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7. La frontera más peligrosa.

*Punto de vista antagónico.

Alan se encontraba ya en la casa blanca, recostado en la silla del presidente, entra el doctor Wily.

― Señor, ya están reunidos los 7 y están en la sala de espera. ― Informa el Dr. Wily.

― Muy bien, puedes retirarte. ― Responde Alan educadamente.

Alan va donde los 7, en ese lugar había un completo desorden, Locker y Andy estaban jugando a las atrapadas por toda la sala, Rock estaba gritándole a Dash porque este estaba haciendo mal las técnicas que le estaba enseñando, Regit y Nate mezclaban con cuidado dos pociones que terminan explotando en la cara de Regit y Malet estaba pasmado mirando el cuadro de una mujer desnuda.

― Ay por mí, estoy rodeado de tontos. ¡Todos vengan acá! ― ordena Alan después de lamentarse.

Los 7 en 1 milisegundo se juntan en una fila y cuando ya están juntos, Malet suelta inocentemente el cuadro que se había intentado llevar.

― ¡Si señor! ― Responden los 7 formalmente.

― Ok, mis queridos esbirros, cuéntenme- ― Alcanzó a hablar Alan antes de ser interrumpido.

Nate levanta la mano

―¿Sí, Nate?- Otorga la palabra Alan a su general

―¿Por qué lleva una peluca?-pregunta confundido el líder de los 7

― Era del presidente, ¿no les gusta? Me hace brillar como el oro. ― Manifiesto Alan mientras se peina la peluca.

― Me caía bien ese tipo, no debimos de encerrarlo con la gente común. ― Reflexiona Rock con arrepentimiento.

― Sí, tienes razón, bueno, en fin, necesito saber si ya revisaron las distintas partes del mundo que les pedí investigar minuciosamente. ― Pide Alan sonriendo malicioso.

―No hemos encontrado nada, señor, ¿verdad, chicos? ― informa convencido Nate.

― Sí... claro ―responde Locker mientras desvía la mirada

―¡Eso fue sarcasmo?! ― Interpela Nate molesto.

― No. ― Ironiza Locker nuevamente desviando la mirada.

―¡No juegues conmigo, imbécil! ― advierte Nate a su compañero.

Nate abre los ojos de sobremanera, mirando a Locker.

― Muchachos tranquilos, no hay porque alterarse, ¿verdad, chicos? ― Calma nerviosamente los ánimos Andy.

― Eso dale, con la silla, ¿eh? Perdón, ¿qué decías? ―pregunta Regit interrumpido por lo que decía su compañero.

― Ok, Nate, dale un respiro, no creo que oculte algo tan relevante. ―Habla Alan aguantando la risa.

Rock y Malet desvían la mirada.

― Nah, pero de todas formas, si no los encontramos la zona los matará, así que no se preocupe, señor. ― Tranquiliza Andy a su jefe.

― Esto... ya que estamos, entre ustedes y yo, me podrían dejar de decir "señor", me hace sentir, como un anciano. ―Pide tímidamente el villano.

―¿Entonces cómo quiere que le llamemos?-pregunta Nate

―No lo sé, ustedes son técnicamente yo, trátenme de tú a tú. ―Pide Alan un tanto acomplejado.

― No sé porque me da que de todas formas le terminaremos diciendo "señor". ― Manifiesta Dash totalmente despreocupado.

Todos se ríen, excepto Alan, mas no se molesta.

― Muy bien, ya que ustedes no me tienen novedades, será hora de empezar mi mandato... ― Indica Alan mientras agacha una mirada ansiosa.

*Punto de vista protagónico

Narrador: Félix y los demás van por la carretera a las 8 de la tarde. En ese momento, ocurrió lo que menos querían... a los hombres les dio hambre.

―¿Cuánta comida tenemos?-pregunto preocupado.

― A ver tenemos, un pollo, un pescado, 2 filetes, un paquete de salchichas... ― Enumera Katherine antes de ser interrumpida por Louis.

―¿Hay huevos? ―pregunta mi hermano

― No, y si hubiésemos traído, lo más probable es que ya estén rotos. ― Responde Katherine

― Aw. ― Expresó tristemente Louis.

No me gusta el huevo, así que si no trajeron para ustedes significa que tendré menos comida, en fin.

― Espaguetis, arroz e ingredientes para hacer panqueques. ― Termina de repasar Katherine, un tanto molesta por la interrupción.

― Alguien me puede explicar, por favor, ¿Por qué trajeron solo cosas que se cocinan? ― Cuestiona Carl un tanto molesto.

Yo creo personalmente que es por el hambre que Carl se contiene.

― Porque son alimentos no perecibles, cabeza de burro, si traíamos solo cosas como pan o carne cocida sin algo para almacenarlos, se nos iba a podrir todo en un día y tendríamos que volver a buscar comida. ― Explica Katherine con actitud irónica.

― Sí, el problema es que ahora debemos buscar un lugar para cocinarlos. ― Reflexiona Carl con tono de decepción

― Miren, allá tal vez haya algo. ―Señala Louis.

Se ve un pequeño poblado a los pies de la montaña.

―¿Creen que haya alguien?-desconfía Emma tímidamente.

― No creo, además debe de estar llena de villanos. ― Indica Carl preocupado.

― Sí, pero recuerda que los villanos ya se están retirando porque ya viene la zona. ― Tranquilizo a mi equipo.

― Yo digo que no perdemos nada en ir a investigar. ― Opina mi hermano en actitud inocente.

― Bueno, veamos... ― Acepta la idea Carl

Llegamos al poblado, estaba todo desierto como de costumbre, no había ningún alma por el lugar, estábamos explorando hasta que nos encontramos con un restaurante.

― Tal vez acá podamos cocinar algo. ― Reflexiona Carl tratando de convencerse a sí mismo más que a nosotros.

Entramos al restaurante, sonó una campana que anunciaba nuestra llegada.

Íbamos a entrar por el mesón principal a la cocina cuando de repente de ahí sale un hombre.

― Buenas tardes, jóvenes, ¿qué se servirán? ― Pregunta el desconocido.

Todos estábamos boquiabiertos mirándonos, no pudiendo creer que había otro sobreviviente

― ¿Y bien? ¿Quieren algo? ―reitera seriamente el hombre.

―Pero señor, ¿cómo no se da cuenta de que estamos estupefactos viendo a otro sobreviviente?-pregunta desconcertada Katherine.

-Además, ¿cómo sabía que éramos gente normal y no villanos? - sospecha mi hermano.

― Fácil, si hubieran sido enemigos, los hubiera visto entrar por ese gigantesco agujero en la pared. ― Dijo el hombre mientras apuntaba un agujero totalmente indiscreto que estaba al lado de la puerta.

― Ósea que tu tontería de querer entrar por la puerta, a pesar de que había un enorme agujero para entrar, al final nos sirvió. ―Me señala Carl sorprendido

Me río triunfante

― No lo sé, sigo sin confiar, ¿cómo pensaba lograr ver a alguien cruzar por el agujero si usted estaba adentro? ― Desconfía Louis en tono serio

El hombre tosió mientras apuntaba una cámara de seguridad callando a mi hermano.

― Señor, nos gustaría saber cómo es que ha sobrevivido y cómo es que está acá. ― Le comunico de mi parte.

― Bueno es una larga historia, me llamo Simón Guerra, vivo por la montaña, pero tengo este restaurante a los pies de ella, tengo esposa y 3 hijos, mi orgullo es el mayor de ellos, se llama Nicolás, estudia programación, es el primero de la familia en llegar a la universidad, yo cada tarde venía a abrir el restaurante, soy el dueño y administrador de él, pero también hago los trabajos que se necesiten, venía a mi trabajo como a las una de la tarde en el coche cuando noto que en el pueblo se empieza a formar un destello, una explosión hace que me salga de la pista, cuando me recupero, el vehículo se había quedado atascado, cuando me bajo a tratar de liberarlo, me tropiezo ladera abajo, termino en un matorral del pueblo, como me había mareado me quedé tumbado, empiezo a escuchar gritos por todas partes y veo cómo extrañas criaturas persiguen a la gente, de repente me empiezo a sentir mareado, toco mi cabeza y hay sangre, miré debajo de mí y había una piedra con la que choqué probablemente cuando caí, sin darme cuenta, quedé inconsciente en el matorral. Desperté cuando ya era de noche, ya no había nadie, así que me escabullí al restaurante, una vez ahí, agarre la desert Eagle que teníamos guardada para emergencias, y me encerré en el cuarto de seguridad, fui testigo de cómo un horrible monstruo con un brazo increíblemente musculoso hace un agujero en la pared y se acercaba a mi habitación, abrí la puerta y me escondí atrás de ella y cuando entró le vacié el cargador en la cabeza y el monstruo cayó en seco, aquí es donde sobreviví estos días, me iría, pero alguien se robó el camión de reparto. ― Narra el hombre desconocido.

― Vaya, que... lástima, señor. ― Consuela Kathy empática.

Empiezo a pensar en cómo esto significaría menos espacio y un gasto de comida que, desde ya, ni siquiera sabían si les alcanzaría.

― Que no le ofrezcan llevarlo, que no le ofrezcan llevarlo... ― Pienso culpablemente

―Señor, ¿y qué tal si viaja con nosotros? ― Ofrece alegremente mi hermano.

Grito para mis adentros.

― Muchas gracias, jóvenes, pero prefiero quedarme aquí, apenas se están manteniendo ustedes, no quiero ser alguien más de quien tengan que preocuparse. ― Niega cabizbajo Simón.

―Pero señor, para nosotros no es ningún problema llevarlo. ― Señala Carl triste ante la actitud de Simón.

― Ya lo sé, pero prefiero quedarme, creo que puedo sobrevivir de momento acá. ― Insiste Simón

―Simón, la zona está avanzando, si te quedas aquí morirás ― informa Katherine intranquila.

― Piensa en tu familia, puede que aún estén vivos. ― Esperanza mi hermano

― Insisto, puede que mi familia ya... la única forma de que me mueva de acá y recobre las ganas de vivir es que regrese el camión robado, para que me pueda ir en él. ―Simón desvía lo que pensaba decir.

En ese momento de nuevo me sentí poseído a la hora de tomar una decisión. No me agrada que mis decisiones las determine una fuerza superior, pero, de momento, su instinto me ha llevado por buen camino.

― Pues entonces ya está hecho ― Manifiesto ante todos.

―¡De qué hablas Félix, ¿piensas dejarlo morir acá?! ― Me recrimina Katherine enojada

― Para nada, Simón, te juro que hoy encontraré tu camión, y este ataque de la vida, tú... ¡Lo sobrevivirás! ― Informo a todos, poseído por una motivación que nunca había sentido.

―¿De veras podrían hacer eso por mí? Si lo hicieran, yo les estaría eternamente agradecido -responde tímidamente Simón

― Hablando de eso... ― Digo antes de acercarme al oído de Simón.

― ¿Ves a la chica más pequeña? Ella está de cumpleaños hoy y nunca ha podido celebrarlo bien. ― Susurro al oído de aquel hombre.

―Oh, ya veo, pues, haré lo posible para que sea de lo mejor. Con las cosas que tengo en la bodega y con algo de ayuda, podría prepararles una gran cena. ― Manifiesta alegremente Simón.

Todos quedan confundidos mirándonos a los 2.

―Pero Félix, ¿lo dices en serio? Probablemente, el ladrón ya debe de estar a kilómetros de aquí. ―Aterriza Katherine.

― No lo creo, si alguien se preocupó de robar un camión estando en la situación en la que estamos, lo robó solo para abastecer su refugio, y siguiendo esto mismo, si conocía el restaurante, es porque el ladrón está en este mismo pueblo. ― Reflexiono ante todos.

― No sé qué clase de lógica es esa, pero me convence, yo te acompaño. ― Se suma Carl.

―Muy bien, ¿alguien más? ― Pregunto a mi equipo.

...

― ¡O vamos! Por favor, ¿chicas?, por favor, que venga una, que luego nos acusaran de que no las dejamos participar. ― Me quejo de manera triste.

― Lo siento, con ese monstruo de la ciudad ya tuve suficiente. ― Deniega Katherine nerviosa.

― ¿Y si el ladrón tiene armas? ― Cuestiona Emma desconfiada.

― Yo... tengo mucha hambre para salir ahora mismo. ―exclamó Louis antes de estirarse y bostezar.

― Bueno, ¿para qué necesitamos tanta gente? Vamos. ― Se resigna Carl de forma sarcástica.

Junto a Carl salimos del restaurante.

― Y bien, Félix, ¿cómo piensas encontrarlo? ― Me pregunta mi compañero intrigado.

―Te digo la verdad, no tengo ni idea. ― Confieso derrotado.

― Y... ¿Cuál es el plan ahora? ― Duda Carl con preocupación.

― Hem... ― Expreso en señal de pensamiento.

Vuelvo a sentir que alguien tiene el control de mí, y me hace moverme por la zona. Siguiendo ese control, veo que en el piso del estacionamiento de empleados hay marcas de llantas.

― Creo que aquí encontré algo ― Comunico alegremente a mi compañero.

― Al parecer alguien salió con mucha prisa de aquí, pero pudo haber sido cualquier otro vehículo, no necesariamente el camión. ― Cuestiona Carl la pista encontrada.

― Tienes razón, pero no perdemos nada con seguir las marcas de las llantas. ― Insisto en mi idea.

― Ahora que lo pienso bien, estamos buscando el camión sin siquiera saber cómo es, deberías de preguntarle a Simón cómo luce. ― Sugiere Carl.

Siguiendo a esa extraña fuerza, volví a entrar al restaurante y entré a preguntarle a Simón cómo era el camión (Cabe destacar que él estaba siendo ayudado por Katherine y Louis en la cocina mientras Emma estaba en la sala de seguridad). Me mostró una imagen de la empresa en la que se veía el camión. Era un camión blanco con una franja verde a todo su alrededor y que tenía escrito el nombre del restaurante en la parte de carga. "Papa's pizzería".

Vuelvo a salir y esta vez seguimos las marcas de llantas, estas indicaban que el camión dobló a la derecha. Caminando la calle, seguimos el rastro de llantas, las cuales se veían cada vez que doblaba por una calle muy rápido y donde posiblemente derrapó.

Llegado un momento, por la vitrina de una tienda salió una abeja gigante de un solo aguijón enorme, no sé de qué juego era, ya que varias las tienen, como Pokémon o Crash Bandicoot, el punto es que, casi me da un infarto, por suerte Carl le dio justo antes de que me atacara en el suelo, cuando le disparó se deshizo en polvillo y dejó un papelito, ese papelito tenía anotado "MonosConPeloAfro666".

―¡Qué insulto de papel!, solo bótalo ― aconseja Carl, exasperado por lo ridículo del texto

En ese momento, la extraña fuerza otra vez comenzó a hacer efecto y me hizo decidir otra vez.

― No. ― Expreso con seguridad.

―¿Qué? -Se sorprende Carl

― Creo que me lo quedaré ― digo a mi compañero.

―¿Qué, por qué? ― Duda Carl, extrañado de mi decisión.

― No sé, nunca sabes cuándo el destino te da algo que puedas necesitar. ― Comunico con una seguridad que en realidad no siento.

― Ok, tú a lo tuyo, yo hago como que no he visto nada. ―Se despreocupa el reo.

Continuamos avanzando hasta que en un momento hay dos marcas de llantas: una que va a la derecha y otra que va a la izquierda.

― Creo que lo mejor será separarnos. ― Aconseja mi compañero de búsqueda.

― Ah, no, ni lo sueñes. ― Protesto.

―Vamos, no es para tanto. ― Tranquiliza mi compañero.

― No es ser gallina, se le llama lógica, en todas las historias, ya sea una película, un juego o un libro, siempre que se separan, todo comienza a ir mal. ― Explico mi preocupación a Carl.

― Sí, pero esto no es un libro. ― Responde Carl levantando las manos en señal de obviedad.

Se produce un silencio incómodo.

― No, claro que no. ― Habla el narrador... espera, ¿qué?

―¿Sentiste que alguien habló?-pregunto a Carl asustado.

― No, en fin, yo voy por la izquierda, tú por la derecha. ― Reanuda la búsqueda, Carl.

― Agh, voy a morir, ¡Y será tu culpa! ― Reclamo a Carl sarcásticamente.

― Te están diciendo que no va a pasar nada, hombre... inténtalo. ― Bromea con liviandad Carl.

Refunfuño antes de emprender el rumbo. Mientras comienzo a ir por la derecha, otra vez siento una extraña conexión con el punto de vista de Carl, cada uno vivió cosas distintas, yo me encontré con una horda de monstruos como zombis y esqueletos para los cuales me subí a un edificio a dispararles a todos, Carl, en cambio, iba corriendo evitando un grupo de enemigos parecidos a insectos que le perseguían, tuvo que encontrar un lugar seguro para matarlos a todos juntos, una vez finalizado las tareas de cada uno, seguimos con nuestra búsqueda.

Siguiendo las huellas de derrape vi que pertenecían a un auto que terminó chocando con un árbol, ya que vi que ese no era el camino que tomó el camión me devolví por donde vine, inesperadamente caigo tropezándome con algo, lo recojo y lo veo, era un diente enorme y afilado, decidí guardarlo por si acaso, (¿no será que tengo un complejo de Diógenes?), continué siguiendo la conexión que tenía, fui hasta donde Carl, el cual estaba en un embrollo, pues había llegado a una calle en la que había un montón de huellas de derrape, y ya no teníamos forma de saber cuáles eran las del camión.

―¿Qué sugieres? ― Consulto a mi aliado.

― Buscar alguna pista. ― Responde Carl intuitivamente.

Asentimos y empezamos a buscar. En un momento veo que dentro de una tienda hay lo que parecía ser una criatura comiendo.

― Fuck my life... ― Digo inexpresivo para mí mismo.

La criatura parecía un dinosaurio con partes mecánicas.

―¡MECHA DRAGO! ― Grito ante la impotencia y el miedo que siento.

Salgo corriendo de la tienda y voy donde Carl, la criatura sale de la tienda irrumpiendo con un rugido.

― Creo que ya nos toca. ― Esperanzo con resignación.

Comienza el enfrentamiento y nuevamente volvemos a sentir aquella conexión.

El Mecha Drago trata de embestirnos, pero ambos lo esquivamos. Le intentamos disparar, pero su piel es muy dura y no le afectan las balas, es entonces cuando se me ocurre una idea.

― Ya sé, Carl, lo que tenemos que hacer es-. ― Comunico antes de ser interrumpido por mi mismo compañero.

―¡Cuidado! ― Me advierte Carl gritando.

Ambos esquivamos por muy poco la embestida del Mecha Drago, el cual ahora choca con un camión y se cae.

―¡Aprovechemos ahora! ― Grita Carl antes de que yo lo detenga.

― ¡No! No le haremos nada, la única forma de penetrar su piel es con su propio diente. ― Comunico a mi compañero.

― ¡¿Qué?! ¿Y cómo sabes eso? ― cuestiona Carl desesperado.

― Si tan duro es, solo el mismo puede hacerse daño. ― Intento explicar mi extraño razonamiento.

― Ok, ¿y cómo piensas sacarle uno? ― Pregunta Carl alarmado.

― Aquí tengo uno. ― Respondo mientras saco el diente que recogí.

―¿Seguro que es de él? ― Duda Carl de mi extraño plan.

― La fuerza que he estado sintiendo no se ha equivocado hasta ahora. y me hizo recogerlo, ¿por algo será, no? Mira, mi plan es: que alguien lo distraiga acá abajo, mientras el otro desde arriba le dispara su diente y le abre una herida a la que podamos disparar y hacerle daño. ― Me trato de dar a entender con mi compañero de batalla.

―Eh... ah... ok, dame el diente. ― Totalmente atrapado entre la confusión y la indecisión, Carl cede ante la falta de otras opciones que tenemos aceptando mi idea.

―¿Por qué tú? ― Exclamo decepcionado a la par que asustado.

― Porque yo tengo el Sniper... ― Explica Carl corto y al pie.

― Entiendo. ― Acepto convencido la decisión de mi aliado.

― Mantenlo a mi alcance, ah, y no mueras. ― Me pide Carl antes de partir corriendo a un edificio.

―Qué fácil decirlo. ― Recrimino inconforme.

Carl subió a la terraza de un edificio mientras yo comienzo a gritar al Mecha Drago.

―¡Oye, tú, lagartija, a que no me atrapas! ― Llamo la atención de la criatura.

El Mecha Drago me ruge y comienza a tratar de embestirme, pero con una agilidad que nunca pensé tener, logro esquivarlo. Nuevamente, me trata de embestir, pero paso por debajo de él.

―¡Si te apresuras, no me enojo! ― Apresuro a mi compañero.

―¡Debo tenerlo a tiro, busca que se quede quieto frente a mí! ― Me pide Carl desde su posición.

Vi que en el edificio de en frente había un árbol medio caído, provoque una vez más a la bestia y cuando vino hacia mí, me salgo del camino, el drago chocó con el árbol, en ese momento Carl disparó el diente el cual no pegó directamente en el mecha drago, pero si le pasó rozando haciendo una larga herida en su costado, grotesco, pero al menos ya sabemos dónde disparar.

― ¡Baja, ya podemos dispararle! ― Aviso a mi compañero.

―¡Allá, voy! ― Me responde Carl.

Ahora sí podemos batallar.

El mecha drago empieza a rugir y salta de un lado a otro, causando temblores que si nos agarraba mal parados nos haría caer, y así fue, el temblor alcanzó desprevenido a Carl y este cayó sin lograr levantarse, con mucho cuidado fui hasta él y lo levante, logramos apartamos antes de que el drago nos caiga encima, el enemigo deja de saltar y comienza a tratar de embestirnos, nosotros debíamos esquivarlo mientras disparábamos en su parte expuesta.

Estuvimos así hasta que parecía debilitarse, por lo que cambió su patrón de ataque, comenzó a causar unos temblores con el pie, levantando de esta forma pilares que tratarían de inmovilizarnos y luego saltaría sobre nosotros, afortunadamente no fueron gran problema y al dispararle un tiempo, volvió a debilitarse.

Lo último que decide hacer es lanzar una llamarada al aire, y del cielo empiezan a caer bolas de fuego mientras el drago escupía llamaradas en patrones aleatorios, afortunadamente, sobreviviendo unas cuantas veces a su ataque, el drago ya parecía muy debilitado, y justo antes de conseguir acorralarme, Carl le dispara con el Sniper, agotando lo último que le quedaba de energía a la bestia.

Al momento de rugir de dolor, de sus dientes sale volando un objeto que atrapa Carl. El drago se tambalea, ¡se iba a caer encima de mí! De nuevo, como un quick time event, la fuerza me controla y hace que salte en diagonal de una forma extraña para esquivarlo.

―¿Estás bien? ― Me pregunta Carl.

― Mejor que nunca... Oye, ¿qué fue lo que se le salió al drago? ― Respondo a mi compañero.

― Un... ¿Celular? ― Declara Carl poco convencido mientras inspecciona el objeto.

-A ver, préndelo ― Indico curioso.

Y, como era obvio, tenía clave.

― Ok, no sé qué planeabas. ¿Y ahora qué? ―pregunta derrotado Carl.

El tipo de clave que tenía el celular era una contraseña, así que... ¿Por qué no intentarlo? Escribí: "MonosConPeloAfro666".

― ¿Y? ¿Qué tal? -me pregunta Carl.

―¡Lo desbloqueé! ― Notifico alegremente a mi compañero.

―¿En serio? ―responde Carl para sí mismo, incrédulo de que aquella ridícula clave haya funcionado.

Comenzamos a revisar el celular, parecía ser de una chica. En un momento decido revisar la galería y veo el último video grabado.

En este se veían unas chicas bailando k-pop al frente del ventanal de una tienda. Nosotros estábamos en ese mismo sitio ahora. En el video se oye una explosión, eso significa que se había abierto un portal.

Comienzan a aparecer un montón de villanos en la calle. Las chicas comienzan a correr como todos, no sin antes que la dueña del celular recoja su pertenencia. Nuestra camarógrafa seguía grabando mientras corría.

Ella iba esquivando explosiones y disparos, hasta que de repente el Mecha drago le corta el camino, opta por devolverse y se desvía a un callejón, no tenía salida, una reja bloqueaba el camino, trata de escalarla mientras viene el Mecha drago, la chica logra pasar el obstáculo, pero se le suelta el teléfono el cual queda atorado entre los dientes del Mecha drago, en ese momento el Mecha drago cierra la boca y detiene la grabación.

― Sí, está muy interesante la historia, pero no nos dice nada sobre el camión. ― Indica decepcionado Carl.

En ese momento, con lo que vi, la fuerza vuelve a decidir por mí haciéndome investigar el video.

―¿Viste algo?- consulta curioso mi compañero.

Retrocedo el video hasta la parte en la que la chica se devuelve. Cuando el drago le cortó el camino, logro divisar el camión de la empresa girando hacia un callejón, y cuando la chica voltea en un momento, se ve al camión entrando en lo que parece ser un garaje.

―¿En qué parte estará ese callejón?- Duda Carl.

― Movámonos al mismo tiempo que el video. ― Ideo con resignación de saber que es nuestra última pista del vehículo.

Siguiendo el video, nos fuimos moviendo hasta que la chica dobla al callejón, usando de punto de referencia el letrero de un bar. En vez de doblar al mismo callejón que la chica del video, doblamos al callejón de en frente, ahí vimos la puerta de aquel garaje donde se ve por última vez el camión.

―Muy bien, aquí debería de estar, ahora solo debemos buscar cómo entrar ― Expreso con algo de inseguridad.

Me pongo a pensar una forma de entrar, Carl indica unas escaleras que subían al techo. Subimos y vemos la alternativa de un ducto de ventilación. El primero en lanzarse por ahí fui yo.

Caigo después de un buen paseo, antes de lograr levantarme, Carl me cae encima.

― Perdón. ― Se disculpa Carl.

― No hay problema. ― Respondo adolorido.

Comenzamos a investigar el sitio, había un montón de cosas, como bolsas de dinero, piezas de auto, computadoras, etc.

― Creo que este ladrón no era uno cualquiera... ― Supone Carl.

Bajamos al primer piso y lo encontramos, el camión estaba ahí...

―¡Quiénes son ustedes y qué hacen aquí! ― Interroga una voz muy enfadada.

Miramos al segundo piso y vimos a un sujeto joven. Vestía una chaqueta de cuero color café, unos jeans negros, unas zapatillas blancas con luces verdes, un cinturón de balas, y un gorro de lana verde... solo puedo decir que se veía como un vagabundo.

―¿Van a responder o no?! ― interroga el desconocido.

― Eh, disculpa, solo vinimos a buscar algo que es nuestro. ― Se disculpa educadamente mi compañero.

―¿Se podría saber qué?-pregunta el misterioso joven.

― Perdón, no es nada, es solo algo pequeño. ― Respondo nervioso

―¡¿Qué cosa?! ― cuestiona el desconocido.

― Este camión... ― Señalo inocente.

― Pues, me temo que no, es mío. ― Replica el sujeto.

― ¿Quién eres para robar algo y decir que es tuyo? ― Cuestiona Carl.

― Pues nada más y nada menos que, ¡Jack "Hop" Higgins!, el hermano menor de George Higgins, y juntos somos los famosos ¡Ladrones fantasmas! ― Se presenta el chico desconocido eufóricamente

― Lo sentimos, pero no somos de aquí, así que no los conocemos. ― Explica Carl angustiado.

― ¿En serio?, pero sí somos mundialmente conocidos. ―Replica Hop incrédulo.

Ninguno de los 2 contestó.

― ¿El robo del milenio, en Qatar? Bueno, en fin, estas cosas ahora son de mi propiedad, y de acá, ustedes se van, y no vuelven. ― Amenaza Jack en tono agresivo.

― ¡Oh, vamos amigo!, afuera hay un montón de vehículos. ― Suplico a Jack.

― Sí, pero este es el único camión de su tipo que vi en este pueblo y además casi todos los autos están hechos pedazos. ― Explica el ladrón.

― ¡Ay, por favor! ¿Este camión específicamente? ―Cuestiona Carl las intenciones de Hop.

―¿Y a ti qué te importa? ― Responde Jack irrespetuosamente.

― Como sea... no tenemos tiempo para estas tonterías. ― Dice Carl mientras se acerca al camión

― ¡Quieto ahí! ― Amenaza Hop apuntándonos con una STG-44.

― Oye, tranquilo amigo, no queremos pelear. ― Carl apacigua la situación.

―¡Un paso más y disparo! ― Amenaza el ladrón.

―¿En serio?, porque ya di como veinte ―desvelo torpemente.

https://youtu.be/7Ieqwk0z_ZE

Jack estaba tan enfocado en Carl que no se dio cuenta de que yo ya estaba en la puerta del camión, por lo que obviamente Jack empezó a disparar. Tanto Carl como yo nos pusimos a cubierto, Carl se escondió bajo el camión y yo delante del parachoques.

Estaba rodeado, teníamos que quitarle la ventaja de altura de alguna forma. Yo me movía al mismo tiempo que él para que no me encontrase descubierto, no sabía qué hacer, así que en ese momento me dejé guiar por la fuerza misteriosa.

La fuerza hizo en un inicio que me cubra y que de vez en cuando dispare a Jack, pero fracasaba porque siempre él se lograba cubrir. No quería matarlo, solo quería herirlo para que nos dejara salir. Lo que se me ocurrió luego fue disparar a los soportes para que el segundo piso se desplomara con él, pero para eso, primero tenía que detenerlo y que me dejara dispararles, primero tendría que disparar a unas repisas que sostenían unos convenientes barriles, y una vez ideado todo este plan increíblemente complicado, estaba listo para el combate.

Esperaba que él se ponga a cubierto para dispararle a la estantería y que le caigan cosas encima, eso permitía que se detuviera unos segundos para así dispararle al primer soporte de los 4 a la vista, una vez roto el soporte Jack se repuso y volvió a disparar, esta vez me lanzaba otras cosas como bombas de humo que hicieron que deba buscar mejores lugares para cubrirme, una vez teniendo la oportunidad en mis manos, disparé a un foco que soltó unas chispas que cayeron en la ropa de Jack, mientras se las apagaba yo dispare al segundo soporte, justo después de hacerlo, de pronto, de un portón empezaron a salir zombis morados.

―¡De verdad no te importa que entren monstruos a tu escondite! ― Recrimino a Hop.

― Con tal de acabarlos a ustedes... no, al menos ellos no me roban nada. ― Responde el ladrón en tono de alegría.

Ahora tenía que sobrevivir a otras cosas, además del asedio de Hop... Genial.

Tras una difícil supervivencia, logré disparar a una máquina de agua que convenientemente chorreó a la cara de Hop distrayéndolo mientras destruía el tercer soporte. Solo faltaba 1.

― ¡Agh!, ya me cansé, ¡ya váyanse al demonio! ― Insulta Jack mientras veo que toma otra dirección.

― Genial, ya se va. ―Aviso alegre a Carl

―¿Tú crees? ― Replica Jack desde otra esquina de la habitación.

Hop se va a una cabina donde controla una garra en el techo y trata de capturarme, disparo a la garra buscando destruirla. Una compuerta de metal comienza a cerrar el segundo piso, y con ello, mi acceso a los soportes. Esta se estaba cerrando de izquierda a derecha, y el soporte restante era el último a la derecha.

Consigo dañar lo suficiente a la garra, la que empieza a echar chispas, ¡Ya la había roto! Iba a salir de mi escondite a destruir el último soporte, pero soy tomado desprevenido por la maquinaria y me comienza a aplastar.

― Ajajaja, ¡adiós, amiguito! ― Se burla triunfante Hop.

Justo en ese momento alguien dispara al último soporte, fue Carl, quien había logrado salir de debajo del camión.

Todo el segundo piso se desploma y la garra me suelta.

― ¡Carl! ¡¿Estás ahí?! ― Pregunto tosiendo entre el polvo levantado.

―¡Acá estoy, el camión está bien, vámonos! ― Señala Carl tosiendo también.

― ¡Amigo!, ¿estás vivo? Esto... sí sigues vivo, lo sentimos, no queríamos herirte, pero no dejaste opción, adiós. ― Me disculpo en voz alta esperando que me escuche.

Antes de subir, veo una mano aplastada entre latas, me saca el dedo de en medio.

Me subí al camión y Carl nos llevó hasta el restaurante. Llegamos tocando la bocina para que los demás salieran.

―¡No puede ser! ―exclama de alegría Simón

―¿En serio lo lograron? ―preguntó sorprendida Katherine.

―¡Sí! ― Le responde Simón con euforia.

― Fue pan comido, je, je ― Presumo nervioso.

Si tan solo supiera que estuvimos a punto de morir millones de veces. Es más, yo creo que en otros universos hemos de estar ya muertos.

― ¡Esto es increíble, mis amigos, voy a salvarme! Pasen, están totalmente invitados al cumpleaños, ja, ja, ja. ― Celebra Simón con una felicidad digna de alguien a quien le volvió la esperanza.

Pasamos y en las mesas había un bufé increíble, había un pollo al horno, sándwiches, hot dogs, ponche y mucho más.

Todos nos sentamos a comer. Emma está en el puesto central de la mesa. Katherine llega con el pequeño pastel que alcanzaron a preparar junto a Simón, este tiene una vela. Emma se llena de emoción (y la vergüenza habitual) cuando le cantamos "cumpleaños feliz".

― Von apetite... ― Nos dice Simón.

Todos comenzamos a comer, noto a Emma mirándome fijamente a pesar de ser quien estaba en el puesto más alejado de ella.

― Gracias, Félix... ―Me habla Emma manteniendo la mirada.

Ja, ja, ja, ¿gracias por qué? Yo solo quería una excusa para que este señor nos compense con un buen almuerzo... Pero si soy capaz de hacerla sentir feliz, bienvenido sea.

― ¿Saben qué? Se me hace raro comer sin ruido de fondo, Simón, ¿la televisión sirve? ―pregunta Louis inocentemente.

― Sí, al generador le queda un poco, aunque no creo que haya canales para ver. ― Supone Simón mientras busca el control del televisor.

Simón se para a encender la TV, ahí estaba dando "Shrek".

―Buena película ― Opino celebrando.

Todos estuvimos comiendo mientras Carl y yo contábamos cómo recuperamos el camión, de pronto en la tele se escucha una alarma.

― Atención, sobrevivientes, a continuación, hablará el nuevo dueño del mundo, el señor Alan, así que todos estén atentos a sus palabras. ― Comunica Glad0s, la enemiga de portal.

La pantalla se coloca en negro, y en la pantalla aparece un tipo cubierto con una túnica que con su oscuridad le tapaba el rostro, pero dentro de esa oscuridad se notaban unos ojos blancos. Este es el supuesto "Alan".

― Ejem, ejem, muchas gracias por la presentación. Saludos, habitantes de la tierra, a partir de hoy. A los sobrevivientes de nuestro primer y certero ataque, les avisamos que su mundo tiene un nuevo dueño, yo, y tomaremos posesión de toda su vida. No se preocupen, no somos sádicos, aquellas personas alcanzadas por los disparos no han sido asesinadas, no, para nada, solamente han sido encerradas para que cuando la zona termine de limpiar su mundo, sean totalmente esclavizados, así que les ofrezco negociar, pueden venir a estas direcciones en donde habrá portales para que ustedes se entreguen voluntariamente a nosotros, o pueden perecer en la zona, ustedes deciden, yo que ustedes me comienzo a mover ahora, adiós y... espero que tomen la decisión correcta. ― Comunica por la televisión el responsable de todo esto con una actitud malévola que nunca había visto en la vida real... Da más vergüenza que miedo la verdad.

― A continuación, en los televisores de todo el mundo se estarán indicando la ubicación de todos los portales. Este mensaje terminó a las 12 de la noche, tienen 24 horas para llegar a estos puntos o la zona los alcanzará, que comience el juego. ― Notifica Glad0s con su voz inexpresiva.

La televisión se apaga.

―¿Y ese quién es?-pregunta Katherine sorprendida.

―No lo sé, Félix, tú sabes de videojuegos, ¿sabes quién es? ― Me pregunta Louis confundido.

― No tengo idea, nunca lo había visto. ― Respondo preocupado.

―Pero si los que nos encontraron fueron quienes planearon el ataque, ¿entonces qué tiene que ver él?-cuestiona Emma

―Tienes razón, ¿qué clase de conexión tendrán? ― Reflexiona Louis en voz alta.

― De momento sabemos que el que apareció en la TV parece ser el líder de todos ellos, pues habló en singular, diciendo que el mundo es de "ÉL". ―Teoriza Carl con suspicacia, remarcando con la voz la última palabra.

―Simón, ¿tú qué harás? ―pregunta Katherine, preocupada.

― Yo creo, que a partir de esta noche me comenzaré a mover al punto más cercano, parece estar en Brasil, yo digo que ustedes se queden acá a descansar y que partan mañana en la mañana. Ya han viajado mucho. ― Indica Simón en tono sereno.

― Yo voto por esa opción, la verdad. ― Apoyo la noción de Simón.

―Pero Simón, ¿crees poder conducir toda la noche? ― Cuestiona Carl preocupado por la salud de Simón.

― Sí, ya he hecho viajes durante toda la noche, insisto, por mí no se preocupen, de momento preocúpense de descansar, mañana ya podrán seguir avanzando. ― Insiste el dueño del restaurante tranquilizándonos.

― Muchas gracias, Simón, ha sido un placer conocerte... y también oír tips de cocina, de verdad lo agradezco. ― Menciona Louis de forma bastante humilde.

― Un placer conocerlos a ustedes también, de verdad son unos héroes, en mi opinión ustedes pueden ser quienes nos salven. ― Expreso Simón con una sonrisa esperanzadora.

Cuando terminamos de comer, nos despedimos de Simón. Le permitimos ver nuestro mapa para que él también vaya por la ruta más rápida y no se atrase. Así fue como en medio de la noche partió en el camión que recuperamos. Nosotros nos fuimos a dormir en diferentes partes del restaurante, mañana debemos tener toda la energía repuesta para llegar hasta Brasil en tan solo unas horas.

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