Capítulo siete
El sol se situaba justamente en el centro del coliseo, el reloj del santuario marcaba justamente el medio día; varios de los caballeros se habían dado cita para poder bajar a entrenar un rato con los aprendices, eso les ayudaba a los aspirantes a volverse más fuertes en cuerpo, en agilidad y en cada movimiento.
Varios de los presentes ya habían realizado sus ejercicios de calentamiento para poder dar el siguiente paso en el combate.
Mientras El Cid descansaba un poco sentado en la escaleras la llegada repentina de Sagitario interrumpió sus pensamientos.
— Buenas tardes Cid, veo que la pelea está muy buena — Agregó Sísifo mirando el enfrentamiento entre su sobrino Regulus contra el aspirante de Kardia.
— Es muy confiado ese chico, halagarse a si mismo no le ayuda en nada — Respondió El Cid mirando como el sobrino de Sagitario terminó ganando ante ese chico de nombre Yato.
Kardia observaba a su alumno desde las gradas, ese chico había mejorado mucho desde aquella ocasión que lo mandó en compañía del joven caballero de Leo a una misión.
Aunque necesitaba encender aún más su cosmos para ser merecedor de la armadura de Unicornio.
— Por cierto... Hablando de pupilos, resulta ser que Degel ya tiene uno nuevo.
Agregó Sísifo cruzando los brazos observando a su sobrino corriendo detrás de una mariposa, nada le preocupaba después de todo había salido victorioso en ese enfrentamiento.
— ¿Degel? — Cuestionó El Cid incrédulo — ¿Degel de Acuario con un alumno?
— Mencionó que vendrá junto con su alumno aquí al coliseo para que lo pudiéramos conocer, no lo sé... A pesar de que ese joven de cabellos rojizos mantiene un semblante más serio y frío que el de Degel.
— ¿Ya lo conociste Sísifo?
El caballero de cabellos castaños no pudo evitar disimular su sonrisa, al recordar ese momento en el templo de Acuario había disfrutado de esa corta interacción con ese bello alumno.
Dichoso Degel quien podía disfrutar de la compañía de su pupilo en el templo de la preciosa urna.
— En la mañana.
En ese momento Sísifo levantó su mirada, a lo lejos pudo observar a Degel portando su armadura reluciente; detrás de él caminaba aquel joven de cabellos escarlatas.
El coliseo ahora se encontraba ocupado por Aspros de Géminis quien con suma arrogancia buscaba a un rival capaz de hacerle frente, necesitaba hacerse más fuerte, no podía permitir que su sombra buscara entrenar y ser capaz de rebasar sus niveles de poder.
— Vaya un digno oponente — Halagó Aspros observando la llegada de Degel de Acuario — Dicen que lograste superar a tu maestro justamente antes de Krest muriera. Quiero imaginar que te has vuelto más fuerte ¿No es así? — Observó al caballero de Acuario con desdén.
Degel sin mostrar el más mínimo interés ante el altivo géminis se colocó frente a los demás esperando la llegada del gran patriarca para que pudiera presentar a su nuevo alumno.
— Degel... Resulta que tienes un alumno, para ser un aprendiz tiene un gran cosmos descansando en su interior.
Se acercó Kardia observando al joven de cabellos escarlata, aunque admitía que ese alumno tenía un toque muy especial porqué desprendía un aura fría y a la vez ese color rojizo lo hacía verse adorable, sobre todo porqué notó como su largo y sedoso cabello hacía un juego perfecto con el tono carmín de sus uñas.
Degel quien permanecía sereno y tranquilo simplemente dio unos pasos adelante para colocarse a lado de su nuevo alumno.
— Es para mi un honor presentarles a mi alumno...
— Su nombre es Camus — Interrumpió Sage al llegar justamente al coliseo, esperando que Degel no hablara más de la cuenta.
Cada uno de los caballeros se fueron presentando ante el joven de cabellos escarlata, aunque a Degel parecía mucho incomodarle el hecho de que sus compañeros de armas le dieran una diferente atención; cómo si se tratara de una de las maravillas del mundo, inclusive Manigoldo no dejó a un lado su lado carismático halagando al joven.
— Mira jovencito, si no fueras el alumno de la hielera refinada ten por seguro que aunque no me gusten los raritos, ya te hubiera llevado a la aldea para invitarte a salir... Incluso te llevaría a mi natal Italia primor — Después de estas palabras el caballero de cáncer le regaló un guiño que dejó desconcertado a Camus porqué en ese momento recordó al caballero de sagitario haciendo lo mismo esta mañana.
— Manigoldo compórtate — Contestó Sage calmando a su alocado alumno.
El caballero de los hielos eternos permanecía firme y sereno escuchando a cada uno de sus compañeros aún mostrándose majestuoso ante los demás, aunque a simple vista podía mostrarse sin preocupación alguna muy en el fondo de su ser le molestaba la forma en que los caballeros de oro intentaban llamar la atención de Camus.
Llegó el momento más esperado, Sage anunció el siguiente enfrentamiento para observar la determinación del joven caballero de Acuario del siglo XX.
Aunque nadie sabía que en realidad Camus se trataba del sucesor de Degel, su instinto le decía que ese jovencito necesitaba dominar el cero absoluto a la perfección.
— Aspros — Sage extendió su mano para darle la primicia al caballero de géminis ante la siguiente ronda — Serás el primero que le intentará hacerle frente a Camus, debo mencionar que cuenta con cierta preparación previa.
El caballero de géminis comenzó a caminar con pasos firmes al centro del coliseo sin dejar de sonreír con ese toque de malicia. Tan seguro de su mismo se sentía porqué haría perder al alumno de Degel; ese joven de cabellos escarlata no es rival para el próximo candidato a patriarca.
Apretó sus nudillos sin dejar de observar a Camus con altivez, aunque en el fondo sentía lástima por ese pobre chico desdichado, poseía un rostro bello como para dejárselo en mal estado.
Camus comenzó a caminar al centro del coliseo dispuesto a hacerle frente, se colocó en posición de batalla sin mostrar emoción alguna ante ese sujeto. Aunque ahora que lo analizaba ni siquiera Saga tenía ese toque de malicia como su predecesor Aspros, con esa mirada es capaz de hacer sentir vulnerable a su presa, pero Camus está dispuesto a mostrarle que no es capaz de caer en sus trucos.
Aspros comenzó lanzando un ataque pero este fue detenido por Camus quien observaba a ese arrogante géminis con rudeza y frialdad.
— Para ser tu primera vez no lo haces tan mal.
Se burló Aspros mirando con desprecio a Camus.
Simplemente el joven de cabellos escarlatas movió sus labios a un lado mostrando esa serenidad que el francés poseía.
Nuevamente Aspros alzó sus manos pero esta ocasión para lanzar su técnica, Camus colocó sus manos dispuesto atacar con el polvo de diamantes pero en ese ligero descuido del galo Aspros logró darle un golpe en un costado de sus costillas.
— ¡Camus concentrate! — Ese fue el grito que Kardia le dio al alumno de Degel al notarlo distraído, es por ello que Aspros al dar sus golpes predecibles logró tocar al francés.
El dolor fue lo suficiente para que Camus dejara escapar un agudo grito a falta de aire en sus pulmones.
En ese momento se le vino a la mente el enfrentamiento que sostuvo con su alumno Hyoga, en esos escasos segundo que cerró sus ojos recordó como él mismo lo atacaba y ahora se sentía culpable por ello... Aunque orgulloso porqué a costa de su vida le heredó su legado más grande.
Ahora experimentaba que los santos de la anterior guerra santa lo superaban en fuerza y habilidades.
Intentando no darle oportunidad al dolor que sentía en su cuerpo, se colocó en posición de batalla, ahora Aspros lo mandaría a la otra dimensión.
Camus se preparó para atacar pero un golpe de polvo de diamantes fue lo suficiente para dejarlo inmóvil por esos escasos momentos.
— ¡Degel Porqué intervienes! — Exclamó molesto Aspros al darse cuenta que interrumpió esa pelea.
— Camus aún sigue débil, no pienso dejar que lo lastimes más de la cuenta — Le contestó mirando al caballero de géminis con indiferencia.
El resto de los caballeros y aprendices miraban aquella escena con asombro porqué Degel y Aspros intercambiaban miradas desafiantes aunque en el fondo al caballero de acuario su mente lo hacía vivir fuerza, deseo y coraje.
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