07
El suelo se movió de repente. O más bien fue mi equilibrio el que falló porque tuve que aferrarme con fuerza al borde del armario.
-¿Estás bien? –la mano fría de Alice en mi codo y su tono preocupado me hicieron forzar una sonrisa mientras el repentino mareo pasaba.
-Sí, creo que es el estrés.
Y lo creía de verdad. Llevaba dos semanas organizando el inicio de mi año sabático con la ayuda de Garrett y de Alice. Aunque Garrett defendía que era más divertido lanzarse a la carretera sin nada previsto yo necesitaba tener un plan, al menos para tener cubiertas mis necesidades básicas.
-Tómalo con calma, Bells, la primera parada es Seattle. Si algo se te olvida podemos lleváoslo. –me recordó Alice con cierto humor mientras retomaba mi actividad: llenar la maleta.
Habíamos decidido hacer un viaje de carretera hasta Washington y desde allí coger un avión hacia Australia haciendo escala en París.
-La supervelocidad es algo muy útil, eh. No puedo esperar a tenerla. –comenté doblando una camiseta para después meterla en la ya atestada maleta.
-¿Sigues pensando en la inmortalidad? –ante mi ceja alzada se encogió de hombros. –Puede que sí que te haya visto aunque cada vez más difuso.
Fruncí el ceño, confusa ante esa información.
-¿Me ves borrosa?
Alice negó, las puntas de sus cabellos agitándose con el movimiento.
-Sólo esa parte. Probablemente sea porque no tienes una fecha exacta para ello.
Cerré la maleta, sobrepasado ya el límite de su capacidad, antes de contestar.
-Es cierto, quiero pasar este año siendo humana. Quizás ir a la universidad...aún me quedan unos años para alcanzar el aspecto de Garrett.
Alice puso los ojos en blanco.
-La mujer puede ser mayor que el hombre, Bells.
-Ya pero no quiero parecer su abuela.
Alice se rio de esa manera que me recordaba a las campanillas de viento.
-Eres mi hermana más dramática y eso que tengo a Rosalie.
Eso me hizo reír a mí mientras seguía revisando que estuviera todo lo necesario para el viaje.
Cuando nos montamos en el coche tras las despedidas de rigor y las veladas amenazas de mi padre hacia Garrett que me hizo poner los ojos en blanco, la emoción me invadía. Mi vampiro conducía su propio coche, mucho más veloz que mi camioneta. Y más silencioso.
-¿Sabes? Me gusta escuchar tu corazón, con ese viejo trasto apenas podía. –comentó divertido.
Le di un pequeño golpe en el brazo mientras veía cómo un lobo marrón aparecía entre los árboles. Nos siguió durante unos metros, parcialmente oculto entre la arboleda.
Yo abrí la ventanilla para sacar la cabeza por ella, el viento me agitó el pelo y pude sentir los dedos de Garrett en la cintura de mi pantalón, como si temiera que me cayera hacia fuera.
-¡No hagas tonterías, Jake! –grité hacia el lobo. La risa de mi vampiro llenó el vehículo. -¡Nos veremos pronto!
Por toda respuesta un aullido prologando salió de entre los árboles y nos acompañó durante un buen rato junto con unas sonrisas idénticas en nuestros rostros.
Todo iba bien. Garrett había puesto música a un volumen bajo pero que nos acompañaba en nuestra charla. A veces dormía un poco y otras simplemente disfrutaba del paisaje, con sus anillos chocando contra el volante cuando tamborileaba sus dedos al son de la melodía.
Fue casi al anochecer, las alargadas sombras adornando la carretera, cuando empecé a encontrarme mal. Realmente mal.
-Para. –le urgí, llevándome una mano a la boca para retener lo que mi cuerpo deseaba expulsa.
Paró a un lado mirándome confuso pero yo ya estaba saliendo del coche. Me lancé al arcén, doblándome sobre mí misma mientras mi estómago se vaciaba sobre la hierba seca que cubría un lado de la carretera.
La mano fría de Garrett en mi nuca fue casi como un bálsamo porque me sentí cubierta de sudor.
-¿Qué ocurre? –su voz sonaba preocupada y cuando alcé los ojos hacia él, limpiándome la boca con un pañuelo me encontré con su mirada dorada en la que bailaba el mismo sentimiento que en su voz.
-Creo que me ha sentado mal el almuerzo de ese bar de carretera. –respondí en un murmullo. Desapareció para volver en menos de un parpadeo con una pequeña botella de agua que había en mi bolso. –Gracias.
Me enjuagué la boca y después bebí un poco, notándome un poco mejor aunque el sudor seguía pegando algunos mechones a mi frente. La mano de mi vampiro los apartó con delicadeza.
-¿Quieres que volvamos? ¿Llamo a Carlisle para que te eche un vistazo?
Negué ante sus preguntas ansiosas y apoyé mi mano sobre la suya, dándole una sonrisa débil.
-Estoy bien, sólo es algo que me ha sentado mal. A los humanos nos pasa a menudo.
-Nunca he visto que te haya pasado a ti.
-Siempre hay una primera vez para todo. –repliqué pero su ceño seguía fruncido así que le di una sonrisa más confiada. –Vamos, haremos noche en el motel que señalé en el mapa y para mañana estaré totalmente bien.
Subimos al coche y retomamos el viaje aunque Garrett me lanzaba miradas preocupadas y me preguntaba sobre cómo estaba cada pocos minutos.
Me sentía verdaderamente mejor hasta que me tumbé en la cama del motel de carretera. Era un sitio decente, sábanas limpias, baño libre de bichos y a un precio aceptable; Garrett quería algo más lujoso pero me negaba a que pagara todo él. Al menos hasta que saliéramos del país, iríamos a medias.
La cama era cómoda pero a mi estómago pareció no gustarle porque tuve que correr hacia el baño para vomitar la poca cena que había tomado. En un segundo pude notar a Garrett arrodillado a mi lado, apartándome el pelo.
-No tienes que ver esto. –murmuré, sintiendo cómo los escalofríos agitaban mi cuerpo.
-Como si un poco de vómito pudiera asustarme, humana. –sus dedos en mi cuello fueron una caricia refrescante. –Voy a llamar a Carlisle.
-¡No! –exclamé y abrí los ojos para clavar la mirada en él. La preocupación tensaba sus rasgos, haciéndolos más afilados.–Se me pasará, tranquilo, seguro que una noche de sueño reparador me ayuda.
Vi que no estaba convencido pero insistí hasta que acabó por asentir. Se fue del baño para dejarme un poco de espacio. Le di a la cisterna y me lavé los dientes, el mentolado sabor de la pasta de dientes me dio una arcada pero resistí.
Me miré al espejo de cuerpo entero que había en el baño. En la habitación el teléfono sonó pero supuse que Garrett respondería. Tenía un aspecto horrible, mi rostro estaba ceniciento y sudoroso. Me recordaba a cuando había pillado la gripe hacía un par de años pero había que añadirle los vómitos.
Al moverme un poco mi camiseta del pijama se alzó ligeramente. Fruncí el ceño ante la visión de mi estómago. ¿Qué era eso? Me subí la camiseta un poco más hasta dejar visible mi abdomen. Había un pequeño bultito en mi bajo vientre, justo debajo del ombligo, algo que no estaba ahí antes.
¿Quizás era algo más que una intoxicación alimentaria? ¿Pasaría algo en mi intestino?
-¿Qué quieres decir con que no la ves, Alice? Bella está justo aquí.
La voz de Garrett me llegó desde la habitación pero yo estaba centrada en ese misterioso bultito. Apoyé mis dedos sobre él y de repente sentí como un aleteo de mariposas contra mi piel, como si estuviera respondiendo ante mi contacto.
Aparté la mano con rapidez y algo en mi cabeza encajó. Los mareos, los vómitos...Conté los días hacia atrás. Mi período se había retrasado quince días; lo había achacado a los nervios por el viaje pero...¿y si no era eso?
Me bajé la camiseta con rapidez pero dejé la mano apoyada sobre mi estómago; un nuevo sentimiento surgiendo en mí. La certeza. Pero también había más: el miedo, la emoción. Garrett ya estaba en la puerta del baño, luciendo más confuso que nunca pero alargué la mano hacia él y me pasó el teléfono.
-Alice, ponme con Carlisle. –mi voz sonó firme, segura aunque por dentro estaba temblando.
-¿Va todo bien, Bella? –la voz de Carlisle sonó preocupada al otro lado de la línea.
-Sí...no...-de repente las dudas me invadieron. ¿Y si era todo cosa de mi imaginación? Pero el aleteo en mi estómago pareció querer disiparlas, dejándome claro que estaba allí, que no era mi cabeza creando ideas. –Carlisle, creo...creo que estoy embarazada.
Y como estaba mirando a Garrett al decirlo pude ver el momento exacto en el que sus ojos se abrieron como platos y su aliento se quedó atascado en la garganta.
Porque lo sabía, lo sabía dentro de mí, como una certeza antigua y ancestral.
Estaba embarazada.
Sé que en la mayoría de vuestros país es madrugada (¿desde dónde leéis a esta parejita, por cierto?) pero no podía aguantarme las ganas de publicar este capítulo.
No, no será Kate la que disturbe la felicidad de nuestra parejita, será un embarazo místico🙈. ¿Cómo creéis que reaccionará Garrett? ¿Y el resto de la familia?
Y tranquiles, ya os puedo asegurar que su nombre no será Renesmee🤣🤣
Estoy muy emocionada porque nuestros papis sean papis😍😍
Recordar darle amor y comentar, amo leer vuestras reacciones🥰
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