"𝐒𝐚𝐛𝐫𝐚́𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐲 𝐞𝐥 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚
𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐬𝐞 𝐭𝐞 𝐨𝐥𝐯𝐢𝐝𝐞 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐚́ 𝐥𝐚 𝐬𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚
𝐋𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐫𝐚́𝐬, 𝐥𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐫𝐚́𝐬, 𝐥𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐫𝐚́𝐬
𝐋𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐫𝐚́𝐬, 𝐥𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐫𝐚́𝐬, 𝐥𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐫𝐚́𝐬

𝐌𝐢 𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐩𝐞𝐧𝐬𝐚́𝐧𝐝𝐨𝐭𝐞, 𝐲𝐨 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐢́𝐚 𝐯𝐞𝐫𝐭𝐞
𝐋𝐨𝐪𝐮𝐢𝐭𝐚 𝐲𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐮 𝐩𝐢𝐞𝐥, 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐟𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞
𝐓𝐮𝐬 𝐛𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐫𝐨𝐝𝐞𝐚́𝐧𝐝𝐨𝐦𝐞, 𝐧𝐨 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 𝐩𝐞𝐫𝐝𝐞𝐫𝐭𝐞
𝐃𝐢𝐦𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞𝐝𝐚𝐫𝐚𝐬, 𝐧𝐨 𝐦𝐚𝐭𝐞𝐬 𝐦𝐢 𝐬𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞

𝐏𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐲𝐨, 𝐦𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞𝐠𝐨 𝐚 𝐭𝐢 𝐲 𝐬𝐢 𝐭𝐞 𝐯𝐚𝐬
𝐄𝐬 𝐟𝐫𝐢𝐨 𝐚𝐪𝐮𝐢́, 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫
𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐣𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐧𝐨, 𝐲𝐨 𝐬𝐨𝐲 𝐭𝐮𝐲𝐚 𝐦𝐢 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐲 𝐬𝐢 𝐦𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐬 𝐟𝐚𝐥𝐭𝐚
𝐄𝐥 𝐚𝐢𝐫𝐞 𝐬𝐞 𝐦𝐞 𝐯𝐚, 𝐞𝐥 𝐚𝐢𝐫𝐞 𝐬𝐞 𝐦𝐞 𝐯𝐚

𝐍𝐨 𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐣𝐞𝐬 𝐧𝐨 𝐧𝐨, 𝐲𝐨 𝐬𝐨𝐲 𝐭𝐮𝐲𝐚 𝐦𝐢 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐲 𝐬𝐢 𝐦𝐞 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐬 𝐟𝐚𝐥𝐭𝐚
𝐄𝐥 𝐚𝐢𝐫𝐞 𝐬𝐞 𝐦𝐞 𝐯𝐚, 𝐞𝐥 𝐚𝐢𝐫𝐞 𝐬𝐞 𝐦𝐞 𝐯𝐚
𝐋𝐚 𝐥𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐟𝐨𝐧𝐝𝐨, 𝐦𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞𝐠𝐮𝐞 𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐜𝐮𝐧𝐚
𝐃𝐞 𝐮𝐧 𝐚𝐦𝐨𝐫 𝐬𝐢𝐧𝐜𝐞𝐫𝐨, 𝐦𝐞 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞𝐠𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐧 𝐜𝐮𝐥𝐩𝐚."

años atrás...

Había sido difícil aceptar que lo suyo por el más bajito iba más allá de un simple gusto culposo, Manjiro llamaba su atención y crispaba sus sentidos al límite, no sabía si era el olor dulce que siempre lo acompañaba o los bonitos ojos tan negros como la noche que lo veían a el con cariño, pero su mejor amigo comenzaba a gustarle, que su lobo respondiera solamente ante el omega complicaba más todo.

Keisuke se dio cuenta de que todo había cambiado durante el caluroso verano antes del cumpleaños número quince de Mikey, ambos habían estado entrenando juntos en el dojo, un aroma dulce había estado picando en la nariz de Keisuke, decidió ignorarlo pensando que podía ser el perfume de Emma, la chica siempre andaba por ahí diciendo que era para atraer la atención de chicos sin notar que los aromas sintéticos eran desagradables para cualquier persona.

Ignoro aquello quejándose cuando Manjiro lo inmovilizó de un solo movimiento en el suelo por estar distraído, al tener al más bajo sobre él se perdió en la expresión de su amigo, Manjiro jadeaba teniendo las mejillas completamente rojas, su piel perlada por el sudor y sus labios entre abiertos, aquel aroma dulce se intensificó, Keisuke se preocupó al ver que el más bajo se tocaba el estómago entre quejas, intento ayudar al menor recibiendo lloriqueos, sintió sus colmillos picar cuando un delicioso aroma a manzana, caramelo y miel lo hizo invertir la posición dejando a Manjiro debajo de su cuerpo, contemplo en ese instante como mil universos colapsaban entre sí, los labios dulces del rubio chocaron con los suyos en un beso tonto, inexperto y rudo, el tiempo parecía haberse detenido cuando su propia lengua pareció cobrar conciencia propia moviéndose con temeraria aventura a explorar la boca ajena.

Pronto el dojo se llenó con olor a caramelo, manzanas y miel acompañados en perfecta sincronía con el aroma a vainilla, madera y nuez, su interacción se vio interrumpida cuando Shinichiro y el abuelo los separaron, esa noche Keisuke supo que se había presentado como alfa, y que Manjiro, su mejor amigo en una jugada magnifica y burlesca de la vida era su destinado.

Desde ese momento recordó cuando el le preguntó al abuelo de su mejor amigo que tenía que hacer si encontraba a su destinado después de su cuento favorito a los cuatro años que comenzó a ir al dojo y a convivir con la familia Sano. — lo sabrás— fue la única repuesta, y lo supo y lo seguía sabiendo.

Manjiro Sano era el primer amor de su vida, era el único por el cual moriría si con eso el más bajito conseguía su felicidad de forma definitiva y no momentánea.