Kishi se recostó toda la noche en su colchó, dando vueltas y vueltas intentando conciliar el sueño. Pero ya era eso imposible, por lo que se levantó de aquella cama y de manera automática se dirigió a su estante, la mirada del pelirrojo era enfocada en los pocos libros que tenía aquel mueble, tanto así que se podía contar con los dedos de las manos los libros que poseía. Tan triste era si situación que soltó un quejido de tristeza y decepción, volteo su cabeza a la pequeña mesa y encima de esta se hallaba la comida que le aparto su mejor amiga y casera del edificio, por lo que de mala gana abrió la carne y empezó a freírla mientras que su mente empezaba a divagar en recuerdos y charlas con el mismo.

—Solo pude rescatar cinco libros del saqueo que hubo en el reino—decía en voz baja, iniciando una conversación consigo mismo—desde que gared inicio con la fusión galáctica, se quemaron todo rastro de magia, pócimas, conjuros y muchas cosas más. Con eso se llevándose la perdida de siglos de investigación.

La carne que estaba friéndose el sartén pareciera que esta alcanzado su punto exacto, por lo que empezó a echarle especias, ajo, sal y otros condimentos para la carne. La tapo con una tapadera de vidrio, bajándole la llama a la estufa y de nuevo se dirigió a su estante de libros, miro con detención los diez libros que estaba enfrente de él y sin perder el tiempo agarro cinco libros de diferentes autores y con euforia agarro uno que llevaba de título "Conjuros básicos para la magia". Lo miro de reojo cada página del libro y veía que ya se sabía diversos conjuros de nivel básico y medio, pero en su interior sentía que eso no bastaba para ponerse frente contra el líder de asociación galáctica y hallar la respuesta de que le paso a su padre. Aventó el libro con coraje cayendo al piso, porque ya no sabe qué hacer, no sabe cómo mejorar habilidades o en cómo ser más fuerte, pero todo eso paso a segundo plano al sentir el olor de la carne frita. Se acercó a la estufa y levanto la tapa que le había puesto para que se cociera más rápido y sin decir alguna palabra lo sirvió en un plato que parecía de plástico, se sentó y empezó a degustar aquella carne.

Paso la noche y al siguiente dia,Kishi empezó a releer los libros que dejo la noche pasada, con más calma y la mente despejada, intento hallar alguna pista para adquirir más poder. Pero todo eso era en vano, no encontraba nada a lo que pueda acercarse a su objetivo. Soltó el libro que se encontraba en su mano y su rostro cayo a la mesa de manera brusca y empezó lamentarse de no saber qué hacer, encontrándose así en un callejón sin salida.

Y de manera inoportuna, Solansh empezó a llamaron por su intercomunicador y de mala gana el conestesto.Lo primero que se pudo observar es a la cerdita con dos colas de cabello y un lindo maquillaje en su rostro, dándole un toque coqueto Ella al ver cómo estaba su mejor amigo decaído, soltó un grito que podía dejar sordo a mucha gente

— ¡DESPIERTA CARAJO! —Gritaba solansh mientras que en su rostro se podía apreciar una sonrisa que pareciera tener malicia e inocencia al mismo tiempo. — ¡DESPIERTA WEBON, TENGO UNA NOTICIA! —Grito una vez más verificando que este se despierte.

Kishi al oír los gritos de la cerdita se cayó de la mesa sin saber que estaba pasando, tardo varios minutos en reaccionar, pero al oír aquellas risas ya sabía quién estaba burlándose, de manera rápida y furiosa se levantó del piso y le respondió a la cerdita

— ¡¿QUE RAYOS TE PASA ESTUPIDA?! —Gritaba con todo sus fuerzas después de aquella acciones de su amiga— ¡NO DEBES GRITARLE ASI LA GENTE!

Solansh solo hizo un pequeño ademan de que no era para tanto, por lo que prosiguió con la plática. —Sabes, ayer que estaba limpiando el bar después del altercado—guardo silencio por breve momentos para sacar la duda que no la dejaba en paz desde el día de rayos— ¿Cómo rayos lo hicieron para mancharte de semen?

— ¡AL GRANO SOLANSH—Respondía de manera tajante a la duda de la cerdita

—Ya voy, pues bueno, llegaron unos clientes por sus bebidas. Ya sabes, lo típico y bueno, ellos mencionaron que se encontraron con un anciano de barba blanca que según ellos este puede hacer magia, magia real, sin nada de tecnología y que se puede hallar al sur del reino de saria o en otras palabras, está ubicado lo que fue antes fue el reino pelzig, así que puede que sea eso que estás buscando KiKi—comentaba de manera tierna y dulce aquella anécdota que le paso aquella noche, mientras que su mirada se hallaba en el bar, ya que ella se encontraba en la bodega para poder comentarle aquella noticia.

El estado de ánimo de Kishi se elevó por los cielos, aquella era la noticia que necesitaba para poder salir de aquel callejón sin salida, colgó la llamada que tenía que solansh y rápidamente fue buscar sus mejores ropas, junto algunas cosas que llevara para el camino. Empezó a hurgar en su ropero buscando todo lo necesario para iniciar el viaje.Econtro un pequeño cubo de metal con un círculo de diferente color en cada lado que aparecía de manera aleatoria, oprimió el botón de la parte de arriba y este abrió como una especie de aspiradora, sostuvo fuerte el cubo y lo primero que hizo fue guardar los libros que estaban en la mesa, para luego ir al ropero y aspirar todas las prendas que se encontraban, incluyendo calzados y capuchas.

Después de varios minutos logro guardar todo lo que necesitaba para la búsqueda del brujo. Ya después de tener todo listo, miro que le faltaba arreglarse y tan solo unos minutos se puso una playera roja de cuello V, pantalones negros de mezclilla y por ultimo su gabardina con el apellido Kihamada en la espalda. Agarro el cubo que dejo en la mesa y con un gran suspiro salió de su departamento de mala muerte y con la frente en alto, fue en busca de aquel brujo.

Con un mapa amarillento, deforme e ilegible, Kishi apenas se podía guiar para poder llegar al sur del reino de saria, sus pasos y el pedazo de papel que se hace llamar mapa, lo llevo a un bosque de robles café con hojas de tonalidades amarillas con puntas naranjas. Se podía escuchar el crujir de las hojas siendo por los pies de Kishi, se podía contar cientos o miles de hojas en suelo, mostrando es cambio de estación donde las hojas se caen y son remplazadas por las nuevas hojas de color morado con puntas azules. Con esa hermoso panorama, su cruzada siguió avanzando de manera cansada y agotada pero esta le brindo una pequeña recompensa, ya que después de horas de caminata sin tener alguna idea de que si va por el camino correcto. Le brindo la recompensa en llegar a un pequeño poblado que era conformado por un puñado de casas, locales y hoteles, sus ojos cansados y débiles solo les daba para contar no más de veinte inmuebles pero estaba más que seguro que había existía mas recintos.

Sus pasos de manera inocente lo llevo a una especie de hotel, su primera impresión es que el edificio (si se podía llamar así) no era muy grande o llamativo, al contrario, se veía muy descuidado y al entrar podía ver que no estaba muy cuidado el lobby, empezó a dirigirse a la recepción pero su mirada era siendo robada por los muebles de cuero se veían desgastado, al igual que los bancos de cristal, su apariencia era demasiado deplorable, al igual que era invadido por una terrible suciedad. La mirada de él se apartó de todo esos muebles y por fin pudo llegar a la recepción, para su sorpresa no había nadie, causando que busque alguna forma de llamar algún trabajador. Tardo un poco en buscar pero atrás de manera sorpresiva, encontró un botón de forma rectangular de color negro, sin más lo oprimió y de pronto se empezaron a escuchar campanas en el lugar, para luego aparecer una mujer de cabello lacio de color negro, este miró con un enorme malestar al cliente recién llegado, le dedicó una mueca de enojo, para luego con un trueno de boca empezó atenderlo

—Tsh,en que te puedo ayudar forastero—dijo eso poniendo sus manos a la altura de su pecho, que a simple a vista eran grandes , hasta Kishi lo había notado, por lo que ella empezó a tronar los dedos, llamando nuevamente su atención—Oye, Oye. Los ojo aquí.

El pelirrojo al ver que aquella mujer noto donde sus ojos apuntaban, se incorporó rápidamente a los ojos de la recepcionista, volvió a su actitud seria e inexpresiva por lo que de una manera tajante y seca le respondió

—Perdón—Soltó una ráfaga de tos seca, que le raspaba su garganta en el proceso y cuando por fin pudo terminar, continuó con la conversación—Requiero saber si aún tiene cuartos disponibles—aquella pregunto retumbó en su interior, fue tan estúpida la pregunta, que estuvo a nada de darse un zape a la cabeza pero su atención fue robada en como la mujer fingía buscar si había alguna habitación disponible, ya que claramente todas estaban desocupadas. Aquella mujer tardo algunos minutos en disque buscar la llaves, pero al ya aburrirse agarro una cualquiera y se lo lanzo a su pecho y así como llego, se fue, como si fuera magia.

Kishi se quedó asustado por eso, pero al dirigirse hacia su habitación encontró aquella mujer acostada en el suelo con una pose cómoda, con su intercomunicador cerca de ella veía como la pantalla holográfica mostraba como dos sarianos peleaban con magia, ambos lazándose ráfagas de energía, al grado que ambos quedaron noqueados. La mujer sintió la mirada como el nuevo residente la quedaba viendo, por lo que de manera agresiva lo corrió de aquel lugar, mandandolo al cuarto que le asignó.

El sariano de descuidada apariencia fue al cuarto para sí poder descansar de aquel viaje, puso la llave en el picaporte y al abrir el lugar, miraba como el cuarto hecho trizas, lo primero que vio, es que la cama estaba desordenada, había pedazo de comida (miro panes de colores verde ya que ese era el color del trigo del planeta) y varios animales carroñeros que peleaban por aquellos pedazos de comida, entro con temor y sus pisadas generaba crujidos de aquella comida que estaba en el suelo, volteo su mirada para ver si estaba alguna Terebi(una esfera de cristal donde muestra los programas que ven los sarianos) y al ver que solo estaba pura basura en la mesa, lo único que le quedó es ir a la cama que desprendía un horroroso olor, cerró los ojos y su cuerpo le exigió ya el descanso que necesitaba, sus ojos cerraron, privatizando de todo lo que lo rodeaba para por fin obtener el sueño deseado.

En un abrir y cerrar de ojos la tarde y noche se habían consumado, el olor despertó a Kishi, volviéndolo a la horrible realidad del que se encuentra, en la  búsqueda  de encontrar aquel mago que pueda ayudarlo en pulir y mejorar sus técnicas para poder derrotar y enfrentarse el líder de la asociación galáctica y poder saber que le pasó a su padre y restaurar a la legión galáctica para poder brindarle sus viejas glorias o bueno ese era su plan,ya que la mayor urgencia para el era encontrar su padre. Soltó un suspiro mientras que su mente procesaba el donde estaba ahora, así que con toda sus fuerzas y nula emoción se levantó de la cama, agarrando sus cosas que trajo para el viaje, agarró el cubo que guarda todo sus cosas y fue a la recepción en busca de la dama de ayer. Encontrándose ella  jugando con las llaves para matar el aburrimiento  que le generaba el local ,le lanzo una mirada indiferente  al sariano que se posaba enfrente y le pidió las llaves del cuarto para luego cobrarle por el hospedaje.Kishi sacó de su bolsa pequeños cristales, uno de forma rectangular de color esmeralda; otro de forma triangular de color turquesa y por el último el ovalado de color azul, formando así el pago de la noche. Sin temor a quedar como un idiota él le pregunto si sabe algo de mago que vive haciendo trucos sencillos de magia para poder vivir, la reacción de aquella mujer fue sorpresiva,una enorme expresión de enojo e ira se formó,como si de algo personal se metiera...