CAPÍTULO 5: RANAS Y COCODRILOS
Son las 3 de la mañana y aun no tengo sueño, genial. Después de irse mi hermano subí a la cabaña a cenar una fabulosa cuatro quesos del Domino's Pizza y decidí que me quedaría a dormir aquí, aunque parece ser que no va a ser posible.
- ¿Andrea? - Casi me da un infartó del susto - Soy yo, mamá
- ¡MAMA! - Chilló asustada - si me quieres matar dilo directamente - Me siento en el sofá con sus risas de fondo - ¿Querías algo...? - Añado con rabia -
- Venia a darte las buenas noches y desearte buena suerte para mañana - Se sienta a mi lado -
- No la necesito y no me trago tanta amabilidad - Contesto cortante - Y si has terminado de hablar puedes irte, gracias - Levanta los brazos rindiéndose -
Me niego a hablar con ella, no después de la famosa cenita del otro día que prefiero ni mencionar, aun. Ahora mismo solo pienso en que mañana es el primer día de instituto, por quinta vez en mi vida en tan solo seis años.
Tras la escasa conversación con mi madre y al no poder dormir, decidí ir a mi habitación, así al menos tengo el ordenador para escribir un poco y que me entre el sueño.
- ¿Qué coño está pasando hoy? - Lanzo una almohada a la ventana al ver a ese energúmeno que resulta que tengo por vecino -
¿Energúmeno? Eso se le queda corto. Al mirar a mi ventana vi a un chico que debía tener más o menos la misma edad que yo y que se dedicaba a ponerse una careta de rana y bailar con unos calzoncillos de cocodrilos para asustarme.
- Tu eres imbécil - Abrí la ventana cabreada -
- Buenas noches gruñona - Contesta riendo - No te puedes quejar de buena vistas - Añade gracioso -
- No es que estés muy bien dotado - Cierro las cortinas, ganándome un insulto por su parte -
Me niego, no voy a consentir estas gilipolleces.
Después de media hora sin hacer caso al despertador, no tuve otra alternativa que levantarme. Me vestí con unos leggins largos negros, una camiseta Adidas blanca larga y unas Vans "Comfycush old skool" negras.
- Me voy a clase - Bajo corriendo las escaleras - Buena suerte hermanito - Le doy un tierno beso en la frente -
- Espera - Se acerca mi madre - ¿Podrías haberte puesto algo decente no?, o no ir con una coleta al menos... - Arruga la frente -
- Es verdad, que se me olvidaba que voy a ir a otro instituto pijo de cuidado en el que lo más importante es si llevo el vestido acorde con las uñas - Replico - Que fantasía - Llevo las manos al pecho -
- Tú no cambias - Rueda los ojos -
- No sé ni para que preguntas realmente - Salgo corriendo hacia el coche -
El instituto no queda lejos de mi casa en realidad, a unos cinco minutos en coche más o menos, así que lo más probable es que algunos días vaya andando. Ya me conozco la historia de siempre cuando llego con el chofer, muchas miradas por todos lados y un protagonismo con el que no quiero cargar más.
- Oye Drea - Me detiene Mike, el chófer - Espero que vaya muy bien el primer día - añade cariñosamente -
- Muchas gracias, por estar siempre - Le doy un tierno abrazo antes de bajar -
Desde que tengo uso de razón siempre recuerdo que Mike fuera nuestro chófer, y realmente es con el único de mi casa a excepción de mis hermanos, con el que puedo mantener una conversación y que de verdad me entiende o al menos lo intenta. Si me pasa algo no dudaría en marcar su número de teléfono.
- Hola, ¿eres Andrea? - No, soy pinocho, pensé - Soy Amador, el director - Giro a observarlo -
No era nada diferente de lo que me esperaba y estoy acostumbrada a ver. Típico hombre de 1'70 con un poco de tripa y un traje hecho a medida, pelo simplemente perfecto y ojos color verde oscuro. Lo que más me ha llamado la atención es la conducta que ha tenido nada más verme, de una manera más cercana de lo que los directores suelen hacer normalmente, y realmente no me disgusta poder tener conversaciones no tan formales y más normales.
- Sí, soy yo - Sonrío falsamente - ¿Ocurre algo?
- No tranquila, solo venia para enseñar-te todo esto y a conocer a la hija de los Stilton - Sonríe tímidamente - ¿Vamos?
- Claro
Durante el camino a mi primera clase no puedo evitar observar el ambiente de los pasillos, y efectivamente no me equivocaba, sigue siendo el mismo instituto pijo con gente falsamente "perfecta".
- Amador, ¿me puede hacer un favor? – Hablo con un tono bajo –
- Dime – Toma asiento -
- En la escuela... preferiría llamarme Olmedo, Andrea Olmedo – Rasco mi dedo nerviosa –
Des de que soy pequeña tengo la manía de al poner-me nerviosa, rascarme la parte de la derecha de las uñas de las manos hasta hacerme herida. Nunca he conseguido quitármela aunque me lo he propuesto cantidad de veces.
- Creo que deduzco el porqué, y no habrá problema – Sonríe –
- Muchísimas gracias, no sabe cuánto se lo agradezco
- No hay de que, bienvenida de nuevo Andrea Olmedo – Guiña un ojo -
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