CAPÍTULO 13
Avril Fray.
Liberación. El sentimiento de sentirte liviano, sin cargar ya el enorme peso de ese secreto que escondías. Permitirte sentir plenamente, sin miedo a ser descubierto. Animarte a mirar dentro de ti, sin temor a lo que puedas encontrar. Ser completamente honesto con aquellos que te importan, porque esa pesada carga, ya dejó de existir.
—No puedo creer que en realidad lo hicieras.
Sean levanta el rostro con una expresión de derrota. Mueve la cabeza hacia los lados y el cabello que antes le rozaba los hombros consigue tocar suavemente sus mejillas. Personalmente, pienso que este estilo le asienta mucho más. Ahora las ondas que se apoderan de sus mechones no lucen tímidas ni mucho menos pasan desapercibidas con facilidad. Han adquirido una textura más fuerte y notoria, dejando ver las curvas que se adueñan de su cabello.
—¿Pensaste que no lo haría? —Esboza una débil sonrisa.
—No... No lo sé. Es decir, estoy segura de que en caso de que Oliver hubiese perdido, no habría cambiado el color de su camioneta. Por eso tal vez... —Niego varias veces con la cabeza—. Simplemente pensé que te gustaba el cabello largo.
Sean sonríe, y se le ilumina el rostro. Es la única persona que he visto con una sonrisa tan deslumbrante, capaz de sumir en luz a la habitación más oscura.
—Y me gusta. Solo pensé que tal vez ya era hora de hacer un cambio —dice, llevando los dedos a sus hebras rubias—. ¿Te gusta?
Alzo la mirada hasta él, que me contempla con los ojos ligeramente abiertos de expectación. Los mechones de cabello que quedan enredados entre mis dedos cuando me acerco a tocarlos lucen de un castaño más dorado de lo habitual, y su perfume, esparciéndose en un radio cada vez mayor, me arrebata un suspiro satisfactorio mientras asiento repetidas veces.
—Me gusta. Es... diferente, pero te queda bien —aseguro sonriendo.
Sean hace un mueca con los labios. Pone los ojos en blanco y se tapa la cara con las manos.
—Pues espero que Oliver piense lo mismo —dice—. De lo contrario me estará molestando hasta que terminemos la Universidad.
Me río.
—No seas tan exagerado, Sean. O empezarás a parecerte a Will.
—¿Will? —Chasquea la lengua.
—Sí, ya sabes, mi amigo. Lo conocí en el hospital el año pasado. ¿No te acuerdas, Sean? Te he hablado mil veces sobre él.
Tomándole de la mano, me pongo en marcha para ir a mi primera clase del día, Psicología del Lenguaje. No puedo decir que deteste esa asignatura con todas mis fuerzas, pero sin duda no es de mis favoritas. Al menos la profesora Marie no es aburrida y hace las clases un tanto más interesantes de lo que en realidad son.
—Sí, lo recuerdo —asegura Sean, casi pisándome los talones—. Por cierto, ¿a dónde vamos?
Lo miro como si lo que hubiese dicho fuese un auténtico disparate, pero no me queda otra opción que echarme a reír.
—¿A dónde más, Sean? A clases. Bueno, yo voy a clases. Tú...¿vas a acompañarme? —Frunzo el ceño—. De hecho, pensándolo bien, ¿tus clases no son en otro edificio?
El asiente. Nos detenemos por un momento y se encoje de hombros.
—Sí, pero mi primera clase empieza dentro de dos horas.
Lo miro boquiabierta.
¡Dos horas!
Y lo dice así, sin más. Como si en dos horas no se pudiera hacer absolutamente nada.
—¿Dos horas? —Parpadeo varias veces—. ¿Y entonces que haces aquí?
Vuelve a encogerse de hombros. Fijándome bien, es un gesto que hace mucho. No sé si porque en muchas ocasiones no tiene nada que decir, o simplemente porque no quiere hacerlo. Pero independientemente de la razón, le otorga un aire un tanto.... atractivo.
—Necesitaba hablar contigo, enana. El otro día no terminamos la conversación. —Le lanzo una mirada escéptica. Él esconde sus manos en los bolsillos de su sudadera blanca.
¿El otro día...?
Ah, sí.
¿Está hablando de aquella conversación en la que llamó a su hermano mezquino y yo prometí nunca más acercarme a él? Probablemente.
—Em, ¿no?—Estoy mirando hacia todos lados—. Yo pensaba que sí.
Sean se echa a reír.
—Me colgaste, Avril. Está más que claro que nunca terminamos de hablar.
Nos ponemos en marcha nuevamente y tomo la mano de Sean para que me siga. Después de todo, si no tiene nada mejor que hacer no le hará daño acompañame a clases, ¿verdad? Es una lástima que no lo esté disfrutando como debería.
Normalmente, la compañía de Sean es de las cosas que más me gustan. Me hace reír con tal facilidad que a veces pienso que es la única persona en mi vida que siempre sabe exactamente que hacer o que decir para hacerme sonreír. Esta vez es diferente. Sean... Sean quiere que desprecie a Zayn de la misma forma en que él lo hace, y yo no puedo decir que Zayn me desagrade del todo, porque no es así. Sí, es un imbécil la mayoría del tiempo, pero aún así...
—Te prometí que me mantendría alejada de Zayn, ¿no es cierto?
Abre los ojos ligeramente.
—Sí, lo hiciste. Pero...
—Entonces no tienes de que preocuparte, Sean, porque pienso cumplirlo.
Parece que mis palabras y mis pensamientos no consiguen ponerse de acuerdo.
—Perdón —dice rascándose la nuca—. A veces me pongo muy paranoico, pero es solo porque me preocupo por tí. No quiero que te lastimen, y se que ya lo he dicho varias veces, pero Zayn no es lo que parece y... Avril, ¿te estás riendo de mí?
Asiento sin poder hablar. Me duelen las mejillas de tanto reír, y aún cuando Sean me está mirando como si estuviera loca, no puedo detenerme.
—Lo... Lo siento —digo como puedo—. No lo hago a propósito.
Respiro profundo y me seco las lágrimas, pero nada parece ser capaz de acabar con las risas.
—Para.
Su voz, aunque se escucha definitiva y no tiene vacilación alguna, no deja de ser divertida.
—¿Se puede saber que es tan divertido?
Vuelvo a asentir, pero en cuanto intento hablar no me salen las palabras.
—Avril —pronuncia Sean, tan lentamente que es como si disfrutase pronunciar mi nombre.
Sus facciones se contorsionan y una expresión traviesa se adueña de su cara. Aquellos ojos rasgados me observan con picardía y sus labios transformados en dos arcos no pueden mostrarse más juguetones. Voltea la cabeza, sus ojos se entrecierran y...
Oh no.
Conozco esa cara.
—Avril, si no vas a decirme nada, puedo obligarte a hacerlo.
Y las risas se detienen.
¿Qué?
¿Qué rayos ha dicho?
He escuchado esas palabras antes. De otros labios, de otra voz, pero sin duda lo había hecho.
Zayn. Él me había dicho lo mismo. La diferencia es que de la boca de Sean suena travieso, inocente, como un juego, en cambio de la boca de Zayn... De su boca sonó peligroso, amenazador, y desde luego, lo contrario a inocente.
—¿Qué sucede? —pregunta Sean, notando mi desconcierto.
Niego con la cabeza.
—Nada.
Intento sonreír y doy un paso hacia adelante. Sean está completamente quieto, a excepción de su cabello que revolotea levemente sobre sus ojos.
—¿Segura?
Asiento.
—Sí.
Me tambaleo accidentalmente al dar un segundo paso y pierdo el equilibrio, inclinándome sin precisión hacia adelante. Sean se acerca con soltura y rapidez, logrando atraparme antes de que pudiera tocar el suelo. Sus manos están por toda mi espalda, y antes de que pueda siquiera procesar lo que acaba de suceder, me está abrazando.
Su cuerpo se siente... extraño. Y es raro, porque había sentido su cuerpo antes. Quiero decir, no es la primera vez que abrazo a Sean. No. Lo había hecho cientos de veces antes. Cuando estaba triste, cuando estaba feliz, cuando me emocionaba... No es nada nuevo para mí, entonces no sé porque me late tan fuerte el corazón.
La tela de su sudadera blanca es suave, y se siente cálida. Su aroma también me llama la atención. No es el mismo perfume que ha usado siempre, pero creo que este me gusta más. De hecho, pensándolo bien, hay muchas cosas que han cambiado en Sean, siendo una de ellas la forma en la que aprisiona mi cuerpo entre sus manos.
Como si no quisiera soltarme.
¿Por qué no?
Soy yo la que se aleja primero, sin embargo no tanto como para que sus manos dejen de tocarme. Se posicionan en mi cintura, y no parecen tener intención de retirarse.
—¿Estás bien?
Miro para todos lados. Las paredes del pasillo, los estudiantes que nos ignoran cuando pasan a nuestro alrededor, el cabello de Sean...
Mierda, no funciona.
—Enana, ¿estás bien? Te noto nerviosa.
Carraspeo ansiosa. Bueno, más bien me atraganto.
¿Por qué estoy tan nerviosa? No debería inquietarme que las manos de Sean estén en mi cintura, ni mucho menos que me abrace. Creo que definitivamente me volví loca.
—¿Nerviosa? —Mi voz se escucha aguda—. ¿Por qué tendría que estarlo?
Él comienza a reír. Su risa se siente tan conocida que consigue relajarme.
—Estás mirando para todos lados. Solo haces eso cuando te pones nerviosa.
Mis cejas se disparan con sorpresa, pero mi corazón vuelve a latir con normalidad. La familiaridad de su risa..., de su voz... Es casa. Sean es casa, y uno no se pone nervioso en casa. Todo lo contrario.
Un tanto más tranquila, aspiro su perfume cuando respiro profundamente, y sonrío.
—¿Cómo puedes notar esas cosas?
Sean arruga las cejas, pero no con enojo o desconcierto, sino con algo que no puedo identificar. Nunca deja de sonreír, y me está mirando... diferente.
—Lo noto porque te veo.
Las yemas de sus dedos se clavan en mi cintura y lo miro con los ojos abiertos de par en par.
—¿Me ves?
Asiente lentamente y abre los labios como con intención de hablar. Sus manos se deslizan de mi cintura a mis caderas, y de repente, soy demasiado consciente de la forma en que me sostienen; con fuerza, con brío. Trago saliva, buscando aliviar el ardor que siento en el pecho.
¿Qué está pasando?
Es Sean. Mi amigo. Mi mejor amigo. No tendría por qué estar nerviosa, no hay motivo alguno.
Pero entonces él se decide a hablar, y cuando abre la boca, sé que lo que está a punto de decir es algo importante. Espero pacientemente. Un segundo, dos, tres...
—Yo...
—Se solicita la presencia del alumno Zayn Hardy y la alumna Avril Fray en la oficina del rector. Repito, Zayn Hardy y Avril Fray favor de dirigirse a la oficina del rector.
Y la voz robótica se apaga.
¿Qué?
----------------------------------------------------------
KHEEEEEEEE.
¡¿Avril y Sean?!
Bueno, era de esperar. ¿Por qué se alarman?
PD: Espero que disfruten del capítulo.
PD2: Por supuesto que no me olvidé de Zayn.
PD3: La vida de adulta independiente es una kk.
Ig: feel.in_purple
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro