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Capítulo Dieciséis: Prejuicios




Capítulo dieciséis: Prejuicios.

Breana.


—Su novia —digo sonriéndole y Janice parece desconcertada.

Parece no recordar la manera en la que se ha referido a mí hace menos de un minuto o parece creer que lo que digo es algo que no merece ser escuchado.

Otra persona queriendo silenciarme.

—Me llamaste su aventura y te corrijo el error para que no vuelva a ocurrir, no queremos malentendidos Soy su novia y mi nombre es Breana como bien lo sabes.

—Todos lo saben —dice de manera cortante y no borro mi sonrisa.

—Sí, eso sucede cuando eres famoso, pero en fin, qué gusto conocerte, te pareces a Melissa, tan preciosa como ella y estoy segura de que eres tan educada como ella.

Se tensa y mira hacia Rayan antes de devolver su mira a mí.

—En fin —desestimo—. Qué bonito cabello tienes, Janice, tal vez deberías decirme qué productos usas, mi mamá también es pelirroja, solo que ella lo pinta, pero como pelirrojas estoy segura de que se darían buenos tips.

No hay manera en la que mi mamá comparta tips de belleza con ellas o que se tome el tiempo de considerarlo, pero las palabras caen con el peso que imaginé mientras me mira, quedándose en silencio y muy desconcertada por mi sincero halago y eso se lo debo a mamá. Recuerdo que una vez me cansé de ser llamada puta en mi escuela y cuando le respondí a una chica que la puta era ella que se la chupaba al profesor (no era mentira), llamaron a mi mamá y me hicieron disculparme públicamente. Mamá me dejó en claro lo mal que estaba llamar putas a otras personas y que la palabra en sí misma le parecía asquerosa y corriente, pocas veces me había atrevido a responderle, pero estaba tan molesta que dejé en claro que ella me lo dijo primero y que estaba harta, que por qué yo debía quedarme callada y ellas no.

La respuesta de mamá fue tan contundente y asertiva que aun la mantengo conmigo: «Combatir odio con odio solo empezará una guerra sin sentido. Halagos, Breana, eso es lo que tienes que entregar. Cuando alguien te insulta y sonríes con un halago aparentemente honesto, los desarmas porque se dan cuenta de que no te rebajaras, que no pueden herirte y que mientras más quieran lastimarte, más invencible te vuelves. No eres nada de lo que esas mocosas envidiosas te dicen, pero tampoco serás como ellas. Halagos, cariños, el veneno disfrazado de amabilidad duele más.»

No mentiré diciendo que muchas veces no he respondido veneno con veneno cuando me exalto, pero en ocasiones tengo el tiempo de medir mis reacciones y me alegro de que este sea uno de esos casos porque Janice está descolocada mientras mi sonrisa falsa está firme.

—Y bonita camisa, casi tanto como tu casa —prosigo—. Summer me ha hablado de ti, eres tan buena tía que me parece que Summer es afortunada de tenerte, la familia es importante. En fin, me alegra haberte conocido formalmente —Rio con aparente dulzura antes de voltear hacia Rayan que me mira con fijeza—. Te esperaré en el auto para que puedas conversar con Janice, cariño.

Le planto un beso en la mejilla y le doy un pequeño azote en el culo antes de tomar la las llaves del auto de su mano. Subo al asiento del copiloto y enciendo el auto para poner música baja mientras muevo mi cabeza al ritmo de la música fingiendo estar en ello.

Pareciendo una tonta privilegiada, segura e indiferente a que otra mujer quisiera rebajarme y ridiculizarme.

—Ahora entiendo que realmente es hostil, por lo menos realmente es buena tía —murmuro sacando mi teléfono para intercambiar mensaje con cualquiera de mis amigos que esté disponible o ese es el plan hasta que veo que Valerie se encuentra en línea.

Breana: te extraño

Sonrío cuando me doy cuenta que está respondiéndome.

Valerie: también te extraño mucho

Valerie: ¿Qué tan divertido fue tu cumpleaños?

Breana: estoy segura de que viste las fotos

Breana: y es verdad. Rayan es mi novio

Valerie: lo supuse viendo las manos cariñosas y los labios pegados. Felicidades, Bre, hacen una hermosa pareja y es el sueño que todos teníamos.

Breana: gracias. Él es increíble

Valerie: tú también lo eres, no lo olvides

Breana: ¿Cómo has estado? ¿Qué tal están tus hermanos y tu sobrino?

Segundos después me llega una foto de ella con un lindo bebé, mejilla con mejilla. Valerie tiene ojeras, pero sonríe con ternura mientras el bebé se chupa los dedos. Tienen pijamas a juego, solo que el de ella tiene una mancha de alguna comida. Se ve algo cansada, pero también fuerte y a gusto con su sobrino.

Breana: preciosos. Una foto que me enamora

Me tomo una selfie frunciendo los labios en un beso y su respuesta son emojis con ojos de corazones.

Continuamos conversando y cada pocos minutos veo hacia Rayan y Janice. La conversación parece tensa pese a que ninguno alza la voz. Valerie se está despidiendo porque debe acostar al bebé y aprovechar a dormir lo que resta de la madrugada cuando la puerta de atrás se abre y Summer sube mientras Rayan toma su mochila y cierra la puerta tras abrocharle el cinturón de seguridad.

Janice se acerca y Summer baja la ventanilla mientras Rayan enciende el auto, pero espera a que ellas se despidan.

—Sigue siendo buena niña, cariño —dice Janice con dulzura—. Me alegró tenerte conmigo.

—La pasé genial, tía. Te veo pronto —Le besa la mejilla.

—Seguro que sí y recuerda lo que hablamos —Lanza una mirada rápida a Rayan—. Dale mis saludos a tu abuela Carolie.

»Rayan, espero pronto nos volvamos a poner de acuerdo para que Summer venga a pasar la noche y por favor pásame el cronograma de sus próximos recitales. Nos vemos.

—Apenas deje de conducir te lo envío, gracias por haberla cuidado —dice con cordialidad.

—No necesitas agradecerme, yo haría cualquier cosa por mi sobrina y lo sabes —Lo corta y miro las manos de Rayan tensarse en el volante y sobre la palanca.

—Nos vemos, Janice —Se limita a decir y bajo mi ventanilla.

—Un gusto conocerte, hasta luego —Me despido sonriéndole.

Sé que estaba siendo ignorada y sé que nuevamente mi cortesía le toma por sorpresa mientras vuelvo a subir la ventanilla y Rayan pone el auto en marcha.

—¿Te divertiste en tu cumple, Bre? —pregunta Summer y cuando volteo mira por la ventana.

—Lo hice, aunque te extrañé, pero tenemos una cita este fin de semana.

—Genial —Me sonríe.

Rayan parece aun estar tenso y el auto se mantiene en silencio en tanto nos dirigimos a mi apartamento. Lanzo una mirada para ver si Summer se encuentra dormida debido a su silencio, pero mantiene la vista en la ventana ante de suspirar. Vuelvo la vista al frente y unos veinte minutos después el auto se detiene, he llegado a mi destino.

—¿Puedo hacer unas preguntas? —Habla Summer cuando me quito el cinturón de seguridad.

—Claro, niñita —asegura Rayan girando para sonreírle.

—Primero quiero decir que me mentiste, papi.

La sonrisa de Rayan se borra en tanto su cuerpo se tensa mientras Summer lo mira con seriedad.

—Los bebés no se piden por teléfono. Los adultos hacen cosas con sus órganos que se llaman reproductores y se quitan la ropa —Hace una mueca de asco.

—¿Quién te dijo eso?

—La tía Janice, dijo que le parecía increíble que me hayas dicho una tontería y que eso te hacía un mentiroso y faltaba a nuestra confianza —Lo último lo dice pareciendo apenada.

Es cierto que Rayan mintió cuando fue tomado por sorpresa sobre la conversación, pero Janice no debía llamarlo o acusarlo de esa forma ante su hija.

—Lamento haberte mentido, me asusté y no supe cómo decirlo. Los bebés se hacen por medio de contacto físico y tiene razón la tía Janice, puedo explicártelo mejor en casa.

—O mañana porque debemos ir a casa y luego a ballet, llegaré cansada después.

—De acuerdo, mañana —Le sonríe Rayan—. Y de nuevo, lamento no habértelo explicado antes.

—Te disculpo, papi.

La mirada de Summer viene a mí y se remueve en su asiento.

—Besaste a papá.

Se hace un largo silencio en el auto mientras ella nos mira. Para tener nueve años tiene una perfecta expresión en blanco en este momento.

—Había fotos en twitter.

—¿Qué hacías en Twitter? —pregunta Rayan.

—La tía Janice me deja pasar el rato viendo cosas divertidas.

Rayan parece a segundos de explotar ante el hecho de que Janice pasara por encima de él que siempre ha sido muy claro sobre no exponer a su hija a redes sociales, sobre todo cuando puede encontrar chismes y cosas maliciosas sobre las personas que quiere o ella misma.

Una vez leí a varias decir que Rayan tenía una niña enana debido a que Summer aun es pequeña, también he visto que la llaman minion. Las personas pueden llegar a ser tan crueles que me sorprende.

—Te llaman por cosas muy feas, Bree —Me dice desconcertada—. Muy malas palabras y dijeron que papi debía alejarse. Dijeron que no eres buena... Y te llamaron por nombres de animales, te pusieron cuernos y...

Parece contrariada y angustiada antes de volver a hablar.

—No tenías ropa en una foto, nada.

No he hecho desnudos frente a una cámara nunca, pero sé que hay un montón de ediciones en internet sobre constantemente bromear de cómo podría lucir mi cuerpo desnudo.

—No era yo, lo prometo. Las personas lo editaron.

—¿Por qué? —pregunta— ¿Por qué hacen eso y dicen cosas feas de ti?

Parpadeo y miro al frente sintiéndome muy pequeña. Registro el dolor en mi interior porque si Summer leyó al menos una cuarta parte de todo lo que leí... Tuvo que ser horrible, porque fui llamada desde zorra a puta, pero en medio de ello hubo cosas bastante maliciosas que a veces ni siquiera necesitaban tener adjetivos despectivos.

Es una niña que absorbe las cosas, que aún está aprendiendo y siendo guiada, es muy fácil que su opinión de mí cambie o que crea las cosas que dicen.

Siento la mano de Rayan sobre la mía y alzo la mirada para encontrarme con sus ojos. Debo lucir cohibida y consternada, pero me da una pequeña sonrisa antes de girar del todo hacia Summer que mira nuestras manos entrelazadas.

—Te he dicho antes por qué no me gusta que uses el internet.

—Porque no todos son responsables al usarlo —recita y Rayan asiente.

—Sí y a veces las personas pueden ser crueles o estar tristes y lastimar a otros por ello, y eso no está bien.

»Las personas que en internet dicen todas esas cosas de Breana, no la conocen realmente, tienen prejuicios.

—Prejuicios —repite como si buscar la definición en su cabeza.

—Es hacerse ideas equivocadas y erradas sobre personas o algo que realmente no conoces —explica Rayan—. Tú conoces a Breana...

—Desde que estaba muy pequeña —agrega Summer.

—Exacto, mi niñita. Las ha conocido por mucho tiempo ¿Alguna vez Breana ha sido mala contigo?

—No.

—¿La has visto ser cruel con otra persona?

—No, siempre es dulce.

—Entonces, tú que la conoces durante años ¿Le dirías a alguien que Breana es mala?

Summer me mira a los ojos y se acerca, estando tan cerca que no puedo evitar reír pese al nudo en mi garganta, ella sonríe.

—Diría que Bree es muy buena y que en internet hacen prejuicios —asegura.

»También diría que tienes que defenderla, papi. Defendemos a las personas que queremos y no me dejas estar en internet. Si estuviese en internet te defendería mucho, Bree, lo prometo.

Le beso la frente y le sonrío conmovida por sus palabras, ella me besa la mejilla y me toca el cabello con la mano.

—Sé que lo harías, cariño, pero me basta con que tú sepas quién soy y pelear por internet es agotador, así que te diré un secreto —susurro y ella me mira a la expectativa—: a veces lo que más duele es ser ignorado o recibir amabilidad cuando eres malo.

Las manos de Summer ahora me agarran el rostro.

—Te conoces bien, Bree, eres buena, no eres mala. No creas las cosas crueles, no lo leas más ¿De acuerdo? No leeremos prejuicios.

—Alguien parece tener una nueva palabra favorita —dice Rayan suavemente, pero no le doy atención, enfocada en la dulce niña que tiene sus ojos y su bondad.

—Tienes razón, cariño, trataré de no leerlos.

—Bien. No queremos prejuicios.

Me suelta el rostro y nos sonríe.

—Entonces... ¿Breana es tu novia, papi?

De nuevo contengo el aliento y Rayan se lleva nuestras manos entrelazadas a sus labios para besarme los nudillos.

—Finalmente lo es, niñita.

Summer se ríe y Rayan le guiña un ojo.

—¿No te importa tener un novio con una niña verdad?  —parece preocupada cuando me pregunta—. Me porto bien y no te obligaré a hacer cosas de mamás.

—No me molesta, Summer, estoy muy segura de que tú eres mi número uno y Rayan el dos.

—Bueno... Entonces —Mira del uno al otro—, ahora que van a besarse y ser adultos haciendo cosas adultas... Pueden usar sus aparatos reproductores y tener un bebé.

—¡Summer! —dice Rayan y ella sonríe.

—Bien, esperaré —suspira teatralmente y se acurruca en el asiento—. Siempre dices que hay que intentarlo y no perder la esperanza.

—Increíble cómo usas mis palabras a tu conveniencia —Masculla Rayan.

La veo bostezar y luego cerrar los ojos, como si se hubiese quitado todo el peso que la mantenía despierta.

—Avísame cuando lleguen a casa —Le digo a Rayan que me acaricia la mejilla y le tomo la mano besándole los nudillos—. Te veo mañana.

Él se inclina sobre mí para poder susurrarme en el oído.

—Voy a extrañar dormir contigo y tocarte como estoy descubriendo que te gusta. Gracias por dejarme ser tu regalo.

Me da un beso en la comisura de la boca y me deja salir del auto con el corazón acelerado y una sonrisa.

Llego a mi apartamento sintiéndome en una nube y con una emoción en el pecho que por un momento me quiere hacer llorar. Hace mucho que no lloro por cosas buenas por lo que río por lo bajo cuando me limpio las pocas lágrimas que derramo.

Tomo una ducha de agua caliente, me visto con un camisón y solo reviso mi teléfono para verificar que Rayan y Summer llegaron bien a la casa. Hoy escucho las dulces palabras de Summer y bloqueo el teléfono.

No leo sobre mí, simplemente me acurruco y aunque por ahora solo se trata de un día y sé que eso no durará, duermo en tranquilidad.

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