Capítulo 9: Pensamientos
- Ten, Chiba-san. Feliz San Valentín.
Espero que sepan bien, anoche estaba tan ansioso que no los probé.
- Gracias, Yoshida-kun, aquí tienes los míos. - Dijo con una sonrisa.
- ¿Los preparaste tú?
Se ven deliciosos.
- Así es, puedes probarlos.
- ¡Delicioso! - Dije después de comerlo.
Chiba-san es buena haciendo dulces.
- Come los míos si gustas, son caseros como los tuyos.
- ¿En serio? Entonces, tomaré un poco... Es verdad, está rico.
- Me alegra que te gustará. Por cierto, estás muy linda hoy.
Pensé en voz alta sin querer.
- Gracias... a ti también te queda bien lo que llevas puesto. - Dijo sonrojada.
- Gracias.
Me pasó lo mismo que en el templo, estoy todo rojo.
Si seguimos aquí parados... mi mente no aguantará.
- Hay un acuario por aquí cerca. ¿Qué te parece si vamos? - Preguntó mientras intentaba calmarse.
- Estoy de acuerdo.
Tengo que cuidar lo que digo el resto del día.
...
- Que lindos peces.
- Es verdad.
Me pregunto, ¿qué pensará Chiba-san de mí? ¿Seré el único que tiene estos sentimientos?
- Atención, el acto de los delfines comenzará en breve.
Escuché esas palabras venir desde un megáfono.
- Vamos a ver los delfines.
- Sí.
¿Le estaré dando muchas vueltas al significado de estos sentimientos?
Tiene que ser amor, me gusta Chiba-san.
- Vaya, que gran salto dió ese delfín.
- Fue genial.
Pero ahora que llegue a está conclusión... ¿qué debería hacer?
¿Declararme? No sé si ella me corresponda, todo es tan confuso.
- Me dió hambre, vayamos a comer algo.
- De acuerdo.
Creo que por ahora esperaré, no hay motivo para apresurarse, disfrutaré de estos momentos junto a ella.
- Aquí hacen buena comida. - Expresó segura.
- Entonces, entremos.
Después de comer, estuve de un lado a otro con Chiba-san.
Nos divertimos tanto que no nos dimos cuenta que anocheció.
- Ya es tarde, deberíamos irnos si queremos tomar el tren.
- Tienes razón, perdí la noción del tiempo. - Dijo sorprendida.
...
El tren estaba llegando, me di cuenta que había un vendedor, estaba ofreciendo llaveros a juego, le dije a Chiba-san:
- Sube tú primero, ya regreso.
- ¿Qué? Pero si el tren ya va a salir.
- No tardaré.
Me acerqué, le compré unos y subí rápidamente. Casi me deja el tren, pero valió la pena el riesgo.
- Ya estoy aquí, Chiba-san.
- No me preocupes así, Yoshida-kun, saliste corriendo tan de repente.
- Lo siento, es que quería comprar algo.
Le enseñé los llaveros.
- ¡Que bonitos!
- No pude evitar comprarlos. Ten, uno para ti.
- Gracias, se lo pondré ahora mismo a mi llavero.
Se ve alegré.
- Ahora vamos a juego. - Dije con una sonrisa.
- Cierto. - Afirmó mirándome a los ojos con una sonrisa en el rostro.
Avanzamos estación tras estación, entonces sentí un peso en el hombro izquierdo, era Chiba-san, se había quedado dormida. Estaba usando mi hombro como almohada.
Al percatarme, los nervios se me subieron al máximo, aún así, intenté no moverme para no despertar la.
- Hoy me divertí, gracias por venir, Yoshida-kun.
Está dormida y aún así me agradece. Gracias a ti, Chiba-san, estoy seguro que no olvidaré este día, tomaré una foto.
- Quedo bien, aunque Chiba-san este dormida. - Dije susurrando.
- ¿Ya llegamos? - Preguntó medio dormida.
- Aún no, pero estamos cerca.
- Ya veo... Lo siento, me quedé dormida y me recosté en tu hombro inconscientemente. - Dijo avergonzada.
- Tranquila, se que no fue intencional.
En unos días visitaré al abuelo, le diré sobre mis sentimientos por Chiba-san.
- ¿Me viste durmiendo?
- Sí.
No tiene caso mentir, solo espero que no descubra la foto.
- No hiciste nada raro, ¿verdad? - Dijo seriamente.
- No hice nada.
Tengo que ser cuidadosos con lo que respondo.
- ¿Seguro? ¿Qué es eso que tienes en el teléfono?
Deje la foto abierta, seré idiota. Ya la vió, seguro me matará.
- Me tomaste está foto, ¿eh? Dime, ¿eso fue todo?
- Solo eso, no hice nada más.
- Dame un segundo... Listo, ahora yo también la tengo.
Pensé que borraría la foto y me golpearía, pero lo único que hizo fue pasarla a su teléfono.
- ¿No estás molesta?
- ¿Debería estarlo?
- Es solo que tengo entendido que a las chicas no les gusta que les tomen fotos de ese estilo.
- Entiendo lo que quieres decir, pero yo no formó parte de ese grupo al que le molestan ese tipo de cosas.
- Ya veo.
Menos mal. Nos bajamos del tren, parece que Chiba-san está contenta.
- Aquí nos separamos. Buenas noches, Yoshida-kun.
- Cierto, vives hacia el otro lado. Puedo acompañarte, luego yo regresaré.
- Estaré bien, no es tan tarde, pero gracias por preocuparte.
- En ese caso. Buenas noches, Chiba-san.
Me dió la espalda y se fue caminando. Mientras se alejaba, vi su sombra reflejada por la luz de la luna.
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