Capítulo 40
Sin más
Creo que es un sentimiento compartido porque los tres parecemos mil veces más relajados ahora que llevamos un rato en el coche.
Es imposible negar que la conversación con Clare ha sido bastante intensa, más de lo que me hubiera esperado en un principio, pero nos ha revelado bastantes cosas que creo que tenemos que tener en cuenta de ese día.
¿Hasta qué punto está Richard implicado en todo?
¿Qué ocurrido realmente esa noche del 27 de diciembre de hace 19 años?
¿El auténtico asesino fue Gerard o Mónica? Y en caso de que fuera el primero, ¿por qué?
¿Por qué nos separaron al nacer?
Siguen siendo casi las mismas preguntas del principio, solo que ahora tenemos la respuesta delante, no está tan lejos de nosotros como pensamos, pero no está de forma nítida. Nos están poniendo la miel en los labios, pero no nos dejan probarla porque todo este asunto esconde una cara oculta demasiado oscura, no hablamos solo de la inicial hipótesis de una infidelidad, ni de una traición, nada de eso. En esta historia ya ha habido sangre, celos, envidia, separaciones, peleas... Muertes.
¿Seguro que quieres seguir?
No tenemos más opción. Ya está todo en marcha, no podemos echarnos atrás con absolutamente nada, es demasiado tarde.
Si pudieras, ¿lo harías?
No lo sé. Más de una vez me he arrepentido, mi vida era normal hasta que descubrí todo esto y siento que conforme más tiro del hilo más se enreda todo. Es horrible.
Lo triste es que todavía queda alguien al margen.
Es por su bien. Creo que de nada serviría contarle todo esto, echar por tierra todo lo que cree que es su vida sin tener todavía respuestas claras para todo. Lo voy a proteger todo lo que pueda y si para eso tengo que mantenerlo al margen un tiempo más lo haré.
— ¿Estás segura?
—A estas alturas no me puedes hacer esa pregunta.
—Lo digo en serio... —le veo rodar los ojos por el retrovisor y curvo los labios un poco.
—Yo también... —insisto un poco antes de asentir con firmeza —es lo mejor, lo mires por donde lo mires.
— ¿Cómo lo llevas tan bien? — pregunta por primera vez desde que nos subimos al coche.
— ¿El qué?
—Que te desmonten tu vida de un rato para otro... —se gira un poco para verme y busco su mirada cuando parece dudar —sé que lo mío es una mierda en comparación con lo tuyo, pero... Joder...
—No es una mierda, en esta historia nos han mentido a todos y bueno... Creo que ya has podido ver cómo de bien lo llevo —arquea una ceja al no llegar a entenderlo y me obligo a sonreír —me lo callo todo hasta que no puedo más y exploto llorando, huyendo o gritando —hago un gesto con la mano para quitarle importancia —poca cosa —la intención era animarlo un poco aunque no me esperaba una risa desquiciada por su parte que creo que nos pone los pelos de punta tanto a Asher como a mí.
— ¡Esto es la ostia! —dice una vez que parece que se calma apoyando el codo en la ventana y luego la mano en el puño — ¿lo de gritar te funciona? —me mira de reojo aunque mantiene una sonrisa.
—Todavía no me ha dado un infarto ni me he muerto después de todo, así que podría decir que sí —le respondo no muy segura y asiente con algo más de seriedad.
—Eira —creo que sabe que sigo estando pendiente de él —admito que antes me lo tomaba un poco a broma, pero no sabes las ganas que tengo de acabar con esos cabrones —trago saliva. ¿Me he perdido algo para ese repentino odio?
—Lo haremos, descuida —le aseguro y veo como Asher le mira de reojo un momento, serio. Creo que es de la misma forma que me mira a mí cuando estoy al borde de una de mis crisis.
El resto del camino lo pasamos callados. Cada uno con sus pensamientos.
Uno pensando en cómo puede acabar esto.
Otro pensando cómo acabar con todos.
Y otro pensando si realmente merece la pena.
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