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Repercusiones y Decisiones


Emily finalmente decidió tomar un descanso y salió a la terraza de la empresa que estaba en la azotea, esperando que el aire fresco despejara su mente. Mientras observaba el bullicio de la cuidad, su teléfono sonó, interrumpiendo su intento de encontrar calma. Al ver el nombre de Nathan en la pantalla, su corazón dio un vuelco. Sabía que esta conversación sería inevitable, pero también necesaria.

Emily: Nathan... [dijo Emily al responder el teléfono].

Nathan: Emily, necesitamos hablar. Hay mucho que resolver y no podemos seguir evitando esta situación.

Emily: Lo sé, Nathan. Yo... también quiero arreglar esto. ¿Podemos vernos esta tarde?

Nathan: Sí, podemos. Nos vemos en mi oficina a las tres. Y, Emily... gracias por estar dispuesta a enfrentar esto.

Emily: Nos vemos a las tres. Hasta luego, Nathan.

Emily colgó el teléfono y se preparó mentalmente para la conversación con Nathan. Sabía que no solo hablarían de Andrea y Alejandro, sino también de las decisiones cruciales que debían tomar para proteger la estabilidad de la empresa y, sobre todo, la del joven Alejandro.

Volvió a mirar hacia el bullicio de la ciudad, cuando noto un toque en el hombro.

Emily: ¡Sarai!

Sarai: ¿Cómo estás? [ con una sonrisa genuina, intentando ocultar su preocupación]

Emily suspiró, tratando de encontrar las palabras adecuadas para expresar el torbellino de emociones que la invadían.

Emily: He tenido días mejores, Sarai. Las cosas están...complicadas. Todo se siente como un desastre ahora mismo. [respondió dejando ver la vulnerabilidad que pocas veces mostraba.

Sarai notó la tristeza en los ojos de Emily y la abrazo sin decir una palabra.

Sarai: No puedo ni imaginar lo difícil que debe ser para ti.

Emily suspiró, apoyando su cabeza en el hombro de Sarai.

Emily: Me siento tan perdida, Sarai. No sé si puedo con todo esto.

Sarai se apartó un poco, sosteniendo a Emily por los hombros y mirándola directamente a los ojos.

Sarai: Emily, eres una de las personas más fuertes que conozco. No estás sola en esto. Vamos a superarlo juntas.

Emily sintió un poco de alivio al escuchar esas palabras. Saber que tenía a alguien de su lado en este momento tan crítico significaba mucho.

Emily: Gracias, Sarai. Realmente aprecio tu apoyo. Voy a necesitar toda la ayuda posible para salir de esta [sintiendo un destello de esperanza].

le dio un suave apretón en el brazo antes de soltarla.

Sarai: Siempre estaré aquí para ti. Recuerda eso. [dándole una mirada firme y alentadora].

Emily asintió, tomando una profunda respiración y sintiendo un poco más de determinación. Sabía que el camino por delante sería arduo, pero con amigos como Sarai a su lado, sentía que podría enfrentar cualquier desafío.

Sarai alargo su brazo hacia la cara de Emily, en su mano tenía una caja.

Emily la miro con curiosidad.

Emily: ¿Y esto?

Sarai: Es un regalo.

Emily: ¿Un regalo?

Emily cogió la caja y la abrió.

Emily: No entiendo que es esto. [ dijo confundida]

Sarai: Son las llaves de la casa de Costa Serena. Fui yo quien la compró, sabía que firmarías los papeles sin mirar. Ahora no tienes motivos para no querer tener el único recuerdo de tus padres.

Emily sintió un nudo en la garganta, sus ojos llenándose de lágrimas. La casa en Costa Serena había sido el hogar que compartió con sus padres, un lugar lleno de recuerdos felices y significativos. Había estado convencida de que la había perdido para siempre.

Emily: Sarai, no sé qué decir... [murmuró, emocionada].

Sarai: No tienes que decir nada [dijo suavemente]. Solo quería que supieras que algunos recuerdos valen más que cualquier cosa material. Y sé cuánto significaba esa casa para ti.

Emily se lanzó a abrazar a Sarai, sus lágrimas corriendo por sus mejillas mientras sentía una mezcla de gratitud y alivio.

Emily: Gracias, Sarai. Esto significa más de lo que puedes imaginar.

Sarai: Siempre estaré aquí para ti, Emily. Y ahora, cuando las cosas se pongan difíciles, tienes un lugar al que puedes llamar hogar [respondió, abrazando a su amiga con fuerza].

Emily se separó del abrazo, limpiando sus lágrimas y sonriendo con renovada esperanza.

Emily: Gracias, Sarai. De verdad. Vamos a superar esto, y ahora sé que siempre tendré un lugar especial al que volver [dijo, sintiéndose más fuerte y lista para enfrentar cualquier desafío que viniera].

En la mansión Baker, Eleanor seguía discutiendo con Abigail y Richard sobre los próximos pasos a seguir. William, por su parte, había decidido investigar más a fondo las posibles consecuencias legales de las acciones de Andrea.

Eleanor: No podemos permitir que esto se prolongue. Necesitamos actuar ya [golpeando la mesa con el puño, sus ojos brillando con determinación].

Richard: Entiendo tu urgencia, madre, pero debemos ser estratégicos. Cualquier movimiento en falso podría perjudicarnos aún más [respondió, intentando calmar las aguas].

Abigail: Estoy de acuerdo con Richard. Debemos asegurarnos de que cada paso que demos sea firme y seguro [asintió, cruzando los brazos].

William: He contactado a nuestro abogado de confianza. Nos reuniremos mañana para discutir los detalles del divorcio y asegurarnos de que Andrea no pueda reclamar más de lo que le corresponde [anunció, entrando en la habitación con una carpeta en la mano].

Eleanor: Bien. Necesitamos estar preparados para cualquier eventualidad. Esta familia no permitirá que una traición como esta nos derrumbe [declaró respirando hondo].

Mientras tanto, Nathan después de colgar el teléfono fue hacía la habitación de du hijo, de la que no había querido salir desde el día anterior. Alejandro se sentía un poco más tranquilo después de la conversación con su padre, pero todavía estaba profundamente afectado.

Alejandro: Papá, ¿crees que alguna vez podremos superar esto? [preguntó, con la voz cargada de incertidumbre].

Nathan se sentó a su lado en la cama, colocando una mano en su hombro.

Nathan: Hijo, sé que todo esto es mucho para procesar. Va a ser difícil, pero lo superaremos juntos. Somos Baker, y los Baker no se rinden. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, en cada paso del camino.

Alejandro asintió lentamente, sintiendo el peso de las palabras de su padre. Sabía que el camino sería largo y complicado, pero con su padre a su lado, se sentía más preparado para enfrentarlo.

Nathan: Por ahora, vamos a concentrarnos en nosotros, en nuestra familia. Quiero asegurarme de que estás bien antes de introducir cualquier otro cambio en nuestras vidas.

Alejandro: Gracias, papá.

Nathan: Siempre, hijo. Ahora, ¿qué te parece si vamos a desayunar?

Alejandro lo pensó por un momento, pero accedió. Nathan lo abrazo con orgullo y juntos se dirigieron hacia el comedor de la mansión.

La mañana avanzaba lentamente cuando Emily se dirigió a la oficina de Nathan. Mientras caminaba por los pasillos, sentía las miradas curiosas de los empleados, pero mantuvo la cabeza alta, enfocada en su objetivo. Al llegar a la puerta, respiró hondo, intentando calmar el temblor en sus manos, y golpeó suavemente antes de entrar.

Nathan levantó la vista de unos documentos esparcidos sobre su escritorio, sus ojos reflejaban una mezcla de cansancio y determinación. Emily entró, sus pasos firmes, aunque su interior se sentía como un torbellino.

Emily: Nathan, sé que las cosas están mal. Pero quiero... quiero arreglarlo. Estoy dispuesta a hacer todo lo necesario para corregir esto. [con voz temblorosa, intentando mantener la compostura]

Nathan se recostó en su silla, su expresión se suavizó ligeramente al ver la determinación en los ojos de Emily.

Nathan: Lo sé, Emily. Sé que no conoces a Alejandro personalmente, pero necesito tu ayuda. [con un suspiro, haciendo una pausa, buscando las palabras adecuadas]. Me siento desbordado, la verdad es que no sé que hacer. Lo único que quiero es que mi hijo deje de pasarlo mal.

Emily asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación.

Emily: Conozco a una terapeuta muy buena, hablaré con ella para que haga un hueco para Alejandro si quieres.

Nathan frunció el ceño, frotándose la sien como si tratara de aliviar una presión constante.

Nathan: Creo que podría ser de ayuda, porqué yo solo no voy a ser capaz de darle a Alejandro todas las herramientas que necesita ahora mismo. [respirando profundamente]

Emily asintió de nuevo, sintiendo un peso menos sobre sus hombros al ver un poco de claridad.

Emily: Estoy contigo, Nathan. Sé que soy parte del problema. Me pondré en contacto con ella inmediatamente. Te enviaré la información tan pronto como tenga una respuesta.

Nathan: Gracias. Realmente necesito toda la ayuda que pueda obtener en este momento.

Emily: No hay de qué, Nathan. Estoy aquí para ayudar en lo que pueda.

Nathan asintió, sintiendo una renovada determinación. Juntos, comenzaron a delinear los pasos necesarios para proporcionar a Alejandro el apoyo que tanto necesitaba. Mientras tanto, Emily se dedicó a contactar a su amiga terapeuta y a coordinar la primera sesión.

En los días siguientes, la terapeuta, amiga de Emily, hizo un hueco en su agenda para ver a Alejandro. Nathan, por su parte, comenzó a implementar las estrategias sugeridas por la terapeuta, creando un ambiente de apoyo y comprensión en casa.

Eleanor: Claro, llevas al niño con una amiga de esa mujer. No es sorprendente que te diga que te alejes de nosotros.

Abigail: ¿No te das cuenta de lo que están intentando hacer? ¿Realmente crees que somos el problema aquí?

Nathan: Por favor, solo estoy pensando en el bienestar de mi hijo. No creo que le haga daño vivir en otro lugar.

Eleanor: Al final, esa mujer conseguirá lo que siempre ha querido: dividir a esta familia. Ni tu padre ni tú habéis tenido problemas hasta ahora.

Nathan: ¿De verdad? ¿Crees que yo no he tenido problemas en mi infancia y adolescencia? Pero no podía permitirme mostrar debilidad. Nunca me lo habríais permitido.

Aunque el camino no fue fácil y los desafíos continuaron surgiendo, la colaboración entre Nathan y Emily empezó a mostrar resultados positivos. Alejandro, aunque todavía lidiando con sus emociones, comenzó a mostrar signos de mejoría, apoyado tanto por la terapia como por el amor incondicional de su padre.

Con el tiempo, Emily y Nathan lograron establecer una relación de confianza y cooperación, demostrando que, incluso en las circunstancias más difíciles, el trabajo en equipo y la dedicación pueden marcar la diferencia.

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