Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 34

Batman y Robin

Liam

21 años antes (9 de febrero de 2001)

— ¡Pero yo quiero jugar con él! —digo viendo a mamá mientras ella me sonríe y se agacha a mi altura para acariciarme un poco el cabello.

—Cariño, hoy no vas a poder jugar con Asher porque tenemos visita... —me dice y se levanta ofreciéndome su mano, la tomo y camino con ella, teniendo mi coche verde favorito en la otra.

— ¿Quién viene a casa, mami? —la miro y solo me sonríe.

—Un amigo, ya lo conoces de antes, pero estabas muy pequeño para acordarte de él —me coge en brazos y me sienta en el sofá donde me da con el dedo en la punta de la nariz, sonrío.

— ¿Me trae regalos? —se ríe un poco.

—No lo sé, cariño, pero pórtate bien con él, ¿vale? —asiento con la cabeza y extiendo mi mano en su dirección con el meñique estirado —así me gusta —sonríe nuevamente al sellar la promesa. Suena el timbre de casa y mamá se levanta para ir a la puerta.

Al poco vuelve con un hombre muy alto que me sonríe.

—No lo conozco —digo y ambos se ríen.

—Liam... —me regaña por un momento, aunque el hombre alto no la deja acabar.

—No te preocupes, Clare, deja que el chiquillo sea sincero —se acerca y señala el sofá donde estoy — ¿me puedo sentar, colega? —asiento y al lado mío es todavía más grande. Parece una montaña — ¿no me recuerdas, Liam? —niego con la cabeza. Vuelvo a prestarle atención a mi coche verde favorito. Mamá me lo regaló hace unos años y es el más rápido que tengo — ¿me lo dejas? —señala el juguete y lo abrazo escondiéndolo con los brazos.

—No, es mío —protesto.

— ¡Liam! —mamá me vuelve a regañar y se lo doy.

—Es muy bonito... —dice el hombre.

— ¿Quieres tomar algo? —le ofrece mamá.

—Un café está bien, gracias —responde y me mira —yo tengo uno como este.

— ¿De verdad? —asiente.

—Pero uno de verdad, que se puede conducir —me lo devuelve.

— ¿Y es rápido?

—Mucho, si quieres un día de estos te lo puedo dejar.

— ¡Sí! —grito contento y le extiendo la mano —me llamo Liam, ¿somos amigos? —me mira un momento, luego a mamá y después toma mi mano.

—Encantado, Liam, yo me llamo Richard y soy tu nuevo amigo —me sonríe y yo también.

—Chicos, esto ya está —nos sonríe a los dos —Liam, ve y buscas más juguetes, seguro que Richard quiere ver tus demás coches —me dice y me bajo saltando del sillón corriendo a mi habitación para buscar los juguetes y enseñárselos a mi nuevo amigo.


21 años antes (14 de febrero de 2001)

— ¡Chicos! ¡Vamos a sacar la tarta, venid! —nos llaman desde la sala.

— ¡El último es tonto! —grito y adelanto a Asher por un lado, llegando primero donde estaban nuestros papás.

— ¡Trampozo! —me hace burla y me río.

—Eres muy pequeño —lo molesto y cuando se va a echar a llorar Tammy lo coge en brazos.

—Venga, Liam, no seas malo, que es su cumpleaños —mamá me regaña y me hace un gesto para que me acercara. Voy donde ella y me sienta en su regazo, al lado de donde Asher está sentado con su madre. Las luces se apagan y el papá de mi amigo entra con la tarta en las manos y las velas de estas encendidas. Le cantamos el cumpleaños feliz y encienden las luces al final.

—Pide un deseo, amor —Asher se acerca y sopla las velas. Cumple tres años, sigue siendo un bebé.

— ¿Qué has pedido? —le digo mientras van cortando los trozos.

—Un...

—Hey, si se dice no se cumple —nos avisa Tammy sonriendo —los deseos de cumpleaños son sagrados y si queremos que se cumplan nos los tenemos que llevar a la tumba —nos da un plato con un trozo de tarta a cada uno —que aproveche y felicidades, Asher —le besa la mejilla.

Me pongo a comer de la tarta de chocolate mientras los mayores hablan. Siempre son aburridos con sus conversaciones, yo y Asher lo pasamos mejor jugando con la nieve que ellos.

—Vamos a jugar —se baja del regazo de su madre y con la boca manchada corretea por la habitación.

— ¿No quieres ver tu regalo? —Gerard sonríe y le acerca una caja frente a él. No es justo, yo también quiero un regalo, me he portado bien hoy.

— ¡Sí, sí, sí! —mamá deja que me baje al suelo y me acerco a ver qué le han regalado. Si es un coche mejor que el mío se lo quito.

—También es para ti, Liam —me dice y sonrío acercándome más.

—Ábrelo —le mando.

—Calla —me dice y rompe el papel abriendo la caja y sacando ropa.

— ¿Y los juguetes? —los miro y se ríen.

—Son disfraces... —dice Tammy —... De superhéroes...

Asher saca de entre la ropa una máscara negra y se la quito de golpe, se queja — ¡Es Batman!

— ¡Es mía! —me grita, aunque sigue buscando sacando otra más pequeña y también negra.

—Mira, esa es de Robin, su mejor amigo —le digo y me pongo la mía, hace lo mismo.

— ¡Somos Baman y Dobin! —grita y empieza a correr de nuevo por la sala, me uno y corro detrás de este con las risas de fondo de nuestros padres.

19 años antes (27 de diciembre de 2003)

—Pues que fastidio...

— ¿Por qué? —lo miro sin entender.

—Porque ahora voy a tener que compartir mis juguetes con ellos —se cruza de brazos.

—Pero vas a poder jugar con ellos.

—Para eso ya te tengo a ti —no lo entiendo. Compartir los juguetes no me gusta tampoco, pero yo estaría contento por tener hermanos. Mamá me dijo que una vez casi lo tuve, pero se tuvo que quedar en el hospital porque estaba malito y no volvió a sacar el tema. Aún recuerdo lo triste que estuvo ese tiempo.

—Ahora vamos a ser más para jugar y tendrás el tridente de juguetes —le digo sonriendo.

— ¿Tridente?

—Claro, si sois tres os van a regalar a los tres, así que serán el tridente de cosas —le insisto y sonríe por un momento.

—No sé...

—Vamos, ¿Batman te ha mentido alguna vez? —le señalo su máscara de Robin y se la pone corriendo.

—Nunca —asiento y sonrío yo también.

— ¡Liam, Asher! —nos llama mamá desde el salón.

— ¡El último es tonto! —echo a correr para salir de mi habitación mientras escucho a Asher enfadado corriendo detrás de mí. Siempre ha sido más lento, aún es un bebé de 5 años.

— ¡Tramposo! —se queja y me golpea el brazo cuando llegamos. Se libra de que le devuelva el golpe porque mamá se acerca.

—Tammy ya está en el hospital, cariño, dentro de poco tendrás a tus hermanitos en casa —sonríe y veo a Asher, está enfadado.

— ¿Van a tardar mucho?

—Pues no lo sé... Estas cosas llevan su tiempo, pero seguramente para mañana puedas estar de vuelta —le asegura y suspira un poco viendo en dirección a la cocina — ¿queréis una pizza para cenar?

— ¡Sí! —gritamos a la vez.

—Voy a pedirla, podéis jugar mientras llega —y cuando estoy a punto de devolverle a Asher el golpe de antes suena el timbre de la puerta.

— ¡Voy yo! —grito y salgo corriendo para ir a la entrada esquivando a mamá y cuando abro veo a mi otro mejor amigo — ¡Richard! —corro hacia él y salto dejando que me atrapara.

— ¡Pero bueno, campeón! —se ríe y me revuelve el pelo antes de entrar mientras me da vueltas en sus brazos haciéndome cosquillas — ¿cómo has podido crecer tanto? Si nos vimos solo hace unos meses.

—Los superhéroes crecen mucho, me parezco a Batman —digo y cuando llegamos al salón me deja en el suelo mientras mamá sale de la cocina.

— ¿Quién es...? —empieza y se queda viendo a Richard, parece triste.

—Estaba por la ciudad y pensé en escaparme para venir... —dice rápido mi amigo viéndola.

—No es buen momento... —dice y luego me mira —ve con Asher al cuarto, cariño, tengo que hablar con Richard de un par de cosas —me dice. No es justo, yo quería jugar con él antes —por favor —insiste y cedo caminando a donde mi amigo con la máscara de Robin me espera.

— ¿Lo conoces? —señala al amigo de mamá y asiento.

—Richard viene a veces a vernos... Venga, vamos a jugar —me pongo mi máscara y hago como que disparo con una pistola corriendo a mi habitación.

14 años antes (26 de diciembre de 2008)

Hace ya un tiempo que Asher se ha vuelto a poner raro. La verdad es que tampoco lo culpo, que se acerque la fecha del día que murió tu madre no debe ser precisamente fácil.

— ¿Vas a ir a verlo? —me dice mamá mientras coge su abrigo del perchero de la entrada y gira la cabeza un poco sobre su hombro para verme.

—No voy a dejarlo solo estos días... —murmuro no muy seguro. No me preocupa mi amigo, puedo entretenerlo y hacerle pasar estos días sin que sean tan tristes, pero la verdad es que me da cosa entrar en la casa. Es raro, su hermano siempre nos da alegría, tiene 5 años y es bastante entretenido pasar un rato con él, pero Gerard... Tenía un buen recuerdo de ese hombre hasta que murió Tammy. El día que todo cambió para todos.

—Podrías decirle que venga... —propone mamá ante mi silencio.

—No creo que quiera irse y dejar solo a Scott... —añado y me apoyo en el marco de la puerta que da a nuestro pequeño salón.

—Podría venir con él también... Pasáis aquí unos días y así quizás se le hace menos duro... —insiste.

—No lo sé... —me alzo de hombros —... Deberías irte a trabajar, vas a llegar tarde —cambio de tema y le sonrío levemente, asiente con la cabeza.

—Claro, si pasa o necesitas algo me llamas, cariño —se acerca para dejarme un beso en la cabeza y me revuelve un poco el pelo —y si viene...

—Tranquila, sé defenderme —le aseguro, aunque no parece convencida.

—Liam, no es un juego, si viene me llamas y estaré aquí lo más rápido que pueda —me repite con voz suave. Asiento porque sé que si no le doy la razón es capaz de llevarme con ella al bar para asegurarse de que estoy bien —genial, nos vemos luego —me sonríe y después de despedirse se va.

No es que me preocupe que venga. Tampoco sería la primera vez y puedo defenderme de ese capullo solo. La última vez era demasiado pequeño para defender a mamá, pero esta vez me va a importar muy poco que sea mi padre, si le pone la mano encima le pienso devolver el golpe.

****

— ¡Asher! —canturreo golpeando la puerta de la cabaña antes de meter las manos en mis bolsillos por el frío. Odio este sitio, da igual si es verano o invierno, siempre está todo helado.

— ¡Voy! —escucho al poco y permanezco esperando. Me giro viendo la entrada y la marca que las ruedas de la camioneta de Gerard han dejado en la nieve. Escucho la puerta abrirse a mi espalda y veo a Asher cargando a Scott, que tiene los ojos llorosos y hace pucheros —ayúdame... —me dice dejando que entre.

— ¿Qué le pasa? —cierro una vez que estamos dentro mientras me quito el abrigo y antes de que pueda dejarlo en algún lado escucho el sonido de algo romperse.

— ¡No puedo más! —grita y los llantos asustados de Scott empiezan a retumbar por todos lados. Por suerte, Asher lo había dejado sentado en el sofá antes de cargarse el florero que desde hace mucho solo sirve como jarrón.

—Hey —me acerco a este y solo me da la espalda —lo estás asustando... —le digo despacio. Los días cercanos al 27 de diciembre siempre son malos, son demasiadas emociones acumuladas.

—Está acostumbrado... —dice y cuando pongo una mano en su hombro este tiembla un poco. Permanece quieto.

—Te necesita, él tampoco lo está pasando bien —añado mientras el pequeño niño rubio nos mira entre sollozos.

— ¡¿Y te crees que yo sí?! ¡Todos los años es la misma mierda! —vuelve a gritar y al girarse entiendo por qué no me quería mirar, está llorando.

—Asher... —empiezo y cuando me acerco se aparta.

—No lo aguanto más, no puedo... —de un manotazo se seca las lágrimas y empieza a caminar por la habitación, supongo que intentando calmarse.

—Tienes que poder... Sé que es complicado... —me muevo de donde estaba y me acerco al pequeño que me tiende los brazos para que lo coja mientras solloza todavía. Lo mezo entre mis brazos y suspiro viendo a mi mejor amigo —... Pero si no lo haces por ti hazlo por él —se gira y después de ver a ambos me mira solo a mí —sabes que voy a estar contigo, pase lo que pase y saldremos de esta juntos —le empieza a temblar el labio y vuelve a girarse un poco —voy a ver si puedo dormirlo un rato, ahora vengo —paso por su lado caminando hacia la habitación de Scott.

****

—Sabes que siempre puedes venir a mi casa, ¿verdad? —le digo después de que hayamos terminado de recoger el desastre del jarrón.

—No puedo irme a vivir a tu casa... ¿Qué pasa con mi hermano?

—Que venga también, sois como mis hermanos y sabes que Clare os quiere mucho a los dos —le digo y parece dudar.

—No sé... —comienza y cuando está por responder se escucha un fuerte portazo. Por suerte Scott solo se remueve un poco en su cama y no se despierta —oh, no... —murmura Asher y creo que los dos nos empezamos a poner nerviosos.

— ¡¿Dónde mierda está...?! ¡Aquí! —se oye y nos miramos en silencio. Le hago un gesto para que espere y cuando me voy a levantar me sujeta de la manga de la sudadera negando con la cabeza.

—No vayas...

—Tranquilo, no va a hacerme nada —espero. Me suelta y empiezo a caminar a la puerta para abrirla despacio colándome por una pequeña rendija que abro, volviendo a cerrar a mi espalda. Parece que están robando por todo el ruido que está haciendo. No tardo demasiado en llegar a la sala.

—Vaya... Sigues aquí... —dice mientras rebusca en los muebles de la cocina.

—Señor Werner... —se gira de golpe y al verme sonríe.

—Vaya, Liam, me alegro de verte —dice y se gira llenando una copa con un líquido oscuro. Apesta a alcohol, como papá — ¿te vas ya?

—Sí, Asher está recogiendo sus cosas... Se viene a dormir —aseguro y se queda quieto un momento.

—Por mí bien... —se alza de hombros y veo por el rabillo del ojo como mi amigo se asoma por la puerta del cuarto.

— ¿Por qué lo hace?

— ¿Beber? Porque es la única forma de olvidar que me sirve —responde mirando una botella de cristal medio vacía.

—No... Tratarlos así... Sé que quería mucho a Tammy pero así no...

— ¿No os ibais ya? —me interrumpe de golpe y se gira otra vez para verme. Asiento y le hago un gesto a Asher para que venga mientras Scott lo sujeta de la mano bostezando.

—Adiós, señor Werner —cojo mi abrigo y le pongo a Scott el suyo mientras noto como Asher aprieta los puños alrededor de las asas de su mochila sin ver a su padre.

Acabamos saliendo de allí poco después, empezando a caminar por la carretera para ir a mi casa. Realmente no está tan lejos, 25 minutos andando por ahí es mucho mejor que dejarlos solos con ese imbécil.

—Gracias —oigo a Asher a mi lado después de llevar andando un rato. Yo llevo ahora a Scott en brazos porque es mi turno y está bastante más tranquilo que hace unas horas.

—No me agradezcas que cuide de mis hermanos.

9 años antes (14 de abril de 2013)

Creo que es una de las primeras veces que hace buen tiempo en este pueblo perdido de la mano de Dios. Hace un día soleado y sorprendentemente hay algunas zonas donde se ve algo de verde en lugar de nieve gracias a que hace unos días que no nieva y que hemos llegado a temperaturas agradables.

— ¿Cómo está Clare?

—Bastante bien, ha encontrado trabajo en la cafetería del centro comercial y los clientes son bastante más agradables que los del bar —yo no he tenido tanta suerte. La gente no está muy por la labor de contratar a un "crío" Así que la idea de hacer que mamá esté algo más despreocupada al final de mes seguirá siendo un sueño por ahora.

—Mañana igual me escapo un rato con Scott y nos pasamos por tu casa —añade el moreno y asiento. Mamá siempre está bastante alegre cuando los llevo a casa, supongo que también le tranquiliza que estén allí en vez de tanto rato solos con Gerard.

— ¿Con tu padre qué tal? —lo miro y hace una mueca agria.

—Sin comentarios. Está empezando a ser más formal en el trabajo, a dejar el alcohol y ahora se ha empezado a preocupar por Scott e intentando recuperar vínculos conmigo —se alza de hombros y nos detenemos al llegar a la reja metálica.

—Wow, se lo tienes que valorar, ha tardado 10 años en decidirse —digo y veo una sonrisa ladeada en sus labios.

—Que le den, no quiero hablar de él hoy —se descuelga la mochila y la lanza por encima de la reja antes de empezar a trepar por esta y en poco tiempo se encuentra al otro lado viéndome. Vuelve a sonreír — ¿esperas una invitación?

—Cállate —me agarro a los barrotes y estoy unos segundos después a su lado —te estaba dando ventaja por ser tu primera vez —lo molesto antes de empujarlo un poco por el hombro.

— ¿Qué sabes tú si es mi primera vez o no? —alza las cejas viéndome.

—Tienes una carita de virgen que no puedes con ella... En todos los sentidos —suelto una carcajada y me da un golpe en el brazo que solo hace que me ría más —te enfadas muy rápido, enano —lo aparto cogiendo yo ahora la mochila y empezando a andar.

—Y tú eres un imbécil —replica mientras me sigue.

—Tu imbécil favorito —me defiendo con un tono arrogante que sé qué hace que ruede los ojos.

—Cállate —niego con la cabeza con cierta diversión y luego si permanecemos callados.

Realmente es un sitio que impone bastante. No es que sea especialmente supersticioso, pero estar aquí en medio hace que cierta tensión tenga por el cuerpo.

—Supongo que tenemos media hora antes de que se pase algún guardia vigilando... Si no hacemos ruido, tal vez algo más —comento una vez que me había alcanzado antes de llegar al lugar de todos los años. No solemos venir en la fecha porque no estaríamos solos, pero Asher quiere venir al menos una vez al año para poder pasar tiempo con ella y no voy a ser yo quien se lo impida.

—Con media hora tengo de sobra —murmura dando algunos pasos antes de agacharse hasta la lápida de mármol blanco —hola, mamá... —me mantengo a cierta distancia para darle algo de espacio. Me duele verlo así, aunque es mejor que se abra poco a poco en lugar de cerrarse —dame la mochila, Liam —me pide y me acerco para dársela. Cuando gira el torso en mi dirección puedo ver las lágrimas de sus mejillas.

Viviendo lo que está viviendo junto con Scott, yo no lo llevaría tan bien. Si a mamá le pasara algo, creo que me moriría. Igual no le digo que la quiero todo lo necesario, pero daría mi vida si hiciera falta por ella y soy consciente de que ese sentimiento lo conoce.

Permanecemos allí durante un rato. Asher se ocupa de limpiar la lápida, quitarle algunas ramitas y hojas secas que no se quitaron en su momento y de cambiarle las flores por otras nuevas. Hecho eso, acerca sus labios a sus dedos y después pega estos sobre la superficie de piedra blanca donde está el nombre de Tammy.

—Tenemos que irnos... —odio cortar el momento, pero no quiero que tengamos problemas. No por mí, pero sé que si pasa algo y Gerard se entera la cosa puede ser mucho peor.

—Claro, vamos —se levanta y suspira antes de girarse, empezando a caminar. No hay que ser un genio para saber que aún necesita curar.

Dejo que avance unos pasos y como yo también tengo por costumbre miro hacia donde descansa Tamara y le sonrío ligeramente —tranquila, pienso cuidar de ellos —le prometo como cada año antes de seguir a Asher para salir del cementerio.

6 años antes (12 de septiembre de 2016)

— ¿Falta mucho?

—Lo mismo que hace un minuto.

— ¿No hemos avanzado nada en este tiempo?

—Sí.

—Entonces no queda lo mismo que hace un...

—Liam... —se queja y chasqueo la lengua —cierra la preciosa boquita que te he dado y espera —me dice y me suelta — ¡ni se te ocurra moverte o abrir los ojos! —advierte. La verdad es que ir dando tumbos por ahí sin ver no es algo que me motive, así que le haré caso solo por eso.

—Que mi madre me amenace no es algo bonito de oír —la molesto y aguanto la tentación de quitarme la cinta que tengo en los ojos. Tengo que decirlo, la última vez que llevé una también tenía ganas de quitármela, pero la situación era bastante más indecente que esta — ¡me voy a morir de esperar!

— ¡No seas dramático! —replica y me río. A eso le sigue el silencio por unos segundos antes de que lo rompa un rugido. Continuo, fuerte y de motor. No me jodas. Me quito la cinta de golpe y creo que se me abre tanto la boca que me llega casi al suelo — ¡sorpresa! —exclama mamá con cara de inocencia saliendo del coche para ponerse a mi lado.

—Yo... tú... esto... nosotros...no... —balbuceo y suelta una suave risa.

—Es bonito, ¿eh? —me golpea suavemente en el hombro con el suyo y yo sigo intentando conectar los cables de mi cerebro — ¿no piensas decir nada? —parece bastante divertida.

—Dios, gracias —suelto al fin antes de abrazarla y levantarla para dar algunas vueltas con ella en el aire —esto es... demasiado, no tenías que hacerlo, te habrá costado un riñón... —digo cuando la dejo en el suelo y me sonríe dulcemente, lo que provoca que sujete su rostro con mis manos antes de empezar a darle besos por las mejillas, repitiendo un insistente "gracias, gracias, gracias", obteniendo una suave risa por su parte mientras se echaba un poco hacia atrás para que le diera espacio para respirar.

—Por mi niño lo que sea. Sé que hace tiempo querías un coche propio y bueno, me ha costado un poco, pero sé mover hilos —responde muy digna. Voy a hacerle un altar a esta mujer, de verdad que es una santa. La mejor madre del mundo. Mezcla todo lo bueno que pueda tener una persona, multiplica eso por 2 y ni con eso llegarías a saber cómo de buena es Clare Reed.

—Mamá, no nos lo podemos permitir...

—Tonterías, por eso no te preocupes y que sepas que con un solo riñón se puede vivir de maravilla —no puedo evitar sonreír por la ocurrencia aunque sigo teniendo la espina clavada.

—Le has pedido el favor, ¿verdad? —duda unos segundos antes de responder tras un ligero suspiro.

—Al menos con una parte —admite, aunque eso no le borra la sonrisa de la cara. No me hace gracia que el hombre que ilusionó a mi madre antes de desaparecer ahora nos vaya dando dinero en lugar de su presencia. Pero que no se confunda nadie, si lo veo tengo pensado partirle la cara por ser tan gilipollas. De la noche a la mañana dejó de dar señales de vida y no hemos vuelto a saber de Richard.

—Sabes que no...

— ¡¿Quieres ir a darte ya una vuelta y dejarte de mierdas?! —me empieza a empujar hacia el coche y hasta que no estoy dentro no me deja tranquilo —no corras mucho, ten cuidado y vuelve para la hora de la cena, ¿entendido? Disfruta de tu regalo de cumpleaños.

—De acuerdo, de acuerdo, pero no es mi cumpleaños —la corrijo.

—Es un regalo adelantado... O atrasado, tómatelo como quieras —hace un gesto con la mano para restarle importancia y ahora me viene todo el subidón de golpe. ¡Tengo un puto coche nuevo!

—Gracias, mamá —la acerco y dejo un beso en cada mejilla a través de la ventanilla del conductor y le revuelvo el pelo — ¡eres la mejor! —no me cuesta demasiado sacarlo de la entrada de casa y acelerar más de lo que a mi madre le hubiera gustado perdiéndome por la carretera.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro