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Gabriella

A la mañana siguiente después de pedirle ayuda a Bastian, como me pidió llamarlo, por fin pude mover mi auto al espacio 18 que ya estaba vacío, también aproveche a decirle que cambiaría el colchón del departamento y el me dijo que se encargaría de sacarlo esta misma tarde mientras yo iba a comprar el nuevo, luego de eso me fui caminando a la cafetería, decidí que solo usaría el auto cuando fuera a lugares lejanos y en mi día a día iría caminando a donde hiciera falta.

Cuando llegue Grace ya estaba ahí pues según me había dicho ayer a ella le gustaba estar ahí antes de la hora de apertura para ayudar a el cocinero y a su esposa a preparar el menú del desayuno.

–Gabriella, que bueno que has llegado, pasa y siéntate que estamos a punto de desayunar— dijo en cuanto me vio, yo obedientemente fui a sentarme junto a las dos chicas que estaban en la mesa que me señalo.

—Hola, soy Julia Anderson, pero puedes decirme Juli un placer conocerte— dijo una de las chicas en cuanto me senté. Ella era unos cuantos tonos mas clara que yo y tenia un brillante cabello rubio atado en una coleta alta, sus ojos verdes brillaban con algo que descifre como curiosidad y amabilidad.

—Hola también es un placer conocerte, me llamo Gabriella y no tengo diminutivos para mi nombre— respondí con una sonrisa.

—¿Cómo que no tienes diminutivo para tu nombre? — esta vez hablo la otra chica mirándome extrañada.

—Pues sí, todos siempre me han dicho solo Gabriella– explique y ella negó mirándome raro.

–Guau, de donde vengo a todas las que se llaman Gabriella les dicen Gaby– dijo y antes de que pudiera decir algo Julia hablo.

–Me gusta como suena Gaby ¿Puedo decirte Gaby? – hablo emocionada y sonreí ante eso.

–Claro que sí, no tengo ningún problema– acepte.

– Bueno a mí nadie me pregunto, pero yo solita me presento, soy Frida Carrillo y es también un gusto conocerte Gaby– dijo la ahora conocida Frida. Ella a diferencia de Juli era un poco mas morena que yo y tenia el cabello super largo y completamente negro, sus ojos eran grises y solo por un momento me recordaron a los de Matt.

– También es un gusto conocerte Frida ¿Eres Mexicana verdad– no pude evitar preguntar?

–Así es, soy orgullosamente hecha en México, es más mira– se alzó su poco la manga de su blusa enseñando un tatuaje que decía hecho en México y un águila abajo.

–¡Esta increíble! Yo siempre quise hacerme uno, pero nunca pude– recordé que cuando vivía con mis padres nunca me lo permitieron y después de casarme con Matt dejé de lado ese deseo.

Luego de eso empezamos a hablar animadamente y de inmediato ambas chicas me cayeron bien, luego Grace nos trajo el desayuno y se sentó con nosotras y entre risas y platicas terminamos nuestro desayuno y por fin abrimos la cafetería a las 9:00am, la primera mitad de mi día, no voy a mentir fue difícil pero luego le agarre la onda como dirían por ahí y ya para el final de mi turno era casi una experta tomando ordenes y llevando los pedidos de un lado a otro.

Durante mi descanso le comenté a Grace mis planes de ir a comprar esta misma tarde mis nuevas cosas, al principio ella quiso acompañarme, pero luego recordó que tenia un compromiso, le dije que no había problema y que podía ir sola pero entonces me expreso su preocupación de que al ser nueva en la ciudad me pudiera perder y también que no quería que cargara muchas cosas por mi embarazo.

–Ya se que vamos a hacer, le diré a Kaleb que te acompañe– me dijo y yo solo la mire confundía.

–¿Quién es Kaleb? – Pregunte.

–Es un chico que vive ahí en el edificio y tiene una camioneta grande, seguramente el podrá ayudarte a cargar tus cosas y a que no te pierdas– explico y no me sentí muy segura de aceptar.

–No se Grace, no quiero ser una molestia– explique y ella negó.

–Tonterías, no serás ninguna molestia a Kaleb le gusta ayudar a los vecinos y siempre que lo necesitan o a su camioneta el ayuda sin problemas– lo pensé por un momento y llegue a la conclusión de que seria mi mejor opción, ir con alguien que conoce la ciudad y a parte me ayudaría a llevar algunas cosas por que en verdad no quería sobrepasar mis límites y hacerles daño a mis bebes

–Está bien– accedí.

Luego de eso se alejo para hablar con el tal Kaleb y yo seguí trabajando. Unos 20 min antes de que dieran las 4 que era la hora en que acababa mi turno la campanilla de la puerta sonó anunciando un nuevo cliente, mire hacia donde estaban las chicas y ambas estaban ocupadas entonces me gire para ir a atende al nuevo cliente.

Al hacerlo mis ojos encontraron una cabellera rubia que se me hacia conocida, me costo unos pocos segundos reconocer al tipo que había entrado, era el rubio berrinchudo. El aun no me había visto cuando se sentó en una de las mesas, pero cuando me acerque a tomar su orden sus ojos brillaron con reconocimiento al instante.

–Buenas tardes puedo tomar su orden– hable con normalidad, el me miro fijamente por unos largos segundos.

–Tu eres la dueña del Nissan rojo verdad– por un momento quise reír pues era la misma línea de ayer.

–Pues si– afirmé ­–Y antes de que hagas algún reclamo déjame informarte que ya moví mi auto– dije a la defensiva, sorprendentemente su rostro se volvió completamente rojo, y esos ojazos azules que me asombraron tanto la primera vez que los vi me miraban apenados.

–No sabes cuanto siento mi actitud de anoche– okey, de todo lo que me esperaba esto definitivamente esta era una de las cosas mas alejadas de mis expectativas. –Tuve en verdad un muy, muy mal día y trate de desquitarme contigo por algo que no era para armar un problema grande así que sinceramente te pido perdón– explico y lo mire analizando sus palabras.

Podía y quería perdonarlo siendo sincera, no lo conocía, pero se veía realmente apenado y también lo entendía, yo misma he tenido muy malos días donde a veces he querido que solo me provoquen con una mínima cosa para verter mi ira sobre esa persona. Creo sinceramente que a todos nos ha pasado alguna vez

–Esta bien, acepto tus disculpas y te perdono– le sonreí un poco al decirlo y el parecido un poco más aliviado.

–No sabes cuanto me alegro de oír eso yo... normalmente no soy busca pleito y me sentí culpable por como te trate cuando mi cabeza se despejo sobre todo porque sé que los corajes les pueden hacer daño– señalo mi barriguita, le sonreí conmovida.

–No te preocupes, la verdad ni siquiera me enojé por mas de un minuto– confese, el sonrió aliviado y pude apreciar un par de hoyuelos que se formaban en sus mejillas.

–Qué bueno, me sentiría terrible si hubiese sido lo contrario, en fin, ayer no te di la bienvenida al edificio que te merecías, por cierto, soy Ka...– el rubio berrinchudo fue interrumpido abruptamente por una muy emocionada Grace.

–¡Kaleb, que bueno que has llegado! – se acerco a el y le dio un fuerte abrazo sin dejar si quiera dejar que el se parara de su silla.

–Yo también me alegro de verte Grace– dijo rodeándola con sus brazos, cuando se separaron Grace de inmediato me presento con él.

–Mira ella es Gabriella, la chica que te pedí que ayudaras– la mire sorprendida.

–Mucho gusto Gabriella, soy Kaleb Jonhson– extendió su mano hacia mi al momento en que se ponía de pie y por un momento su altura me intimido un poco pero aun así tome su mano.

–Gabriella Mitchell– le sonreí y por un momento sentí un poco de alivio por el hecho de haber podido hablar y aceptar sus disculpas antes.

Que incomodo habría sido encontrarnos de sorpresa y aún más saber que pasaríamos el resto de la tarde juntos sin haber limado asperezas. 

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¡Hola!

Ha pasado ya un tiempecito desde la ultima actualización y les pido una disculpa por hacerles esperar tanto pero es que había perdido acceso a mi cuenta y hasta ayer pude por fin ingresar.

Quiero decirles que las actualizaciones se reanudan el día establecido así que nos vemos el viernes.