14. En nadie más
—Es la primera persona que piensa así— recogió la ropa con intenciones de volverse a vestir.
—No te vistas. Digo, no tienes que sentirte incómoda de mostrarte cómo eres.
—Fui muy atrevida en desvestirme de esa manera delante de usted y sin avisarle. Es muy vergonzoso porque no puedo ver su expresión. Además, hace mucho frío — se cubrió con las mismas prendas de ropa.
Y es mejor que no la vea. Sobre el frío, puede notarse a simple vista, pues sus pezones estaban endurecidos.
—¿Por qué me estás tratando de usted otra vez? Creo que los dos rompimos el hielo desde hace mucho. Por cierto, siento curiosidad por algo, pero no sé si está bien preguntarte.
—Dime.
—¿Alguien más te ha visto así?
—Mis padres y algunos doctores.
—¿Eso significa que nunca has estado con nadie?
—¿Quién podría aceptar esto?
—Yo lo acepto, ¿por qué alguien más no lo haría? Solo con tu encanto y personalidad, tienes la habilidad de volver loco a cualquiera.
Bajó la cabeza y se volteó, dándome la espalda. Mi mirada se centró directamente en su trasero y sudé frío. Ay, Dios. Debí hacer algo demasiado bien para que Dios me premiara con semejante monumento. Esas nalgas están potentes. Pude ver unas cicatrices marcadas en el centro de su espalda y me acerqué a examinarlas.
—¿Qué te sucedió aquí? ¿Qué son esas cicatrices?
—No todas las personas son como tú.
—¿Quién te hizo esto?
—Fue mi papá cuando era una niña. No sé cuán mal se ve, pues nunca pude verlo, pero mi mamá se lamentaba mucho.
—¿Cómo es posible? ¿Por qué demonios tu propio padre se atrevió a hacerte tal cosa?
—Una vez me preguntaste si toda mi vida había sido ciega, pues la respuesta es no. Perdí la vista por culpa de mi padre. Me dejó caer intencionalmente por unas escaleras cuando era tan solo una niña y el golpe que recibí en la cabeza fue el causante de que perdiera la vista. Lo único que recuerdo fue la oscuridad que me arropó. Mi mamá pensaba que sería algo temporal, incluso los médicos también, pero todo ha seguido igual hasta ahora. Mi papá no aceptaba tener una hija como yo, le daba vergüenza. Desde ese día está pagando por lo que me hizo cuando era niña. Fue sentenciado a pasar treinta y cinco años en prisión. Le faltan ya unos cuantos años por cumplir. No dudo que se los reduzcan.
—¡Maldito desgraciado! La justicia en tu país es una basura. Alguien como él, debió ser condenado a cadena perpetua. ¿Y tú mamá dónde estaba cuando sucedió eso?
—Mi mamá estaba trabajando cuando sucedió, pero por fortuna pudo encontrarme a tiempo. Sé que desde ese día la culpa recayó en ella, pero me consta que siempre me defendió de los ataques de mi papá. Todo lo que soy es gracias a ella. Mi mamá siempre me ha apoyado en todo, al igual que mi padrastro.
—Me entristece como no tienes idea saber todo esto que pasaste. También me enfurece el hecho de que ese infeliz no recibió el castigo completo que merece. Lo único que puedo agradecer, y no a él, sino a tu mamá, es por haber hecho de ti la gran mujer que eres — la abracé de espalda y, a pesar de su sobresalto por mi repentina acción, permanecí rodeando su cuerpo—. Cada cosa que conozco de ti, me deja intrigado y deseando saber más. Dame el privilegio de conocerte más a fondo, aunque se escuche tan inapropiado e indecente en este momento que estoy tan cerca de ti, rozando mi cuerpo con el tuyo. En ese aspecto también anhelo explorarte, pero todo a su debido tiempo. No tengo prisa.
—¿Realmente no te disgusta?
—No. Me temo que nada podrá sacarte de mi cabeza, si ya me dejaste bien loco. Y es que las cualidades que encuentro en ti, no podré encontrarlas en nadie más— plasmé un beso en su hombro y sentí su cuerpo vibrar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro