Capítulo 3
El sol de la mañana proyectaba largas sombras sobre el campo de entrenamiento del Athletic Club en Lezama, y me encontraba sentado en una banca, con el móvil en la mano. Miré una vez más el mensaje que había escrito, revisando cada palabra antes de enviarlo. Llevaba desde anoche pensando en como hablarle a Sara sin que me bloquease directamente. Había decidido ser misterioso, no revelar mi identidad desde el principio. También corría el riesgo de que pensara que soy un psicópata y me mandase a la mierda desde el principio, pero estaba seguro que diciéndole que era yo desde el primer momento me iba a mandar a tomar por culo.
Hola, tengo algo que podría interesarte. ¿Te gustaría que nos viéramos hoy? Te prometo que no te arrepentirás.
Envié el mensaje y esperé con nerviosismo. Las horas parecían eternas mientras el mensaje se quedaba en "entregado" sin recibir respuesta. Finalmente, un tono de notificación rompió el silencio, y vi que Sara había respondido.
¿Quién eres? ¿Por qué debería confiar en ti?
Porque tu intuición te dice que no soy ningún psicópata.
¿Además de extraño también eres adivino?
No me hacen gracia tus métodos, pero supongo que si tienes mi número es porque me conoces o conoces a alguien que me conoce, y no, no me llevo con psicópatas.
Eres muy lista, vas a ser una gran periodista.
¿Cómo coño sabes..?
Sonreí para mí mismo, sabiendo que había conseguido captar su interés. Decidí responder de manera que dejara a Sara intrigada pero sin revelar demasiado.
¿Por qué no te encuentro a la salida de tu universidad? Así podrás averiguarlo por ti misma.
Poco después, recibí un mensaje confirmando que Sara estaba dispuesta a encontrarse conmigo. Así que en cuanto acabamos la sesión de entrenamiento matutina, salí corriendo a la facultad de Sara..
Al llegar a la universidad, me encontré con ella en la salida, rodeada de estudiantes que se despedían y se dirigían a sus hogares. Sara me vio a lo lejos y, al acercarse, su expresión pasó de curiosidad a sorpresa cuando me reconoció.
―¿Tú? ―dijo, claramente molesta y sorprendida.
Con una sonrisa nerviosa, intenté suavizar la situación.
―Sí, soy yo. Solo quería hablar contigo y aclarar las cosas.
Sara me miró con desdén y se cruzó de brazos.
―Lo que dije en la cafetería sigue en pie. No estoy interesada en conocer futbolistas, especialmente no a uno que solo intenta jugar a los misterios. Hazme el favor, Oihan. No insistas, asume que no todas las chicas caen rendida a los pies de algún futbolista.
―Espera, déjame explicarte ―dije, tratando de calmarla―. No sé qué es lo que te ha pasado para que no estés dispuesta a conocer a ningún futbolista, pero no quiero que conozcas a Sancet el jugador del Athletic Club, quiero que conozcas a Oihan Sancet, el jugador del Athletic Club y la persona que hay detrás.
Sara frunció el ceño y susurró:
―Yo solo quería conocer el fútbol en su totalidad en el deporte, no tener nada que ver con su mundo personal. Ya tuve suficiente con esa parte.
Como estaba comprobando que Sara era la persona mas cabezota que la vida me había puesto por delante en veinticuatro años, decidí cambiar de táctica.
―¿Qué tal si vienes a uno de nuestros entrenamientos? tenemos entrenamiento esta tarde. Puedo presentarte a mis compañeros y mostrarte que no somos todos iguales. Te prometo que te sorprenderás.
Sara me miró con incredulidad.
―¿En serio crees que eso cambiará algo? ¿Crees que me va a interesar estar en medio de un grupo de futbolistas? te estás equivocando de persona, Oihan. Yo no soy Leyre.
Me sentí frustrado porque a pesar de todas las facilidades del mundo que estaba tratando de ponerle a esta chica para que viese un interés real en mí, ponía pegas a todo, pero aún así traté de mantener la calma.
―Solo dame una oportunidad. No quiero que te sientas presionada, pero creo que podrías ver algo diferente en nosotros. Además, hablando de Leyre, ahí viene.
La chica antes mencionada apareció donde estábamos nosotros con una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo por dentro que este encuentro había sido únicamente obra suya ¿Cómo es posible que su amiga viese antes el interés que tenía en ella que ella misma?
--Hola chiquitines. --dijo la rubia ofreciéndome una sonrisa y pasando su brazo izquierdo por el hombro de su amiga. --¿Qué pasa por aquí?
--Nada, Oihan, que se cree que todas somos tú. --respondió Sara.
--No, todas no, pero tú sí. --Sara hizo una mueca respondiéndole a su amiga. --Oye, Oihan. Gracias por darle mi número a Unai.
Sonreí asintiendo y entonces Sara dio una palmada.
--Claro, es que estaba claro. Tú, no sé de qué me sorprendo si ya sé de sobra como eres. Tú has sido la que le has dado mi número. --dijo mirando a su amiga visiblemente enfadada.
--Pues claro, porque tú eres boba.
--De hecho, le estaba diciendo que viniera conmigo al entrenamiento de esta tarde, pero no quiere. Puedes venir con nosotros si así se siente más segura, además, creo que Unai estará encantado de verte.
--¡Ay, sí! ¡vamos, Sara. No seas sosa!
--¿Por qué todo el mundo ignora lo que digo? --dijo la morena bufando.
--Porque tú también quieres ir, Sarita.
Sara suspiró, claramente en conflicto, pero finalmente aceptó. La llevé al entrenamiento del Athletic Club, y la presentó a mis compañeros de equipo. A Leyre ya la conocían y casi que se llevaban como si fuesen colegas de toda la vida. Los jugadores, conscientes de la situación con Sara fueron amables y cordialmente le mostramos el ambiente en el que trabajábamos.
Al terminar todos los juegos, les enseñamos a las dos las instalaciones de Lezama y les presentamos al presidente, Jon Uriarte.
--Estudian periodismo. --dije yo. --Tal vez, podrían hacer las prácticas aquí en el Athletic ¿no?
--Sí, claro. Si están interesadas podrías concertarles una cita con el departamento de comunicación. --Habló el presidente.
--Esto es demasiado. --dijo Sara. --Leyre, vámonos.
--Sara, le dije a Unai que me iba con él.
--Pues me voy sola. --dijo la sevillana, dedicándome otra mirada con desdén, antes de iniciar su salida de Lezama.
Mientras caminaba hacia la salida como alma que lleva el diablo, iba detrás de ella pronunciando tantas veces su nombre que pensaba que se lo iba a borrar.
--Joder, Sara. Espera.
Sara se volvió hacia mí, con una expresión decidida.
―Oihan, lo que estás haciendo es una locura. No me importa que me recomiendes para unas prácticas. Lo que quiero es que me dejes en paz. No quiero estar involucrada en el mundo del fútbol, ni con futbolistas, desiste ya. --Después volvió a darme la espalda y se fue.
Sintiendo la derrota, dejé que Sara se marchara, frustrado pero determinado a entenderla mejor. me pregunto por qué era tan reacia a acercarse a mí y al mundo que representaba.
Volví dentro de la Ciudad deportiva buscando a Leyre, si ya me ayudó una vez, me puede ayudar dos. La encontré con Unai y con Álex charlando animadamente. Necesitaba que me ayudase a entender qué le pasba a Sara y por qué parece querer entrar en un mundo donde tiene miedo y por eso no lo hace.
--Leyre, necesito tu ayuda. Quiero entenderla. --le pedí casi suplicando. --¿Qué le pasa? ¿por qué me teme?
Leyre suspiró.
―Sara era la novia de Isaac Romero, el futbolista del Sevilla ―explicó Leyre―. Cuando él subió a primera división, la dejó por una trabajadora de RRPP del equipo. Sara se mudó a Bilbao a mitad de curso para escapar de todo eso y empezar de nuevo. Oihan, Isaac la destrozó, y ahora tiene miedo ya no solo de que alguien le guste, sino de que ese alguien que le guste sea futbolista de primera división.
Escuché, sintiendo una mezcla de tristeza y comprensión. Entendía ahora la resistencia de Sara y el dolor que había experimentado. Quise disculparse por mi forma de actuar, y decidí que no iba a seguir presionándola. En lugar de eso, me comprometí a demostrarle que no era como Isaac, y que mi interés en ella no era solo una cuestión de físico o de demostrar que los futbolistas podemos tener a quienes queramos, sino de conocer a la persona que había capturado mi atención de manera tan profunda.
Con una nueva perspectiva, me preparé para dar el siguiente paso. No sería un simple intento de seducción o un acto de persuasión, sino un sincero esfuerzo por construir una relación basada en la confianza y el respeto.
---------------------------------
Volveemos a leernos pronto.
Sigan disfrutando de Oihan y Sara.
ig: ememarrr
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro