Aun Así, Uesugi Hiroko Es...
El miedo hacia lo desconocido es una emoción tan antigua como la humanidad misma. Surge del instinto de supervivencia, ese que nos susurra cautela frente a aquello que no entendemos. Para los primeros humanos, lo desconocido podía ser un depredador oculto en la oscuridad, un alimento venenoso o un fenómeno natural inexplicable. Pero en nuestra era moderna, aunque hemos conquistado muchas de esas incertidumbres, el miedo sigue latente.
Es el temor al cambio, a lo que no podemos predecir ni controlar. Es la inquietud que sentimos al mirar hacia un futuro incierto, al enfrentar decisiones cuyas consecuencias no conocemos, o al intentar comprender algo que desafía nuestras nociones de lo normal. El desconocido no es solo el extraño en la calle, sino también el concepto abstracto que desafía nuestra zona de confort.
Hiroko era el ejemplo perfecto de esa dualidad. Alegre y extrovertida, su risa llenaba cada rincón que pisaba, y su energía parecía inagotable. Pero, a pesar de su brillo exterior, temía profundamente aquello que no podía comprender. Lo oculto, lo nuevo, lo incierto... Todo aquello la hacía dudar, como si el suelo bajo sus pies desapareciera de repente. A menudo, sus amigos la invitaban a explorar lugares desconocidos o probar cosas nuevas, y aunque intentaba mantener su sonrisa, la ansiedad siempre la traicionaba. Sin embargo, Hiroko nunca dejaba que el miedo la definiera por completo. Dentro de ella, había una pequeña chispa que la empujaba a avanzar, un recordatorio de que enfrentar lo desconocido, aunque aterrador, era parte de crecer.
Hiroko siempre había sido valiente, o al menos eso creían quienes la rodeaban. Era esa niña que saltaba al agua sin mirar la profundidad, que trepaba al árbol más alto solo para disfrutar de la vista, y que siempre tenía una sonrisa lista para cualquier aventura. Pero había un miedo que ella nunca confesaba, ni siquiera a sí misma: el miedo de conocer a su verdadera madre.
Desde pequeña, había sabido que la mujer que la cuidaba con ternura no era su madre biológica o por lo menos sospechaba eso. Desde que tiene memoria, siempre habían sido su padre y tía quienes cuidaban de ella y sus hermanas.
Todo cambio con la aparición de Akane, una mujer que llegó a sus vidas cuando apenas tenían tres años. Tal vez las demás no lo recuerden bien, pero Hiroko si lo hacía.
Se supone que una madre está desde el momento que naces, sin embargo, Akane no les estuvo en ese momento. Hiroko lo sabía perfectamente.
Sin embargo, Akane cumplió con el rol que debía tener una madre, cuido de ella, la alimento y le dio amor. Hiroko pensó bajo esa capa de inocencia que eso era todo lo que necesitaba. Que Akane de verdad era su madre.
Pero... Todo empezó a volverse bizarro con la aparición de las Nakano, si esa mujer del listón decía ser su madre pero nunca estuvo con ella ¿Qué significaba eso?
No podía recordar por más que se esforzará quien estuvo allí cuando nació, era imposible para ella recordar algo así. Sin embargo, cuando la palabra "Mamá" resuena en ella no hay otra imagen más que la de Akane que aparezca en su cabeza.
A pesar de haberla visto antes. Para Hiroko, su madre biológica era un espejismo, una mezcla de idealización y temor. Se preguntaba constantemente cómo sería ¿Sería alguien cálida y amable, o alguien que la había abandonado sin mirar atrás?
¿Habría tenido razones para dejarla, o simplemente no la había querido? Cada una de esas preguntas era un eco que resonaba en su mente, cada vez más fuerte cuando se encontraba sola.
Lo que más la asustaba no era la posibilidad de que su madre no fuera la persona que imaginaba, sino que la realidad rompiera algo dentro de ella que no pudiera reparar. Hiroko temía mirarla a los ojos y no encontrar el amor que tanto anhelaba. Temía que al buscarla, descubriera no solo la verdad sobre su madre, sino algo sobre sí misma que no estaba lista para enfrentar.
¿Y si realmente nunca fue amada y por eso Akane la reconfortó en sus brazos? No lo sabía, y en el fondo no quería saberlo.
¿Qué debía elegir?
Nakano Yotsuba o Takebayashi Akane, mujeres prácticamente opuestas.
Yotsuba la había abandonado, eso ya era una realidad, y ahora quería volver con ella como si nada hubiera pasado. Hiroko no comprendía a esa mujer. Por más que se haga llamar su madre para ella es imposible verla así.
Mientras que Akane, siempre cuido de ella, le enseño todo lo que sabe y le dio el amor que su madre debía darle. Pero una vez dada la verdad ella ya no sabía cómo interpretar eso.
Ella quería la verdad. Quería sentir que Akane de verdad la amaba y no solo estaba reemplazando a una mujer que nunca se pronunció ante ella.
Era difícil ponerlo en palabras, pero lo que deseaba estaba ahi. Y no es entendimiento mutuo, o llevarse bien, o estar juntas, no es nada de eso. Ella no deseaba que la entendieran. Quería entender, quiere saber, quiere sentir el gusto de saber. Quiere entender, porque el no saber cuál es su verdadera relación con Akane la aterra.
Tal vez estaba siendo engreída, pero si tal vez sus hermanas se sienten de la misma manera, si existe algo que hicieron mal, si hay algo que puedan arreglar...
Hiroko deseaba sentir que su relación con Akane no era superficial o algo forzado. Akane no era el reemplazo de esa mujer que dice ser su madre. Es más que eso.
(...)
Después de sus prácticas de fútbol, Hiroko se acerco hacia Yotsuba. La mujer que dice ser su madre.
Han pasado algunos días desde que las Nakano se instalaron nuevamente en la ciudad. Tuvieron una cena bastante incómoda para ambas partes. Sin embargo, hubo una diferencia muy notable.
Akane estaba más firme que nunca, esa es la imagen de la mujer que Hiroko tanto amaba y admiraba. No dudó en poner condiciones específicas para que todo fuera lo menos incómodo para ella y sus hermanas.
Y como según habían quedado, cada Nakano tendría un día con su respectiva "Hija" y luego de eso se tomaría una decisión respecto al futuro.
Pensar en ello la agobiaba, pero era parte de crecer.
Para Hiroko, era incómodo no ver a su padre o Akane con ella en estos momentos. Siempre alguno de los dos o ambos la acompañan a estas prácticas. Sin embargo, por el acuerdo se mantendría a solas con Yotsuba.
— Tienes bastante habilidad — Yotsuba la alago — ¡Te felicito! —
— Práctico mucho — Hiroko respondió — Me gusta mucho el fútbol —
— Yo solía jugar en la preparatoria, aunque... Jugaba de todo un poco —
— ¿Y eso realmente te gustaba? —
— Hmmm, no me desagrada, aunque solo lo hacía por ayudar —
— Entonces no es lo mismo, yo hago esto porque me gusta — Hiroko dijo con firmeza — Me gusta jugar al fútbol, no puedo explicar porque pero es algo que disfruto ¿A ti que te gusta hacer? —
— A-Ah... Yo... Disfruto de ayudar a los demás — Yotsuba Respondió, un poco nerviosa — Es algo que se me da casi por instinto, oye, vi una heladería cerca ¿Quieres ir? —
— Umm... Esta bien —
A medida que avanzaban, Yotsuba hablaba y buscaba sacarle tema de conversación a Hiroko, ella respondia y trataba de ser amigable, sin embargo las primeras impresiones la nublaron un poco.
¿Como esta mujer tan insegura de si misma podía ser su madre?
Hiroko no se reflejaba en lo absoluto, por alguna razón no paraba de compararla con Akane. Y no porque fuera mala, si no porque decía ser su madre cuando ese papel ya no le correspondía.
Tal vez, Yotsuba no estaba calificada para ello. Y por eso Akane era su madre ¿No?
Yotsuba hablaba mucho, Hiroko era igual sin embargo en esta situación decidió escuchar. Su madre siempre le decía "Escuchar es una virtud cariño, no solo te ayuda a comprender más a los demás si no a entenderlos"
Si, su madre Akane.
Aún no sabía de plano que significaban esas palabras, pero por alguna razón resonaban en su cabeza como si de algo importante se tratase.
— Ahhh... El invierno me trae muchos recuerdos — Yotsuba dijo, mientras observaba fijamente el cielo — La estación cambiará pronto... —
— ¿Por qué te trae recuerdos? —
— Bueno, más o menos en estas fechas fue cuando... De alguna manera, todas aceptamos a tu padre — Yotsuba respondió con nostalgia — Estábamos frustradas porque él dejó de ser nuestro tutor, y luego... Bueno, eso es historia —
— Papá nunca nos hablo de ustedes —
— No lo culpo —
— ¿Por qué... Lo hiciste? —
— .... —
— No te estoy culpando, a decir verdad no estoy enojada por eso — Hiroko aclaro — Solo quiero saber...—
— Malas decisiones... —
A partir de allí, no se toco más el tema, pero Hiroko ya sabía algo.
Esta mujer no podía llegarle a los talones a Akane, y el darse cuenta de esto la hizo sentir culpable por no apoyarla cuando debía. Sus dudas le habían ganado.
Debía disculparse....
Pararon enfrente de un semáforo, Yotsuba se quedó quieta unos instantes a pesar de que el semáforo estaba en verde. Pero lentamente paso al color amarillo.
Yotsuba estaba congelada, parecía pensar algo o quizás haber visto un fantasma.
Hiroko centro su atención en un perrito que parecía no poder moverse, estaba en medio del cruce, sus ojos llenos de tristeza de alguna forma la llamaron.
Sin dudarlo se acercó rápidamente a él y lo tomo en brazos, dándose cuenta que estaba lastimado.
Al querer voltearse para volver observo la mirada de desesperación que tenia Yotsuba sobre ella, y al ver hacia su costado vio un camión que estaba no muy lejos de estamparla.
— ¡...! —
(...)
Akane salió del minimercado con algunas compras para la cena. Usualmente hacían compras extensas para evitar esto pero a Fuutarou se le pasaron por alto algunos ingredientes importantes.
Suspiro, mientras tomaba camino de nueva cuenta a casa. En ella se encontraban las niñas y Raiha viendo la televisión. Ya que sus momentos con las Nakano no eran simultáneos. Hoy le tocó a Hiroko.
Era obvio que estaría preocupada, pero no le quedaba más que esperar y luego hablar con ella personalmente.
Pasando por algunos cruces peatonales, finalmente estaba a unas cuantas cuadras de su hogar, pero vio algo que la aterro.
Instantáneamente su cuerpo actuó, soltó las compras y corrió como nunca hacia ese cruce, el semáforo ya estaba en verde para los autos y en rojo para los peatones, pero a ella no le importó.
En medio de ese cruce, estaba Hiroko.
Al otro lado, Yotsuba estaba totalmente congelada.
Un camión venía a alta velocidad, probablemente la mataría. Pero eso no le importó y se lanzó tomando a Hiroko en brazos y cayendo del otro lado.
El camión siguió derecho.
(...)
Hiroko al abrir los ojos, vio como Akane la sostenía en brazos, con los ojos cubiertos de lágrimas.
— ¡Dios mío, Hiroko! — Akane la abrazo — ¡Gracias... Gracias al cielo que estás bien! —
La niña empezó a llorar, por el miedo que sintió en esa fracción de segundos, el cachorro también empezó a ladrar.
— Tranquila, tu y este pequeño están bien, no llores... — Akane se limpio las lágrimas así misma y consoló a Hiroko — Debes tener más cuidado... —
— ¡P-Perdòn! ¡P-Perdón! — La niña exclamaba perdón mientras endurecía el abrazo — ¡N-No quise hacerte daño, perdoname! —
Akane se sorprendió, pero no dudó en acariciar la cabeza de la pequeña.
— Hija.... No hay nada que perdonar, siempre, siempre te amaré y cuídare de ti —
Hiroko siguió llorando, pero la atención de Akane no estaba concentrado solo en ella. Si no en la mujer que las estaba observando.
— Yo ... Fue un accidente, es que yo... —
Yotsuba tartamudeo.
— La deje a tu cargo... Tal vez fue una responsabilidad demasiado grande para una mujer como tú — Akane dijo fríamente — Hablaremos de esto después —
El cachorro empezó a ladrar con más fuerza.
— Mamá... Yo... Yo solo quería salvar a este perrito —
— (Que me diga así... Me hace tan feliz) — Akane se tomó el pecho y le sonrió a la niña — Debes tener más cuidado, casi me matas del susto —
— L-Lo siento... No le digas a papá —
— Me temo que debo decirle, pero tranquila, si te regaña me enojare mucho con el, después de todo otra persona es la culpable de esto — Akane tomo al cachorro en sus brazos y empezó a examinarlo — Tiene sus patitas lastimadas pero no parece ser tan grave.... Es muy pequeño —
— ¿Podemos...? —
— Por ahora así será... Debemos hablar seriamente — Akane dijo eso mientras miraba a Yotsuba — ¿Entendido? —
— Si.... Lo sé —
Yotsuba respondió en voz baja, con un alto grado de culpabilidad.
— Mamá... En serio, perdoname, y no quise tratarte así... Yo... Yo solo —
— Tu siempre serás tú hija, y siempre te amaré por eso — Akane le beso ma frente — No lo olvides ¿Si? —
Nota del autor.
Este capítulo fue algo difícil, ya que tiene en cierta medida sus conexiones con Responsabilidad al quíntuple.
Teniendo en cuenta como es Hiroko en el canon, si que me costó editar para que no se viera tan mamon, eso sí. Lo hice en un día xd.
Me tarde en actualizar, lo sé, pero el oficio me tiene muy ocupado o bueno, tenía. Ahora puedo respirar a gusto.
¡Todo se fue la pinga!
Pues Hiroko, no es que dudará de Akane, si no del vínculo que tenían. No quería pensar que ella era un reemplazo para la mujer que nunca estuvo con ella.
¿Es un pensamiento normal para una niña?
Hiroko también es bien analista, y toma en cuenta las enseñanzas de su madre aunque no las comprenda del todo.
¿Akane es bien perrona?
¿Que carajos se quedó viendo Yotsuba para haber descuidado a Hiroko de esa manera?
¿Adoptarán al cachorro?
¿Qué consecuencias desatará esto?
Eso lo veremos en el próximo capítulo que si que será un desmadre. Por fin se viene definitivamente lo que todos han esperando.
Papeadas por aquí, papeadas por allá.
Sin más que decir les doy un abrazo psicológico y nos vemos en próximas actualizaciones.
Chao chao!
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