Luego de almorzar, decidimos venir a su apartamento, pero ninguno de los dos contaba con que su mamá estuviera esperando por ella. Es la primera vez que la veo, y la reconocí porque se parece muchísimo a Génesis. Su cabello corto y grisáceo la hace ver muy joven. Su estatura es igual a la mía. Se viste también muy elegante. Se nota que es una señora con clase y elegancia. Ahora entiendo a quien salió Génesis en ese aspecto de la moda.

—¿Usted debe ser Jereth? Mi hija me ha hablado mucho de usted. Me llamo Alicia— me extendió su mano, y notando su amable sonrisa, le extendí la mía.

—Jereth, a sus órdenes— le sonreí amablemente, buscando la forma de ocultar los nervios que me carcomía por dentro —. Es un gusto conocerla, Sra. Alicia.

—El gusto es todo mío.

Todo lo que tenga que ver con Génesis, me vuelvo un ocho y me pongo fácilmente nervioso. No esperaba conocer a su mamá. De haber sabido que vendría, hubiera buscado la forma de impresionarla de una mejor manera.

—Mamá, ¿por qué no me avisaste que vendrías?

—Avisarte solo haría que me rechaces. Sé que te gusta hacer todo sola, pero eres mi hija y no iba a estar tranquila sabiendo que en unos días es la cirugía. Ahora más que nunca me necesitas.

—¿Jorge vino contigo?

—No, pero tu padrastro vendrá a verte en unas semanas. Ha estado muy preocupado y ansioso. Te mandó un fuerte abrazo y mucha fuerza. Sabemos que todo va a salir bien, mi amor — la abrazó tan fuerte que solo me trajo recuerdos de mi mamá y mi papá.

Mis padres siempre han sido mi gran apoyo incondicional y fortaleza. Me alegra mucho saber que ella también cuenta con esa calidez, amor y apoyo por parte de sus padres. En estos momentos es cuando más necesita de ese apoyo.

—Dejé mis maletas en el auto, pero ya mismo las traigo.

—¿Quieres un café, mamá?

—Claro que sí. Me encanta como te queda y no sabes como lo he extrañado.

—Pónganse cómodos. Vengo enseguida — caminó hacia la cocina, y su mamá automáticamente me miró. 

—Supe por mi hija que es abogado.

—Así es, señora.

—También me ha contado que ha estado muy al pendiente de ella durante todos estos meses. Quiero agradecerle por todo lo que ha hecho por mi hija. Ella vino a este país desconocido en busca de nuevas oportunidades y, aunque no estaba de acuerdo, no iba a ser capaz de atarla. Cuando los hijos crecen, nosotros los padres debemos dejarlos volar alto, caer, levantarse y emprender nuevamente su vuelo. Deben explorar todo eso por su cuenta. Me alegra mucho saber que, aunque no acude a mí como antes, al menos tiene alguien que vela por ella y la apoya incondicionalmente. Encontrar buenas personas en estos tiempos es muy difícil. Siempre había tenido miedo de que algo le sucediera y no pudiera estar ahí para evitarlo, pero ella me ha sorprendido mucho. Ha hecho cosas que jamás creí posible.

—No debe agradecerme por eso, Sra. Alicia. Todo lo que hago, es porque me sale del corazón hacerlo. A veces me encantaría poder hacer más por ella, porque siento que nada puede compararse a todo lo que ella me brinda. Génesis es una mujer maravillosa. Todo lo que conozco de ella hace que la admire cada segundo más. Es imposible no caer en su encanto y personalidad.

—Que hablen cosas tan hermosas de mi hija me pone como pavo real.

—Mamá, ¿vienes?

—Creo que nos ha escuchado. Permiso — se alejó con una sonrisa.

—Adelante.