Capítulo Doce: Sus asuntos, no los tuyos
Capítulo Doce: Sus asuntos, no los tuyos.
Rayan
16 de noviembre, 2016.
—Amo cómo siempre le traes flores —suspira mamá sentada a mi lado izquierdo y sonrío ante sus palabras.
Desde que mi hija practica ballet desde hace unos años, en cada recital me encargo de traerle un arreglo de flores diferente y generalmente tiene una variedad de flores porque los colores mezclados la hacen feliz y porque asegura que no sabe cuál es su flor favorita. Mientras yo viva a mi niñita nunca le faltarán flores.
—Summer se pone tan feliz cada vez que se las das, siempre parece sorprendida de que lo hagas.
—Y espero esa expresión nunca desaparezca porque me encargaré de siempre traerlas —Le aseguro y mamá suspira con una mirada de "¡Jesús! ¿Cómo lo crie tan bien?"
Una vez más me volteo para ver si hay algún rastro de Breana quien aún no llega. No me ha escrito y falta poco para que el recital comience.
Desde aquella vez que no vino al recital de Summer, llegamos a un acuerdo de que cuando no pudiese venir siempre me lo haría saber con anticipación y se encargaría de hacérselo saber a Summer para que ella no pensará que la despreciaba, cosa de la que sabemos que Breana es incapaz.
—Parece que tienes una fijación hacia la puerta —comenta mamá y volteo a verla.
—Te dije que espero por Breana.
—Breana —repite mamá sonriendo—. Últimamente te veo más relacionado con ella.
—Sí, porque ya no oculto que me gusta —suelto sin deseos de ser sutil y manteniendo la mirada en ella—. Como más que amiga, por si necesita aclaración.
Mamá por un momento parece sorprendida por mi franqueza respecto al tema, nunca hablamos sobre mi atracción hacia Breana, aunque siempre pensé que fue consciente de ello. Es un poco extraño que nunca me empujara hacia los brazos de mi amiga, quizá se deba a que nunca fue un buen momento, pero lo que sí dejaba en claro es lo especial que le parecía Breana y que la aprecia.
Tras salir de su sorpresa, mamá sonríe casi de forma automática porque en su mente eso significa: mi hijo finalmente tendrá una relación.
—¿Breana está viniendo cómo más que tu amiga?
—Eso me gustaría, estoy trabajando en ello y deja de sonreír cómo desquiciada, mamá, no vayas a ser rara sobre ello. No lo exageres, ella aún está procesando que estaremos juntos y tú sueles ser muy intensa.
—Rayan Davis, no soy intensa.
—Por supuesto que lo eres, así que actúa con normalidad. No menciones bodas ni bebés ni trates de forzar que salgamos a solas o follar.
—¡Dios te lave esa boca! —Me da un golpecito en la pierna y sonrío.
—Solo trato de poner límites en tu intensidad.
—No soy intensa —replica y ruedo los ojos.
»Breana me encanta y a Summer también. Francamente pensé que todo entre ustedes sería platónico ¿Ella no tiene novio?
—Lo dejó hace meses.
—Quiero hacer muchas preguntas con respecto a ustedes.
—Mamá —digo y ríe por lo bajo—. Solo somos Breana y yo con una posibilidad real de ser más que amigos.
—Damas y caballeros, los invitamos a tomar asiento, en cinco minutos se dará inicio al recital —Se anuncia por los parlantes.
Una vez más volteo hacia la puerta en busca de Breana, pero no hay rastro de ella.
Las luces comienzan a descender y poco a poco las voces se van silenciando mientras el asiento a mi lado permanece vacío.
Sacándome el teléfono nuevamente veo que mis mensajes no le han llegado por lo que voy a un chat diferente.
Rayan: ¿Sabes en dónde está Breana?
Elise: se me escapó del bolsillo ¡Ups!
Rayan: qué graciosa
Rayan: hablo en serio
Elise: no lo sé, pensé que iría al recital de Summer
—Ya puedes respirar, hijo —susurra mamá de manera burlona.
Volteo y veo a Breana bajando las escaleras, llamando la atención por la manera en la que impone su presencia con una falda ajustada negra, camisa rosada de cuello alto y abrigo negro y largo con botones grandes dorados, tengo un duro momento despegando la mirada de sus piernas cubiertas de medias panties negras y las botas hasta las rodillas.
No soy el único viéndola y hay algunos susurros porque sería difícil no reconocerla. Su mirada parece perdida, pero mientras estoy consumiéndola con la mirada, mamá le hace una seña con la mano y ella le sonríe.
En silencio la miro llegar hasta nuestra fila, pedir permiso y saludar a mamá que se pone de pie para darle un breve abrazo, antes de que Breana pase esquivando mis piernas y se siente a mi lado.
Cuando se inclina hacia mí respiro la fragancia de su perfume floral junto a un olor que es simplemente suyo.
—Lamento llegar tarde, hice un desastre en el apartamento mientras lavaba y se llenó de agua —susurra antes de besarme la mejilla—. ¡Ufs! Pensé que la puerta ya estaría cerrada, temí que fuese demasiado tarde.
Me dedico a mirarla en silencio sin responder a sus palabras y enarca una ceja en una pregunta silenciosa a la que tampoco le doy respuesta, en lugar de ello deslizo mi mano libre hacia ella y entrelazo nuestros dedos, apoyándolos sobre mi muslo y sonriendo con la vista al frente cuando comienza el primer acto.
Breana no suelta mi mano, ella se relaja a mi lado y juntos vemos a mi niñita brillar.
No importa cuántos recitales de ballet tenga Summer, en cada uno de ellos el corazón se me infla y los ojos se me humedecen porque es precioso y conmovedor verla bailar por el escenario, ver la manera en la que su talento va creciendo y cuánto le gusta.
En un principio la inscribí a ballet como una manera de ocupar su mente tras la desaparición de Melissa y pensé que lo odiaría cómo cuando ella y yo la inscribimos en clases de música y equitación, pero esto fue diferente, lo amó de manera inmediata y aquí seguimos.
Su maestra me dice que tiene talento, que es disciplinada, que lo disfruta y aunque me asusta y tensa toda la presión que trae consigo el ballet a lo largo del crecimiento de sus bailarinas, trato de no adelantarme a los hechos, pero no puedo mentir y decir que no me preocupa el futuro si al crecer Summer decide hacer esto de una manera más profesional, aun puedo recordar la angustia de Hope, la hermana de Elise, cuando esta última me habló del infierno que su hermana vivió con toda la presión y el ambiente hostil en el que su sueño se apagó.
Sin embargo, sacudo la cabeza y me enfoco en sonreír con orgullo viendo a mi hija bailar junto a otras adorables niñas, solo tiene una equivocación y sigue adelante sin inmutarse.
Es precioso y atrapante, es mi hija dando lo mejor de ella.
Breana le da un apretón a mi mano antes de recargar su cabeza de mi hombro.
—Ella es increíble —susurra fascinada y sonrío.
—Lo es —concuerdo mientras mantenemos la mirada en el escenario, viendo a Summer brillar.
Llenos de orgullo.
***
—¡Papi! ¿Me viste? —pregunta Summer en cuanto viene hacia mí, sonriendo cuando nota las flores en mis manos.
—Te vi, niñita y fue increíble —extiendo las flores hacia ella—. Estas son para ti.
Tal como dijo mamá hace un rato, ella se ve sorprendida mientras la recibe y encantada. Es la misma reacción que obtuve la primera vez y es la que espero con emoción cada vez que tiene un recital.
—¡Gracias! Las amo tanto, papi.
La miramos inhalar el aroma floral de una manera exagerada que me hace reír por lo bajo. Es un arreglo de rosas azules combinadas con girasoles y margaritas, y parece amarlas antes de que me abracé por la cintura aplastándolas en el proceso antes de que mamá las tome.
—Gracias, papi, las amo, pero te amo más a ti —dice viéndome como su héroe y no me resisto a cargarla contra mi cintura incluso si la tela rígida de su tutú resulta incómoda.
»¡Breee! Viniste a verme —suena tan alegre mientras Breana le besa de manera sonora la mejilla.
—No podía perdérmelo y te prometí que lo haría. Lo hiciste increíble, Summer.
—Estaba feliz porque ustedes me miraban —Nos hace saber sonriendo—. No estaba sola.
Trago porque el tema de la sensación de abandono de Summer es bastante serio. Tiene más de un año con un terapeuta infantil y aunque ha hecho las cosas más fáciles de aceptar y que ella entienda mejor la situación, es difícil eliminar el sentimiento cuando lo tiene tan arraigado cuando se trata de la ausencia de su mamá.
Ella aún espera que Melissa vuelva y yo también, quiero que mi hija tenga a su mamá en su vida.
—¿Qué quieres merendar? —pregunto.
—Un helado.
—Pero hace frío —Le dice mamá mientras se cuelga la mochila de Summer en el hombro pese a que se la pido.
—En la vida hay que correr riesgos, abu —dice con una falsa sabiduría que nos tiene riendo—. Oh, la tía Janice no vino.
—Se le complicó algo en el trabajo, pero me dijo que si querías podías quedarte hoy con ella ¿Quieres?
Puede que mi relación con Janice sea tensa y poco agradable, pero es una buena tía, ama a Summer y mi hija la ama a ella, es importante en su vida, tienen un vínculo familiar que nada tiene que ver con cómo nos llevemos ella y yo.
—Me encantaría, pero ¿Te vas a quedar solo? —Me toma el rostro entre las manos.
—Estaré bien —Le prometo.
—No lo sé... —duda.
Y sé que le hace sentir triste el que me quede solo, pero sé que mucha de su preocupación viene de que no esté a mi lado, de dejar de verme y más nunca volver a hacerlo. No es que le dé razones a Summer para que piense que un día desapareceré, pero son sus miedos, unos que aun está muy joven para comprender y soltar.
—Nos veremos mañana, lo prometo. Pasaré por ti y te llevaré a la escuela.
Me mira indecisa durante largos segundos cómo si buscara algo en mi mirada y cuando parece encontrarlo, me sonríe.
—Bien, pero te portas bien —Me hace saber.
—Lo mismo digo, mi niñita.
—¿Vienes por helado con nosotros, Bree? —Pregunta mientras la dejo sobre el suelo y me toma de la mano.
—Me encantaría uno de fresa.
—Bien, papá te comprará uno doble de fresa —asegura Summer tomándole la otra mano mientras avanzamos.
Consigo tomar su mochila del agarre de mamá que camina a mi lado mientras Breana se presta a dejar que Summer salte y se balancee por cada paso que damos mientras le tomamos las manos.
—Oh, mira, la señorita Ciara está aquí—dice Summer con alegría—. ¡Hola, señorita Ciara!
Ciara, quien fue su maestra el año escolar pasado y con quien tuve citas, voltea a vernos y no me pierdo que en un momento parece tensa, pero luego nos sonríe acercándose.
—Hoy estuviste increíble, Summer —Le sonríe y luego su sonrisa vacila cuando me ve—. Hola, Rayan y señora Cowell.
—Hola, Ciara —saludo al mismo tiempo que mamá.
Las clases de ballet de Summer se imparten en su escuela por lo que tiene sentido que maestras de primaria estén aquí.
—¿Conoces a Bree? —Le pregunta Summer con curiosidad—. Seguro la viste en la televisión, pero es amiga de mi papi. Se quieren muchísimo ¿Verdad?
Summer nos da una mirada inquisitiva a ambos y no se rinde hasta que asentimos.
—Sí, nos conocemos —dice Ciara.
Coincidieron una vez y no hubo demasiada interacción, pero tampoco había un ambiente tenso, sin embargo, puedo darme cuenta que la situación actual resulta incómodo para varios de nosotros.
—Bueno, fue un gusto verte, Ciara —despide mamá con dulzura.
A mamá le cae muy bien Ciara, de hecho, tenía sus esperanzas en que seríamos una relación formal, pero entiende que este momento está resultando incómodo y forzado.
Nunca quise lastimarla, mi interés hacia ella era genuino y sentía atracción, me gustaba nuestro coqueteo y conversaciones, pero no podía forzar las cosas ni mucho menos fingir que mis sentimientos hacia Breana no se volvían mucho más grande.
Nos despedimos y continuamos el camino con Summer tomándome de la mano y con la otra tomando la de Breana mientras habla con entusiasmo de cuánto disfrutó bailar. Los tres la escuchamos y luego frente a nuestros autos, mamá se ofrece a tomarnos una foto a los tres.
Esa foto de mí cargando a Summer, quien nos pasa a cada uno un brazo alrededor del cuello mientras sonreímos a la cámara, se vuelve mi fondo de pantalla.
Y lo mejor es que mi hija no le da la oportunidad a mamá de ser intensa sobre Breana, pero no me quedan dudas de que la próxima vez lo intentará.
***
Sonrío viendo a Summer sentada en el sofá frente a la televisión que reproduce la película de Enredados, sé que ya he perdido toda su atención, pero me tranquiliza saber que no tengo que convencerla de que volveré por ella y que no me mirará con desconfianza mientras me alejo.
—Te amo, nos vemos mañana, niñita.
—Te amo, papi —dice de manera distraída sin despegar la mirada de la televisión.
Ella afirma que hoy ha sido su nuevo día favorito de la vida, siempre está cambiando, pero es que hoy fue feliz con su recital y comiendo helados junto a mamá, Breana y yo. Luego estuvimos en la casa de Derek en donde él la consintió antes de que se quedara dormida mientras nosotros revisábamos unos informes del canal, para después pasar tiempo jugando a la presentadora de televisión en casa conmigo y finalmente venir aquí, a casa de su tía.
Camino hacia la puerta con Janice siguiéndome, de alguna manera todo ha sido tranquilo lo que es sospechoso porque casi siempre me voy enojado tras alguna discusión porque casi siempre me lleva a mi límite.
—Gracias por cuidar a Summer, Janice.
—Sabes que me encanta pasar tiempo con ella, no quiero que pierda contacto con su familia materna, somos parte de su vida.
Nunca he dicho lo contrario, pero no hago ningún comentario al respecto.
La veo pasarse la mano por el cabello rojizo que es varios tonos más claros que el de Melissa y luego me mira de esa manera inquisitiva con sus ojos azules y sé que mi buena suerte ha terminado.
Está en camino de iniciar algo que no va a gustarme.
—¿Ha habido alguna información nueva sobre Melissa?
—Si ese fuese el caso, te lo habría dicho.
—No sé, antes lo creería, pero ahora podrías estarte guardando cosas.
—¿Con que pretexto lo haría? —arqueo una ceja.
—Con el pretexto de que tienes la custodia completa de Summer.
—No entiendo la conexión de una cosa con la otra.
—Crees y desear tener el control de todo. Tal vez te va demasiado bien teniendo la custodia completa de Summer mientras mi hermana no está.
Largos segundos de un tenso silencio transcurren antes de que consiga volver a hablar.
—Haré de cuenta que no te escuché decir eso —Le sonrío de manera tensa—, porque quiero creer que eres consciente de que me encantaría que mi hija tuviera a su madre a su lado y que no sufriera del miedo de ser abandonada.
—Ambos sabemos que Melissa no la abandonó.
—No he insinuado que lo haya hecho, si analizaras mis palabras y dejaras de estar a la defensiva, entenderías que me refiero al cómo Summer se siente.
—Me parece que es exactamente lo que has querido decir —Se cruza de brazos a la altura del pecho—. Summer cree lo que se le dice, es una niña y si cree que su mamá la abandonó es porque lo ha escuchado de alguien más.
—¿Crees que mi hija no tiene la capacidad de sentir por si misma? ¿Qué no se da cuenta de la ausencia de su mamá? Peor aún, crees que hablaría mierdas de Melissa a Summer.
—Creo en los hechos que parecen muy evidentes, sobre todo teniendo en cuenta el orden de tus prioridades.
—Francamente no quiero discutir contigo, hoy he tenido un buen día y me niego a amargarlo con esta conversación sin sentido, Janice.
—Así escuché que dijo Summer, que tuvieron un buen día en compañía —Entrecierra los ojos hacia mí—. Sabes que nadie ocupará el lugar de mi hermana en la vida de Summer ¿Verdad? Melissa es su mamá y no necesita ningún falso reemplazo.
No respondo, simplemente la miro preguntándome cuánto tiempo durará esta conversación.
—No importa si llevas a tus citas a sus eventos o las metes en tu casa estando solo, pero ¿Mientras Summer está? Me parece una falta enorme, Rayan, ella no tiene por qué convivir con tus conquistas pasajeras ni ser confundida. Summer no necesita otra mamá ni a mujeres fingiendo que les importa solo con el fin de follarte.
Doy un paso hacia ella sin dejar de mirarla para que no se pierda mis palabras.
—No necesito que me digas cómo manejar mi vida amorosa con respecto a la crianza de mi hija.
»Eres su tía y me alegra que la ames y te preocupes por ella, pero no te tomes atribuciones que no te corresponden. No te pedí ni necesito tus opiniones, sé muy bien la clase de padre que soy y eres su tía, no su madre ni tampoco la brújula moral de la vida para decirme qué hacer con respecto a Summer.
»Te agradecería que alrededor de mi hija te guardaras tus comentarios innecesarios y te límites a desarrollar tu relación con tu sobrina sin involucrar mi vida personal. No tengo problema en que ella pase tiempo contigo mientras sea sano y no atente contra cualquier relación emocional que Summer tenga con las personas dentro de su vida —retrocedo.
—No me gusta que involucres tus líos amorosos con Summer, que la confundas. La escucho hablar de esa tal Breana y todo lo que puedo ver es que sufrirá cuando las cosas terminen.
—No entiendo por qué estás opinando de algo que no te pregunté —digo con sequedad—. Limítate a ser la tía de Summer y comportarte cómo tal, nadie te pidió que cuides el lugar de Melissa ni que me digas cómo criar a mi hija.
»Aquí termina esta conversación porque sencillamente no llegará a nada y no tiene sentido. De nuevo, muchas gracias por cuidar de Summer si llegas a necesitar o pasa algo, no dudes en llamarme, en el programa me pasarán la llamada si es emergencia.
—Nunca se puede tener una conversación contigo sobre Summer ¡Me importa mi sobrina! Y todo lo que quiero es que lleve una vida saludable emocionalmente, hacerle la vida más sencilla dado a que extraña a su mamá y ella es todo lo que tenemos de Melissa, pero sencillamente estás a la defensiva ¡Nadie te puede decir nada!
—Buenas noches, Janice.
Dice mi nombre, pero continúo hacia mi auto, haciéndole una señal de despedida con la mano y alejándome del lugar antes de iniciar una discusión que hará que mi molestia incremente.
Mientras conduzco no puedo evitar pensar en Melissa.
El nuevo detective me hizo saber que creía tener un rastro de ella y desde entonces he estado a la expectativa, deseando que todo sea positivo, tener alguna pista, dar con ella y que de alguna manera Summer tenga a su mamá nuevamente.
Es cierto que una vez pasó el susto inicial de tener la custodia completa de mi hija, lo he disfrutado y llevamos nuestra dinámica, pero nunca he tenido el pensamiento egoísta de desear que Melissa no vuelva para no compartir a Summer cómo lo insinúa Janice, a mí me queda clarísimo que mi hija y su mamá se amaban y llevaban una relación sana de madre e hija, es cierto que me molestaba que Melissa tuviese algunas conversaciones frente a Summer o que manejábamos algunos desacuerdos, pero mi hija tenía una madre increíble que la amaba, cuidaba y llevaba una co-crianza sana conmigo.
Es cierto que discutíamos algunas veces y que en ocasiones llegar a acuerdos no era tan sencillo, pero éramos un buen equipo, buenos padres.
Melissa fue mi novia durante mis últimos dos años de secundaria, a los dieciochos años nos convertimos en padres y nos casamos por medio de un juez, sin ninguna ceremonia ni iglesia de por medio. La amaba y ella me amó, pero a veces los sentimientos cambian y aunque no nos convertimos en una relación que peleara o se odiara, las cosas se enfriaron, las discusiones dejaron de ser tonterías y la intimidad desapareció. Siempre me dio la impresión de que cuando me senté a hablar con ella para decirle que deberíamos divorciarnos, ella pareció aliviada de que expresara en voz alta lo que ella también deseaba.
Fue doloroso terminar una relación que pensábamos duraría para siempre, me resultó desconcertante y por un momento se sintió como haber fallado, la idea de que Summer creciera con padres separados me asustaba y lo incierto sobre la co-crianza y la posibilidad de una relación tormentosa entre nosotros me hizo angustiarme.
El primer año de separación no fue fácil, el proceso de adaptación conllevó a discusiones, desacuerdos y estrés de ambas partes, algunas veces ella lloró de frustración y otras yo me fui enojado. Nunca alzamos la voz o discutimos frente a Summer y el que su hermana constantemente opinara o se metiera era algo que me molestaba demasiado. Sin embargo, poco a poco nos fuimos adaptando hasta conseguir una dinámica que nos trajo tranquilidad, una relación agradable con altibajos, pero racional y respetuosa.
Tengo buenos recuerdos con Melissa de nuestra relación, del embarazo que nos asustó a ambos, la desesperación y confusión de tener un bebé siendo tan jóvenes y aunque mi trabajo le generaba inseguridades y era un punto de discusión, nunca me alentó a dejarlo.
Quiero que vuelva, quiero que esté bien y que Janice insinúe lo contrario me molesta demasiado.
—Por favor vuelve, Melissa —susurro a la nada.
***
18 de noviembre, 2016.
—Así que hay rumores de ti y de Breana —dice Austin jugando con su botella de cerveza.
—Yo veo esos rumores con mis propios ojos —aporta Krista.
La risa de Matthew me hace verlos con ojos entrecerrados y se encoge de hombros antes de tomar un nacho y mirarme con diversión.
—Elise cree que debe tenerme al día con todos los chismes del programa para sentirme "bienvenido" en su grupo de amigos —Me hace saber.
Casi de manera inmediata sonrío.
—¿Quiere decir eso que Breana le habla mucho de mí a Elise y por lo tanto ella tiene mucho que decirte?
—Increíble cómo volteas todo, me impresiona —Me hace saber Austin dando una larga mirada a su alrededor.
—Es mejor ver todo a mi favor.
—Entonces ¿Cómo te sientes sobre los rumores? —me pregunta Krista acariciando de manera distraída el cabello de Austin que le da una larga mirada que ella ignora.
Los rumores aun no tienen tanta fuerza, pero es cierto que se habla de mi cercanía con Breana, de las pocas fotos que han capturado de nosotros, especialmente la que subí de nosotros dos con Summer. Las personas no saben qué creer porque siempre hemos sido cercanos y no entiende si estamos siendo románticos o simplemente buenos amigos, nuestros equipos de relaciones públicas no han lanzado comunicados y no lo haremos, tampoco hay fuentes cercanas confirmándolo o desmintiéndolo y francamente no presto atención a ello, pero me preocupa cómo pueda estar sintiéndose Breana.
No hemos hablado al respecto, pero la he visto pasando tiempo en redes sociales, me encantaría saber qué pasa por su cabeza.
Veo hacia la barra en donde ella y Elise parecen estar teniendo una de sus tantas conversaciones y no puedo evitar sonreír porque es muy común que en cualquier reunión en algún punto ellas se aíslen y se entretenga en sus propias cosas.
Salimos del programa hace una hora y cuando Elise nos arrastró hasta acá, solo nosotros aceptamos y aunque pensé en irme a casa y descansar, no pude decir que no cuando Breana casi de inmediato había dicho que sí, ayuda el que Summer una vez más esté pasando la noche con su tía Janice.
—A mí los rumores me dan igual mientras no vea algo malicioso sobre Breana —termino por responder.
—Harían buena pareja —Me hace saber Matthew.
—Eres tan agradable, Matthew, me caes super bien —digo palmeándole el hombro.
—En realidad me extraña el que Breana se haya resistido a ti —comenta Krista—. Yo ya te habría follado en todas las posiciones.
—Me halagas —Le sonrío—. Ella no se está resistiendo, solo es precavida.
—¿Y si te quitas la ropa, te untas sirope de fresa y la esperas sobre una mesa? Yo no me resistiría a eso.
—Apreciamos tu creatividad, Krista —Le hace saber Austin, resignado a que ella juegue con su cabello.
—También aprecia que dije sirope de fresa porque prefiere ese sabor sobre el de chocolate.
—Eso sería jugar sucio —digo como la persona honesta y sensata que soy.
—Por favor, todos escuchamos que has estado jugando sucio —dice Krista antes de rodar los ojos.
—¿Sobre qué?
—Sobre las flores —responde Austin.
—Por favor, todos tienen que superar las flores —Ahora soy quien rueda los ojos.
—A mí me pareció una buena movida —comenta Matthew—. Además, no me desagradaba Gabriel, pero lo encontré aburrido, tú no lo eres.
—Cada segundo que pasa, te amo más, Matthew.
—Si me amas tanto, ven conmigo, así Breana no queda sola en tanto estoy un momento a solas con Elise.
—Puedo hacerte ese favor —digo de manera complaciente bebiendo lo que resta de mi coctel sin alcohol y levantándome para caminar a su lado.
—Breana, simplemente deja de dar vueltas, parece que todo está muy claro. Es normal vivir con miedo, pero es horrible vivir con arrepentimientos —alcanzamos a escuchar a Elise cuando llegamos a ellas.
—Estoy totalmente de acuerdo —anuncio nuestra presencia.
Estoy muy seguro de que hablaban de mí y aún más seguro de que Elise apoya totalmente que estemos juntos.
Siempre he querido muchísimo a Elise, pero nunca la quise tanto cómo cuando soltó todo sobre Breana teniendo sentimientos por mí, eso explica porque ese año obtuvo el mejor regalo de navidad de mi parte, aunque también estoy resentido de que no me lo dijera antes.
Veo a Matthew deslizar su brazo alrededor de la cintura de Elise y pegarla a su pecho mientras le planta un beso en el hombro y quisiera poder hacer lo mismo o incluso más con Breana.
Perfecto, ahora también soy envidioso.
—Ven conmigo un momento —Le pide Matthew a Elise y hay un intercambio de miradas entre ellos, nada sutil, antes de que ella le sonría y lo tome de la mano.
—Si nos disculpan.
Ella no espera una respuesta, simplemente comienzan a alejarse y yo ocupo su lugar al lado de Breana que ya tiene esos ojos azules en mí.
—¿Sabías que quería irme a casa a descansar, pero renuncié a ello por venir y pasar más tiempo contigo? —Le pregunto acomodándole el cuello de su camisa de seda y botones.
Se muerde el labio inferior luchando contra la sonrisa, pero no consigue contenerla.
—Qué bien que viniste, me gusta verte —admite.
—¿Te gusta ver sin tocar? —provoco y ríe por lo bajo antes de deslizar una mano desde mi abdomen hasta el centro de mi pecho.
—También puedo tocar, cómo puedes ver.
Dando un paso hacia a ella de manera sutil una de mis manos se ubica en su cintura, siendo capaz de sentir la calidez de su piel por debajo de la seda fucsia.
—También me gusta tocarte —confieso lo obvio y su mano pasa de mi pecho a mi hombro.
Luego simplemente me toma por sorpresa cuando me abraza, escondiendo su rostro en la curva de mi cuello y por supuesto que no tardo en envolver un brazo a su alrededor.
—Esta es una bonita sorpresa.
—Solo pensé en lo mucho que quería abrazarte, siempre haces que todo se sienta mejor, Rayan.
A veces me pregunto si Breana tiene consciencia del impacto que palabras como esas pueden tener en mí.
Es evidente que tenemos una gran atracción sexual y física, pero estas cosas emocionales y sentimentales son las que afianzan mi creencia sobre cómo podemos funcionar y lo bien que estaríamos juntos.
—¿Te cansarás de mí, Rayan?
—Nunca.
—Lo dices bastante seguro —Se ríe de manera suave contra mi cuello y me estremezco.
—No tengo espacio para la inseguridad cuando se trata de ti, Breana.
Con una de las palmas de mi mano en su espalda baja, comienzo a hacer círculos que la hacen relajarse contra mi cuerpo y suspirar. Permanecemos abrazados durante largos minutos y se siente tan bien.
—Dentro de poco nos iremos, pero no vi que comieras algo de la mesa y solo bebiste agua ¿No te apetece algo? —pregunto y se tensa brevemente antes de relajarse una vez más.
—No, no tengo hambre, estoy bien así.
—¿Segura? ¿A qué hora fue tu última comida?
—Un wrap de pechuga de pollo antes del programa y tengo el estómago revuelto.
Emite otro suspiro contra mi cuello antes de salir de mi abrazo y cubrirse la boca cuando un bostezo aparece.
—Vamos, conduciré detrás de ti mientras llegas a tu casa, es evidente que estás cansada.
—No tienes que hacerlo —dice caminando a mi lado.
—Pero quiero hacerlo —Le hago saber con mi mano aun en su espalda baja.
Y esta vez cuando voltea a verme y me sonríe, mi pecho se contrae y una emoción me embarga al darme cuenta de que su mirada es diferente y de que tal vez, la espera está terminando y me dejará ser suyo.
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