M. Roxette - "It Must Have Been Love"
Dedicado a Abyrivera98

Teo escucho el sonido del timbre y los pasos cansados de Lucía su nana, más que ser la mujer que llevaba la casa era su  segunda madre y confidente,  repicaba el ruido de los tacones en sus oídos, levanto el brazo para mirar la hora en su reloj 8:30 AM demasiado temprano para ser el correo o algun mensajero.

  Metió las manos en los bolsillos del pantalón y con pasó seguro salió al encuentro de la repuesta a sus interrogantes.

Escucho un leve sollozo como el hipar ahogado por vergüenza o por sorpresa,  su corazón latió a prisa y en su cabeza la maquina de conjeturas hecho a andar sus engranajes,  algo ocurría. Apresuro el paso y sus ojos encontraron una escena que no pensó volver a ver , allí en el hall de la casa un maduro Andros se abrazaba a una Lucía de cabellos color plata.

Le pasaba en estatura, pero seguía siendo el niño dulce que ella adoro. Los ojos se llenaron de lágrimas, contenidas por la apariencia y la estructura moral, un hombre es inquebrantable,  pero Teo era un hombre de emociones y se permitía sacarlas a relucir en ciertas ocasiones esta era una de ellas.

Él la seguía amando como siempre,  el camino transitado hasta aquí no le impidió olvidarla, acudió sin explicación a su llamado. El tiempo le dio la razón el amor de Andros por Helena era infinito y real, un clamor en el silencio.

Teo volvió a tener 17 años y corrió a su encuentro con el pecho repleto de sensaciones,  su hermano estaba de vuelta,  el amigo incondicional, el cuñado que siempre añoro. Carraspeo para cortar el momento,  él también necesitaba sentir el abrazo del reencuentro.  Abrió sus brazos y Andros vino hasta él,  le palmeo la espalda con ese gesto de macho alfa intrínseco en ellos y un -"Ya estas en casa"- se le escapó de los labios a Teo.

Se veía más alto que hace 10 años o quizás sólo era el garbo alemán de postura rígida,  se hacían evidente las primeras entradas en  su cabello, tal vez,  quedaría medio calvo igual que su padre al entrar en más edad, la barba le daba un aspecto más maduro, se notaba que se cuidaba o practicaba ejercicio o que simplemente el gen ario era definitivamente superior. 

- ¿Ahora fumas Teo ? - le dijo después de soltarlo.

- Manías de viejo gruñón,  es un mal vicio pero lo necesito -  Claro que lo necesitaba vivía con el estrés al tope y debía eliminarlo de su sistema como fuera.

- ¿Dónde está ella?- sus ojos negros destellaron como diamantes a la luz, la pregunta quedó suspendida en el aire, sopesando el peso de la repuesta.

- Aquí está su cuerpo, Andros - se paseo un momento - Pero  en su mente vaga el dolor y su corazón regreso recién hoy después de una década de ausencia -  ambos sonrieron.

Andros hinchó el pecho y suspiro, su prioridad era Helena, todo lo que de esta vida quería obtener estaba atesorado en su ser.

Mientras hacia el trayecto de vuelta a casa, una verdad se reveló a sus ojos y golpeó su raíz.  La melancolía era un estado que difiere a la depresión en dos aspectos: se ama la vida en primer lugar  y en segundo el dolor no se evade se vive, en cambio, la depresión ve el vivir como un choque entre mundos donde todo eclosiona y se extingue, el dolor da paso a medidas extremas,  se vuelve un suplicio. 

Ella vivía absorta en la melancolía, mientras que D odiaba el respirar,  él lo hacía a través de ella, se alimentaba de sus miedos y de sus sonrisas,  era el bálsamo de sus demonios, la pasión en sus venas, aquello que quieres tener y retener a toda costa;  ella agradecía ser útil y tener compañía, tener un por qué levantarse cada día,   le amo como quien se entrega por primera vez ... por impulso, por rebeldía, por añoranza,  por soledad.

 Se sentía agradecida de respirar cada día,  pero le costaba expresar aquel sentimiento que alojaba su corazón. En más de una  ocasion pensó que el órgano motor y soporte de su ser estaba defectuoso, que no era  capaz de aventurarse a sentir de verdad, de albergar emociones y hacerlas multiplicar por mil, transformarlas en un helixir de pasión.   Su teoría se vio quebrada , a medida que Andros ganaba espacio allí e iba invadiendo su sistema llevándola a amarlo, a pesar de miedo y el terror,

El miedo la impulsaba a esconderse, a no mostrar su verdadero interior,  sino esa careta de indolencia que la caracterizaba,  tenia un miedo exagerado de sufrir, de amar y olvidarse de sí. Quizás podía atribuirlo a la pérdida temprana de seres queridos,  quiénes  abandonaron el deseo de vivir y se envolvieron en una mortaja de soledad y locura.

Por sus venas corria el recuerdo tangible de Helena cuando tenía 8 años y   su bellísima tía Amanda, una joven de apenas 25 años, de tez clara y ojos color canela, de figura menuda y cabellos claros, quien se caracterizaba por ser alegre y jovial,   llego envuelta en llanto y agonia a su casa .Su madre advirtió que algo grave pasaba y  la abrazo con exagerada contención, su padre entendio al instante lo que pasaba;  su joven esposo Jorge, un ingeniero que militaba en uno de los partidos opositores del gobierno militar había sido  detenido por la CNI.

Los relatos de  aquellos hechos se clavaron como letras escritas a fuego en su interior,  los gritos , el llanto, el dolor, el miedo,  la angustia,  la sensación de estar quebrado la arrastraron  hasta sus fauses dejandola prisioera allí por una eternidad. 

Pasaron lo días,  meses  y   años y su tía  jamás le volvió a ver. Mientras el tiempo transcurría tía Amanda perdió paulatinamente la luz de vivir, la cordura se escapó como agua entre los dedos y los poco momentos lúcidos le hablaba acerca de la virtud de no amar para no sufrir. Mejor era amar al dolor que a un hombre,  porque el dolor este nos protege, nos endurece y nos prepara para lo peor y un hombre solo nos aturde con sus palabras,  puede huir, desaparecer o  morir.

Así un día sin mas,  la  vida de su tía se apago y lo último que escribió en sus memorias fueron los sonetos de muerte de M.G. "Adiós a este campo de flores con espinas que desangraron mi alma rota, perecerá mi carne y mi recuerdo, pero el lamento de mis súplicas por ti serán el clamor eterno. Para que tomaste mis alas y las acoplaste a las tuyas si dejaste el vacío agreste de la melancolía. Me voy con el corazón roto y el alma negra de dolor". Comprendió  con su partida que la posibilidad certera de perder la sensatez era algo real, que sí uno amaba,  con tal intensidad , la ausencia de ese aquel es capaz  de hacer que la razón se tras toque y te conviertas en un otero loco del amor.

Se juro entonces nunca amar así, nunca dejaría que el sentimiento más antiguo de la humanidad la llenará de todos los males del mundo.

El día que se lo comento a Andros, éste la miro estupefacto, sus ojos abiertos como platos escarbaban sus gestos para cerciorarse que lo escuchado era real,  ella asintió.  Tenia miedo a dejarse llevar por el amor. Este la apretó a su pecho y acarició su espalda, beso su cabeza y le dijo : "que amar es patear fantasmas, es lanzarse a ojos cerrados a los brazos del otro, es confiar en que el otro sabrá cuidar tu corazón,  es compartir el ritmo de sus latidos, es transformarse en uno".

Aquélla tarde de verano,  él entre lazo su mano a la de ella, la apretó con firmeza, de ahora en adelante jamás la dejaría tambalear,  compartiría su valor,  abriría sus alas, le enseñaría a volar  y  siempre estaría allí para ella. Volvieron juntos a la casa de Helena, ella entraba con un peso menos sobre su espalda, él con una carga adicional a cuesta, le demostraría que su amor era lo suficientemente fuerte para despertar su corazón.

Entró a su habitación con una ilusión abrigada en su pecho, quizás si  abría un poco su corazón Andros podría enseñarle a amar, ella confiaba en él,  jamás la defraudaria y cuando  estuviera segura le diría aquellas palabras que su pecho gritaba a escondidas "Te amo". Se sentó frente al espejo del tocador y se miro con detalle  podría describirse como bonita,  sus rizos color trigo y ojos color miel le otorgaban un toque angelical,  era alta y espigada , de curvas pronunciadas y caderas marcadas, aparentaba ser mayor cuando apenas era un adolescente con ganas de crecer a prisas,  odiaba las pecas de su nariz y según su apreciación poseía un  busto demasiado exuberante, por el que se avergonzaba en la época del verano cuando se ponía bañador.

No le gustaba presumir,  era sencilla y de buenos sentimientos igual que su hermano Teo,  él le traspaso el amor por las letras y las artes,  les mostró que el mundo es un laberinto de mil salidas, pero que en sus trayectos se conocía la realidad que te circundaba,  le mostró la pobreza y la crudeza del abandono, junto a Andros visitaban los campamentos de gente consumida por la miseria y  olvidados por la sociedad,  entregaban comida y orientación laboral y social, formaron asi un grupo de trabajo comuntario en compañía del Padre Tito un viejo amigo de la familia de Andros. Y cada día después de sus labores se dirigían allí para juntos cambiar el rumbo de otras vidas.

Ante sus ojos vio nacer el ideal de los dos hombres que más amaba en su vida,  la misión que años más tarde protegería a Andros de los tentáculos del poder y de la memoria oculta de un país que aún clamaba por sus muertos. El esposo de su tía Amanda, los padres de su amiga Rosario,  sus compañeras de instituto, los amigos de su hermano,  todos ellos se transformaron en  números  trazados a pulso en una libreta por quien los hizo desaparecer.

El padre Tito la recibió en sus manos el día que Andros le abandono por ir a  Alemania. En su poder estaba la verdad que muchos necesitan oír.