Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29

Cuéntame un cuento, mami

—"Necesito tu ayuda"

—"¿Qué ocurre? ¿Te encuentras bien? "

—"Yo sí. Mónica va a ser quien no lo esté en unos días"

—"¿Qué ha pasado?"

—"En la historia que me contaste quedaban muchas lagunas... 

Estoy resolviendo el puzle con las piezas que faltaban 

y el final lo veo cada vez más oscuro"



—"Lo siento mucho, Eira, ¿en qué puedo ayudarte?"

No me da tiempo a mirar la respuesta que me da ante mi petición por unos golpecitos que suenan en la puerta.

— ¡Un momento! —digo guardándome el teléfono bajo la camiseta, dentro del sujetador — ¡pasa! —antes lo metía en la almohada, pero voy a tener que dejar de hacerlo. Como todo lo que tengo en él salga a la luz me puedo dar por muerta.

La puerta se abre lentamente y puedo ver unos ricitos rubios cruzar el umbral antes de que mi hermano mellizo se hiciera visible del todo — ¿te molesto?

—Nunca lo harías —le aseguro. Parece pillarle por sorpresa mi respuesta. Creo que esperaba que le tirase algo a la cabeza —necesitaba espacio... Sabes que me...

—Sí, sí... Te agobias rápido —finaliza por mí acabando de entrar y cerrando a su espalda. No avanza demasiado y se apoya en la puerta sin dejar de mirarme.

—Exacto —sonrío todo lo que mi estado de maquinación de venganzas me permite —lo siento, soy bastante dramática... Si os he preocupado mucho y eso —añado ante su silencio.

—No voy a decirte que no. Liam y yo casi tenemos que atar a Asher a un árbol para que no entrara a ver cómo estabas... ¿Segura de qué estás bien? —cruza sus brazos a la altura de su pecho. Suspiro pesadamente.

Momento de mentir.

—Claro, ya te he dicho lo que es.

—Pero no me has dicho por qué has acabado así... —es bastante evidente que no me voy a librar de dar explicaciones, aunque esperaba poder hablar antes con Asher y ya ir sacando algo.

—Yo... Bueno... —le hago un gesto con la mano para que se acercara y se sentara en la cama conmigo. No lo duda mucho y acorta la distancia, quedando así ambos sentados, el uno frente al otro con la misma postura de piernas cruzadas. ¿Cómo puedo tenerle tanto aprecio a alguien que no me conoce realmente?

—Si te ha molestado la discusión o te has sentido incómoda por ello... —me apresuro a negar con la cabeza y extiendo mis manos para tomar las suyas entre las mías.

—No ha sido eso... De verdad —eso no es mentira. Después de que discutieran por algo que yo misma quise provocar estaba de lujo. ¿Cómo te explico Scottie? —verás... Es que no he querido decir nada por no preocuparos... —carraspeo de forma leve bajando la vista a la sudadera de este y me busca la mirada.

—Eira... —el tono es algo demandante.

—Después de quedarme sola en el salón, me puse a caminar un poco... Lo típico, ver las fotos y esas cosas para hacer tiempo... —comienzo procesando que tengo que medir bien todo lo que diga —yo... Bueno... Viendo que la cosa se alargaba decidí ir al baño y cuando me puse a rebuscar dónde estaba pues... —me corto a mí misma y puedo sentir la tensión en sus manos, que ahora rodean las mías.

—Sigue.

Niego con la cabeza y no me permite bajar la vista de nuevo al colocar sus dedos en mi mentón para obligarme a mirarle. Se me emborrona la vista por las lágrimas que no he querido dejar salir antes. Creo que por primera vez desde que estoy aquí estoy llorando de verdad.

—Creo... Creo que recuerdo algo de lo que pasó antes de que me encontraran en el bosque —pronuncio dejando salir las lágrimas y ahora sí noto su cuerpo tensarse —yo...

—Shhhh... —tira de mí y quedo sentada entre sus piernas, me rodea con los brazos y quedo pegada a su pecho —no digas nada, bonita.

Espero que en las notas del teléfono tengas apuntadas todas las mentiras que estás diciendo porque a cada uno les vas diciendo cosas distintas.

¿Propones que hable?

No, pero se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, cuidado con lo que dices.

Descuida.

—Lo siento... —digo con la voz más temblorosa de lo que me hubiera gustado.

—Da igual, eso es lo de menos ahora —me dice acariciando mi cabello con cuidado y yo me dedico a intentar no llorar del todo —todo está bien, ya está bien.

Eso es lo suficiente para que el llanto salga. Nada está bien, ni ahora, ni antes. Todo es una completa mierda desde antes de que nosotros naciéramos. Tamara, Mónica, Gerard, papá... Nada es real, ni los cumpleaños con amigos, las salidas con Hannah, las clases de surf en la playa... Yo no soy real, no soy la Eira que siempre me han dicho que era, quizás no tendría ni que llamarme así.

**

— ¿Quieres hablar de ello? —me acaricia la espalda y yo jugueteo con el cordón de su sudadera mientras lo abrazo.

— ¿Tengo otra opción? —aún me tiembla un poco la voz.

—Te lo digo por si quieres tratar el tema antes de hablarlo con mi padre. Debería saberlo para ver si pueden atrapar a quien te hiciera esto.

Suspiro y levanto la cabeza para verlo. Él la baja y lo puedo ver directamente a los ojos. Después de la explosión de lágrimas que me produjo mentirle y revivir la carta que leí, esperó hasta que me calmara un poco antes de recostarme y echarse a mi lado con la idea de que descansara un poco.

—No sé... —si antes no sabía cómo tratar a Gerard, ahora... Me va a costar mirarlo a la cara sin escupirle o algo peor — ¿de verdad quieres escucharlo?

—Bonita, imagino que no tiene que ser agradable, pero si sacarlo puede hacer que te sientas mejor, estoy dispuesto a tener pesadillas por un mes —sonríe y le doy un golpe en las costillas jugando.

—Tonto —siempre me hace sonreír. Ya no sé si es por su personalidad o porque como sé que compartimos ese vínculo de hermanos me siento más cercana a él.

—Uno intenta ayudar y sale golpeado e insultado —se queja y mantengo la sonrisa, aunque se me va poco a poco al recordar como están las cosas. Parece notarlo porque se apresura a hablar —solo si quieres...

— ¿Crees que esto podrá servir de algo?

—Depende de lo que tengas para contar.

¿Lista?

¿Para mentir otra vez? Oh, sí. Creo que nací con ello en el ADN, llevo toda la vida haciéndolo.

—Son cosas bastante inconexas...

— ¿Lo recuerdas todo o solo fragmentos?

—Lo segundo —realmente es lo primero, pero eso no tienes que saberlo hermanito.

Bueno, todo no.

Ya. Realmente sigo teniendo en blanco lo ocurrido durante esa semana que estuve desaparecida. Después de irme al enterarme de que Asher era mi hermano y cuando casi mando todo a la mierda.

—Cualquier cosa puede ayudar —dice y vuelve a empezar con las caricias por mi espalda. Bajo un poco la vista y me acomodo como al principio.

— ¿Recuerdas el sueño que os conté que tuve la primera noche que estuve aquí? —escucho un ligero ruido por su parte en señal de afirmación.

— ¿Ese de la puerta?

—Sí, recuerdo una habitación oscura... Con esa puerta metálica que os dije que hacía bastante ruido al abrirse —noto su cuerpo ponerse tenso y detiene la mano en la mitad de mi espalda —no sé cuántos eran... —guardo un poco de silencio. ¿Desde aquí me costará mucho incriminar a Mónica sin que se note? —recuerdo tener frío... —añado al poco, lo miro y su mano vuelve a moverse despacio, suspira —antes pensaba que solo había sido un sueño... Pero ahora... No sé, me ha venido de la misma forma que me vino el recuerdo de mi nombre. Es raro de explicar, pero estoy segura de que es real —si me dieran un premio por cada mentira que digo me harían falta 5 casas como la que comparto con Mónica y papá.

— ¿Alguna cosa más? —me mira con la mirada qué más puedo odiar en este mundo. La de pena.

—No me mires con lástima —replico.

—No me das lástima, me da pena que hayas tenido que pasar por todo esto tu sola y que de momento no tengas forma de saber lo que ha pasado de verdad —pronuncia aunque no hace que me sienta mejor —que no podamos hacer nada para ayudarte tampoco me consuela.

—Supongo que me tendrían drogada... No recuerdo mucho más —añado dejando eso. Odio que me miren así, con la compasión, como si fuera una cría que necesita ayuda.

— ¿Tienes marcas?

— ¿Marcas?

—De pinchazos, en la parte interna de los codos, muñecas, dedos... —explica —quizás eso pueda hacer que lleguemos al tipo de droga que era y de ahí ir sacando.

—Para tener marcas debería haber estado mucho tiempo cautiva, ¿no?— diga lo que diga va a ser tiempo perdido. Pero bueno.

—Si no sabías ni si estabas tumbada o sentada te estarían dando un buen chute o bastantes dosis diarias —joder, que no siga que se me forma de nuevo el nudo en la garganta.

—Yo... No tengo marcas... —me separo un poco para sentarme de nuevo —quizás deberías salir, para ver como están y decirles que estoy mejor.

¿Necesitas espacio?

Necesito que deje de preguntar para poder montar una buena versión que darle mañana a Gerard.

—Claro... —se incorpora y se acerca despacio dejando un beso en mi mejilla —... Lo siento por ser tan claro con esto, pero quiero que puedas recuperar tu vida lo antes posible —lo miro y puedo ver la sinceridad en su mirada. Se levanta despacio caminando con pereza hacia la puerta —voy a calmarlos y decirles que te has dormido, para que no te molesten, ya sabes —me informa y asiento en respuesta.

—Gracias —sonríe de forma ladina antes de girarse para abrir la puerta —y estaba sentada, no tumbada, de eso sí me acuerdo —me apresuro a añadir y se gira despacio. Sonríe de nuevo, sabiendo por lo que lo digo.

—Descansa, te lo has ganado, bonita —me da por respuesta antes de salir y dejarme sola.

No sé, creo que sospecha.

Lo raro sería que no lo hiciera. Sé que sigue preocupado y no sé hasta qué punto se cree mis excusas. No sé si piensa que quiero dejarlo al margen o algo, pero agradezco que no diga nada y no arme numeritos como los de los primeros días. Poco a poco le iré diciendo y todo se resolverá.

Esperemos.

Me saco el teléfono de entre las tetas, donde lo he tenido todo este tiempo, a salvo y bien escondido. Lo desbloqueo y me meto en el chat que tenía antes abierto leyendo los dos últimos mensajes.

—Voy a seguir investigando, si encuentro algo más te informo de inmediato.

—No sé cómo estarán las cosas por allí, pero ten cuidado. Si la cosa va por donde creo no puedes dejarte engañar por nadie.

Suspiro pesadamente y salgo de su chat dirigiéndome a otro. Pincho la barrita para escribir y tecleo simplemente un "Hola, mamá". El contacto se pone en línea antes de que me dé tiempo a mandarlo.

¿Hasta qué punto vas a cagarla?

Teniendo en cuenta que la tarjeta que uso tiene otro número que no es el mío... Hasta que sienta lo que yo sentí al leer esa puta carta.

—"Hola, Mónica. Soy Tamara, ¿me recuerdas?"

Enviado.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro