Matthew Armstrong.

(La mañana siguiente a la llamada.)

Desperté con la sintiendo el vacío a mi lado en la cama, no era algo raro ya que Gabriella siempre se levantaba más temprano a preparar mis cosas y hacerme desayuno aunque hoy me hubiera gustado encontrarla a mi lado en la cama, hacia ya un mes que no me la follaba pero es que con esa pansa ni ganas daban, pero hoy tenía intenciones de prestarle un poco de atención en la cama  para que no hubiera reclamos luego pero bueno, tal vez logré llevármela a la cama después del desayuno.

Inspiré profundo antes de por fin levantarme y caminar hacia el baño, 40 minutos después salí ya listo de mi habitación y con mucha hambre, mi teléfono sonó en mi bolsillo y me detuve para poder contestarle a la única persona que podía estarme marcando a esta hora.

—Dime— respondí en tono neutral por si Gabriella escuchaba no sospechara nada.

—¡Amor! ¿Cómo amanecieron mis bebés hoy?— preguntó mi mujer al otro lado de la línea.

—No lo sé todavía no he ido a comprobar la incubadora— respondí burlón.

—¿Y qué estás esperando? Date prisa y me dices que tal va todo con mis bebés hoy— dijo y sin permitirme decir más me colgó.

Retomé mi camino a la cocina y me sorprendió no encontrar nada preparado pero más me sorprendió no ver a Gabriella por ningún lado.

—Gabriella— la llamé saliendo de la cocina. —¡Gabriella ¿Dónde estás?!— grité pero aún así no obtuve respuesta.

Espíe por la ventana y vi que su auto no estaba, decidí llamarle por teléfono pero este solo sonaba una y otra vez y nadie lo atendía.

—Jodida mujer donde diablos te metiste— dije con coraje mientras caminaba a mi despacho, no era algo normal que ella desapareciera sin decirme nada, normalmente ella era muy melosa a tal punto de ser fastidiosa y siempre me decía cada cosa que hacía sin importar que tan pequeña o insignificante fuera según ella para mantener nuestra comunicación.

Al llegar a mi despacho tome mi computadora y mientras encendía decidí llamar a uno de mis hombres de confianza el cual tenía acceso a nuestras ubicaciones desde mis oficinas.

— Armstrong ¿Qué puedo hacer por ti hoy?— preguntó en cuanto respondió la llamada.

— Necesito que averigües la ubicación del celular de mi mujer— exigí.

—Amigo, Irina está en su casa la acabo de ver hace un rato cuando salí de mi departamento— dijo y en estos momentos no me importaba que Irina estuviera aún en su casa por qué eso ya lo sabía.

—Me refiero a Gabriella estúpido, necesito saber dónde esta— lo oí empezar a teclear y luego de unos minutos respondió.

—Según esto está en tu casa— dijo y sin más colgué para poder ver las cámaras de seguridad de mi casa y saber de una vez que carajos estaba pasando.

Al ver en la grabaciones a Gabriella escuchando mi conversación con Irina y horas  después entrando a mi despacho y agarrando dinero de mi caja fuerte para después irse en su auto con tres maletas mi irá se desató y sin poder controlarlo arroje todo lo que tenía sobre el escritorio incluyendo la computadora pero ni con eso pude aminorar mi ira sino que está pareció aumentar.

—¡¿Cómo se le ocurre a esa maldita estúpida irse con mis hijos?!—Grite colérico.

Seguí destrozando las cosas que se me atravesaban mientras iba avanzando, no se cuánto tiempo paso hasta que mi mente por fin se aclaró y pude pensar con claridad.

Gabriella no me había dejado otra opción, al inicio de todo quise ser clemente con ella y dejarla en paz después de que todo terminara, pero con esto todo eso se fue al carajo.

No voy a descansar hasta encontrarla y la haré sufrir por haberse llevado a mis hijos, nada de lo que he hecho quedará en vano, mi plan no fallara y eso lo puedo jurar sobre la vida de mis hijos.

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Ya se la tiene jurada el cucaracho a la pobre Gaby.

Ya veremos cómo termina esta historia

!Que emocionada estoy por el desarrollo que lleva está historia hasta ahorita!

Nos vemos el próximo viernes