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04


Garrett POV

La mejoría de Bella fue considerable desde el primer sorbo de sangre pero después de tres días su piel había adquirido un tono casi totalmente saludable y la energía había vuelto a ella. Cada vez que la miraba era como respirar de nuevo; lo íbamos a conseguir.

-Sí, papá, estoy bien. –observé en silencio cómo hablaba por teléfono con su padre. La coartada de estar viajando nos había permitido no preocuparle por su voz cansada cuando estaba más deteriorada. –Sólo era algún tipo de virus, estoy mucho mejor.

-Dile a ese novio tuyo que pienso ir a buscarlo si no te cuida lo suficientemente bien.

La voz de Charlie a través del teléfono me hizo sonreír levemente mientras Bella ponía los ojos en blanco.

-Se lo diré. –me dirigió una mirada de reojo entre divertida y exasperada y yo le guiñé un ojo. -¿Cómo estás tú? ¿Va todo bien por casa?

Mientras seguían conversando, Edward entró en la estancia para acomodarse en uno de los sillones. Todos hacíamos turnos para vigilar el perímetro y cuidar de Bella; aunque Emmett y Jasper se solían mantener fuera para evitar la tentación de la sangre. Carlisle había encontrado un vaso que aislaba lo suficiente el olor pero nadie se quería arriesgar.

Su rostro estaba más animado que de costumbre y yo arqueé una ceja.

-¿Qué te tiene de tan buen humor? –pregunté mientras Bella se despedía de su padre y volvía su atención a nosotros. Me moví para sentarme justo a su lado.

Edward se encogió de hombros.

-¿Acaso no puedo estar de buen humor? –preguntó algo más a la defensiva de lo que me esperaba. Interesante.

-Yo sé lo que es. –tarareó mi humana y cuando giré el rostro hacia ella pude ver ese brillo travieso que hacía tiempo que no veía. –Alice os vio anoche.

El rostro de Edward se transformó de estar relajado a sorprendido para después negar repetidamente, evitando nuestras miradas.

-No sé de qué hablas. –farfulló, moviéndose incómodo en su asiento.

-Venga ya, Edward, no pasa nada. –la voz de Bella era tierna y agité una mano para llamar la atención de ambos.

-Exijo saber qué pasa ahora mismo. –demandé con tono serio pero sabía que la diversión y la curiosidad en mi mirada me delataban.

-Bells, ni se te oc-

-Alice los vio besarse anoche, cerca de los límites de nuestro terreno. –su mirada se volvió seria cuando la posó en Edward. –Demasiado cerca, tenéis que tener cuidado con Sam y el resto.

Edward se cruzó de brazos con fuerza, como un niño pequeño enfadado pero podía ver la vergüenza casi como un ente físico sobre él. No pude evitar soltar una carcajada, dios, se sentía bien reír después de tanto tiempo.

-Por amor de Dios, chico, pensé que sería algo que involucrara menos ropa. –confesé decepcionado.

-¿Acaso tú haces que todo sea sexual siempre? –me recriminó y sabía que si se hubiera podido sonrojar, lo habría hecho.

-Obviamente, ¿cómo crees que vamos a tener un hijo? ¿Por esporas? –me burlé y pude ver cómo Bella intentaba aguantar la risa, lo que me hizo sentir condenadamente satisfecho mientras le rodeaba sus frágiles hombros con un brazo.

-Ambos merecéis ser felices. –el tono de mi humana estaba lleno de ternura mientras miraba a su amigo. –Sé que sobrepiensas todo, Ed, simplemente te tienes que relajar.

-Creo que se relaja con la lengua de Jacob en su boca. –comenté fingiendo que susurraba y Edward resopló exasperado mientras Bella se reía ya sin reparos.

-Sois exasper...-se quedó en silencio a mitad de la palabra y giró la cabeza con el ceño fruncido, como si estuviera escuchando algo. -¿Qué ha sido eso?

Bella y yo intercambiamos una mirada confusa.

-¿El qué? –quise saber, no había escuchado nada extraño pero Edward se levantó, arrodillándose justo delante de nosotros y pegó su rostro al vientre de Bella. -¿Qué ocurre?

De repente el rostro de Edward se transformó, iluminado por la más absoluta sorpresa mientras soltaba una risa que parecía más un suspiro.

-Le gusta tu voz. –anunció apenas posando la punta de sus dedos sobre la curva de Bella.

Los tres nos quedamos mudos hasta que Bella soltó un jadeo de sorpresa.

-¡Oh dios mío! ¿Lo escuchas? ¡Lo escuchas! –de repente hizo una mueca cuando la criatura en su interior se movió, pateando su costado.

-Lo has asustado. –murmuró Edward.

-Lo siento, cariño, es que mami está emocionada. –susurró con ternura mientras acariciaba su vientre. Yo aún estaba intentando procesar que todo era real, que verdaderamente podíamos comunicarnos con él de alguna forma. Bella me lanzó una mirada opacada por las lágrimas pero con una sonrisa en sus labios. –Y creo que tu papi está en shock.

Agité la cabeza para deshacerme del estupor mientras Bella le preguntaba a Edward qué estaba pensando en esos momentos.

-Que está feliz. Y que os quiere. Os ama más que a nadie. –se inclinó sobre el vientre para susurrar con ternura. –Espero que ames a tu tío Ed también, pequeñajo, soy el traductor oficial.

-No chantajees a mi hijo. –me quejé con la voz un poco ronca por la emoción que me embargaba.

Durante todas esas semanas había entendido que Bella estaba embarazada, que un hijo nuestro estaba creciendo en su interior pero era algo abstracto; un ser que no tenía forma ni nombre. Hasta ese momento, Edward había conseguido darle una presencia física a esa pequeña criatura.

Me incliné sobre el vientre de mi mujer, posando la mano con delicadeza sobre éste y hablando cerca de él.

-Nosotros también te queremos, criatura. –murmuré y pude notar cómo Bella pasaba las manos temblorosas por mi pelo. Sabía que estaba llorando porque su frágil cuerpo temblaba con los sollozos.

-Te queremos más que a nadie. –confirmó ella con la voz empañada por las lágrimas y su mano posada sobre la mía.

Giré la cabeza parar mirar a Edward con agradecimiento, había hecho real a mi hijo y éste sólo asintió con una pequeña sonrisa antes de marcharse para dejarnos intimidad.

Y ahí, con mi rostro apoyado en el vientre de mi humana, hablándole a nuestro hijo mientras ella acariciaba mi pelo sentí una calidez en el pecho que nunca había experimentado antes. El calor de un hogar. 

Mi hogar. 

Mi familia.



-Tengo unos cuantos nombres. –anunció Bella un par de días después. Carlisle, Emmett y Esme habían salido a cazar para prepararse para el parto, el resto nos habíamos quedado en casa, en un silencio tenso.

Vi cómo Rosalie hacía una mueca de disgusto.

-A Rose no le gustan. –confesó Bella algo insegura al encontrar mi mirada.

-Entonces a mí me gustan. –aseguró Jacob desde su asiento, había ocupado el brazo del sillón donde Edward estaba acomodado.

-Muy maduro. –replicó Alice con diversión, levantando la vista de su revista de moda.

-Vamos, ignora a la rubia, sólo es que se le ha despertado la neurona. –aseguré llevándome una mirada envenenada de Rosalie. -¿Cuáles son?

Bella se mordisqueó el labio inferior antes de responder y yo entrelacé mis dedos con los suyos para animarla, podía notar el metal del anillo bajo mi palma.

-Si es niña, Minerva. Si es niño, Apolo.

Todos nos quedamos en silencio ante el anuncio, procesando la información.

-Os lo dije. –tarareó Rosalie y yo la ignoré por completo para dedicarle una sonrisa divertida a mi humana, cuyos grandes ojos marrones me miraban insegura.

-Son nombres mitológicos. –ella asintió con una pequeña sonrisa de orgullo al comprobar que lo había notado. –La diosa de la sabiduría. El dios del sol.

-El dios que aleja a la muerte. Es lo que decía el libro donde lo encontré. –confesó en voz baja.

Escuché a Jacob suspirar.

-Vamos a tener que pegarnos con niños pequeños para defender a esa criatura con esos nombres, lo sabes, ¿no? –preguntó a Edward, el cual asintió con una sonrisa divertida.

-Absolutamente.

Bella resopló y yo agité la mano hacia ellos.

-¿No podéis tener la boca ocupada en otra cosa? –sonreí con malicia al ver cómo el lobo se sonrojaba y Edward miraba hacia otro lado. –Así me gusta.

-¿Te gustan? –la pregunta de mi humana me devolvió la atención hacia ella. –Pensé en lo que dijiste, en lo que atraería a cualquier ser mitológico en algún momento. Pues bueno, creo que este es nuestro ser mitológico.

Asentí con una sonrisa tirando de mis labios, una absolutamente cálida y sincera, mientras apoyaba mi mano sobre su vientre.

-Me encantan. –aseguré. Y la sonrisa que Bella me dio valió por mil soles.

La respiración fatigada de Bella era todo lo que llenaba la estancia. Carlisle y el resto aún no había vuelto pero habían cruzado la frontera con éxito. Observé el rostro dormido de mi humana, a pesar de la sangre el cansancio dominaba sus rasgos. El bebé se había movido y había pateado sus costillas de nuevo.

Me arrodillé delante de ella para estar a la altura de su vientre.

-Tenemos que cuidar de mamá tú y yo, ¿vale? –murmuré a la pequeña criatura de su interior. –Tenemos que ser un buen equipo.

-¿Conspirando contra mí? –la voz rasposa de Bella me hizo alzar los ojos hacia ella, que me miraba con la ternura empañando su mirada.

-Por supuesto. –respondí dando un beso a su vientre y su risa me hizo sonreír.

-Tengo que ir al baño. –murmuró mientras la ayudaba a incorporarse. Rosalie entró en la estancia para ayudarla a levantarse. Se negaba a que fuera yo el que la llevara al baño lo que me hacía poner los ojos en blanco pero respetaba su decisión. –Este bebé va a hacer explotar mi vejiga antes que mi corazón.

-Bromear con la muerte no es sexy. –me quejé ganándome un guiño por su parte mientras me quedaba sentado en el sofá, rodeado por su olor.

Avanzó unos metros firmemente sostenida por Rosalie.

-Oh, espera, tengo que beber un poco. –dijo, librándose de su agarre y se inclinó con rapidez para agarrar el vaso de sangre que había en la mesita. Pero de repente algo falló, el vaso se resbaló y ella se inclinó más para cogerlo y evitar que se derramara.

Bella perdió el equilibrio, sus rodillas chocaron contra el suelo y el crujido que provocaron llenó la estancia. Mi humana se arqueó por el dolor y fue su columna la que crujió, fracturándose y provocando un grito mudo en su boca mientras el pánico me invadía.

Parecía que el mundo iba a cámara lenta, con la sangre derramada en la alfombra y los huesos de mi mujer haciéndose pedazos.

Ahí estaba.

La muerte había dejado de llamar a la puerta para derribarla de una patada.




Sí, sé que los nombres son algo extraños pero creo que pegan muy bien con la situación y, honestamente, me encanta el significado de ambos🤭

¿Qué creéis que será? Hagan sus apuestas!🤣

Y ya vemos que la relación de Jake y Edward avanza y nuestros papis son unos cotillas🤣

Y quería agradecer todos vuestros comentarios en el capítulo anterior, si hay algo igual de bonito que escribir una historia y disfrutarla es ver que hay gente que la disfruta contigo. Muchisisisisimas gracias por darle la oportunidad a todas mis ideas locas, sois les mejores🥰🥰

Recordar darle amor y nos leemos en comentarios!❤️

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