Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 2

Avril Fray.

—Suéltala.

La voz que surge de la nada, lo hace con una facilidad que me deja helada por unos segundos. Su voz, es lienzo de una mezcla entre ruda y aterciopelada, y sin tener la intención de girarme, soy capaz de sentir por completo el peso de una presencia masculina detrás de mí.

Un olor a un perfume que roza justo la línea que separa lo dulce y lo varonil, llega con una mezcla especial que debe ser su olor natural y me inunda las fosas nasales. El aroma se apropia de nuestro alrededor y es innegable que pertenece al intruso.

—¿Quién diablos eres tú? —pregunta el desconocido número uno.

Giro la cara para mirarlo, pero una oscuridad naciente le cubre el rostro en un manto de sombras, así que me resulta imposible ver lo que este transmite. Sin embargo, su tono es parte de una mezcla brusca y severa, y no necesito ver su cara para saber que el enojo es el sentimiento predominante.

Por otra parte, el desconocido número dos suelta una pequeña risa que me pone los pelos de punta.

—Soy el que va a romperte la cara como no dejes de molestarla.

Abro los ojos con sorpresa a la par que el aludido ríe de manera irónica, y las comisuras de sus labios se levantan con latente maldad.

¿Cómo demonios he acabado en esta situación?

Trago saliva cuando los brazos del chico detrás de mí se convierten en una enrredadera de piel y huesos a mi alrededor, y me aprisionan con tal fuerza que soy incapaz de moverme.

El corazón me late rápidamente en el pecho, pero es como si ambos eligiesen ignorar lo notablemente nerviosa que estoy.

—¿Qué pasa, Tyler? ¿Es que ya no eres capaz de conseguir una chica por ti mismo?

Frunzo el ceño con confusión. Su tono mordaz no me pasa desapercibido, y mientras intento procesar sus palabras, el chico Tyler abre los ojos con tanta sorpresa que temo que se salgan de sus cuencas.

—¿Tú...?

¿Se conocen?

No puedo ver la expresión de su rostro, pero por la forma en que tiembla su pecho, debe estar riendo. Completamente indignada, doy una pequeña patadita en el suelo. A mi salvador le debe resultar destornillante esta situación, puesto a que se ha reído más veces que yo en el último mes.

—Eres un puto chiflado —asegura él.

Escrudiño a mi alrededor en busca de una figura conocida, concretamente, la de Kat, pero solo veo cuerpos sin rostros que ignoran por completo lo que está pasando.

—¿Qué cojones me has llamado? —El chiflado arruga el rostro, y su mirada encolerizada me provoca escalofríos.

—¿De verdad necesitas que lo repita de nuevo? —pregunta mi salvador con sorna, luego deja salir un suspiro que me causa cosquillas en la oreja—. Siempre supe que eras un idiota, ¿pero esto? ¿En serio? ¿Ahora te dedicas a forzar chicas?

Tyler mira al suelo, con los ojos inyectados de una rabia latente y las lánguidas manos ocultas en los bolsillos traseros de su pantalón jogger.

Cielo santo.

—Eres patético.

Estoy a punto de gritarle que cierre el pico, que lo único que está haciendo es empeorando la situación y enfureciendo más a Tyler, pero no me veo capaz de hacerlo por dos motivos. El primero, no creo ser capaz de formular una frase completa; el segundo, no quiero ahuyentar a la única persona que ha demostrado al menos un poco de interés por mi situación.

A pesar de no tener ni idea de cómo se ve su rostro si quiera.

—¡Para! —grita Tyler.

De pronto, luce un poco más consciente que antes, y al mismo tiempo, también un poco más ausente. Y furioso. Luce verdaderamente furioso. Su pecho sube y baja en un ritmo irregular, y las manos salen de sus bolsillos, convirtiéndose en puños a sus costados.

—Para, Zayn. Para de una puta vez o te juro que...

La promeza de una amenaza no dicha no pasa inadvertida para ninguno de los tres, pero mi salvador, cuyo nombre al parecer es Zayn, no parece tan intimidado como yo.

—¿Ahora vienes con esas? —El tono burlón en su voz me provoca ganas de darle un puñetazo. Por lo visto no se puede quedar callado. —Debo admitir que me sorprendiste. No creí que tuvieras huevos para amenazarme.

Me sobresalto al ver a Tyler (el chiflado) tan agitado. Su mirada inquieta salta desde mi cuerpo tembloroso e inestable, hasta mis pequeñas manos envueltas en los brazos de Zayn (mi salvador). Sin embargo y contra todo pronóstico, sonríe ligeramente y serpentea con su lengua la forma de su labio superior.

—¿Sabes qué? —dice, ladeando la cabeza—. No me importa. Quédate a la pequeña zorra. De todas formas no está tan buena.

Zayn se queda completamente quieto. Sus brazos se tensan, su pecho adopta una tremenda rigidez y sus músculos se vuelven tan tirantes como las cuerdas de una guitarra.

Pestañeo varias veces, intentando digerir el insulto de Tyler y la tremenda calma del chico que desconozco. Para cuando vuelvo a abrir los ojos, el gélido aire me azota en los brazos, y Zayn ha inmovilizado a Tyler agarrandole por el cuello de la chaqueta.

Me los quedo mirando durante varios segundos, totalmente boquiabierta. Siento las piernas de gelatina y temo que en cualquier momento caeré al suelo.

La espalda de Zayn no puede mostrarse más rígida mientras que Tyler se dedica a observarlo con una ceja arqueada.

—¿Qué pasa, vas a golpearme? —se burla.

Odio no poder moverme. Odio estar completamente paralizada mientras un chico que no me conoce de absolutamente nada da la cara por mí. Y odio sobre todas las cosas no poder formular si quiera una palabra completa.

Noto como Zayn le sostiene la mirada, y por primera vez puedo ver como luce, al menos de espaldas. Tiene el cabello negro, y tal vez un poco rizado. Cómo sospechaba, me saca al menos una cabeza de altura, y aunque resulta totalmente irrelevante, la tela de la sudadera de rayas blancas y negras que le cubre los brazos, no es suficiente para ocultar lo mucho que se le han tensado los músculos, sobre todo cuando una de sus manos se convierte en un puño que se detiene solo a centímetros del rostro de Tyler.

—¿Vas a golpearme?

Por primera vez, parece un poco asustado. No hay rastro de la burla con la que primeramente había emitido su pregunta, solo cautela, y quizás también un poco de miedo.

Zayn no contesta de inmediato.

—No. —Debo admitir que su respuesta me sorprende—. Debería hacerlo, pero no golpeo ratas.

Acto seguido, sus manos deshacen el agarre en la chaqueta. Tyler queda completamente desequilibrado, tambaleándose de un lado a otro cuando intenta estabilizarse, pero solo consigue tropezar y terminar en el suelo, que repiquetea y cruje bajo su peso.

Zayn lo mira desde arriba, y yo solo me limito a abrazarme a mí misma.

—Eres un capullo —escupe Tayler.

Mi salvador se echa a reír. De algún modo, esperaba esa reacción. No parece tomar realmente en serio a mi agresor, pero eso no puede darme más igual. Lo único que quiero es escapar de esta situación e irme a casa, pero a estas alturas, me conformo con estar en cualquier lugar menos aquí.

Tyler exhala con fuerza desde el suelo, con una expresión totalmente abrumadora en el rostro que desprende una mezcla de calma e irritación. Se pone de pie con una rapidez que me hace retroceder, y el corazón me da varios vuelcos antes de comenzar a latir desbocado.

Nos observa a ambos, a Zayn y a mí, con un ceño fruncido y unos ojos que parecen querer ver más allá de lo que realmente hay. Retrocedo como por instinto, notando como la espalda de Zayn se tensa en alerta, pero Tyler se da la vuelta. Y se marcha.

Se mar-cha.

Me quedo totalmente inmóvil mientras observo como su silueta se aleja más y más con cada paso que da, y mientras pestañeo como intentando
asimilar todo lo ocurrido en los últimos minutos, suelto todo el aire que no sabía que estaba conteniendo.

Se ha ido...

Dios. ¿Realmente se ha ido? No me lo creo.

Casi que doy saltos de alegría cuando su cuerpo se pierde entre la multitud, cuando ya no soy capaz de verle, cuando él ya no es capaz de verme a mí.

—¿Estás bien?

Es la primera vez que me habla directamente, y yo estoy perdida en el movimiento intranquilo de mis pies, que golpean todas las piedritas que se encuentran a su paso.

Joder.

—Sí. —Me seco la palma de la mano en el muslo. Está húmeda y pringosa producto a los nervios —. Gracias a ti.

Levanto el rostro. A unos metros de distancia, y mirándome con una expresión curiosa en el rostro, está Zayn. Contengo el aliento cuando la oscuridad en la que estamos sumidos es sustituida por una hilera de luces de colores que se prenden junto al local que había estado observando antes.

Jo-der.

¿Quieren escuchar un dato curioso? Desde que una persona ve a otra y siente un "flechazo" pueden pasar tan solo 500 milisegundos. Ese es el tiempo que tarda nuestro cerebro en generar esa explosión emocional. Por supuesto, yo no sentí ese flechazo en absoluto, pero pude haberlo hecho. El chico es simplemente...Wow.

Lo primero que llama mi atención es su cabello. Un cabello negro que pinta los alborotados rizos que le cubren la piel de la frente, y ocultan bajo algunos mechones rebeldes dos perlas celestes que dejarían sin aliento a cualquiera. Veo el azul del cielo en medio de la oscuridad de la noche, y no, no estoy loca. Son sus ojos. Estoy viendo el cielo en sus ojos.

Vale, quizá si estoy un poquito loca.

Noto también que es tan alto como me había parecido cuando me tuvo entre sus brazos. Hace que me sienta diminuta frente a él, y no solo por el hecho de que sea unos cuantos centímetros más alto que yo. Tiene una forma muy particular de mirarme, y me da la sensación de que si quisiera, podría atravesarme con la mirada. Está de más decir que eso me pone los pelos de punta.

Mordisqueo el interior de mi mejilla con nerviosismo mientras le veo acercarse, y un destello plateado me obliga a mirar dos veces. Sus labios, los más rosados que he visto en mi vida, portan un arito en el labio inferior, que parece perfectamente delineado al igual que el superior, como si se hubiesen tomado demasiado tiempo para hacerlos perfectamente simétricos.

Dios... Eso no tiene ningún sentido.

Conforme se aproxima, percibo el movimiento de sus manos rebuscar distraídas en el bolsillo trasero de sus vaqueros. Se detiene a los poquísimos segundos, y advierto que aquello que buscaba es un mechero azul oscuro. Cuando lo saca y enciende con él el cigarrillo que descansa apagado entre sus labios, el humo que este expulsa al dar la primera calada me hace toser. Por suerte para mí, no posee un olor tan fuerte, sino un aroma a menta y otra sustancia que no consigo descifrar.

Zayn parpadea en mi dirección desde su posición, y su gesto de sorpresa es sutil aunque apreciable.

—Perdona, ¿te molesta? —Inclina la cabeza hacia adelante. De alguna forma, su voz se siente diferente ahora—. Si quieres puedo tirarlo.

Mi sonrisa se vuelve amarga mientras niego con la cabeza.

—No es necesario —aseguro, intentando no arrugar la nariz cuando el olor se vuelve más intenso—. No me importa. Yo solo...

Trago saliva. De repente, estoy mucho más nerviosa.

—¿Por qué lo hiciste?

El chico se encoje de hombros. Su rostro no refleja ninguna emoción.

—No lo hice por ti.

¿Auch?

—No realmente. No tolero a los bravucones. Me enferman. Además... —Esboza una sonrisita—. Tyler es un capullo. Estaba deseando ponerle las manos encima.

Casi puedo sentir el nacer de una sonrisa, pero lo reprimo. Zayn da un paso que lo trae más cerca.

—Pero no lo has hecho —digo de repente.

Él frunce el ceño, confundido.

—Ponerle las manos encima, quiero decir —señalo—. Ni siquiera un golpecito.

Mi salvador enarca una ceja. Tiene los labios entreabiertos y sutilmente curvados, pero más que todo, parece sorprendido.

—¿Habrías preferido que nos fuésemos a los golpes? —Luce como si esperase una respuesta de mi parte—. Tal vez debí romperle un brazo. O una que otra costilla.

Yo parpadeo.

—¡¿Qué?! ¡No! ¡Por supuesto que no! ¡Yo solo...!

Pero me detengo en cuanto noto la mirada juguetona que ilumina sus ojos azules. Para mi rostro sin embargo, ya es demasiado tarde. Mis mejillas se tiñen de un rojo intenso en el mismo momento en que sus labios dejan aflorar una risa que acelera mis pulsaciones.

—Perdona. —Me paso las manos por el pelo y jugueteo medio distraída con las puntas—. No lo decía en serio. Bueno, más o menos. Gracias por echarme una mano, de todas formas. Fuiste el único que lo hizo. —Inhalo profundamente—. De hecho, pensándolo bien, fuiste el único en notarlo.

Entonces él niega con la cabeza, sin perder la sonrisa.

—¿De verdad piensas que fui el único en notarlo?

Casi me siento tonta asintiendo.

—Que nadie se haya entrometido no quiere decir que nadie haya visto nada —apunta, parece muy seguro de lo que dice—. El noventa por ciento de las personas están tan asustadas que prefieren ignorar lo que pasa en lugar de hacer algo. El otro restante está tan ocupado mirando sus propias narices que no nota lo que sucede a su alrededor. A estas alturas deberías saberlo.

Ladeo la cabeza, mis cejas se juntan medio interrogativas. ¿Por qué piensa que debería saberlo?

—En realidad....no —reflexiono—. No creo ser tan observadora como tú. No se cómo actuarían los demás en determinada situación, y por supuesto, tampoco creo que me interese demasiado.

La expresión del muchacho se endurece ligeramente. Sus labios se fruncen en una fina línea, y sus ojos se ensombrecen con una curiosa pisca de... ¿inquietud?

—Nunca dije que tuviera que interesarte —asegura en tono un poco arisco—. Se trata de sentido común. Es sabido que si no esperas nada de nadie jamás saldrás decepcionada.

Se produce una pausa impregnada de pensamientos que no dejo salir. Zayn se rasca la nuca como medio distraído, pero en realidad solo luce algo avergonzado. Sus ojos azules buscan algo en el suelo a sus pies y... y no paro de pensar en algo.

—¿Cómo es que conoces a Tyler?

Uy. Lo he dicho.

Ni siquiera estoy segura de por qué me importa. Quizá porque me gustaría saber algo más del chico que me ayudó esta noche además de que su nombre es Zayn y tiene los ojos más bonitos que he visto en mi vida, o tal vez solo quiero asegurarme de que mi salvador no sea también un bravucón y solo...

No, eso es una estupidez. Y una muy muy grande.

—Cuando eres parte de una vida como esta difícilmente no conoces a alguien —declara, una sonrisa vacilante se forma en sus labios.

Mis ojos se abren de par en par.

—¿Una vida...cómo esta? —Mi rostro debe ser la muestra personificada del absoluto desconcierto.

Se me seca la garganta, y mis labios abiertos reclaman un poco de aire. Zayn frente a mí da una calada al cigarrillo, y el humo blanco crea una cortina que me impide observarlo por unos segundos. Cuando finalmente se disipa, él está sonriendo.

—Conocí a Tyler hace unos años —comienza—. Creo que tres o cuatro. Nunca me cayó muy bien, de todas formas. Era siempre tan arrogante y fanfarrón que provocaba darle un puñetazo cada que soltaba o hacía cualquier estupidez. Después... después de un tiempo todo empeoró.

Sus ojos se iluminan por un segundo, y en su voz seca y hostil es palpable lo mucho que le irrita Tyler.

—¿Empeoró?

Él asiente.

—¿Qué sucedió?

Esta vez niega con la cabeza. No contesta, y se limita a observarme con una expresión indescifrable en el rostro. Resulta inquietante, y tengo que abrazarme nuevamente ante el escalofrío que me recorre toda la espalda.

Por supuesto que él no va a compartir algo como eso con una completa desconocida.

Cuando pasa un segundo, abre los labios ligeramente y pareciera que quiere decir algo. Aunque vacila por un instante, finalmente lo hace.

—¿Puedo preguntar algo yo esta vez?

No dudo al momento de asentir.

Zayn se revuelve el pelo y algunos mechones se quedan enredados en sus dedos. Me pregunto cual será su textura. Parece esponjoso y suave y...y no se por qué estoy preguntándome cómo se sentiría tocar el cabello de un extraño.

Parpadeo un par de veces. Algo está mal con mi cabeza.

—¿Por qué estás aquí sola? —Su voz rebosa con auténtica curiosidad.

Lo miro. Hay un montón de lunares espolvoreandole las mejillas y la mandíbula. No recuerdo haber visto nunca a nadie con tantos lunares, y la forma en que le marcan la piel, todos regados, todos separados, como si hubieran acabado ahí por accidente y sin mucha planificación, me obliga a admitir que nunca había visto a un chico tan único y tan guapo. Luce diferente en muchos sentidos, y creo que esa es la causa de que me resulte tan atractivo.

Cuando sus palabras hacen eco en mi cabeza, me mordisqueo el interior de la mejilla.

—¿Quién dijo que estoy sola?

No tardo menos de cinco segundos en avistar como sus labios se crispan en una sonrisa descaradamente irónica. Sus ojos se pierden en algún lugar detrás de mi, por encima de mi hombro, y da la impresión de estar buscando algo. O a alguien.

En el momento en que finalmente su mirada vuelve a posarse en mí, casi puedo sentir como contiene la risa.

—¿En serio? —pregunta, y ni siquiera se molesta en disimular la burla en su voz—. Yo no veo a nadie contigo. Y puesto a que nadie más que yo te ayudó cuando lo necesitaste.... Lo siento, solo se me hace difícil de creer que realmente estés acompañada, porque si lo hubieses estado en primer lugar, está situación se podría haber evitado.

Un sonrojo se apodera de mis mejillas, y no solo producto a la vergüenza. Me siento tanto abochornada como enojada por sus palabras, sobre todo porque la situación habla por sí sola.

Resoplo y convierto ambas manos en dos puños que escondo tras mi espalda, y mientras las uñas se me clavan en la piel, a mi lengua le resulta imposible contener las palabras.

—Para tu información —digo, inspirando aire profundamente—, que esté sola en este momento no quiere decir que esté completamente sola. Mi amiga debe estar al llegar en cualquier momento.

Y hará que te tragues todas tus palabras como el idiota arrogante que seguro eres.

Por supuesto, no la clase de idiota arrogante que es Tyler, pero sin duda un idiota.

—Es un alivio, la verdad —señala llevándose una mano al pecho—. No querría tener que salvarte por segunda vez en la noche. ¿Cuándo dices que vendrá tu amiga?

Por la expresión que embarga su rostro, estoy segura de que cree que ha dicho algo de lo más divertido. Por el enojo que comienza a recorrer cada parte de mi cuerpo, yo no lo estoy tanto.

—¿Piensas que no soy capaz de defenderme sola?

Su sonrisa se ensancha y eso solo consigue irritarme. ¿Cómo había pasado de ser tan....encantador, a algo que es totalmente lo contrario?

—Bueno, la situación habla por si sola, ¿no crees?

La burla en sus palabras y esa horripilante y simpática sonrisa que no abandona sus labios solo consiguen exasperarme más. Luce tan cautivador incluso cuando está diciendo esas cosas tan horribles, que creo que es lo que más me molesta de la situación.

—Me parece que soy perfectamente capaz de hacerlo por mi cuenta —apunto entre dientes—. Hubiera estado condenadamente bien incluso si tú no te hubieses entrometido. Lo tenía todo controlado, de hecho.

Vale, ni siquiera yo me creo eso. La verdad es que estaba asustada, asustada y completamente paralizada como para incluso permitirme pensar. Por supuesto, no es algo que diría en voz alta delante de este... chico, que lejos de parecer medianamente intimidado por mis palabras, suelta la risa abaritonada que seguro había estado conteniendo y me da a entender que lo que he dicho es un auténtico disparate a sus ojos.

—Ya... Pero, solo para estar seguro ¿La parte donde controlabas la situación vino antes o después de que Tyler prácticamente saltara sobre ti?

Abro los labios escéptica; él me está mirando con una ceja enarcada.

—¿Disculpa? Tyler no iba a saltar sobre mi. E incluso aunque así fuera, hubiese sido perfectamente capaz de...

No puedo continuar. El pitido del celular me interrumpe, así que lo agarro pensando que será Kat desquiciada preguntando en donde me habría metido, pero me sorprendo cuando el nombre de Will aparece en la pantalla.

Will: Vuelve al hospital ¡Ya! Tu padre está de camino.

Y juro que siento hasta la parte más profunda y lejana de mí estremecerse de miedo. El pánico me recorre tan rápido que creo que me he quedado paralizada, nuevamente, me temo.

—¿Estás bien? —Zayn pasa su mano izquierda frente a mi cara varias veces en lo que yo intento procesar el mensaje de Will—. ¿Estás sufriendo alguna clase de infarto? ¿Debería llamar a una ambulancia?

Y como si algo hubiese hecho click dentro de mí, me doy la vuelta, resuelta a salir de aquel lugar lo más rápido que mis piernas lo permitan. Guardo nuevamente el celular en mi bolsillo trasero y paso los dedos torpemente entre mis cabellos.

—Debo irme —anuncio, aunque no muy segura de por qué exactamente.

—Nadie te lo impide —asegura, con el deje de burla y sarcasmo que al parecer lo caracterizan.

—Imbécil —susurro.

Espero que no me haya escuchado mientras me apresuro a irme, dejando atrás al chico de ojos azules con lo que debe ser la sonrisa más torcida e inquietantemente pícara que he visto en mi vida.

-----------------------------------------------------------
¡Nuevo capítulo! ¿Qué les parece Zayn?

PD: Espero que con el tiempo se unan muchas personas <3

Ig: feel.in_purple

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro