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𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 27-𝕰𝖑 𝖙𝖊𝖒𝖕𝖑𝖔 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝕱𝖔𝖗𝖙𝖚𝖓𝖆

La silueta de la joven princesa se iba desvaneciendo más entre la multitud a medida que la conversación con Stella se alargaba. Max tenía que buscar alguna forma de perder de vista a sus acompañantes y lograr encontrarse con aquella muchacha.

Stella quien quería sacarle más provecho a su tiempo sugirió adentrarse más al mercado con la intención de encontrar algún objeto que les fuera útil. Max al escuchar supo que era el momento adecuado para escabullirse y aceptó al instante de escuchar tal proposición.

Sin tener nada más que hacer en el restaurante se encaminaron con dirección al mercado. La distracción por los objetos sirvieron de cebo perfecto para que Max saliera del radar de Stella y Suri, logrando su objetivo de seguir a la doncella.

Las telas alrededor lograron cubrirse su presencia y en un momento se encontraba corriendo en línea recta, buscando a cada lado si había algún templo cercano a él. En una curva, cruzando la calle se encontraba un gran edificio cubierto de nieve con una insignia en lo alto. El lugar estaba aglomerado de personas en la puerta delantera impidiéndoles entrar por los guardias que resguardan la entrada. Sin duda ese era el lugar que Max estaba buscando.

El plan de encontrarse con la princesa se había puesto más complicado de lo que él hubiera imaginado, pero eso no iba ser motivo para rendirse tan fácilmente. Rodeó el templo buscando algún muro por el cual trepar. Con ayuda de su capa y excelentes habilidades logró cruzar al otro extremo del muro.

Con cautela recorrió el jardín trasero que había en el templo, en el cual había caído al momento de entrar. Las ofrendas ofrecidas a la diosa de la Fortuna con el afán de tener una buena cosecha eran inmensas, casi incontables.

Una voz delicada realizando una oración llegaron a los oídos de Max, captando su atención. Sin dudas logró encontrar a la persona que venía a buscar. Sin perder el tiempo se ocultó en atrás de un muro y se sacó la capa para proceder a tomarse la poción logrando tomar la apariencia de Adrián con éxito.

La silueta de la joven muchacha saliendo del templo hizo que Max apresurara el paso dejando sus cosas dentro de unos arbustos. Apresuró tan rápido el paso que no pudo detenerse al momento de cruzar con ella y terminó cayendo con ella al suelo—Lo siento mucho no mire por donde iba—dijo desde el suelo. Ayudando a la princesa a levantarse.

—¿Adrián? —respondió sorprendida, al momento de cruzar miradas y tocar su mano.

—Jamal. Así que eras tú por la que hay tantos disturbios haya fuera.

—Las personas vinieron a pedirme ayuda con algunos problemas que tienen pero no puedo resolverlos todos. No son malas.

—No digo que lo sean pero con tantos alrededor de ti pensé que estaban más admirándote que pidiendo favores.

—No lo creo—jugueteo con su cabello—.seguro solo vinieron por los favores

—Jamal.—la observó directamente a los ojos sonrojándola.

—Si—balbuceo.

—Quisiera hablar más contigo.

—¿conmigo?

—Si. Quiero agradecerte por las galletas que me enviaste invitándote a comer.

—No es necesario. Yo te las envié porque tenía muchas y no quise tirarlas... no digo que las que te envié fueran sombras, solo que no son demasiadas como para invitarme a comer. Tú entiendes ¿no?

—Claro, pero aún así no dimito ante mi propuesta.

Las conversación entre Max y la princesa se hacía más tranquila e interesante a medida que pasaban los minutos. Max intentó varias maneras para lograr que la princesa aceptará su invitación, lográndolo al fin con la condición de ir acompañados de sus guardias.

—¿Siempre te siguen tus guardias?

—No siempre me siguen. Solo lo hacen cuando salgo. En el palacio tengo a mis damas de compañía, pero eso ¿tú ya lo sabías no?

—Claro—balbuceó— .Solo quería asegurarme que todo estuviera bien. Tú sabes, siendo el hijo del tesorero tengo que saber si los guardias hacen bien su trabajo para merecerse su pago.

— Claro. Entiendo muy bien a lo que te refieres. Tú padre ha ayudado mucho al imperio y que sigas sus pasos hace que la familia real esté más tranquila.

—Señorita ya llegamos al restaurante.—interrumpió un guardia.

Los asientos del restaurante estaban vacío, como si el restaurante fuese reservado para ese día. Al ingresar dos guardias abrieron la puerta y el encargado del lugar les mostró sus asientos.

El lugar lucía algo ostentoso a diferencia del restaurante en que Max había almorzado Stella y Suri. Pero no iba a ser caprichoso y se centró en lo que había venido. Con mucha educación ayuda con la silla a Jamal y empieza a conversar más sobre el imperio con ella, intentando dar un poco de simpatía.

—Y así fue como el emperador logró dar agua al distrito siete.

—increíble. No sabía esa parte de la historia.

— bueno. Solo algunas personas conocen las dos versiones—se sonrojo.

—Jamal.—agarró sus dos manos suavemente.

—¿Pasó algo?

—Quisiera pedirte un favor.

—¿Qué clase de favor?

—¿Has oído sobre la copa de la vida?

— Si. Tengo el privilegio de visitar la tesorería de vez en cuando y logró verla en mis recorridos.

—Jamal—logró captar su atención— .Hace un tiempo que no me siento muy bien de salud

—¿Es algo grave?¿Has logrado ir a un médico?. Puedo proporcionarte un médico si lo necesitas ahora mismo.

—Esto no lo puede curar ningún médico... Tengo una enfermedad que no ha sido descubierta aún.

Las palabras de Max hicieron brotar lágrimas en los ojos de Jamal.

—¿Necesitas esa copa para curarte?—limpio sus lágrimas.

—si.

—No te preocupes Adrián—sujeto las manos de Max con fuerzas—.Yo te traeré esa copa. Así que espera mi llegada—las lágrimas de Jamal cayeron en las manos unidas de ambos.

Ver a Jamal en esas condiciones hizo sentir mal a Max pero tenía que hacer esto por el bien de Lio. No había otra oportunidad, después de todo, el verdadero Adrián está bien y esto solo iba a ser otro mal recuerdo pasajero.

—Está bien Jamal. Yo estaré bien esperando tu llegada. No llores más.

—Es que... no puedo evitarlo. Perdón.

Max abrazo a Jamal consolándola mientras ella intentaba no perder la compostura.

—¿estás bien ahora?

—Si—se alejo un poco— .Ahora estoy bien.

—Me tengo que retirar ¿Estarás bien?

—Tonto—le dio un golpe suave—.Eso debería decir yo—soltó una carcajada leve—.Bueno creo que tengo que irme

—Te acompaño a la salida.

—Gracias.

Max acompañó a Jamal hasta el carruaje en compañía de algunos guardias y antes de despedirse le dijo unas últimas palabras—Por cierto nunca me habías llamado por mi nombre. Siempre te dirigías a mí por princesa o alteza

Estas palabras aturdieron a Max al instante.

—Me alegra saber que me tienes más confianza a pesar de lo que pasó.

Los guardias cerraron el carruaje dando marcha hacia al palacio dejando a Max aun sorprendido despidiéndose de Jamal.

El carruaje que la transportaba paso por la feria a petición suya. Las calles adornadas y los puestos de comida le hacían alegrar sus días. Mientras hacia esto se percató que en uno de los puestos se encontraba Adrián regañando a dos ancianos. Algo muy extraño ya que se despidió de Adrián hace unos minutos. Con algo de dudas decidió no tomarle importancia al asunto por ahora.

¡Hola! Mis Queridísimos Lectores.

Hoy les vuelvo a traer otro capitulo de esta obra que nos gusta tanto.

Dato curioso de este capítulo: Como habíamos dicho las capas logran convertirte en una persona aleatoria a los ojos de otras mientras no uses la capucha ya que en ese caso serias invisible. Los ancianos que vio Jamal desde el carruaje son Suri y Stella quienes estaban buscando a Max pero terminaron encontrándose con Adrián en su lugar.

Nos vemos en la siguiente actualización.

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