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Más allá de la lealtad - Parte 4

Más allá de la lealtad - Parte 4 (por Kowin)

Por primera vez en años estamos en una situación delicada. Gran Corona ha perdido una de sus figuras militares más importantes, y aquí en Hauta nos encontramos reunidos los diez monarcas y los seis generales restantes tratando de conocer a fondo lo sucedido semanas atrás en la batalla contra las fuerzas de Qusden.

Handimar y los miembros de su klepegu fueron llevados a la ciudad de Grovendi como prisioneros por haber cometido el supuesto delito de intentar desertar del erobe. Un crimen bastante inusual, ya que para las personas comunes formar parte del ejército de Gran Corona es considerado todo un privilegio. No obstante cuando las novedades del frente norte se extendieron por todo el reino, decidimos traerlos para someterlos a juicio personalmente y dilucidar la verdad.

-"Déjame ver si entendimos bien qué fue lo que ocurrió."- quien hablaba era Verhor, el rey de Gezauber, y se dirigía a Handimar que se encontraba en el medio del recinto rodeada por los monarcas. -"Tú, y tu klepegu abandonaron el campamento en el medio de la noche para infiltrase en el cuartel enemigo con el objetivo de matar al general de Qusden. Aunque en realidad tus intenciones eran batirte a duelo con él, ¿no?"-

Pude notar como los generales que se situaban un tanto apartados escuchaban y observaban la situación con cierta gracia. Sin lugar a dudas la inocencia de Handimar ante lo que le tocaba vivir tenía un atractivo único. -"Tú, una simple soldado de infantería ingresaste como si nada en medio de las tropas enemigas, tuviste un duelo con Efinbe, quién era un reconocido general de Qusden, y le diste muerte. ¿Es correcto?"- la muchacha asintió, como si aquello fuera lo más común del mundo.

La curiosidad nos consumía a todos. Por un lado podía observar como los líderes militares escudriñaban con la mirada a la joven en un intento por descubrir cómo había sido posible que venciera a semejante rival. Por nuestra parte, los reyes, si bien comprendíamos que esos hechos eran irrefutables ya que desde el propio reino nórdico llegaron las nuevas sobre aquel duelo, aún había algo que no nos terminaba de convencer. No existía una motivación real para que se hubiese producido dicho enfrentamiento, por más deseos que Handimar haya expresado.

-"Por supuesto que sacarás pecho orgullosamente y alardearás sobre haber dado muerte con total facilidad a una de las figuras de Qusden."- increpó Sharfer, rey de Labere.

-"¡De ninguna manera!"- respondió casi de inmediato Handimar y con total seguridad. -"El general Efinbe no fue alguien tan débil como para que yo pudiera derrotarlo con total facilidad. De hecho, quizás fue la propia suerte lo que me permitió salir con vida en dicho combate. Si hubiese tenido su edad, con la experiencia que él mismo cargaba sobre sus espaldas, estoy segura que lo hubiese derrotado con facilidad, pero no fue ese el caso. No importa qué tan pulida sea mi técnica o la agilidad con que blanda mi espada, los nervios a causa de mi inexperiencia sí que se notaron."-

Con aquellas sinceras palabras de respeto ante el enemigo vencido los propios generales de Gran Corona miraron con otros ojos a Handimar. En su respuesta no hubo signos de menosprecio ante un adversario que durante años había mantenido a raya a las fuerzas de nuestro reino.

-"Handimar, quiero que entiendas algo antes que nada."- fui yo quien tomó la palabra. -"Te creemos. Comprendemos que tuviste un duelo a muerte con el general Efinbe y que lograste salir victoriosa, de eso no hay dudas. Pero hay algo que no puedo comprender y quiero que me lo expliques. ¿Por qué él acepto luchar contigo en tales condiciones?"- hubo un leve cambio en su postura, como si estuviese hablando de algo sobre lo que ella no estaba orgullosa. -"¿Por qué alguien con semejante jerarquía arriesgaría tanto? ¿Sólo porque una simple soldado enemigo que se ha escabullido en su campamento se lo pide?"-

-"Tal vez fue porque prestó atención a una pequeña mentira que dije, una mentira muy pequeña."- respondió de manera inocente, haciendo el gesto de pequeña con sus propios dedos. -"Puede que haya mencionado que mi cabeza tenía precio."- la sorpresa inundó los rostros de mis colegas, y uno de ellos consultó sobre qué cantidad había dicho que valía. -"Cincuenta mil ruandos viva, setenta mil ruandos muerta."-

-"Menos mal que dijiste que es mentira, sino ya mismo estaría decapitándote."- comentó riéndose Rovi, uno de nuestros generales, a lo que sus compañeros actuaron en complicidad ante su broma. -"Pero incluso si fuese cierto, deberías haber demostrado que tal afirmación era cierta. ¿Cómo lo hiciste?"-

-"Quizás fue porque dije otra mentira, otra mentira muy pequeña. Le dije que quien quería mi cabeza y pagaría tal cantidad de dinero era Suou."- el ambiente cambió abruptamente en todo el recinto. Las sonrisas sutiles desaparecieron de los rostros de los generales, quienes hasta ese momento habían escuchado aquello como si se tratara de un entretenimiento. Nosotros los monarcas, mirábamos escépticos a Handimar.

Podía imaginarme lo que todos en el salón se estaban preguntando. Nadie en su sano juicio hubiese hecho semejante cosa, meterse con una persona como la burgués era una cuestión más que delicada. Uno nunca sabía como ella iría a tomar tal hecho cuando llegara a sus oídos. En ese preciso instante, generales y reyes se estaban preguntando si estábamos en presencia de una prodigio o de una idiota. Siendo el único que había llegado a conocerla un poco con anterioridad llegué a la conclusión de que ciertamente se trataba de lo segundo.

Era obvio que Handimar como mucho pasaría unos días en una celda, pero no más de eso. Su único crimen había sido actuar sin el consentimiento de su general y haber inducido al resto del klepegu a lo mismo. Si aquello hubiese salido mal o terminado de diferente manera tal vez el castigo sería mucho más severo. No obstante la verdad era que con nuestra situación actual, la joven extranjera debería hacerse cargo de las consecuencias dentro del propio campo de batalla y no fuera de él.

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