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Capítulo 30

El interrogatorio

No voy a mentiros si os digo que puede que esta haya sido la noche que mejor he dormido desde hace mucho tiempo. Cierto es que tengo un sabor agridulce, más agrio que dulce, en la boca por lo sucedido, pero al menos puedo decir con bastante orgullo que ya estoy moviendo hilos para hacerle justicia a mamá.

Si al final encuentras al responsable directo... ¿Qué vas a hacer?

Tengo a los responsables, pero eso aún tengo que barajarlo con cuidado.

También sigues teniendo a tres chicos como armarios que parecen casi tu sombra.

En eso ya he pensado. A Scottie lo tengo tranquilo con lo que le dije, Asher y Liam deben estar al tanto y, en caso de que no sea así, yo misma les contaré la misma versión que di anoche, que es lo que a su vez le tengo que contar a Gerard, o el asesino. Le podéis llamar como queráis.

Pues a ver cómo sale.

¿Desde cuándo eres tú la negativa?

Desde que estoy viendo que vas muy en serio con esto y no mides las posibles consecuencias.

Prefiero pedir perdón a pedir permiso.

Abro la puerta de la habitación con cuidado y camino por el pasillo jugueteando con las mangas de mi sudadera gris oscuro. Sé que todavía no es posible, pero no os hacéis una idea de las ganas que tengo de contarles la verdad para poder ver si tengo, o no, una familia.

No termino de llegar a la sala común porque Asher sale de su habitación cuando voy a pasar y me bloquea el camino. Ambos nos detenemos y nos quedamos mirándonos el uno al otro. Él con sus ojos grises y yo con los míos color cacao. Él desde arriba y yo con mi escasa altura que me hace levantar la cabeza para poder verlo bien. Él, con su inconsciente vida perfecta y yo, con toda la mierda que mi pasado trae consigo —buenos días.

—Buenos días... —responde y me analiza con la mirada de pies a cabeza lentamente. Al principio ese gesto me incomodaba, no soy muy fan de que me miren con tanto detenimiento, pero son tantas las veces que me ha mirado de esa forma que ya casi echo en falta cuando no lo hace — ¿cómo estás?

—Mejor... Necesitaba espacio... —comienzo y me aclaro un poco la garganta —Scottie os dijo...

—Sí, nos comentó lo que le dijiste, no te preocupes —completa por mí y acaba de cerrar su puerta antes de hacerme un gesto con la cabeza para que le siguiera al salón —Liam se tuvo que ir, pero se quedó preocupado —añade al ver que me quedo callada y va a la cocina mientras yo me siento junto a la isla.

— ¿Está bien?

—Sí, su madre tuvo un problemilla y se fue a echarle una mano —algo no está bien. No me está preguntando, ni insistiendo, ni nada. No sé qué le pasa.

—Lo siento —me oigo decir.

—No tienes nada por lo que disculparte.

—Claro que sí, estás enfadado —replico y no sé qué le pasa por la cabeza cuando digo eso porque se detiene con lo que hace y mira en mi dirección —no me mientas.

—Te estoy diciendo la verdad... —suspira levemente y se pasa una mano por el cabello a la vez que se apoya en la encimera de la cocina —sé cómo eres cuando te agobias, te estoy dando espacio para que puedas solucionar tus cosas, imagino que si no quieres contarme será por algo y no voy a insistirte en...

— ¡¿Ves?! —le interrumpo —estás enfadado o yo que sé por todo y ahora estás más distante de lo normal.

—Baja el tono, vas a despertar a Scott... —me susurra haciendo un gesto con la mano para que me calmara.

—Asher... Te conozco...

—Y yo a ti, ese es el problema —espera, ¿qué?

— ¿A qué te refieres con eso? —cruzo mis brazos con notoria molestia.

—La mayoría de chicas quieren que estén encima de ellas. Que les pregunten absolutamente por cada cosa que hagan y, en general, que les den atención. Sé que eres alguien bastante egocéntrico y, no me interrumpas —alza el dedo ligeramente en mi dirección a modo de advertencia cuando ve que voy a protestar —te gusta gustar, es un hecho, pero después de todos estos meses de relación he aprendido que cada vez que se te acorrala en busca de saber más haces dos cosas, lo mandas todo a la mierda y estalla la tercera Guerra Mundial o te vas... —estaría bastante más enojada si no fuera porque todo lo que ha dicho es verdad. Menos lo del egocentrismo, eso no es así —... La última vez que te insistí en algo más de la cuenta ya ves lo que pasó, si quieres contarme algo sabes que me tienes y cuando me necesites para resolver tu mierda, como tú le dices, no dudes en llamarme, pero no voy a volver a perderte de nuevo y si para ello debo distanciarme un poco cuando lo necesites, lo voy a hacer aunque me salga una úlcera —concluye sin apartar la mirada. ¿De verdad está dispuesto a todo eso solo por mantenerme a su lado? ¿Tanto le dolió que me fuera?

Lo realmente triste es que desconozca los motivos reales.

Igual es momento de contarle algo más de la verdad...

Eso es tu decisión, pero no sabemos cómo puede reaccionar, mucho menos si le cuentas tu plan de venganza contra Mónica y Gerard. Se supone que le odia, pero al fin y al cabo es su padre.

Nuevamente, estamos en la mierda.

—Asher... Yo...

—No hace falta que digas nada, ya he tomado la decisión y bueno... Supongo que en esta situación es lo mejor.

— ¿El qué es lo mejor? —ambos nos giramos en dirección al chico somnoliento que acaba de entrar al salón.

—Que me vaya a echarle un ojo a Liam por si necesita algo —se gira en mi dirección sonriendo muy levemente —nos vemos luego, Equis —se reincorpora y le da una última mirada a nuestro hermano —vengo luego, ¿serás capaz de darle algo de comer sin incendiar la casa? —este le saca el dedo índice, yo replico porque ha sonado como si fuera un perro y Asher, finalmente, sale de la casa.

Tenemos que tener una conversación seria obre todo esto. Dejarle claras las cosas y bueno, supongo que una parte de él debe estar dolido por la actitud que estoy teniendo. Desde que recuperé la memoria no me he acercado ni para darle un beso y quiero pensar que eso debe de estar comiéndole por dentro poco a poco.

No está la cosa como para que os deis ni un beso.

Ya, pero no sabe nada y de lo único de lo que tiene consciencia es de que su novia, reaparecida y con pleno uso de sus facultades psíquicas, no se entretiene ni siquiera en acariciarle el cabello o en dormir con él.

A ver cómo lo haces.

Con más mentiras, no tengo otra opción.

—Te hemos despertado, ¿verdad? —dejo mis disputas mentales y me centro en Scottie.

—Na, estoy acostumbrado a que en esta casa se grite, no te preocupes —hace un gesto con la mano para quitarle importancia y va al frigorífico para rebuscar algo — ¿estás mejor?

—Sí, me ha sentado bien dormir, estoy más despejada.

—Me alegro, no es lo mejor ir estresada a hablar con la policía —mierda, se me había olvidado esa parte. Se asoma para verme y sonrío en respuesta.

—Tengo ganas de que esto se acabe... —confieso mientras se sirve un vaso de leche. Al beber se mancha la parte superior del labio y parece un niño pequeño.

—Cada día estás un poco más cerca de que todo acabe, bonita —me sonríe y yo suspiro ligeramente imitándole.

*****

—Te espero aquí fuera, no quiero ponerte más nerviosa de lo que seguro que estás —acaricia mis brazos con sus manos y yo me dejo. Es bastante reconfortante, no voy a mentir.

—Estoy bien, Scott. Solo voy a dar detalles de mi oscuro pasado y mi secuestro, ¿por qué iba a estar nerviosa? —dentro tono irónico, medio fingido.

—Si en algún momento quieres dejarlo solo dilo, ¿vale? —fija sus ojos en los míos y asiento con la cabeza para que no se preocupara.

—Eira, ya puedes pasar —me avisa Amy, la chica de la otra vez. Con ella es con quien realmente quiero hablar.

—Voy —digo y le sonrío a Scottie —ahora vuelvo —me separo de él y camino para acercarme a la entrada de la comisaría.

— ¡Cuando salgas te llevo a por un Jungle Snow Ice! —oigo que grita a mi espalda desde el aparcamiento y directamente entro con cierta diversión.

—A Gerard le quedan unos minutos, mientras voy a tomar algunos datos sobre ti que tienen relación con la investigación —informa y yo la sigo por las mesas de la antesala en la que estamos.

— ¿Te gusta tu trabajo? —pregunto. Ya he pude comprobar en su momento que es una chica muy risueña y abierta, no debería extrañarle que pregunte.

—Me fascina —responde y veo una amplia curvatura en sus labios cuando se sienta en una de las mesas y me indica que haga lo mismo en la que queda delante —me viene de familia, así que puedo decir que lo llevo en la sangre.

— ¿En serio? —asiente tecleando algunas cosas en el ordenador —¿tus padres son policías?

—Mi madre sí, tiene mucha vocación, mi padre es empresario, pero siempre que puede le ayuda —comenta y me pasa un papel sobre la superficie del escritorio —rellena todo lo que puedas de aquí, por favor.

Le echo un ojo al folio y es casi lo mismo que rellené cuando tuve que salir del hospital. Tomo un bolígrafo de su lapicero y me limito a escribir mi nombre y a imitar la nueva firma que Scottie me hizo — ¿llevas mucho trabajando aquí?

—Un par de años, no demasiado —que respuesta más robótica.

—Es que... Bueno, déjalo... —digo y le devuelvo el papel. Eso parece llamar su atención.

— ¿Qué ocurre? —me analiza con la mirada dulcemente.

—Es que quería comentarte una cosa, pero bueno, igual se te hace raro que te lo diga una desconocida.

—Créeme, nada se me puede hacer demasiado raro a estas alturas —revisa los documentos y me mira —dispara.

—Necesito compañía femenina seriamente —suelto son tapujos —los chicos son muy majos... Pero algunas veces pueden ser muy pesados, me hace falta a alguien de mi edad y a ser posible de mi mismo sexo —sonrío ligeramente y se ríe. No sé si eso es bueno o malo.

— ¿Era eso? Mujer, no tienes ni que pedirlo. Estoy encantada y si lo necesitas con más motivo aún —se alza de hombros y extiende su mano en mi dirección —Amy, tu nueva amiga, si me lo permites.

—Eira —se la estrecho —un caso perdido que estará encantada de ser tu amiga —y así de fácil tengo una amiga y a alguien a quien sacarle información poco a poco.

Después de eso seguimos hablando un rato las dos. Solo me sirve para confirmar que es un encanto de chica, muy simpática y que realmente siente vocación por su trabajo. Me cuenta algo sobre sus padres y cómo se conocieron y es mi turno de empezar a sonsacar. Lo único que saco en claro es que Gerard vive por y para su trabajo y que llevará unos 10 años como sheriff después de un par de ellos trabajando como policía antes de que el jefe le dejara a él al mando.

—Amy, necesito que lleves al señor a su nueva residencia —Gerard sale por la puerta de la sala de interrogatorios, después de lo que perecen unos veinte minutos, seguido de un tío con las manos esposadas detrás de la espalda. Voy a suponer que "nueva residencia" Es sinónimo de "cárcel" En esta situación —Eira... —me saluda con tono jovial —contigo quería hablar, me dijo Scott que tenías cosas que contarme —asiento y me levanto de la silla donde estoy, la pelirroja hace lo mismo.

—Bueno, yo me ocupo de él. Ya nos veremos —me guiña el ojo y arrastra al tipo fuera de donde estábamos.

—Sí, después de lo de anoche...

—Siento mucho eso, si hubo algo que te sentó mal o te hizo estar incómoda...

—No, no, tranquilo. No es eso. Es que tuve que irme porque me vinieron recuerdos y me agobié —explico.

—Entonces ven y cuéntame todo —hace un gesto con la cabeza para señalarme la sala de interrogatorios y entra. Camino y le sigo.

Que empiece el show.

Luces, cámara y ¡acción!

**

—Que no.

—Que sí.

— ¡Qué te digo que no!

— ¡Y yo te digo que sí!

— ¡Cómo mierdas vas a pensar que es mejor el Colacao que Nesquik?! ¡¿Estás bien de la cabeza?! —estaciona el coche mientras noto la vena del cuello que me va a explotar. Se ríe el muy capullo.

—No lo pienso, lo sé —me guiña el ojo y después de apagar el motor abre la puerta para bajarse.

—Me caías bien, pero me has defraudado —imito sus acciones siguiéndolo por el camino hasta la entrada.

Después de contarle mi versión de los hechos a Gerard fuimos el centro comercial y nos sentamos en la cafetería donde trabaja Rachel y esta vez optamos por tomarnos una leche con cacao, digo esto para no introducir marca. Total, que empezó la disputa porque cada uno pidió una cosa y seguimos sin llegar a una conclusión.

—Sigo siendo perfecto, supéralo —alza sus hombros y abre la puerta de la cabaña, dejando que entrase antes.

—Liam, ¿Nesquik o Colacao? —interrogo nada más verlo recostado en el sofá con el teléfono. Su cara de desconcierto es evidente ante la pregunta.

—Ron con cola —me guiña el ojo. Cómo no, siempre haya sus respuestas en el alcohol — ¿de dónde venís? —se incorpora perezosamente para sentarse.

—De comisaría —Scottie deja las llaves y se lanza al sofá, yo permanezco de pie.

— ¿Qué tal tu madre?

—Supongo que bien. Aunque parir a un hijo tan guapo debe dejar secuelas...

—Imbécil, Asher me dijo que tuviste que echarle una mano con no sé qué...

—Ah, eso... Sí, está todo bien —con un gesto de la mano le resta importancia.

— ¿Y el señor oscuro?

—Supongo que debe estar al caer —mira la hora y se levanta —o no, quién sabe. Tu hermano es la cosa más impredecible que conozco —alza sus hombros y dirige su vista en mi dirección —o quizás la segunda —el tono burlón y la sonrisa arrogante son el sello de esa frase.

—Lo que tú digas —me encamino hacia el pasillo —si viene le decís que quiero hablar con él, ¿vale? —uno asiente y el otro me mira con la misma carita que ponen los perros cuando no entienden un ruido. O sea, cara ladeada y expresión de "What the fuck?".

— ¿Tú y Asher? ¿Hablar? ¿Ya no os lleváis mal?

—Es raro, ni bien ni mal... Supongo que en el fondo nos parecemos bastante y chocamos en algunas cosas. Pero se está portando mejor conmigo y le quiero agradecer eso, simplemente —pongo como excusa y aunque este parece entenderlo, el moreno a su lado mueve sus cejas de arriba a abajo en gesto de perversión.

¿Por qué no puedo tener ni un día tranquilo con ellos?

Oh, ya. Porque todo es una puta mentira. Casi se me olvida. Qué tonta.

Hey, que aquí solo insulto yo.

Finalizo caminando hasta mi habitación y rebusco en la funda de la almohada para rescatar mi teléfono de emergencia. Una pequeña lucecita blanca e intermitente se hace presente en la parte inferior de la pantalla. Es la señal de una notificación. ¿Mami habrá contestado?

Lo desbloqueo y puedo comprobar que el aviso es por un mensaje, me meto en el chat y dice así:

—"¿Quién eres?, esto no tiene gracia".

Pobre ingenua. Tengo que darle más vidilla al asunto.

—"¿No sabes quién soy?"

Conociéndola como la conozco no debe de tardar demasiado. Llevo más de siete meses fuera de casa, desconozco hasta qué punto puede saber dónde estoy.

Dos mensajes seguidos.

—"No, ¿quién eres?"

—"¿Eira? Cariño, si eres tú vuelve a casa, prometo explicarte todo, mi niña"

—"Mónica, tu hijita está bien, pero ya deberías saber 

que esto solo puede acabar de una forma. 

Tamara quiere volver y yo no se lo voy a impedir"





Bloqueo la pantalla y echo el aparato aun lado de la cama. Que poca vergüenza tiene para decir eso después de tantotiempo, después de hacerme pasar un infierno en casa sin darme una putaexplicación.

—"Esto es un error"

—"¿Algo que añadir en tu defensa?"

Se desconecta y no da respuesta. Eso es raro. Siendo ella, esto puede significar que está buscando efectivo para intentar un soborno o de la rabia ha tirado el teléfono contra la pared y se ha roto.

—"Por favor, no le hagas daño, no metas a Eira en esto"

¿Vale? Eso no me lo esperaba. Que mamá se preocupe por mí es tan raro como un perro verde.

—"¿Sabes quién soy?"

—"Sí, por favor, déjala, Travi"

Escondo el aparato tras unos golpecitos en la puerta.

—Asher ya está aquí, ¿le digo que venga? —de nuevo Liam.

—Sí, por favor —finjo una sonrisa inocente y este solo imita el gesto.

— ¿En algún momento sabremos de verdad lo que pasa? —me pongo seria en el momento en el que susurra eso.

—No sé de qué...

—Eira, te conozco. Obviamente, no del todo porque no nos dejas, pero lo hago. Ocultas algo demasiado gordo y tienes miedo a decir algo por si te estalla en la cara, no te culpo por ello, pero tienes a dos personas estrujándose los sesos por entenderte.

— ¿Tanto te preocupo? —finjo sorpresa queriendo evadir ligeramente la situación.

— ¿A mí? Bueno, algo sí, pero hablaba de ricitos de oro y de su hermano, el imbécil —se asoma por el pasillo un segundo y me mira de nuevo —sea lo que sea, Eira, podemos ayudarte. Nada es tan malo como puede llegar a parecer.

Ya estamos otra vez con los discursos de motivación. ¿La gente no entiende que no puedo contar esto?

—Gracias, lo tendré en cuenta —respondo y asiente con la cabeza antes de salir y un par de segundos después entra mi hermano mayor/novio.

— ¿Querías hablar conmigo? —entra cerrando a su espalda y analizándome con la mirada.

—Sí, siéntate —tomo uno de los pequeños cojines que había sobre la cama y se lo paso para hacer hueco y este se coloca frente a mí.

— ¿Y bien?

— ¿Sabes algo de un tal Travi?

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