02
Nos subimos al coche de Carlisle apenas una hora después. Dejamos a Jake a cargo de decirle a Charlie que tenía que marcharme por un asunto urgente de Edward aunque también le dejé una nota para apoyar la excusa.
El plan era sencillo, cogeríamos un vuelo hacia Italia e interceptaríamos a Edward antes de que siquiera pudiera poner rumbo a Volterra, el pueblo donde vivían los Vulturi.
Me agarré al cinturón de seguridad que me mantenía sujeta al asiento como si la vida me dependiera de ello. Y dada la velocidad a la que Garrett estaba conduciendo hacia el aeropuerto, estaba segura de que era así.
-Un poco de confianza, humana, no voy a dejar que mueras. –su tono era ligeramente ofendido cuando vio cómo me sujetaba por el espejito que le permitía ver la parte trasera del coche.
-Es el único motivo de que no salte en marcha. –repliqué.
-Yo también te quiero, princesa.
Eso me hizo sonreír aunque mi sonrisa murió cuando tomó una curva cerrada.
-¿Cómo va todo, Alice? –casi grazné para olvidar la cantidad de límites de velocidad que nos estábamos saltando. Era hija de un policía, respetar la ley iba en mi sangre.
Alice estaba ocupando el asiento del copiloto y cuando me incliné un poco para observarla vi cómo sus ojos estaban desenfocados y su rostro tenso por la concentración.
-Está intentando buscar un vuelo que salga antes, pero creo que llegaremos primero. –anunció y suspiré de alivio.
-¿Has probado a llamarlo de nuevo? –preguntó Garrett mientras el cartel que indicaba que el aeropuerto estaba próximo pasó como un borrón de color azul.
Alice negó.
-Sigue sin dar señal.
Suspiré resignada y me dejé caer hacia atrás en mi asiento. No era así como imaginaba que sería mi primer viaje con Garrett pero era más importante salvar a Edward que el regusto amargo de decepción que tenía en el paladar.
El vuelo hacia Italia se me hizo extremadamente largo. Estaba situada entre Alice y Garrett, cuya mano sostenía la mía. Edward había conseguido subirse a un avión con apenas unas horas de diferencia así que nuestro plan se había convertido en una carrera contrarreloj.
-Todo saldrá bien. –me aseguró en voz baja para no desconcentrar a Alice, pero esta tenía la vista perdida y el rostro girado hacia la ventanilla.
-No lo sabes.
Su mano apretó la mía ligeramente.
-Nunca te pondría en peligro, humana.
-¿Y qué pasa si no llegamos a tiempo? ¿Si tenemos que ir a Volterra?
-Tú te quedas en Roma. –respondió con rapidez y alcé ambas cejas hacia él. Su gesto no dejaba opción a réplica. –Esos tipos no son inocentes vegetarianos, Bella.
-¿Te dan miedo?
Negó y su mano libre me apartó un mechón de pelo rebelde después de tantas horas de viaje.
-No por mí.
Suspiré y giré el rostro para besar la palma de su mano que había posado en mi mejilla con delicadeza.
-Todo saldrá bien. –lo dije en voz alta sólo para creérmelo un poco más.
Una sonrisa torcida apareció en su rostro, difuminando la seriedad de sus rasgos.
-Justo lo que yo he dicho.
Puse los ojos en blanco con una pequeña sonrisa y después me acurruqué apoyando la cabeza en su hombro. Aún nos quedaban unas horas de vuelo.
-¿No había otro coche menos llamativo, Alice? –pregunté estupefacta al ver el porsche amarillo que había tomado prestado de alguna persona que no tenía su día de suerte.
-Es el más rápido. –explicó bajando con una velocidad un poco más rápida de lo que a una humana le correspondía. Su mirada estaba prendida de urgencia cuando me abrió la puerta de atrás. –Vamos.
Ocupamos los mismos asientos que en el coche de Carlisle pero esa vez, cuando Garrett pisó el acelerador a fondo casi salimos disparados como si fuéramos en un cohete.
-Oh dios, voy a morir. –siseé mientras la risa maravillada de Garrett llenaba el limitado espacio del automóvil.
-¡Vamos, humana, esto es divertido! –exclamó mientras esquivaba coches que para mí eran apenas un borrón.
-A la derecha. –ordenó Alice, ajena a la alegría de Garrett y a mi miedo.
Nuestro conductor kamikaze giró al instante. Edward había alquilado un coche para sí mismo y nos llevaba unos quince minutos de ventaja. Sólo jugábamos con la posibilidad de cortarle el paso porque nuestro coche era más rápido y porque Garrett se estaba saltando todas las reglas de tráfico.
-¡Vas en dirección contraria! –grité cuando un coche nos esquivó por poco, dedicándonos un largo pitido.
Dio un volantazo para tomar una bocacalle justo cuando Alice se lo dijo y me dedicó una sonrisa genuina por el espejo.
-Listo, ya voy en la dirección correcta.
Resoplé indignada de que se lo estuviera pasando tan bien cuando yo estaba viendo mi muerte cada pocos minutos. Aunque una parte de mí sabía que estaba completamente segura siempre que mi vida estuviera en sus manos.
Nuestra carrera por las atestadas calles acabó unos minutos después cuando Alice gritó que girara hacia la izquierda. Garrett lo hizo, acelerando todo lo que pudo.
-FRENA.
El grito de Alice se mezcló con el del chirrido de los frenos. Todo mi cuerpo se volcó hacia delante, sólo sujeto por el cinturón mientras un coche frenaba de manera brusca, quedando apenas a un metro del nuestro.
Jadeando para encontrar el aire que el cinturón me había robado vi cómo Edward se bajaba del coche. Me apresuré a desabrochar el que había sido mi salvavidas y me bajé con rapidez. Edward abrió la boca pero no dijo nada. Sus ojos eran como pozos negros que me recorrían de arriba abajo.
Pude notar que estaba desmejorado. Todo lo desmejorado que podía estar un vampiro, claro. Su ropa estaba algo desaliñado y su rostro estaba surcado por el cansancio mezclado con la sorpresa.
Yo también estaba sorprendida. Sorprendida de cómo mi corazón estaba reaccionando al ver al que había sido el amor de mi vida por unos meses. Mi primer amor. Y no sentía nada de eso por él. No había nada que acelerara mi ritmo cardíaco. No me sentía inquieta ni emocionada por verlo como ocurría antes.
Sólo estaba preocupada por él, por su aspecto de derrota. El amor había sido sustituido en parte por cariño y en parte por algo de rencor, por cómo acabó las cosas entre nosotros.
-¿Bella? –sus palabras eran casi un susurro pero estábamos tan cerca que lo pude oír.
Forcé una sonrisa un tanto incómoda.
-Estoy viva. –declaré sin saber bien qué más decir.
De repente la ventanilla del copiloto se bajó para dejar salir la cabeza de una muy molesta Alice que fulminaba con la mirada a su hermano.
-Sube al maldito coche de una vez y deja de ser un idiota, Edward.
Y Edward obedeció.
La vuelta fue mucho más incómoda que la ida. Supuse que Edward había leído los pensamientos de Garrett porque el coche se llenó de incomodidad mientras Garrett ocupaba el asiento a mi lado, dejando a Alice conducir.
Pero nadie dijo nada. Sentía cómo la tensión se iba acumulando, como una bomba con una cuenta atrás.
La llegada a Forks tampoco fue fácil. Lo único que impidió a Charlie pegarle un tiro allí mismo a Edward fue que le sorprendió ver a mi profesor de historia con nosotros.
-Querían un adulto responsable que fuera con ellos, ya sabes cómo son estos chicos. –le explicó Garrett a un anonadado Charlie. Estaba tan cansada que ni siquiera pude reírme de la excusa tan mala a pesar de que mi padre se la tragó.
Después de un par de amenazas a Edward, un agradecimiento a Garrett y una despedida mucho más educada a Alice –ella siempre había sido la favorita de mi padre- entramos en casa.
-Estás castigada. Castigada hasta el fin del mundo.
Suspiré dejando la chaqueta en la percha de la entrada.
-Lo sé. –lo observé. Estaba aún enfadado pero sabía cuándo estaba también preocupado. –Y lo siento mucho, papá. Tenía que ayudarlo.
Él bufó.
-No tienes que hacer nada por él. Que se saque él mismo de los problemas en los que se meta.
Una sonrisa cansada apreció en mi rostro.
-Lo tendrá que hace a partir de ahora. -eso pareció contentarlo porque acabó asintiendo algo más relajado. –Voy a darme una ducha y a dormir, ¿vale?
-Te dejaré la cena en el microondas por si luego tienes hambre.
Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla. Farfulló sorprendido y no pude evitar reí ligeramente.
-Buenas noches, papá. –dije antes de prácticamente arrastrar los pies hacia la escalera.
-Buenas noches, hija. –y su voz era mucho más suave.
Me dejé caer en la cama como si fuera un peso muerto, aún con el pelo húmedo de la ducha. Garrett no estaba en mi habitación y esperaba que no estuviera amenazando a Edward o cualquier cosa similar.
Pero no tuve tiempo de preocuparme demasiado porque el cansancio me arrastró hacia un sueño profundo.
Me desperté de forma brusca, como si algo me hubiera sacado del sueño. Parpadeé en la oscuridad. Todo estaba en silencio pero algo iba mal, podía sentirlo.
Me estiré hacia la lamparita de noche y cuando la encendí pude ver dos figuras de pie en mi habitación; mirándose fijamente el uno al otro.
-¿Se puede saber qué hacéis? –pregunté confundida y aún con la voz pastosa del sueño.
Garrett estaba de pie cerca de mi cama, dándome la espalda y también ocultándome parcialmente de Edward, que estaba justo al lado de la ventana, como si lo hubieran pillado colándose.
-Los Cullen tienen un serio problema con el allanamiento de morada. –me explicó Garrett, podía ver la tensión en los músculos de su espalda y en la rigidez de su voz. –Acababa de entrar cuando se coló por la ventana.
-Tú te has colado antes. –replicó indignado.
Suspiré moviéndome por la cama para poder ver mejor a Edward.
-Él tiene permiso para estar aquí. -sus cejas se alzaron por la sorpresa y yo resoplé. –Venga ya, Edward, estoy segura de que Garrett te lo ha dicho ya en su mente.
-En tres idiomas diferentes, princesa.
No pude reprimir la sonrisa de diversión ante sus palabras. Edward me miró dolido.
-De verdad estáis juntos.
Asentí y me froté los ojos para eliminar un poco el sueño.
-Mira, es tarde, mañana hablaremos, ¿vale? –le dije con tono suave para no aumentar la tensión de toda la escena.
Parecía a punto de decir que no pero su mirada se dirigió a Garrett y acabó asintiendo con un suspiro.
-¿Y él no se va? –quiso saber. Quizás era su último intento de aferrarse a algo que ya no estaba.
Volví a negar y Garrett me miró por encima del hombro para guiñarme un ojo. Lo último que vi de Edward fue su ceño fruncido antes de que saltara por la ventana sin decir nada más.
-Déjame decirte que tu gusto era bastante cuestionable hace unos meses. –me dijo mientras se quitaba los zapatos para ocupar el lado de su cama. Él también se había cambiado la ropa, llevando sólo una camiseta de manga corta junto con unos vaqueros.
Alcé una ceja apoyando mi peso sobre uno de mis codos para poder mirarle mejor después de tumbarme de nuevo.
-¿Y ahora ha mejorado? –cuestioné con un fingido tono dudoso.
Garrett chasqueó la lengua antes de tirar de mi cuerpo hacia él, haciéndome quedar pegada a su costado mientras mi risa llenaba la habitación.
-Aún queda unas horas para que amanezca. –dijo al ver cómo ahogaba un bostezo con la mano y entrelazaba las piernas con las suyas bajo las sábanas. –Recupera el sueño perdido, yo vigilo.
Sonreí divertida aunque los parpados me empezaron a pesar de nuevo. Tenía cansancio acumulado.
-¿Tú vigilas?
-Siempre.
Y con esa promesa volví a hundirme en el mundo de los sueños.
Y ya tenemos a nuestro dramático menos favorito en escena otra vez (aka Edward) 🙄. Sé que tenéis teorías sobre Jacob y sobre quién se ha podido o no imprimar. Alguna ha acertado, sólo diré eso🤭
El siguiente capítulo será desde el punto de vista de Garrett y me hace mucha ilusión meterme en su mente un poquito🙈
Recordar darle amor y comentar si os apetece, amo leeros🥰
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro