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Capítulo 27 la entrada


Lo último que pensaría es qué la entrada hacia al reino de las almas de las almas perdidas que estaría justo en una iglesia, pero para nuestra defensa en sí el edificio no parecía en sí una iglesia porque estaba medio destruido, las torres que acompaña la construcción, pues se mostraban derrumbadas, volviendo con el "tema principal" pues es qué era cómo el gran cuarto en dónde los creyentes iban los domingos a misa con el padre, en dónde estaba el padre en la enorme cruz de Jesús Cristo se veía una enorme fragmentación, en él mostraba a los cuatro vientos el portal conectados con unas cinco enormes lianas que salían de las ventanas de la inmensa habitación.

-Nuestras teorías eran ciertas-dijo Jennifer.

—Si cerramos este portal, se cierran los demás, Jennifer antes... Debemos...-antes de acabar mi oración, Jenny la completó.

-Encontrar el alma de Emma-completó.

—Si ya es hora... que vuelva a su cuerpo —expliqué.

-cruzaré contigo... Pero me voy a quedar para vigilar el portal...-afirmó.

-Está bien...-añadí.

Estando enfrente del portal, notando que llegaba a tener un poco de reflejo para alcanzar verme a mí mismo, lo fui cruzando mostrando el mismo lugar destruido, cómo los mundos postapocalípticos, ahora que lo pienso porque esté escenario necesariamente debe ser igual que el nuestro, es decir por qué ser una copia exacta de nuestro mundo, talvez tenga algo especial, pero la humanidad se dedicó a destruirla. Jennifer lo atravesó estando a un lado mío, yo me adentré más al reino, los pavimentos de las calles se encontraban rotas, más bien destruidas que es la palabra más correcta para describir el ambiente que estaba alrededor, la tormenta seguía siendo muy fuerte, abundaba el aroma de la desesperación que emitía el lugar de parte de los fantasmas, una sensación que a veces se llegan a sentir en las semanas de exámenes semestrales.

Los alumnos, llegando a realizarlo sin una esperanza, la cara de los muertos, ahora que lo pienso este lugar, no es tan diferente a la escuela, una prisión para las pobres almas en desgracia. Casi no había fantasmas, lo que se me hacía raro ya qué es el Limbo, es decir el lugar para los espíritus, sería ir a Legoland y no encuentras nada sobre los legos o Disney World sin sus princesas o personajes clásicos, no sé ustedes, pero a mí es extremadamente extraño, será que por las grietas están saliendo de ahí o ¿qué estará pasando ahora? Al salir de mis pensamientos, me topé con un alma, que estaba como desvanecida. Le salía humo por el cuerpo, por lo que supongo que murió en un incendio, su expresión era de felicidad y tranquilidad, estaba serena.

-es bello...-dijo aquel fantasma, solo presenció el cielo, la tormenta que abundaba, dejó ir un leve suspiro, toda su apariencia se desaparecía hasta dar una de una persona normal, se iluminaba con una luz blanca, fue flotando por el cielo hasta desvanecerse en el aire pareciendo una bandada de luciérnagas.

-¿Fue al Cielo?-me cuestioné a mí mismo, entre los callejones vi a Emma que estaba deambulando, daba la impresión que buscaba algo, por lo cual me acerqué con cuidado a ella, cruzando la calle hasta el lugar en el que se encontraba.

-Emma...-la nombré.

-¿qué estás haciendo? ...-preguntó confundida.

-Vine a ayudar...-respondí-¿me puedes permitir hacerlo?-ella asintió con alivio.

-De acuerdo primero... Muéstrame lo que ves —con mi sugerencia, Emma temblorosa acercó uno de sus dos dedos a la frente de mi cabeza. El área es en donde se ubica el tercer ojo, al tocarlo, todo el paradero tenía una especie de reconstrucción transparente, había personas caminando.

-¿a dónde debemos ir?-Preguntó.

-Al hospital...-contesté.

En el viaje qué teníamos que realizar, pues no pude evitar lo asombrado que estaba en esos momentos, mi curiosidad estaba infrenable, mientras que Emma se presentaba callada, sin emitir ningún sonido alguno, exaltado volteé a verla para ver si estaba bien, ella reaccionó de manera tímida apartando la vista hacia mí, no he convivido demasiado con ella, así qué no puedo asegurar o determinar qué es una persona introvertida, sin mencionar saber si algunas normas sociales le inquietan, ni siquiera la recuerdo bastante que me sorprendió un poco su apariencia, no era horrenda, para empezar su cuerpo en sí no era delgado, era una persona gorda, es que no sé cómo considerarla, es que tenía unas curvas pronunciadas, al igual que una buena forma, portaba un suéter grande de color verde, unos shorts con unas medias negras, unas botas apeladas por dentro, con una cabellera larga rizada que le llegaba hasta la cintura, era pelirroja, tenía puestos unos lentes, piel clara y pecosa; Ella captó mi atención al final decidió hablar.

-¿Sucede algo?-Preguntó preocupada.

-no, es qué suelo analizar a las personas...-aclaré.

—¡-Oh...! De acuerdo-dijo tímida.

-¿Te incomoda eso? ¿Si quieres dejar de hacerlo?—cuestioné.

-no, bueno, no lo sé-Respondió.

-Tranquila, no estás presionada a nada... ¿Así... que esto es lo que ven los fantasmas aquí?—dije.

-¿tú no lo viste? ...-cuestionó.

—No, solo veo un mundo destruido y desolado, sin mencionar esta tormenta...-contesté, en eso vi la figura de una ambulancia que nos atravesó, pero me asusté demasiado que alteré un poco a Emma.

—- Sé que es difícil al principio, pero después te acostumbras —confortó Emma.

Me tranquilicé, enfrenté de mí había un edificio con un sucio letrero en el suelo que tenía escrito Hospital, sabía que el primer lugar en donde necesitamos que ir, adentro se encontraba destrozado, algunas paredes mostraban unos enormes hoyos, como si fueran víctimas de algún tipo de grandas, las lianas abundaban dentro del local, qué parecía más una especie de invernadero las escaleras eran nuestra opción para llegar a la habitación en dónde hallaba su cuerpo, puesto que el ascensor daba señales de estrellarse desde una gran altura, si no mal recuerdo la aparición de una de la recepcionista del hospital dijo que su cadáver estaba en la habitación 202 en el séptimo piso, pero algo peculiar es qué se lo había dicho a un chico que al parecer no era algún tipo de familiar, ósea un pariente, no un familiar de otro tipo, es decir una especie de espíritu qué es el compañero de una bruja, que llega a cumplir una determinada función.

Los dos íbamos subiendo con una enorme prisa para llegar y terminar con esta labor lo más rápido posible, nos detuvimos en unos metros de la habitación, mentalizaba una manera de como pasarlo de aquí allá, tal vez pueda abrir un portal qué al parecer era la única opción que tenía, pero nadie debería estar en el lugar para no asustar a las enfermeras, no me di cuenta qué Emma no estaba a mi lado, ella se encontraba en la entrada de su habitación en dónde el chico qué fue a visitarla, le iba a dedicar unas palabras.

-Emma yo... Por dios... Yo lo siento... No debí dejarte...-dijo él- yo... Debí acompañarte...

- Rafa...-se puso a lado de él.

—Es que yo... Fui un idiota como siempre... Nunca puedo... Hacer algo bien...-aclaró, después se tapaba su rostro con sus manos por la frustración, que sentía— ojalá tuviera las agallas de decirte en vida... Qué te... Te amaba...-dijo lo último, agrandó la mano del cuerpo, ella se quedó sorprendida, fui acercándome a ella para llevármela fuera de ahí e irnos en un pasillo.

-¿Cómo me vas a regresar a mi cuerpo?-preguntó Emma.

—Pues descubrí que por accidente abrí los portales, así que no veo por qué no abrir y cerrar uno aquí-respondí viendo la pared.

Cerré mis ojos, sentía una energía que recorría desde la palma de mi mano hasta recorrer hacia mi espalda, era una sensación extraña, pero era una buena, no una mala cómo usualmente siento en esos momentos que tenía con mis amigas cuando salíamos a investigar lo qué pasaba en las calles, me centré en eso, escuchaba que unos ladrillos se caían, una luz que caí sobre mi rostro, abrí mis ojos, las lianas se extendía a las paredes, la iluminación venía de una extraña viscosidad, miré a Emma y le dije:

-¿estás lista?-le pregunté.

-si-respondió.

Ambos lo atravesamos poco a poco, noté que en el camino el cuerpo de Emma se iba disolviendo como niebla en el aire, hasta quedar con la forma de una enorme luz con una pequeña silueta, supongo qué así realmente es la forma de los fantasmas, en las películas siempre te los plantean con su forma "humana" se podría decir, conservando en su apariencia lo que les pasó en su vida anterior, bueno en eso yo también me incluyó con ese pensamiento, ahora sé qué solamente lo tienen en el "Limbo", pero si están en ese plano solo es una brillante iluminación con una silueta de su cuerpo adentro. Antes de cruzar el pasillo, me percaté si no había alguna enfermera en la vista o si acaso un doctor para revisar a un paciente; sin embargo, no había nadie que interfiera con mis planes. Así que miré aquella alma, le indiqué que me siguiera, en la entrada del cuarto vi al joven.

-placiduerscas, purgantuum, somniant felicizz-lance hechizo en voz baja y el chico calló dormido, quedando a lado del cuerpo de Emma.

Avancé lentamente y con cuidado para no hacer demasiado ruido, estacionó enfrente del cuerpo acostado de la camilla con los aparatos para registrar su actividad en ese estado, cómo suponía su cuerpo no está muerto, volteé a ver a Emma, el fantasma se encontraba a lado de muchacho como si lo viera con cierta dulzura, ya que claramente ella le gustaba.

-No te preocupes muy pronto, estarás de vuelta a tu cuerpo, podrás hablar con él- el alma se aproximó a mí, se detuvo en una corta distancia, miró su cuerpo y se adentra dentro de él, así reaccionando tomando aire, me miró con una risa de felicidad, puesto que al fin su pesadilla ya tuvo su fin.

-Gracias...-dijo con mucha debilidad para hablar.

-De nada-de repente escuché que alguien se aproximaba, lo más rápido recité otro hechizó-invisibilis sum non esse visibilis quod non potest videre me ut non videant me.

Me fui corriendo hacia el portal, que por cierto se cierra con mucha lentitud, sabía que ya había realizado una tarea de dos, la chica por fin ya está fuera de esta dimensión, saliendo del hospital destrozado del reino de los muertos había una enorme liana que estaba a punto de asesinarme atravesando mi estómago, pero lo detuvo con mi mente, esa planta quedó inmóvil, con un simple gesto de mi cara se quemó quedando en varias cenizas, sé escucharon muchas voces gritando de dolor, lo que se escupe no eran humanos, solo me fui corriendo de ahí para alcanzar a Jennifer para por fin cerrar las grietas, lo único que tenía en la mente es ya acabar con todo el asunto que se nos ha puesto en la mesa, de una vez por todas patearle el trasero al "Sin Nombre".

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