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Capitulo 1

Mario

Media noche, creo que fue la hora en la qué me desperté para ir por un vaso de agua, me levante con un ligero dolor de cabeza. A esto cuando me equilibre caminen para tropezarme y caer al suelo, al voltear para ver qué fue lo que causo esto vi a la chica recostada en el suelo.

Molesto por esta acción suya lo que hice fue levantarla con muchas complicaciones para dejarla de nuevo en la cama para ir por la bebida qué necesitaba, una vez satisfecho regrese a la habitación recostandome nuevamente en la cama.

Meditaba mi situación actual, una joven que era maltratada como esclava se ve que tiene una edad cerca de los 16 años, la clienta que me la dio se refería a ella como "mocosa" cosa que dejaba ver su rabia al momento.

No le he preguntado nada de eso, pero requiero saber todo de ella si es que puedo tenerla en mi casa o enseñarle a ser independiente y que pueda formar su propia vida, quiero poder darle libertad, apoyarla como el doctor que soy.

—Vaya dilema.

Tarde demasiado en volver a dormirme, además de vigilar que ella no se volviera a bajar de la cama tenía la cabeza llena de ideas sobre cómo podría ayudarla en un futuro no muy lejano

La mañana se hacía presente así mismo veía el sol pegarme en la frente a lo que me volteo para volver a sentir la cama vacía.

— Buenos días Rosalina — salude con una sonrisa pero ella estaba en el suelo otra vez.

"Esto será difícil" pense al levantarme.

Ya era de día y podría ir a comprar algo de ropa con ella para que eligiera lo que más le gusta aunque había un problema.

No tenia ganas de que la gente volteara a verme el por que llevo una menor de edad con ropas rasgada y una cara de sufrimiento.

— Rosalina — la llame y ella volteo a verme — ¿Qué quieres desayunar? — pregunto amablemente.

Ella se veía que no sabía que responderme, solamente suspire ¿Ella sabe si quiera que es un desayuno?

— Bueno... — esto era incomodo — Te voy a mostrar una serie de imágenes y me dirás que quieres comer

Ella asintió ligeramente sin levantarse del suelo, tome mi celular y busque desayunos qué sabía cocinar y los descargue para mostrarlas rápidamente.

— Primero ¿quisieras unos Hot cakes? — pregunte mostrando la imagen del dicho desayuno.

— Mmm lo que usted quiera.

— Puedes llamarme de "Tu" espero estemos en confianza — deslice al siguiente alimento — ¿Un ommelet de salchicha? — cuestione.

Se veía que no entendía qué era así que suspire.

— ¿Elijo yo? — pregunto y ella asiente.

Ni modo, me levante y la levante a ella para verla qué estaba de mi estatura, le sonreí tomándola de la mano y fuimos a la cocina.

— Haré un desayuno americano entonces — nunca desayunaba algo elaborado en las mañanas eso lo dejaba para la cena a menudo.

Pero hoy era necesario, incluso he llegado a pensar que hoy no abriré el consultorio para atenderla a ella.

— ¿Americano? — pregunto indiferente, aunque note leve curiosidad.

— Ya lo veras Rosalina — dije aunque revise el refrigerador y no tenia huevos.

— ¿Pasa algo? — pregunto ella.

— Si, para hacer la masa de los Hot cale me faltan los huevos — dije  y solo pude dejar la fruta y el tocino note que también me faltaba la mantequilla.

— Mmm... — hizo un sonido.

— ¿Quieres ver la televisión en lo que voy por huevos? — pregunto amable y ella solo deladea la cabeza.

— ¿Qué es la televisión? — y pensar que los adolescentes de hoy en día sabrían muchas cosas sobre la tecnología.

— Mejor ven conmigo necesito comprarte varias cosas.

Así tome ropa que me quedara grande para poder vestirla a ella y salir un rato para comprar la comida faltante.

Entramos a la tienda donde tome un carrito y a ella de la mano, fuimos caminando por los pasillos del super buscando los huevo, mantequilla y otras cosas que quería por ahí.

Fue hasta que me detuve viendo que Rosalina miraba unas galletas Moshi, ricas en proteínas y más por el dinosaurio verde de la caja, sonreí y tome un paquete.

— ¿Te interesaron? — pregunte sonriendole.

Ella asintió, me dio ternura y tome varios paquetes para seguir buscando lo que me faltaba.

Me sirvió esta salida para comprar lo que faltaba en la despensa, mucho ramen instantáneo hacia daño.

— ¿Qué es esto? — pregunto Rosalina mirando una caja de jugos, solo sonreí, tome la caja y la puse en el carrito.

— En casa lo descubrirás.

Sentí una sensación ¿fraternal? Puede ser ella parecía mi hija aunque calculando solo seria siete años mayor que ella, si es que si tiene quince como pienso.

Con el carro lleno llegue a una sección en particular la ropa, ella debería ocupar cosas que la hagan ver más femenina.

— Buenos días, cualquier cosa que necesite estamos para servirle — vi como Rosalina se estremeció ante la chica.

— Claro, gracias.

Caminabamos adentrandonos en el mundo de la moda juvenil, tema del cual desconocía.

— ¿Cual es tu color favorito? — pregunto ansioso mientras veía como ella miraba las ropas en silencio.

— Celeste — dijo algo forzada.

— Bien, creo que este te gustará — tome un suéter azul celeste qué tenía una pequeña estrella en el medio.

— ¿Necesitan ayuda? — cuestiono una empleada, ya venía siguiendonos desde hace rato.

—Ah si, bueno los dos no sabemos mucho de moda ¿qué le recomienda a ella? — comento.

— A su novia le quedaría muy bien este vestido de color fuisha — solo reí y mire el vestido que era escotado, con un pliegue en las piernas, cabe decir que no me gusto. — Aunque también este otro amarillo le quedaría bastante bien.

— Buscamos algo menos revelador ¿verdad? — le pregunto a Rosalina y ella asiente, aunque se ve forzado.

— ¿Cómo que? — cuestiona la empleada.

— Quizás algo casual para su edad por cierto no es mi novia es mi... Sobrina... Si... — aclaro lo último.

— Oops ya veo buen tío qué es usted — dijo la vendedora — Entonces supongo va a querer algo acorde a la chaviza

— Supongo — No entendí a que se refería.

Mediante eso la chica nos llevo a la zona donde había pantalones de mujer, unos qué otras playeras, algo más sencillo pero a la vez con estilo.

Mientras yo tenía el carrito con toda la comida y carnes veía como la empleada impresiona a a Rosalina hasta el punto de verla sonreir naturalmente.

Es un gran avance.

Momentos le dije que tomará lo que ella quisiera, y aunque le tuve que insistir como tres veces por fin logre hacer qué eligiera algo.

"Supongo que cada quien lo que le gusta" pensé mirando como elegía ropa que no combinaba para nada.

— ¿Esta bien? — me pregunto, solo asentí aunque quizás por mi nula experiencia en vestir a jóvenes.

— ¿No vas a agarrar algo más? — pregunto mirando un cinturón.

— Creo que es todo — comenta ella teniendo unas cuatro prendas de ropa.

— Diría que agarres este de aquí — le entregue un cinturón, también un abrigo — te vendrá bien.

Asintió y las puso en el carrito, ya con todo listo deberíamos ir pagar las cosas, aunque durante el trayecto caminamos hacia la zona de ropa interior, me avergonzada estar ahí pero Rosalina no tenia idea de tallas ni de como funcionaban.

Después de mucha vergüenza ahí pude salir con vida, llegando al fin a la caja, donde saque mi tarjeta para pagar.

— El medicamento más barato aje le pudo haber salido — dije maldiciendo a la clienta la cual aun me tenia rabia.

— Perfecto serian — número qué no quise oír pero me limite a asentir y pagar todo lo que iba a acorde de ella.

— Adiós dinerito — murmure cómicamente.

Pasado los minutos me embolsaron las cosas para poder regresar a mi auto.

— Señor Mario, lo siento — dijo Rosalina quien me miraba ¿triste?

— ¿De que hablas? — cuestione, no entendí por que se disculpaba.

— Lo hice pagar muchas cosas que no son necesarias.

— No, son necesarias — aclare mirándola a los ojos.

— Pero yo no valg... — la interrumpí.

— No, no me salgas con eso de "tu no vales nada" eres un ser humano y sobre todo una niña muy bonita — la tome de las mejillas — Vuelves a decirme que no vales y te juro que haré lo imposible por hacerte cambiar esa actitud menospresiva.

De sus ojos salieron lagrimas, creo que fui muy duro con ella, solamente la tome del hombro delicadamente suspirando por no comprender.

— Súbete, por favor — le digo y ella obedece, mínimo ya no se quizo ir en la cajuela.

La cual ocupe para subir todo lo que compre y por fin desayunar qué me ruge la tripa.

Una vez en casa, tras un recorrido a mudas, llegamos para poder desayunar.

— ¿Te vas a cambiar? — le pregunto.

— Mmm — No decía nada.

No me digas tambien tendré que cambiarla yo como lo hice en la noche de ayer.

Suspire.

Ella no da respuesta así que el que calla otorga.

— Bien te voy a cambiar — así la lleve a mi cuarto donde la tome de los brazos y quitarle mi sudadera qué le quedaba grande, luego le quite el camisón de dormir qué compre ayer.

Cuando retire el camisón mire que sus senos quedaron al aire y fue  cuando tome el sosten para abrocharlo y acomodarlo, luego baje a quitarle mis jeans y ponerle la ropa interior qué le faltaba.

— ¿Cual vas a querer? — pregunto serio, señalando los diferentes conjuntos de ropa que le compre.

Ella señaló el color azul y así hice, poniéndole el pantalón y la blusa que compre después la lleve al espejo para peinarla y  lavarle la cara.

— Listo, preciosa como deberías verte — aun tenía el mechón en tapando uno de sus ojos debido a una cicatriz qué cruzaba ahí.

— Gracias... — me agradeció, sonriendo.

Me encontraba haciendo ahora si el desayuno y ella se veía sentada mirando la televisión mientras yo freia en huevo.

— A comer Rosalina — la llame y ella se acerco, a paso normal.

No se notaba desconfianza.

Sonreí inconsciente por esa acción.

— Pruébalo, un americano expréss del espacio — eso último lo añadi por broma.

— Gracias — volvió a agradecerme y solamente la vi comer a gusto.

Nuevamente de sus ojos salían lagrimas con cada bocado, ella se ve tan feliz y tan tranquila.

Mire la hora y eran por allá de las 12 pm, quizás podía ir un rato a abrir el consultorio.

— Rosalina ¿quieres venir conmigo al consultorio? — ella asintió con una mirada serena.

— Si, quiero ir — ella aún seguía comiendo.

— Termina de comer y nos vamos, que ya tengo unos clientes que esperan — anunción y ella me obedece comiendo algo más rápido pero sin dejar de degustar mi comida.

Yo digo que seré chef de medio tiempo.

Después de un buen rato y tener que servirle otro desayuno pudimos ir al consultorio.

— ¿Te parece si te dejo aquí en la sala de espera con la television? — pregunto mirándola a los ojos.

— Si, supongo si, no estorbo.

— Una niña hermosa como tu no estorba — le dije y acaricie su cabeza, para después ponerle en Netflix la serie Ghosppa y los N13 misterios

Aunque mientras hacia eso un cliente llego y lo pase a que tomará su cita.

— ¿La chica que estaba afuera no iba primero? — me cuestiona el paciente.

— No, no, ella es solo mi sobrina y me toco cuidarla — le intente aclarar.

— Vaya dato curioso — dijo este — ¿Qué edad tiene?

Buena pregunta, aun no he descubierto eso, aunque supongo que diré otra mentirita blanca.

— Tiene 16 años — respondo serenamente.

— Vaya, ya va en Prepa entonces — cuando dijo eso era cierto ¿qué tan buenos estudios tiene ella.

He de suponer qué por la basura de "dueña" qué tenía, los estudios que tenía eran nulos.

— Estudia en casa ella no va a la escuela — respondí, aunque no entiendo por que le estaba contando a este paciente las cosas.

Desvíe un poco el tema preguntando por sus síntomas para posteriormente hacer los cheques sencillos, analizando su respiración, tomándole la presión, altura, peso, temperatura y Pai.

Cuando vi que si se trataba de una enfermedad grave le recete inyecciones aunque este negaba querer tomarlas no me quedo de otra que obligarlo.

Una vez pagada la consulta el salio y entro otra chica, así me la pase las próximas cuatro horas.

Este día será largo.

Fin del capitulo 1

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