritó Gokú con una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro. Realmente el joven no había prestado mucha atención a lo demás, lo que a él le importaba era la parte de comer.
Bulma saco una cápsula, presionó el botón y la arrojó al suelo. Un coche apareció y ambos chicos subieron a él.
*
Bulma... ¿Qué es el...mmm..."nervitismo"? -quizo saber Gokú después de haber arrasado con casi toda la comida del establecimiento donde estaban. La gente a su alrededor los miraba raro, pero Bulma ya estaba acostumbrada a eso.
Bulma río dejando de beber su malteada, o si no se ahogaría- Es "nerviosismo" -aclaró la joven soltando unas risitas- Veamos... ¿Cómo puedo decírtelo de una manera fácil...? -se preguntó a sí misma la peli-azul. Gokú se rascaba la cabeza esperando la respuesta a su pregunta.
¿Nunca antes de una batalla te has sentido...inseguro? Sientes que tu calma se esfuma o algo parecido... -preguntó la peli-azul apostando por lo más obvio que podría comprender el azabache.
Gokú lo pensó por un momento- He sentido que mi calma se fuma... ¿pero inseguro? No -contestó el joven.
Bulma volvió a reír- Es " se esfuma", Gokú -le aclaro de nuevo ella. Gokú soltó una sonoro "Ah" Bueno...al menos entendiste el punto... -habló la muchacha rodando los ojos- El nerviosismo es...como cuando te sientes inseguro de hacer o decir algo. Tu calma se va, pero no del modo en que se va al enojarte, sino que te sientes inquieto. Normalmente, el nerviosismo suele ser una reacción natural ante algo desconocido, poco frecuente o incómodo. -terminó de explicar.
¡Oh! ... -dijo el joven con asombro. Pero...sigo sin entender porque me sentí así. -dijo él luego, rascándose la nuca- Digo... ¿Por qué estaría nervioso? ...Me he vuelto más fuerte, y no es por presumir; pero sé que le ganaría a Kaoru en una pelea. Y no es como si ella me incomodara o fuera alguien desconocida -dijo el azabache, más para sí mismo que para Bulma- Entonces... ¿Por qué?
Bueno Gokú... -dijo Bulma sonriendo un poco- Hay veces en las que el nerviosismo se presenta en situaciones un poco más específicas.
Gokú dirigió su mirada hacia su amiga, lleno de curiosidad. Frunció el ceño tratando de entender a Bulma
¿Recuerdas cómo se ponía Yamcha al tratar de hablar conmigo? -preguntó ella. El azabache asintió- Bueno pues...eso era nerviosismo. Y se sentía nervioso porque yo le gustaba -demostró Bulma soltando un suspiro.
¿Y eso que tiene que ver conmigo? -exclamó Gokú aun sin comprender
B

ulma lo miro- Pues... ¿Alguna vez no sentiste algo que no puedes explicar al ver a Kaoru? -ingagó la peli-azul juntando sus manos.
Por la mente de Gokú pasó al instante lo que había recordado cuando estaba en su nube voladora, así también como cuando abrazo a Kaoru por primera vez. Se sentía revuelto con toda esa situación del nerviosismo.
Bueno si...pero... ¿Eso qué tiene que ver? -dijo el joven rascándose con un dedo la cabeza.
Que quizás te pusiste nervioso por eso. Quizás y Kaoru te gusta... -contestó la muchacha sonriendo de lado y con tono pícaro.
¡Ay Bulma! ¡No entiendo nada! -casi gritó Gokú recargándose en la mesa- ¿Qué es eso de que quizás me gusta...? Es que...me siento demasiado confundido.
Bulma suspiró algo frustrada- ¡Ay Gokú!... Que alguien te guste significa que solo puedes pensar en esa persona. Qué quieres abrazarla y tenerla cerca de ti. Claro que el gustar no es amor, pero por eso se empieza.
El azabache se colocó en una pose pensativa. No estaba seguro de comprender con exactitud todas esas cosas. Eran muchas cosas para su cabeza.
La peli-azul suspiró de nuevo- Bueno Gokú, no importa. Pasemos a otro tema... -dijo ella dándose por vencida- El que tú vayas a la fiesta de Kaoru es mi regalo para ella, pero...tú nunca le has regalado algo, y yo creo que este es el momento perfecto para que le regales algo.
¿Se regala algo por los cumpleaños? -preguntó el azabache enarcando una ceja.
¡Por supuesto que si Gokú! -casi gritó Bulma exasperada. La gente los miraba de nuevo. Ella trato de recuperar la compostura.
¡Vaya! No lo sabía -exclamó Gokú- ¿Y cómo que le podría regalar? -preguntó él, rascándose la cabeza. Bulma sonrió ampliamente. Ella le dijo su idea y él, a pesar de no entenderlo con claridad, no discutió.

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