Espacio Krill, 28 de agosto de 2425.

10:00pm Hora de la tierra.

¿Alguna vez han pensado que su verdadero amor no era una persona, sino algo que haces? ¿Y que además de eso, la vida parecía completa porque tenías todo lo que soñaste un día de niña?

Mi vida era normal, transcurría como cualquier otra, creo que no había nada fuera de lo común para la época, más que era una adicta a descubrir nuevos mundos, de resto era igual a otra chica de mi edad. Pero lo extraordinario de mi vida estaba en que adoraba lo que hacía, no solo porque luché mucho para conseguirlo, sino porque mi trabajo era todo lo que llenaba mi alma, era donde podía ser yo misma, donde me sentía como en casa; mi hogar estaba en Los Ángeles, San Francisco, ahí me había criado y había crecido, pero luego de conocer el espacio cuando solo tenía 8 años, supe que mi verdadero hogar estaba en las estrellas, ahí, donde hace 400 años las personas soñaban con estar, con conocer; donde las posibilidades son infinitas, y donde un cumulo de gas y explosiones te daban unas vistas tan asombrosas que podías quedar sin aliento por minutos. Desde entonces entendí que, si bien adoraba mi hogar, la tierra y San Francisco que era donde estaba mi corazón, el espacio era el lugar donde mi estaba mi alma.

Dedicar horas de estudios, arduos entrenamientos, estudios tras estudios; no era más que la llave que abría la puerta al hogar de mi alma, por lo que cuando lo logré sentí que mi vida se había completado definitivamente, no necesitaba más. Por lo que los siguientes años me dedique a vivir al máximo y a conocer cada lugar del hogar de mi alma, el espacio.

Toda mi vida parecía marchar a la perfección, nada en mi vida faltaba hasta que aquel devastador momento, lo puso a él en mi camino. Ed Mercer, Capitán de la Orville, un prodigioso oficial que se convirtió en Capitán de una de las naves interestelares exploratorias más importantes de la Unión. Siempre recordaré el momento en que sentí que me enamore de él, porque jamás había sentido aquella corriente tan intensa en todo mi cuerpo, incluso cuando se suponía que estaba en un ataque de pánico; sus brazos rodeándome para que no me escapara y su voz grave y suave al mismo tiempo suplicándome que me tranquilizara que el solo quería ayudarme, han sido los recuerdo que más atesoro en mi vida, pues de algo estaba segura y era que esa, había sido la primera vez que sentía amor por alguien que ni siquiera conocía.

Ed llegó en el momento más caótico de mi vida, había perdido a quienes consideraba una familia, a quienes habían sido mis compañeros de aventuras, risas y lágrimas por tres largos años; había perdido mi nave, la que comandé como Primer oficial, había perdido las razones para continuar en la unión, simplemente en mi había un hueco tan enorme, que ni el universo y su infinito se podría comparar; y aún con todo eso le debía mi vida a Ed.

Desde el momento que Ed y yo hablamos, sentí un cálido rayo de sol en medio de tanta tristeza y frio, paz entre la guerra que era mi corazón y mi mente; su dulce sonrisa y ese gesto que sus ojos se achinan completamente cuando sonríe, desestabilizó por completo lo que yo creía en calma, porque a pesar que de Ed había dejado una chispa encendida en mí, también supo apagar aquella llama que luego se encendió. Y es que, a diferencia de mí, el corazón de Ed ya se había enamorado por primera vez, y había decido pasar el resto de su vida con otra persona, solo que esta persona le traicionó, por lo que cuando yo llegue a su vida, ya habían rasgaduras en su alma y un millón de dudas en su corazón, y aunque yo quise suplir ese lugar pues todo lo sentía por el me dio la fortaleza para luchar, para cuando logré hacerlo, había sido muy tarde, para él y para mí, pues luego de lo que haré no se si volvamos a vernos. Sentí la necesidad de escribir esto, porque esta noche ha sido tan encantadora, y ha sido todo lo que soñé con Ed, pero luego de mirarlo dormir, me di cuenta que tal vez nuestro tiempo este contado y aunque esta fue la noche en la que por fin pude oír un "Te amo" de sus labios, y la entrega que siempre quise; no le he dicho cuanto realmente lo amo:

Como revoluciono mi vida, como me hizo llegar al tope de felicidad y me hizo bajar tan fuerte que pegué contra el concreto, me lastimé y creí que moriría, pero aprendí, me levante y seguí. Luego el volvió aparecer y aquello que yo creí que era odio porque aún había heridas abierta de aquella gran caída, no era más que amor disfrazado de indiferencia. Tampoco le he dicho lo mucho que amo sus canciones de Billy Joel, sus películas del siglo XXI, sus chistes sobre mi comida, lo mucho que admiro lo que es como capitán, pero sobre todo el gran corazón que tiene.

No le he dicho que el me enseño amar y a odiar lo que amaste, a perdonar y a seguir; a valorar la vida incluso cuando nuestros enemigos no lo hacen, así como tampoco le he dicho que desde el día en que lo conocí supe que lo amaría, tanto y tan profundo que dolió y duele, tanto que mi mayor miedo, es que después de esta noche, ya no vuelva a verlo, simplemente no le he dicho que es el único y verdadero amor de mi vida.

Estos escritos y diarios, son lo que quedan luego de que ya no estamos, es por eso que, si algún día lees esto mi amor y no alcancé a decírtelo, quiero que sepas que esto salió de lo más profundo de mi alma y que desde que me rescataste, mi corazón, mi vida, mi cuerpo, hasta mi alma —que se suponía era del espacio— y mi último aliento te pertenece.

Te amo Ed, porque yo creí que el hogar de mi alma estaba en las estrellas, y resulta que eras tu quien estaba en las estrellas.

Si esto es una despedida, puedes volver a encontrarme en la Nebulosa de Anan—Y veras que Coldplay tenía razón en Yellow cuando la creo y cuando la canto para ti—, y si estoy cerca de ti cuando leas esto abrázame y te diré palabra por palabra lo que acabo de escribir, y junto a ti cantaré la canción de la banda del siglo XXI que tanto me gusta y que siempre será para ti.

Con amor:

Rose Odessa Perry-Wright.

Tierra 400 años en el futuro, el espacio y el universo ya no es un sitio donde muchos sueñan ir, es el sitio donde conviven cientos de planetas, diferentes razas, idiomas, y culturas, pero todas unidas por el bien de la existencia.

Rose es una Oficial de la Unión Planetaria que ha vivido su vida para su trabajo y para Unión, por lo que su vida solo giraba en torno a este, todo parecía en calma y en control hasta que en el momento en que estalló la guerra entre los Kaylon y la Unión, Rose conoció a su primer y único amor.

Este amor que se convirtió en idílico y luego en dolor, la hizo crecer y ver la vida desde otro punto más allá de la Unión, mas allá de su trabajo. Aquel amor le enseño las mieles de estar enamorado, como las espinas de la rosa que era ese amor, a perdonar, a caer y a levantarse.

Ed y Rose tenían una misión abordo de la Orville, y aunque aquella misión se volvió personal, su verdadera batalla será dejar el pasado atrás, aprender amar y a valorar lo que es amor, pero sobre todo a vivir la intensidad del primer amor.

A bordo de la Orville, Rose no solo conocerá el amor, sino que también vivirá las mejores aventuras de su vida, junto a personas que en principio eran extraños y que al final se convirtieron en familia.

Mas allá del cosmos, es el lugar donde Rose entendió que el amor, era parte de la vida, y que, sin importar cuanta duela, vale la pena experimentarlo.