Capítulo 4
El sol se estaba poniendo lentamente sobre Bilbao, y, a pesar de la frustración y el cansancio de los últimos días, había decidido actuar con mayor sensibilidad hacia la situación. Después de la tensa conversación con Sara en el entrenamiento, me tomé un tiempo para reflexionar y entender mis sentimientos. Decidí que era el momento de intentar una nueva aproximación, no podía dejar escapar a Sara como si nada, ella era una persona que realmente me interesaba.
Sabía que Sara tenía clases y que su jornada universitaria probablemente estaría terminando pronto. Opté por darle espacio, pero también quise hacerle saber que estaba dispuesto a escucharla. Le envié un mensaje simple y directo.
Hola, Sara. Me gustaría invitarte a tomar un café y hablar, si te parece bien. Solo para que puedas expresarte y para que yo pueda entenderte mejor. ¿Te parece?
De verdad que nunca había tenido tantas ganas de entender a alguien en el mundo. Sé lo que piensas de los futbolistas, pero no todos son como tienes en la cabeza.
Sara tardó en responder, y me pregunté si había hecho bien en intentarlo de nuevo. Finalmente, recibií un mensaje de vuelta:
¿Dónde y cuándo?
Nos acordamos de encontrarnos en un pequeño café con un ambiente tranquilo en el centro de Bilbao. Había llegado yo unos minutos antes, intentando calmar los nervios y prepararme para la conversación que estaba a punto de tener.
Cuando Sara llegó, se la veía cansada, pero también decidida. Me saludó con una sonrisa débil y se sentó en la mesa que había reservado. Ambos pedimos café y nos sentamos en silencio por un momento, cada uno sumido en nuestros propios pensamientos.
Finalmente, decidí romper el silencio.
―Gracias por venir, Sara. No sé si esto es lo que esperabas, pero lo que realmente quiero es entenderte.
Sara me miró con una mezcla de sorpresa y desconfianza, pero asintió lentamente.
―Bueno, creo que te debo una explicación. Sé que te dejé un poco trastocado la última vez que nos vimos por la forma en que me fui, y no creo que te merezcas eso. Hasta el momento te has portado de una manera magnífica conmigo y yo lo único que he hecho ha sido apartarte de mala manera. Lo siento mucho, Oihan. No te merecías eso.
Mientras el camarero les traía las tazas de café, Sara tomó un sorbo y comenzó a hablar, su voz temblando ligeramente al principio.
―Hace un tiempo, estaba en una relación con Isaac Romero, un futbolista del Sevilla. Todo parecía ir bien al principio. Era emocionante estar con alguien en el centro de atención, y creí que tenía algo especial. Pero cuando él ascendió a la primera división, las cosas cambiaron.
La escuché en silencio, prestando toda mi atención. Sara continuó, su mirada fija en el café.
―La relación se volvió más complicada de lo que esperaba. Isaac comenzó a cambiar, y me di cuenta de que estaba más interesado en la imagen que proyectaba y en las personas que lo rodeaban que en nuestra relación. Y luego... bueno, luego me enteré de que había empezado algo con una trabajadora de RRPP del equipo.
Sentí un nudo en el estómago al escuchar la historia. No era solo la ruptura, sino la traición y el dolor que Sara había experimentado. Ella tomó otro sorbo de café, tratando de mantener la calma.
―Me dolió mucho ―dijo ella―. Me sentí usada y descartada. Así que, cuando decidí mudarme a Bilbao y empezar de nuevo, lo hice para alejarme de todo eso. No quería volver a estar en el mismo círculo, ni lidiar con personas que pudieran recordarme a lo que había pasado.
La miré con empatía, dándome cuenta de lo profundo que era el impacto de su experiencia.
―Lo siento mucho, Sara ―dije yo―. No tenía idea de lo que habías pasado.
Sara me miró, su expresión aún cautelosa.
―Y no quiero que pienses que me niego a conocerte por simple prejuicio. Es solo que tengo miedo de repetir la misma historia. No quiero verme envuelta en el mismo tipo de relación que tuve con Isaac.
Asentí, comprendiendo su perspectiva.
―Entiendo por qué sientes eso ―dije yo―. Pero quiero que sepas que no estoy aquí para seguir el mismo patrón. Mi interés en ti no tiene nada que ver con mi estatus como futbolista. Realmente quiero conocerte y demostrarte que soy diferente.
Sara me observó con atención, viendo sinceridad en mis ojos. Suspiró, pareciendo algo aliviada pero aún vacilante.
―No sé si estoy lista para dejarme llevar, Oihan. Aún tengo muchas reservas. No soy como Leyre que se pasa los días con Unai y está dispuesta a que pase lo que tenga que pasar, yo tengo miedo a que me hagan daño. Adoro el fútbol y me caes bien, pero meterme nuevamente en su mundo me resulta aterrador.
―Lo entiendo ―respondí―. Solo te pido una oportunidad para demostrarte que no soy como Isaac. No voy a presionarte, pero me gustaría que me dejaras mostrarte quién soy realmente.
Sara lo pensó por un momento. Finalmente, asintió lentamente.
―Está bien. Estoy dispuesta a darte una oportunidad. Pero, por favor, no esperes que sea fácil. Tengo mis reservas, y no quiero que te hagas falsas expectativas.
Yo sonreí, sintiéndome aliviado por la apertura de Sara.
―Lo entiendo. Solo quiero que sepas que estaré aquí para ti, sin presiones. Si en algún momento necesitas hablar o necesitas espacio, me lo dices.
Sara asintió, un pequeño atisbo de esperanza en sus ojos.
―Gracias por ser comprensivo. Aprecio que te tomes el tiempo para escucharme.
Mientras disfrutábamos de nuestro café en un ambiente de mayor comprensión, sentí que este era el primer paso hacia una posible amistad y, quizás, algo más. Aunque no era un camino fácil, sentía que había comenzado a construir una base sólida, basada en la empatía y el entendimiento mutuo.
Al salir del café, un poco más aliviados, con la esperanza de que, al menos, podíamos empezar de nuevo con una perspectiva más clara y abierta.
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HOLAAAA.
Tenemos a Oihan en la prelista para la Nations League, ojalá vaya convocado.
¿Que os ha parecido la jornada 1 de la Liga?
Nos leemos pronto.
ig: ememarrr
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