Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

¿En dónde está Betty?

Habían pasado varios días desde la muerte de Betty. Los hermanos y yo estábamos sentados en los sillones viendo Breaking Bad cuando de repente sonó el timbre de la puerta. Thomas saltó del sillón para abrir mientras Christian tocaba mi pierna y llevaba su dedo índice a los labios para indicarme que no hablara.

Alcanzaba a escuchar la voz en inglés de una anciana pero no distinguía lo que decían.

– No haré nada. –le susurré al castaño.

– No lo sé.

Me levanté. Sujetó mi muñeca con firmeza pero sin apretar demasiado. Lo miré.

– Tranquilo. –dije al momento que le mostraba una pequeña sonrisa. Tardó unos segundos en soltarme. Caminé lentamente a la pequeña barda que impedía que alguien se cayera por las escaleras y me asomé hacía abajo. Pude ver a Thomas y a una anciana, aunque a esa distancia solo eran figuras borrosas.

La mujer le preguntaba por el paradero de su amiga, decía que hacía una semana que no iba a su casa, lo cual era extraño porque era costumbre que se vieran cada martes y/o jueves. Thomas le mintió diciéndole que se habían peleado y que ella le había pedido que la llevara (ya que ella no conducía) a un hotel donde pudiese pensar todo lo que acababa de pasar. La anciana se preocupó aún más por ella ¿y si le había pasado algo? ¿Se había llevado todas sus medicinas? Thomas la tranquilizó. Aunque yo había descrito lo buenos que eran para mentir me sorprendió como improvisaba el hermano mayor y lo rápido que encontraba mentiras convincentes. La mujer explicaba que Betty al menos le llamaría para decirle que no se preocupara, Thomas respondía que su actual pareja había dicho que no quería tener ningún teléfono o celular con ella, que quería estar sola por un tiempo; que él la había buscado en el mismo hotel en donde la había dejado pero que los trabajadores le habían comentado que ella ya se había marchado.

Who's that beautiful young lady? –preguntó la anciana al levantar la cabeza y verme. Christian apareció a mi lado. Thomas le dijo que era su sobrina y que me estaba quedando con él y mi "padre" por unos días.

Mantuvimos contacto visual por unos segundos. Levanté lentamente mi mano a la altura de la cabeza y la moví saludándola. Ella sonrió y me devolvió el saludo. Christian puso su mano en mi espalda baja para que dejara de llamar la atención de aquella mujer. Bajé mi mano. Como eso no le fue suficiente bajó la suya hasta tocar mi trastero y darle un pequeño apretón. Thomas se paró entre nosotros para evitar que ella me viera con más detenimiento y lograra reconocerme.

Me alejé rápidamente de Christian para evitar que siguiera manoseandome. Se giró para verme, recargó sus codos sobre la barda y sonrió retándome.

– Eres mía. –dijo. Al instante mis ojos se pusieron vidriosos y mi corazón empezó a latir con fuerza.

Recordaba esas palabras. Thomas las había escrito con un cuchillo sobre la espalda de una de las chicas a las que había secuestrado. ¿El pelinegro le había platicado sobre aquella chica a su hermano? ¿O Christian simplemente se parecía más a Thomas de lo que me gustaría reconocer?

– ¿Estás bien? –se mostró preocupado, lo cual me hubiese sorprendido si no estuviera intentando tranquilizar al corazón que luchaba por salirse de mi pecho. Me senté en el reposa brazos de uno de los sillones.

– ¿Thomas te contó de ella? –le pregunté cuando se inclinó para quedar a la altura de mi rostro y tocó mi hombro.

– ¿De quién?

– De Verónica. –recordaba a la perfección a aquella chica, así como seguramente lo hacía Thomas. Él había intentado que alguien siguiera sus pasos, como lo hizo una vez su padrastro.

– ¿Quién es Verónica? ¿De qué hablas?

– Nada –miré mis muslos–. Verónica es una de las chicas que tu hermano secuestró.

– No recuerdo a ninguna Verónica. –quitó su mano de mi hombro.

– No la conociste.

– ¿No la conocí? Lokiia, ¿de qué estás hablando? Tom y yo secuestramos chicas juntos, ¿no lo recuerdas? –lo miré inhalando profundo antes de hablar.

– Thomas tiene sus secretos, como tú los tuyos.

– Yo no tengo secretos. –se defendió.

– No le dijiste a tu hermano que Daniel era más un simple niño que encontraste solo en la banqueta.

– ¿Cómo le iba a decir que me hiciste creer que era mi hijo cuando en realidad era de un idiota rubio? –se incorporó quedando a una altura mayor a la mía.

– Solo repites que Daniel no era tu hijo, que era de Jake, eso es lo que te molesta, ¿acaso no lo ves? Daniel jamás vio a Jake como su padre, ¿cuánto tiempo se vieron en total? ¿5 minutos? En lo que consta para ese niño, Jake solo era un amigo de mamá. ¡Tú eras su padre! ¡Tú lo criaste! –me puse de pie– ¡Tú lo viste crecer! ¡Tú lo amaste como si fuese de tu propia sangre!

– ¡Pero no lo era!

– ¡¿Y eso que importa?! ¡La sangre no hace a la familia, uno la elige!

– ¡¿Pueden callarse?! –nos interrumpió Thomas. Los dos nos giramos a verlo, no nos habíamos dado cuenta de lo fuerte que nos estábamos gritando– ¡Estaba intentando calmar a una puta anciana que no dejaba de preguntar (¿en dónde está Betty?) para que no llamara a la policía y ustedes, par de idiotas, se ponen a gritar como pendejos para que así parezca más sospechoso que algo está pasando en esta casa! ¡PUES MUCHAS GRACIAS POR FACILITARME EL TRABAJO! ¡MIERDA!

Christian y yo nos miramos sorprendidos por el arranque de ira que acababa de tener el pelinegro.

– Tú estás gritando... –se me ocurrió la brillante idea de decirlo.

– ¡PORQUE LOGRÉ QUE SE FUERAN! –estaba más rojo de lo que lo había visto jamás, o de lo que había descrito en alguno de mis libros– ¡AHORA SI PUEDEN GRITAR TODO LO QUE QUIERAN!

– Ya no tenemos tantas ganas de gritar, gracias... –supe que me arrepentiría de decir eso incluso antes de hacerlo.

Thomas me miró con tanta furia que creí que empezaría a salir humo de sus orejas. Corrió hacia mí para golpearme o estrellarme contra la pared, no lo pensé mucho cuando corrí a esconderme detrás de Christian.

– ¡Thomas, detente! –el castaño puso sus manos hacia enfrente en un intento por detener a su hermano. El mayor lo empujó hacia un lado alejándolo lo suficiente para poder poner sus manos sobre mi cuello y pegarme a la pared. Intenté tocar el suelo pero mis pies estaban a varios centímetros de este. No podía respirar, ni siquiera un poco. Intenté patearlo pero no tenía las fuerzas para luchar.

De repente Christian apareció empujando su hombro contra el flanco izquierdo de Thomas. Cuando me soltó caí de rodillas y empecé a toser al mismo tiempo que luchaba por respirar. De la nada mi cabeza fue jalada con brusquedad hacia atrás. Thomas me había tomado por el cabello, y ahora lo miraba hacia arriba y a su puño que estaba por dejar caer sobre mi cara. Sonreí. Me miró extrañado. Solté una risa.

– ¿Ya te dejé muy loca, Lokiia? –preguntó sin bajar el puño. Por alguna razón eso me dio tanta risa que solté una fuerte carcajada. Entonces soltó mi cabellera y dio un paso hacia atrás. Me tiré al suelo de espaldas llevándome las manos al abdomen el cual ya me dolía por la risa.

– ¿Qué está pasando? –preguntó Christian colocándose a lado de su hermano. Esto me dio aún más risa.

– No lo sé... Pero creo que me está excitando. –respondió el hermano mayor.

– ¿No se dan cuenta? –tardé otro minuto para que se me pasara la risa, entonces me senté. Ambos estaban de cuclillas mirándome consternados–. Parece que han sido intercambiados, Christian, tú acabas de decirme que soy tuya... –lo señalé.

– ¿Le dijiste que es tuya? –preguntó el pelinegro interrumpiéndome–. Me enorgulleces.

– Y Thomas, –continué– tú acabas de tener un arranque de ira que (si Christian no hubiera intervenido) hubiese terminado en muerte –ambos hermanos se voltearon a ver sorprendidos porque tenía razón en lo que acababa de decirles–. ¿Creen que en unos meses Thomas sea el romántico que solo busca amor y Christian el sádico que solo asesina por diversión? –me puse de pie–. Los dejo para que piensen... O no, Tom suele ser el que piensa y Christian no, pero ahora ¿cómo son los papeles de cada hermano? –les sonreí antes de ir a mi habitación y cerrar la puerta detrás de mí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro