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{𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐄𝐥𝐞𝐯𝐞𝐧} "𝐌𝐢 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐛𝐞𝐬𝐨"

Este capítulo se lo dedico a mi best friend MariaFH_33. Quien me apoya desde el inicio y ha dado mucho amor a este Fic. <3

Jisung confiaba plenamente en el hombre que estába en frente de él, había algo en Minho que hacía que se sintiera a salvo. Por alguna razón, Jisung se sentía cómodo y protegido al lado del mayor. Por alguna razón, Jisung sabía que podía contar con aquel apuesto hombre.

Por su parte, MinHo trataba de controlar las enormes ganas de asesinar a golpes a aquél tipo que había estado siguiendo a su Hannie. De eso se encargaría después, por los momentos, su mayor prioridad era poder ayudar a su lindo Hanji.

Una pequeña sonrisa apareció en sus belfos al sentir un caliente cuerpecito apegarse al suyo.

-Señor MinHo, le debo una por ayudarme. Dígame, ¿Que puedo hacer para agradecerle su ayuda?-

Preguntó el menor.

《Se para siempre mío, Hanji. Solo eso te pido.》

-Mhm, veamos ¿que puede hacer mi lindo Hannie por mi?-

Una pequeña sonrisa apareció en los belfos del mayor. Su mano diestra se posicionó en una de las regordetas mejillas del chico de bellos ojos, en donde empezó a dejar pequeñas caricias, sintiendo así la suavidad de su piel.

-Después me lo agradeces, bonito. Primero debo sacarte de aquí.-

Revolviendo su cabello, Minho tomó la manita de Jisung, haciendo que sus dedos se entrelazaran. El corazón de Jisung empezó a latir con algo de rapidez.

Manteniendo al menor a su lado empezó a caminar hasta un pequeño refrigerador, el cuál contenía una gran variedad de helados. Girando levemente su rostro observó con ternura a su lindo chico.

-Escoge el helado que quieras, Hannie.-

-¿Eh? ¿Va a comprarme un helado? ¿Por qué?-

-Confía en mi bonito, anda, escoge el que más te guste.-

《¿Uhm? Que raro, ¿por qué el señor Minho quiere que escoja un helado?》

Jisung no entendía que tenía que ver un helado en una situación como esta, pero no desobedeció a la orden ya dada. Así que abriendo la puerta del refrigerador, sacó una paleta de chocolate, su favorita.

Cuándo ya el menor tenía el helado en su poder, empezó a caminar junto a él hasta la caja registradora. Sin más, Minho pagó el helado.

Había llegado el momento, era hora de hacerle frente a aquél hombre que había estado siguiendo al menor.

Jisung llevó su vista hasta una de las ventanas del lugar, aquél hombre seguía ahí afuera esperándolo, cosa que hizo que su manito apretara la mano del mayor. Sin más, se arrimó al cuerpo de Minho.

-Tengo miedo, señor Minho.-

Miedo debe tener aquél hombre cuando caiga en las manos de Minho, lindo Jisung.

-No debes temer, mi pequeño. No dejaré que nadie te haga daño.-

Lindo Jisung, confía en las palabras de Lee Minho.

-¿Estás listo, lindo?-

-S-si, mientras usted esté a mi lado todo estará bien.-

Asintiendo con ternura a lo dicho por el contrario Jisung sólo suspiró de manera profunda, en ningún momento soltó la mano de Minho.

Dando un suspiro, Minho empezó a caminar con Jisung a su lado. Las puertas de vidrio de la tienda se abrieron y cuando salieron vieron al tipo que había estado siguiendo a Jisung.

El semblante de Minho estaba serio y Jisung no dejaba de temblar.

El rostro del desconocido cambió por completo al ver al chico de mejillas regordetas en compañía de otra persona. Lo había seguido todo este tiempo y nunca vió a ningún chico acercarsele o tan siquiera acompañarlo.

Los ojos de Lee estában fijos en la figura que tenía de frente. Sus ojos detallaban cada facción y detalle que este tuviera en todo su cuerpo.

Pobre y desdichado chico, haz firmado tu sentencia de muerte.

Volteando su rostro, clavó sus pupilas en la figura del más bajo. Aún con miedo, aquél chiquillo seguía conservando su apariencia tierna.

-Hannie.-

El menor volteó a mirarlo.

Una sonrisa apareció en los belfos de Minho.

-Te amo.-

Jisung había quedado sorprendido al oír esa confesión. Pero más asombrado quedó cuándo vió su atractivo rostro acercarse al suyo. Sus mejillas se sonrojaron al instante y su corazón se detuvo cuando los labios del mayor depositaron en los suyos un suave y tierno beso. Jisung no podía creer lo que estába ocurriendo. Su mente quedó en blanco y su cuerpo quedó completamente quieto. ¿Cómo culparlo? Si nuestro lindo quokka nunca antes había besado.

《¡No puedo creerlo! Mi primer beso... ¡EL SEÑOR LEE MINHO ME HA DADO MI PRIMER BESO!》

Nuestro lindo Hanji estába recibiendo su primer beso a la edad de diecinueve años.

《Dios, sus labios son tan esponjosos y suaves.》

Los labios de Jisung se convertirían en la más grande adicción de Minho.

Con nervios en sus ojos, el acosador huyó de ahí rápidamente al ver aquella escena.

Pobre, si supiera que ya Minho guardó en su mente todas y cada una de sus facciones y rasgos.

Al verificar que aquél tipo se había largado, se separó de Jisung. Sus pupilas se dirigieron a su ya sonrojado rostro, su mano diestra se dirigió a una de sus mejillas.

-¿Por qué estás tan sonrojado, Hannie?-

-E-es que... usted me dió...-

Sus blanquecinas falanges se dirigeron a sus belfos, su cuerpo temblaba levemente y su rostro estába sonrojado en demasía.

Y en eso Minho se dió cuenta del por qué.

-Hannie, ¿Acaso este fué tu primer beso?-

El menor solo pudo desviar avergonzado su mirada, asintiendo en silencio a lo antes preguntado.

《Su primer beso... le has dado su primer beso, debes poseerlo. Debes marcarlo, que todos sepan que ese chiquillo te pertenece.》

Ignorando aquella voz en su cabeza, una sonrisa apareció en sus belfos.

-Así que fuí el afortunado en darte tu primer beso ¿eh? No sabes cuan feliz y orgulloso me hace sentir, bonito.-

Su mano diestra acarició con ternura la caliente y roja mejilla del menor.

-Por eso te pedí que escogieras un helado, bonito.-

Una risita salió de sus belfos. Introduciendo su mano a la bolsa, sacó aquella paleta de helado. De manera juguetona la apegó a la rosácea mejilla de Jisung, haciendo que este diera un brinquito.

-Con esto se te quitará lo rojito.-

Con timidez, Jisung tomó la fría paleta, llevándola a su boca cuándo le hubo quitado la envoltura. Su mente aún trataba de procesar lo que había ocurrido.

Llevando su mirada a su reloj de muñeca notó lo tarde que era, las manecillas marcaban las 9:30 de la noche. El tiempo había corrido bastante rápido.

-Te llevaré a casa, pequeño. No es bueno que un lindo chico como tú esté en la calle a estas horas.-

-N-no es necesario que haga eso, ya hizo mucho con salvarme. No quiero ser una molestia.-

-No eres una molestia Hannie, al contrario yo estaré más que gustoso en llevarte.-

Su mano diestra se posó la cabecita contraria, revolviendo suavemente sus cabellos.

-Vente, tus padres deben estar preocupados y debes reponerte del susto de esta.-

Su mano tomó con ternura la blanquecina mano de Jisung, esta era tan suave, tersa y pequeñita como si fuera la de un muñequito de porcelana.

Jisung empezó a caminar a su lado, sin decir palabra alguna. Podía sentir la suavidad y la firmeza en las manos de Minho, sus manos eran bonitas pero bien fuertes.

En cuestión de segundos llegaron al auto, Minho abrió la puerta del copiloto dejando ver una sonrisa, Jisung le agradeció el gesto mostrando una sonrisita de boca cerrada, sin más subió al auto. A los segundos Minho subió al asiento del piloto.

-¿Podrías darme la dirección de tu casa, bonito?-

Tomando su teléfono, lo depósito en las manos del menor para que este pudiera darle la dirección de su hogar.

-No está muy lejos de aquí, deje la escribo.-

《Que buen mentiroso eres, Minho. Aún conociendo la dirección de Jisung le pides que la anote en tu celular. Eres increíble.》

-Cállate, por un demonio Lee Know.-

Aquello lo había dicho en un susurro inaudible.

-Aquí tiene.-

Soltando un pequeño suspiro, devolvió el celular a su dueño.

-Vamonos entonces.-

Regalándole una última mirada, Minho encendió el auto para así empezar a conducir.

{...}

El trayecto hasta la casa de Jisung fué tranquilo, aunque reinaba el silencio en el auto no era un silencio incómodo.

Estacionando el auto a las afueras de aquella casa, apagó el auto. Quitándose el cinturón, volteó su rostro para ver al menor; quedó enternecido con la escena que vió.

Jisung se había quedado dormido, su pecho subía y bajaba con suma serenidad, su boquita estaba levemente abierta y sus mejillas aún conservaban un suave color carmín.

Se veía tan lindo que Minho quería tomarle una fotografía en ese preciso momento.

-Oh pequeño, debes estar tan cansado.-

Se veía tan tierno y hermoso que a Minho le daba lástima tener que despertarlo.

Bajando rápidamente del auto y abriendo la puerta del copiloto tomó a Jisung entre sus brazos. Cargandolo como si fuera un bebé.

-Sueña con los angelitos, mi lindo Hannie.-

Llegó a decir, depositando un beso en su regordeta mejilla.

Sin más, caminó hasta la puerta de aquella casa. Estirando su mano libre, tocó el timbre de la casa. En cuestión de segundos, la puerta fue abierta, dejando ver los rostros de los señores Han.

-Buenas noches, señor y señora Han. Me parece que éste pequeño les pertenece.-

-Oh que alivio, no sabe cuan preocupados estábamos. ¿Donde vió a nuestro Hannie? ¿Por que no contestaba nuestras llamadas?-

-Me encontré a Hannie solo en una tienda señora Han, me contó que un malnacido lo estuvo siguiendo, su teléfono estaba apagado y no podía pedir ayuda. No podía dejarlo sólito, así que lo ayudé y lo traje sano y salvo.-

-No sabe lo agradecidos que estamos, joven Lee. Gracias por salvar y traer con bien a nuestro hijo.-

-No debe agradecerme, señor Han. ¿Me dejaría entrar para dejarlo en su habitación?-

-Claro que si, venga.-

Abriendo más la puerta, dejaron que Minho entrara a la casa.

-Su habitación está en el segundo piso, venga con nosotros.-

Asintiendo a lo dicho por los mayores, empezó a subir aquél largo tramo de escaleras. Al terminar de subir estas, caminó por el pasillo hasta llegar a una puerta color rosado pastel. Supuso que esa era la habitación del menor.

El señor Han abrió la puerta, dejando que el joven Lee entrara. Al estar dentro, depositó con suavidad el cuerpecito del pequeño Jisung. Sin más arropó su cuerpecito con las sábanas.

Un suave beso fue depositado en su cabecita.

-Nuevamente gracias, joven. Estamos en deuda contigo.-

-No tiene que agradecerme, señora Han. Fue un placer. Con su permiso, me retiro. Espero descansen.-

-Descansa joven, nuevamente gracias.-

Haciendo una respetuosa reverencia a los mayores, Minho salió de aquella habitación, bajó el tramo de escaleras y sin más salió de la casa Han.

Caminó hasta su auto, subió a este y sin más empezó a conducir.

Esta noche había sido excelente, no solo pudo estar cerca de su amado Hanji, sino que también pudo robarle su primer beso.

No sería el primer y último beso que Minho le robaría a Jisung.

Pero ahora tenía algo más importante que hacer. Debía encontrar a ese malnacido y hacerlo pagar.

Cosa que no le sería difícil, ya que Lee Know era excelente encontrando personas.

Lee Know, ¿Saldrás al fin de tu escondite?

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