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Capítulo 18

¡Buenos días!

Tras una larga noche en vela sujetando el bolígrafo que le robé a Asher del bolsillo como arma por si venía a por mí en mitad de la noche he llegado a la conclusión de que esto no es sano. En ningún sentido. Vivo en una constante incertidumbre y ansiedad que solo se va acentuando con los días. Así que he hecho lo más maduro posible en estas circunstancias, irme de casa.

A ver, no como tal, que quede claro. He salido temprano sin hacer ruido y dejando una nota para Scott, no para el otro sujeto, en la nevera que decía "No he huido, tranquilo, he salido a dar una vuelta, creo que me vendrá bien. Volveré sobre el medio día" Y me he ido.

Que malota. ¡Madres! ¡Escondan a sus hijos de esta salvaje!

Calla. Ahora te necesito más que nunca. Pero de forma seria, cuando estás haciendo el tonto no.

Qué pena. En fin, ¿Dónde decías que íbamos?

A ver a la única persona que me da seguridad y estoy más que convencida que me puede ayudar con este caos.

Algo me dice que no es Liam...

Liam es un payaso, para esto no sirve y, por si no lo sabes, ¡Es el mejor amigo del rarito que dice ser mi novio!

Oh, cierto. Casi se me olvida.

En fin. No estoy segura del todo, pero pienso que es lo que mejor me va a venir. Peor no puedo estar, necesito recordar algo para no estar al borde del precipicio todo el día. Esto es la mejor opción.

No te acostumbres, pero... estoy de acuerdo contigo.

Esto es lo nunca visto.

El comienzo de la mañana fue algo caótico, no voy a negarlo. Buscar a una persona de la que solo sabes el nombre es bastante complejo, así que me pasé por el hospital para ver si me daban algo de información. ¿Os digo algo? Le he robado el coche a Scott y he descubierto que sé conducir, lo dicho, no hay mal que por bien no venga. Total, una vez allí le pregunté a la mujer que estaba en recepción y se negó en rotundo a decirme nada, cosa lógica, no lo voy a negar, pero insistí e insistí y la cosa se quedó igual. Lo único bueno de esto es que ya me debéis conocer un poco, así que como tengo tanta suerte me giré para irme como la diva que soy y para mi sorpresa la persona que esperaba detrás de mí llevaba un excelente café calentito, el cual acabó derramado sobre mí por culpa de mi salida dramática, que cosas, je, je, je. Cuando iba a quejarme levanté la vista y vi a mi querido doctor Erick, al que le conté el drama de que necesitaba algo parecido a una figura materna y que la enfermera Bonnie era lo más parecido a eso que iba a encontrar por esos lares. Sí, dije lares. Resumen, tras debatirlo un poco la llamó y ella estuvo encantada de que fuera a su casa y de ayudarme en todo lo que fuera necesario.

Así que aquí estoy.

Preciosa historia, tiene de todo.

Gracias. Seguimos. Bonnie no ha dudado en invitarme a su casa y cuando le he dicho que necesitaba su ayuda ha reaccionado como esperaba, como una madre.

—Entonces, ¿Todo bien con los chicos? —Deja una tetera en la mesita de comedor y sirve un poco en un par de tazas mientras intento no ahogarme con una galleta que estoy devorando por el hambre.

—Sí, todo bien, Scott es un encanto y Liam es bastante majo —respondo tras agradecerle nuevamente por la atención que me está prestando.

—Bien, entonces dime en qué puedo ayudarte, reina —me sonríe a la par que se sienta en el sofá individual que estaba frente a mí y me hace un gesto con la mano para incitarme a hablar.

—Verás... es algo complicado de explicar, la verdad —comienzo tras dejar la taza en la mesa después de darle un sorbo — ¿Cómo de raro es que te diga que creo conocer a alguien si no recuerdo nada y habiendo quedado claro que no tengo nada que ver con este pueblo? —En otro caso se podría usar la clásica de "tengo una amiga que..." pero este no era el caso, así que haré lo que tengo comprobado que se me da bien, contar verdades a medias.

—Pues... bastante raro, la verdad... —comenta pensativa — ¿Estás segura?

—Bastante, tengo esa sensación y se puede decir que esa persona me lo ha confirmado —añado. Eso no es mentira, o no del todo, ¿No?

—Quizás sí tengas algo que ver con este pueblo después de todo... —bebe de su taza logrando una pausa bastante dramática — ¿Has logrado recordar nada?

—No... sigo sin saber mi nombre...nieve, frío, pedruscos... poca cosa —hago una mueca y suelta una ligera risa.

—Tranquila, esto suele pasar los primeros días, lo normal es que después de un tiempo te empiezan a llegar los recuerdos por oleadas.

—Según el doctor Eri...

— ¡El doctor Erick es un dramático! —me interrumpe con un tono bastante agudo provocando que me ría. Me siento cómoda con esta mujer, no voy a negarlo.

— ¿Entonces todo lo que me dijo era solo para dramatizar y asustarme? —intento que sea una broma, pero de su respuesta depende mi estabilidad emocional.

—A ver, no he dicho eso... —se acomoda sentándose con las rodillas flexionadas en una actitud más cercana —Hablando del cerebro, todo son suposiciones, pero por cómo llegaste, la recuperación que tuviste y tal no creo que tengas muchos problemas para recordar en un tiempo —bueno, no es lo que esperaba, pero es más reconfortante que lo otro —No le digas a Erick que te he dicho esto o me echa la bronca —me señala con el dedo y alzo las manos en señal de rendición.

—Descuida, no lo haré y entonces... sobre lo que te he comentado... —reconduzco el tema y la expresión de su rostro se pone algo más seria.

—No puedo decir demasiado, quizás debas estar más con esa persona para descubrir si puede ayudarte con esto. Puede ser que al pasar más tiempo juntos te venga algo a la mente que te resuelva muchas dudas.

—O que me cree más...

—Todo es posible —sonríe y se levanta de un momento a otro para ir a la cocina — ¿Quieres alguna cosa?

— ¿Me dejas una camiseta? —se asoma por el marco de la puerta que daba al salón arqueando una ceja y es cuando le muestro que la mía estaba manchada y algo húmeda todavía.

— ¡Mujer! ¡Eso se dice antes! —me replica saliendo escaleras arriba mientras sigue murmurando algo que no termino de oír bien. Me daba cosa pedirle más favores, tampoco la conozco de nada, jo.

Mientras esta mujer tan encantadora busca algo de ropa que dejarme me dedico a curiosear con la vista por el salón perfectamente decorado y perfectamente minimalista. Al margen de cuatro fotos y tres muebles, la estancia es bastante diáfana, nada que ver con la cabaña de los chicos.

¿Vamos a chismorrear?

No creo que esté bien...

Da igual. Investiga.

Mandona.

Me levanto del sofá para moverme un poco por la habitación y mirar con más detenimiento las fotos que allí tenía. La mayoría son de ella, algunas con lo que imagino que son sus amigas y hay una algo más vieja donde salen un grupo de niños de unos diez o doce años, ¿Sus amigos de infancia?

—Ten, cariño, ponte esto y dame ese jersey —me giro viendo como me extiende un par de prendas dobladas, las cuales tomo con bastante alegría.

—Muchas gracias, Bonnie —respondo y la boca se me abre sola antes de que pueda evitarlo — ¿Esa eres tú de pequeña? —me mira con desconcierto hasta que le señalo la imagen y se queda callada unos segundos.

—Sí, puede decirse que sí —sonríe con algo de nostalgia —Estábamos muy unidos, ¿Sabes? —toma el marco con una mano y suspira al poco.

— ¿Puedo preguntar qué pasó?

—Lo típico, cuando empieza a haber parejas en el grupo, cada uno empieza a ir por su lado y tal... todo lo bueno se acaba —lo deja sobre la estantería en la que estaba y vuelve a su habitual estado jovial —pero bueno, todo bien.

Le sonrío, aunque tiene que ser duro perder a tus amistades por algo así.

¿Habla la voz de la experiencia?

No, solo una que se imagina la situación. Que mal pensada eres conmigo.

Si yo te contara...

—Pero no te quedes ahí parada, ve a cambiarte antes de que pilles un resfriado —me dice haciendo movimientos con ambas manos para gesticular. Añado que casi me arrastra por el pasillo hasta una pequeña habitación que había en esa planta. El baño.

Como es algo evidente, entro, puesto que esta mujer no me deja otra opción y me dispongo a quitarme el jersey para ponerme el que ella me ha prestado. ¿He dicho ya que es un encanto de persona? ¿Sí? Bueno, quizás no lo suficiente. Resumen. Me cambio y mientras me quedo como la lela que sabemos que en el fondo estoy mirando las cositas que tiene decorando el aseo. Realmente es bastante cuqui todo. ¡Si tiene hasta una cosa para sujetar el cepillo de dientes con forma de fresa!

Metas.

Por lo demás, quitar pequeños detallitos como este es bastante normal. Una ducha, el retrete, obviamente y cosas para uso diario que imagino que guardará en el armario detrás del espejo que hay sobre el lavabo blanco y redondeado.

Preciosa forma de rellenar tu historia. Dar datos sobre lo que hay en un baño.

¿Te quieres callar? Estoy contando mis vivencias y como esto lo estoy viviendo lo cuento.

Volviendo al tema. Recojo mis cosas, o sea, la prenda manchada y la chaqueta que me había quitado para cambiarme y salgo volviendo por el pasillo por el que me había arrastrado momentos antes.

— ¿Te has colado por el váter? —pregunta alto como para que la escuchara.

— ¡Qué más quisiera yo! —respondo medio en broma y, como no es novedad, mis manos de mantequilla dejan caer la chaqueta negra que traje de casa al suelo. Me agacho para recogerla y al volverme a levantar mis ojos paran en un marco que hay colgado de la pared. La foto vuelve a verse antigua, pero no tanto como la que había visto antes. Ahora solo hay un grupo de chicas riéndose por algo.

Se ríen de ti.

Persona que lee esto, ¿Te parece normal el trato que recibo de mi consciencia?

No sé qué es lo que tiene esa fotografía que me hace volver a sentir ese vuelco en el cuerpo, el mismo que me produjo ese susurro de Asher. Un recuerdo.

Quizás para alguien puede no ser nada, pero en la situación en la que me encuentro es más que un descubrimiento, es algo especial, importante y para mí tiene más valor que el descubrimiento de América por Colón.

Al menos sabemos que la amnesia no te ha borrado datos de cultura general.

Calla. Tú también lo has sentido, ¿no?

Sí, también lo he notado.

— ¿Cariño? —una mano en mi hombro junto con esas palabras hacen que salga de mi limbo interior y mire a Bonnie como si fuera una aparición angelical — ¿Te encuentras bien? —me mira con bastante expectación y desconcierto mientras que a mí solo me caen lágrimas de las mejillas.

—Eira.

— ¿Perdón?

—Que me llamo Eira, Bonnie. Sé quién soy.

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