Epílogo
1 año después
No me puedo creer que después de todo por lo que hemos pasado por fin se haya acabado de una maldita vez. Pensaba que después de que nos contaran la verdad todo acabaría, pero hasta en eso me equivocaba.
Ha sido un año difícil, no voy a mentir. Pasamos por un momento de crisis en el que casi no nos hablábamos ninguno, los intentos de Scottie por recuperar lo que de sobra había perdido por la traición, el deseo de papá por restaurar un poco de orden familiar ahora que todos estábamos juntos y lo más duro. Hacer frente siendo plenamente conscientes de que lo que Asher y yo teníamos no podía ser posible.
No mientas.
¿Qué?
Te dejas la parte más importante.
No me dejo nada.
Claro, entonces todas esas broncas que tuviste con los chicos e incluso con Gerard cuando te empezaste a obsesionar con que algo no cuadraba no son nada, ¿no?
Bueno, pequeños conflictos sin importancia.
Después de unas semanas, de que tuviera lugar el funeral de Bonnie y el de Mónica, en los que lloré lo que no había llorado en toda mi vida, empecé a repasar toda la historia, de arriba abajo, porque había detalles que no me cuadraban y que estaba más que segura de que eran importantes. Bien es cierto, que eso solo me llevó a discutir principalmente con Scott, que fue el que más palos se llevó en un principio, y luego con Asher, que no entendía mi empecinamiento por seguir indagando en algo que ya estaba resuelto.
Todos sabíamos lo que pasó aquella noche, los motivos por los que nos separaron, la culpable de todo y los motivos reales de su locura por culpa de un accidente en el que perdió a alguien muy importante para ella que no fue capaz de superar.
Todo habíamos sufrido a lo largo de estos meses, habíamos llegado al final juntos y habíamos conseguido que Mónica nos dejara en paz para siempre. Por fin estábamos juntos y podíamos recuperar todo el tiempo perdido que nos robaron.
Se acabó.
Ya era hora. Esto se estaba haciendo más largo que La historia interminable.
Luego la loca soy yo.
— ¿Estás lista? —miro hacia la puerta de la habitación antes de suspirar y echar el último marco de fotos en la caja de cartón donde he guardado las cositas pequeñas. Esta es mi favorita, es de hace unos meses y salgo yo junto con los chicos, todos sonriendo como si fuéramos una familia normal.
—Sí, esto era lo último —cierro la caja y se acerca para cogerla. Me quedo viéndole y no puedo evitar sonreír.
— ¿Qué? —me devuelve el gesto con algo de desconcierto que solo hace que le vea con mejores ojos.
—Solo estoy contenta, nada más —me defiendo muy digna y alza una ceja sin separar sus ojos grises de los míos.
—Eso es justo lo que me asusta. Que no haya nada más —levanta la caja para salir de la habitación vacía, llena únicamente de recuerdos, y me apresuro a seguirlo por el pasillo para poderlo adelantar justo en la parte en la que este se abre al comedor, parándome delante de él —me da que al final si va a haber algo más —me mira con ojos recelosos.
— ¿No se te olvida algo? —cruzo mis brazos y sé perfectamente que sabe por dónde voy.
—Creo que no —suelta la caja en el suelo y mira un poco hacia arriba, pensando —tendré que preguntarle a Liam si ha echado su tanga de leopardo favorito o si se lo ha dejado... ¡oye! —se queja riéndose cuando le atizo un manotazo en el brazo.
—Idiota —murmuro intentando no reírme para no perder credibilidad.
De eso te queda poco, casi lo mismo que de dignidad.
Me sacas de quicio.
—A ver... —da unos pasos en mi dirección hasta quedar justo delante y me pasa las manos por la cintura —...creo que igual sé a lo que te refieres —sonríe viéndome tirando un poco más de mí hasta que quedamos bastante pegados.
Vale, que nadie se asuste. No es que nos hayamos vuelto norteños o algo por el estilo.
Por favor, acláralo porque ya me imagino los comentarios de ese tipo.
Como ya he dicho antes, la parte más dura de todo esto fue hacer frente a la realidad de que no podíamos estar juntos, cosa que nos dolía a ambos demasiado. Estuvimos un tiempo en el que nos costaba bastante estar cerca el uno del otro porque era inevitable pensar en otra cosa, aunque un día le propuse una solución a nuestros males.
Para aquel entonces nos serviría lo que sea si conseguíamos cambiar la situación. Es fácil, cuando el "no" ya lo tienes, te aferras a lo que sea para ver si puedes obtener otra respuesta distinta.
Gerard nos dejó entrever algo aquel día en el hospital, nos dijo que a él no le correspondía contar esa parte de la historia y bueno, hice uso de los pequeños detalles inconexos que había estado reuniendo los días previos al desenlace de la historia.
Me hubiera gustado poder sonsacarle algo, pero por desgracia, el tiempo de reconciliación paternal solo nos duró unos tres meses, luego Erick nos informó de que se encontraba en el hospital y que su estado era delicado. Por lo visto, había tenido que participar con el equipo que se ocupó en un intento de robo y salió herido por culpa de los atracadores. Después de dos semanas en el hospital murió. Ese también fue uno de los motivos por los que nos unimos más, nos habíamos dado cuenta de que nos acabábamos de quedar solos.
Pasó bastante tiempo hasta que se recompusieron los ánimos, el que peor lo llevó fue Scottie, que estaba más unido con él. Liam y yo permanecimos algo neutrales y Asher, bueno, no es que diera señales de nada, ni de que le doliera ni de que le afectara lo más mínimo. No supe cómo tomarme eso.
El caso es que en vista de cómo estaban las cosas, me lancé porque poco nos quedaba ya por perder.
Fuimos a casa de Clare para hablar con ella.
Mentira.
Ya empieza.
Es que mientes más que respiras.
¿Qué he hecho ahora?
Decir que fuisteis a hablar con ella.
¿No es lo que hicimos?
Sí, después de irrumpir en su casa exigiendo respuestas claras y directas porque, según dijiste, estabas hasta el alma, por no decir otra cosa, de que la gente se guardara secretos.
No lo recuerdo tan brusco.
Te aseguro que lo fue.
Meh.
El caso es que le comentamos lo ocurrido, tenía derecho a saberlo e hicimos especial hincapié en cierta parte del relato en el que ella no quiso ahondar demasiado.
Saqué a relucir ese tiempo que estuvieron viviendo juntos, haciendo planes, lo mucho que parecía que se querían por aquel entonces y que papá no la había superado porque se había buscado una asistente con su mismo nombre.
Nos costó tirarle de la cuerda antes de que rompiera a llorar mientras nosotros no sabíamos si sacar las copas para celebrar o sacar los pañuelos, porque sabiendo los antecedentes de todo era muy probable que nos hablara de otro muerto.
Nos confesó la mala racha por la que pasó, que estaba hasta el cuello cuidando de Liam y que el hecho de que naciera Asher solo iba a complicar la situación precaria en la que estaban. Richard se ofreció a echarle una mano, al fin y al cabo era el padre, pero tenía que irse de la ciudad porque su familia iba a hacer unos negocios en otra parte del país y él no podría quedarse.
En ese momento nos cayó todavía peor.
Cierto.
Luego nos explicó como Gerard se ofreció a quedarse con él mientras ella encontraba alguna manera de estabilizar la situación. Eso solo sería un parche para todos, pero al menos serviría para que Clare tuviera un pequeño respiro y siempre podría ir a verlo cuando quisiera.
Con el paso del tiempo, Richard, que aclaro que ahora mismo está en la cárcel después de que el juez le condenara por ser cómplice en varias partes turbias de la historia tras la investigación que inició Gerard, era cada vez más irregular con el aporte económico, aparecía de vez en cuando con alguna excusa, ella seguía sin encontrar nada fijo y empezó a aparecer en escena el padre de Liam, que por lo visto no era precisamente un alma caritativa. Asher empezó a hacerse mayor y había que buscar alguna excusa para que ni él ni Liam se dieran cuenta de todo lo que estaba pasando realmente, así que de cierta forma estaba dispuesta a renunciar a ser la figura materna, aunque a todos los efectos lo fuera.
A pesar de lo crudo de la situación, yo me sentí bastante aliviada de que al menos lo que sentía no fuera un fuerte brote incestuoso, así que solo le seguí pidiendo explicaciones que yo, al menos, no necesitaba.
La mujer se preocupaba por ambos como si fueran sus hijos, tenía álbumes de fotos de ellos a rebosar, Asher siempre me había comentado lo unido que estaba a Liam y todo el tiempo que pasaron en esa casa durante gran parte de su vida... eso sin contar con lo que ya he dicho de Richard y que ambos se parecen bastante, sobre todo en el color claro de ojos.
Y en ese momento se acabaron las mentiras.
Por suerte.
Nos llevó unos seis meses después del día que murió Mónica descubrir eso, les llevó otros dos poder asimilarlo a ambos y poder tener una relación medianamente normal con Clare. No es que la hubieran perdido, pero la cosa estaba bastante tensa y rara porque no sabían cómo tratarse.
Scott tampoco es que se sorprendiera menos y juró más de una quincena de veces que no sabía absolutamente nada de aquello y, que de haberlo sabido, nos lo habría contado.
Las cosas empezaron a normalizarse del todo y con todos hará cosa de dos meses.
Conseguimos asimilar el oscuro pasado, las muertes de todos ellos, la de papá y la verdad sobre nuestras raíces familiares.
Y así es como llegamos a esta situación.
— ¿Ah, sí? —le paso los brazos por el cuello esperando pacientemente por mi beso.
—Y tanto... —se inclina un poco en mi dirección y cuando ya noto como sus labios rozan los míos se escucha una queja de fondo.
—No te ofendas, cuñada... pero hay habitaciones para eso —un día de estos pienso matar a Liam, lo juro.
—Mira que eres metiche... —protesto y cuando Asher se va a separar un poco le cojo la cara con mis manos y le planto un beso en los labios, motivo por el que el tercero en discordia empieza a chiflar. El moreno se separa con un gesto divertido y vuelve a coger la caja del suelo.
—Será mejor que nos vayamos, la playa está como a tres días de aquí —nos sugiere y ambos le seguimos a la salida. Ellos con al menos una caja y yo tan feliz con mis manos en los bolsillos.
Tú como siempre, ayudando.
Ya ves, lo mío es talento.
La verdad es que es agradable verle bromeando de nuevo, como al principio. Sonriendo y contento, en general.
Nos ha costado demasiado llegar a como estamos ahora y juro por mi consciencia que la más mínima sonrisa me llena como si fuera la noticia de que nos ha tocado la lotería.
Por mí no jures.
Cállate.
—Solo son 11 horas si no nos paramos mucho, 10 si dejamos que conduzca Liam —respondo mientras dejo que salgan del porche y yo me quedo en este viendo por un momento el interior de la casa antes de notar como el teléfono me vibra en el bolsillo.
"¿Ya habéis salido?"
Dereck, no me sorprende demasiado, la verdad.
"Casi, están guardando las ultimas cosas"
"¿Todo bien?"
"Todo genial"
"¿Aún no les has dicho nada?"
"Lo haré al llegar. Quiero que se recuperen
un poco de tanto drama"
"Como quieras, aquí os espero"
"Nos vemos"
Bueno, supongo que aquí es cuando me toca volver a dar explicaciones.
Sí, los veo un poco perdidos.
Hace unos siete meses, el doctor Sullivan contactó conmigo. Se había enterado de primera mano de lo que había sucedido con nosotros, Mónica y toda la historia, en general. Me dijo que tenía información que era necesario sacar a relucir y que me iba a interesar.
En ese momento supe que me iba a contar todo lo que me faltaba para entender lo que pasaba y encajar las piezas que quedaban sueltas.
Me contó la verdad sobre Gerard y bueno, no sé si fue el instinto de venganza o el deseo de que no se fuera de rositas tras haber matado a casi todos los que me importaban lo que me hizo concretar con él y con su hijo lo que haríamos. Quizás fuera algo precipitado, pero me daba igual, ellos estuvieron completamente de acuerdo.
Sulli encontró a un grupo de tíos dispuestos a ayudarnos, así que solo tuvimos que decirles el lugar y la hora y ellos se ocuparían de todo. Lo hicieron ver como que fue un accidente, un robo que salía mal y por lo que Gerard tuvo que acabar en el hospital.
Del resto se ocuparía Erick, que lo mantendría en un estado bastante peor del que realmente tenía. Lo mantuvo en esa agonía durante dos semanas, completamente desorientado, drogado y sin poder a penas moverse, eso fue idea mía.
Un día, antes de que se ocuparan de acabar con él de la misma forma con la que él acabó con mamá, fui a verle. Les pedí que no lo mantuvieran en ese estado tan catatónico porque quería que habláramos.
—Sé que fuiste tú —le dije.
—No te entiendo, cariño —me respondió mientras le daba un ataque de tos.
—Sé que eres John —le aclaré mientras me levantaba y le sonreía ligeramente, sus ojos solo reflejaban miedo. No sé si porque le había descubierto o porque sabía de sobra que eso no iba a acabar bien para él —es hora de dejar a los muertos descansar, ¿no crees? —fue lo último que le dije antes de salir de la habitación con la cabeza alta y preparando el cuerpo para los consuelos que tendría que darles a dos chicos por la muerte de su padre.
Esto podría haber acabado de mil formas distintas, pero John decidió que fuera así. Así que por todo el daño que nos causó, por todas las vidas que quitó y por intentar hacernos formar parte del engaño, planee su muerte. Sin remordimientos.
—No me digas que ahora vas a echar de menos todo esto —noto unos brazos que me rodean la cintura y apago el teléfono mientras me giro entre ellos.
—Ya te gustaría, estoy deseando que nos vayamos —respondo muy digna mientras le sonrío. Le paso los brazos alrededor del cuello y cuando me voy a acercar me sobresalto por el pitido del coche —juro que un día de estos lo mato... —murmuro escuchando las quejas de Liam y la risa suave de Asher.
—Creo que alguien tiene más prisa que tú —vuelvo a mirarlo, porque seguía fulminando con los ojos al cretino de mi cuñado.
—Será mejor que nos vayamos —accedo y suspiro mirando por última vez la casa donde parece que empezó todo. Joder, no. No quiero que acabe así —espera... —lo detengo después de que haya dado dos pasos y me mira dudoso, no debo de tener muy buena cara —tengo que contarte algo... —comienzo aunque me calla dándome un beso.
—No hace falta.
—Asher, en serio... —insisto pero me señala con un gesto de la cabeza el teléfono que todavía tengo en la mano.
—Si es lo que creo que es, no hace falta. Ya lo sé —vale, me corrijo. Juro que un día de estos lo mato a él.
—Pero...
—Era lo mejor... un poco de justicia —se alza de hombros y me tira un poco de la mano que aún tengo unida a la suya para que me moviera hacia el coche —puede que vaya un paso por detrás de ti, Equis, pero siempre me voy a enterar de todo.
Será....
No sé si eso me gusta o me asusta.
— ¿Y no estás...?
— ¿Enfadado? Después de todo lo que hizo no. Descuida —me asegura antes de que lleguemos a la puerta del coche, la abre y me indica que entre.
—Por fin... ya iba a salir para traeros a rastras...
—Estábamos aclarando una cosa —responde este mientras me abrocho el cinturón y veo que comparten una mirada. No necesito que me digan más, ambos lo saben.
Pues sí que eres mala mentirosa. Siempre te pilla.
¿Sinceramente? Me da igual, solo por poder estar así con ellos, todo ha merecido la pena.
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