Contando con su motivación a la distancia, ganamos el caso. El juez determinó causa probable para el arresto del acusado. Teniendo en cuenta que, con la evidencia contundente que tenía bajo la manga, estaba totalmente seguro de que esa lacra iba a pagar por lo que hizo.

Desde que pusimos un pie en el tribunal, Genesis se veía muy alegre. Ahora se veía mucho más, luego de haber escuchado la determinación del juez.

—Usted es increíble. No sabe la emoción que me recorrió por el cuerpo cada vez entrevistó al demandado. Posee el mismo don de su papá. Si fuese yo quien estuviera siendo entrevistada de esa manera, no podría hablar. Creo que hasta me haría encima. Esa seguridad y autoridad los caracteriza tanto. Tenía la piel de gallina.

—Algún día pienso entrevistarla de esa forma, espero que se vaya preparando.

—¿De verdad? Me gustaría. El día de la entrevista fue muy amable conmigo.

Es difícil controlar los pensamientos pecaminosos que se cruzan por mi cabeza. Es peligroso. Para algunas cosas es muy inocente y esa inocencia me cautiva.

—Quiero invitarlo a comer. Se lo merece luego de todo lo que ha hecho en el día de hoy. Han sido días bastante ocupados y estresantes, merece que lo consientan.

—¿Consentirme?

—Sí. ¿No piensa lo mismo?

Pensé que cuando hablaba de comer se refería a ir a un restaurante, pero me dio la dirección de su pequeño apartamento. Definitivamente esto es peligroso. Pude darme cuenta de que nos encontrábamos completamente solos. Creí que estarían sus padres, hermanos o no sé quiénes con ella.

¿Esta jovencita no tiene ni un poco de malicia? ¿Cómo pudo ser capaz de pedirme que la trajera aquí? Soy un hombre, además, aunque sea su jefe, llevamos muy poco tiempo de conocidos como para confiar tanto en mí. Sería incapaz de hacerle algo, pero, si acostumbra a confiar demasiado en la gente, puede pasar un mal rato.

Mentiría si no admito que me sentía incómodo. Me gusta pasar tiempo con ella, de hecho, disfruto mucho de su compañía, pero esto es preocupante en muchos aspectos. Digo, no la subestimo por su condición, tampoco la estoy juzgando, pero sería muy peligroso encontrarse en una situación como esta, estando con alguien más a solas y más si ese alguien es un hombre. ¿Cómo podría defenderse?

Tal vez estoy exagerando al pensar en ese tipo de cosas en este momento. Quizás otro hombre en mi lugar lo vería como una oportunidad para aprovecharse de su exceso de confianza e inocencia.

—¿Me permite darle un consejo? No debería traer a extraños a su apartamento. Puede ser peligroso y… — un cuchillo de la cocina pasó a pocos centímetros de mi cabeza y chocó contra la pared detrás de mí.

—¿Hablaba de eso?

No me atreví a mover ni un solo músculo. Se me tensó la parte más oscura de mi cuerpo y creo que no hay necesidad de ser tan explícito.

—Mi mamá me enseñó a defenderme por si me encontraba en una situación así. No suelo traer a nadie a mi apartamento. De hecho, usted es la primera persona que traigo desde que me mudé. Quise traerlo por varias razones, aunque la más importante es agradecerle la oportunidad que me brindó. Confío en usted; usted es un hombre recto e incapaz de hacer algún mal. ¿Me equivoco?

He cambiado de parecer. Aunque sigo encontrando esto peligroso, me preocupa más que un cuchillo de esos me atreviese.