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Capitulo 3

Mario

Deberé de darle su espacio personal y comenzar a enseñarle a ser independiente.

No podre tenerla conmigo mucho tiempo, habrá que apoyarla ya que lo que estoy haciendo es malo.

Se considera un crimen.

A la mañana siguiente me levante de la cama para notar qué otra vez no estaba en la cama.

— ¿Y esta a donde fue ahora? — me pregunte y mire a los lados de la cama, no estaba por ningún lado.

Me talle los ojos aun buscándola por el alrededor de ahí fui al baño, entrando la encontré sentada en la taza haciendo sus cosas, me di media vuelta y me salí.

— Disculpa no sabía que estabas ahí — le pido perdón ella no me contesta aun tengo la costumbre cuando vivía solo.

Me regrese a la cama para revisar mi celular, vi que me estaban pidiendo apoyo en el hospital Maya Clinic ya que el aumento de trabajo había subido considerablemente y el Doctor Mauro estaba de vacaciones por estrés laboral.

Me tocaría someterme de nuevo a ese estrés laboral. Les comenté que aceptaba pero llegaría 1 hora tarde todos los dias pero no les dije la razón, pero esa es que dejaré a Rosalina con comida para todo el día.

— Ya regrese — dijo Rosalina llegando al cuarto, ya se veía media peinada.

Se veía que todavía le falta experiencia para peinarse por si misma con un peine, eso me dio risa por como imitó el primer peinado qué le hice, que era ese mechon de pelo en su cabeza.

También se veía que se lavo la cara ya que aun estaba húmeda, su pijama ya le quedaba bien —Antes le quedaba grande ya que estaba muy delgada antes— además se le veía una pequeña sonrisa natural.

— Hoy saldré y tardare en regresar — aviso y ella me mira con extrañada.

— ¿No iré contigo? — pregunto una Rosalina extrañada.

La semana pasada fue todo el tiempo llevarla al consultorio conmigo, hay veces que se quedaba en mi salón de descanso, otras en la sala de espera de los pacientes viendo la televisión. Pero no se que reacción tendría ella al entrar en el hospital más poblado a un pequeño consultorio qué abrí hace poco.

Ella veía a los que entraban y salían, había veces que se quedaban sentados a su lado viendo la televisión pero nunca entablaban una conversación.

Más por que esas esperas eran de tres minuto o menos.

— Bueno, hoy no iré al consultorio — le dije y ella me miro extrañada.

— ¿No trabajarás? — pregunto.

— Si lo haré pero en un hospital más grande, tomaré una subcontratación del hospital Maya — dije sonando algo desalentado.

— ¿Un hospital? — me cuestiono y le tuve que explicar.

No fue muy detallado pero le mencione qué era como el consultorio pero muchísimo más grande, además de que había pacientes que se quedaban bastante tiempo ahí recuperándose de una operación.

— ¿Puedo ir? — me pregunta.

— Bueno recién es Lunes y siempre hay mucho movimiento en estos días, aunque técnicamente por ser un hospital siempre hay movimiento — me quedaba a medias pensando en mi idea.

— ¿Es peligroso? — vuelve a preguntar, me acerco a ella y le acaricio la cabeza.

— Si, en parte lo es, no me conviene del todo qué estés ahí, me gustaría por que podría verte y vigilare pero por otro lado. — aun estaba en disputa por su actitud.

Al inicio ella era algo fría pero se veía claramente qué no quería serlo y eso explica su confianza rápida en mi. Pero en este mundo esto es difícil, muy pocas personas se toman la molestia de guiarte y enseñarte, irónico por que enseñar es la mejor manera de aprender.

No sabía qué decirle y solo solté un suspiro.

— Por otro lado hay mucha gente que habla camina y cuenta muchas cosas que quizás no comprendas, antes de llevarte quisiera ver si soportarías eso.

No sabía como decirlo, no sabia como manejar esto.

— ¿Puedo ir entonces? — volvió a pregintar

— Lo pensaré, quizás en viernes — le dije suspirando.

Queriendo cortar el tema fui a hacer el desayuno, ella me miraba y parecía aprender rápido ya que me ayudo en acomodar la mesa.

— Me voy qué voy tarde — dije saliendo del lugar — recuerda si eso de allá suena soy yo.

Le dije respecto al teléfono fijo que tenía en casa, ella me asintió con una mueca de disgusto.

— Si,Mario, buena suerte — se despidió de mi.

Ya estaba en el hospital cuando me toco la primer cirugía, se trataba de un chico en base a un problema cardíaco.

Su nombre es Iker quien es un joven que parece fanático del fútbol, seguido de llamarme a mi para realizar la cirugía.

Comencé a hacerla con el pasar de los segundos esta se iba complicando, más por que el chico tenía unos 16 años de vida y su corazón estaba desgastado.

Por el análisis para la cirugía me dijieron los problemas que presento y miocardiopatia dilatada haciendo qué el corazón del chico aumentará de tamaño siendo incapaz de bombear sangre.

La operación consistía en reducir un poco el tamaño o agrandar el espacio entre los pulmones, y esto no se podía hacer en una sola cirugía.

Terminada la primera parte se pudo librar espacio permitiendo dejar al niño moverse de mejor manera.

— Hola Iker soy el doctor Mario un gusto saludarte — me presento el chico le costaba mirarme.

— Doctor Mario, gracias por el trabajo — me dijo el niño, sonreí para después comenzar a charlar sobre el.

Como decía el informe me confirmo qué le gustaba mucho jugar fútbol y que tiene un talento nato para esto, Iker también era de aquellos que solamente pasaba tiempo con la familia.

— Aunque he pensado que moriré pronto — dijo el niño.

— No lo creo, la operación fue un éxito y te garantizo unos años más.

— ¿Si? — me preguntaría con esperanza en su voz.

No mentía solamente que eso fue la primer operación y en un futuro podría complicarse y traer problemas después.

Mejor no pienso en eso.

Después llego otro paciente una cirugía de páncreas, su nombre es Fred y tiene piedras en los riñones y un páncreas ya inservible.

Otra operación exitosa, seguido toco una chica que tenía problemas respiratorios.

"Vamos tu puedes" pensé mirando a la chica.

— Gracias Dr. Mario — me agradeció un cirujano.

— De que, para eso estamos Dr. — me agradecí — Iré a ver a la chica si ya despertó.

Cuando llegue en efecto ella había despertado, esta era una adulta de 25 años de edad la misma edad que yo tenia.

— Buenas tardes doctor — me saludo y le regrese el saludo.

Me puse a conversar con ella un rato, después de ello me contó su anedocta de su vida siendo que ella se llama Mariana siempre había sido activa y llena de vida. Le encantaba bailar y participar en actividades escolares. Sin embargo, desde pequeña, había sufrido de problemas respiratorios. A los 14 años, su condición empeoró y le diagnosticaron fibrosis quística, una enfermedad genética que afecta los pulmones y otros órganos.

—  ¿Y entonces usted mintio en su fecha de nacimiento por que no la dejaron entrar a un partido de Baloncesto por se muy mayor?  — cuestione, habíamos charlado por bastante tiempo.

— Si, un año de diferencia, cuando llegue a mi casa me metieron una paliza — dijo ella entre risas.

La noticia de su enfermedad fue un golpe duro para Mariana y su familia. A pesar de los desafíos, Mariana decidió no dejar que su enfermedad definiera su vida. Con el apoyo de su familia y amigos, comenzó un riguroso tratamiento en la Mayo Clinic, donde recibió atención especializada y un plan de tratamiento personalizado.

Todo estaba yendo bien en su momento hasta que tuvo una recaida de esta endermedad donde tendra que estar minimo un mes en cama hospitalizada debido a los problemas respiratorios que tenia ella pasó por varias terapias respiratorias y tratamientos médicos intensivos.

— El resto de todo lo que falta — me dije saliendo de la habitación de la mujer.

Y si luego otro paciente, otro mas, un tercero, el cuarto, quinto, octavo, decimo paciente, entraron muchos cuantos de urgencias y aunque no me especializaba en heridas punzantes aun asi me desenvolvia bien salvando la vida de las personas.

Con el tiempo terminado era por eso de las 12:34 de la noche exageradamente tarde un doctor nunca tiene tiempo para descansar por que debe cuidar  y proteger a los demas. Seguido de ello aunque queria continuar tuve que volver a casa por una razón de cabello rubio.

— Volvi — dije quitandome la chaqueta al mismo tiempo que la colgaba en el perchero.

Solo escuchaba sollozos, lo que me extrañaba, me acerque a mi cuarto para ver, pensando que se trataba de Rosalina sufriendo sobre mi ausencia por mucho tiempo.

Me di cuenta que me estoy haciendo "muy indispensable" por que en realidad ella estaba despierta mirando atentamente la televisión con sollozos despues de una ruptura entre una pareja de adolecentes en un K-pop dramatico Koreano o algo por el estilo.

— ¡Disculpame pero no aceptare tus sentimientos por mi orgullo! — diria el chico de la serie.

— ¡Aceptame Sang-Woo tu eres todo para mi! — diria la chica dramaticamente.

A Rosalina solo se le veia la chispa de curiosidad sobre esta historia, cosa que en parte no me molestaria que viera para nada.

Claramente si fuese mas temprano son la una de la mañana y estamos despiertos.

Por ella no hay problema, no tiene nada que hacer al dia siguiente, la friega es para mi que debere hacerle de comer mañana temparno y volver a entrar a eso de las 7:00 am — El horario habitual de entrada es 6:00am— asi que solamente me dirigia a la cama para recostarme.

— ¿Mario? — volteo ella a verme.

Estaba hecho un desastre, mis ropas estaban sucias de ciertos fluidos corporales, mi cabello estaba despeinado y tenia un moreton en el ojos, cortesia de la paciente loca por las agujas, suspire para mirarla riendo.

— ¿Cómo estas? — salude casualmente y ella se me abalanzo.

— ¡¿Por que tardaste tanto?! — me preguntaba con un tono de voz alto que denotaba preocupación.

— Bueno el hospital es muy diferente al consultorio, no tengo horario de salida pero si de entrada — dije mientras miraba como se me colgaba del cuello.

— Pense que me habías abandonado — dijo ella mirandome a los ojos.

— No, no para nada ya nadie aqui te va a abandonar, solamente fue un dia pesado — ella me miro el ojo que tenia lastimado, y comenzo a acercar su mano intentando sobarme.

Rei por eso y le devolvi el abrazo, posterior a eso nos quedamos un buen rato asi hasta que mi estomago aviso que no comi nada desde el medio dia.

— ¿Tienes hambre? — me cuestiono Rosalina al escuchar mi estomago rugir.

— Si, jaja resulta que no pude comer nada por alla del medio dia.

— ¿Y ahorita que es? — preguntaria, cierto aun no sabe leer el reloj.

— Mas de la una de la mañana — le dije y la solte para irme a comer algo para poder dormir unas tres horas.

Cuando llegue a la cocina mire que había un plato frio en la mesa volteo mirando a Rosalina que estaba detras mio y ella solo rie un poco.

— Servi dos platos, pense que veinas como siempre cuando salimos del consultorio — que buen gesto de su parte.

— Si, lamento eso — tome el plato de la ensalada de manzana para calentarlo en el microndas y despues comer.

Dormir y luego despertar para seguir con la rutina nuevamente de un hospital.

Al menos el peso no recaia solo en mi cuando empece en este trabajo, al menos hay gente mas experimentada que puede ayudarme.

¿Por qué soy tan reconocido? 

Al final de cuentas ayudar es lo que quiero, me gane la fama por eso y puedo estar tranquilo con eso.

Rosalina me ayuda psicologicamente y ahora la pregunta "¿Eres Feliz?" tiene una dudosa respuesta.

Fin del capítulo 3

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