El salón de entrenamientos se asemejaba a un desierto: desolado y demasiado sofocante. Al tratarse de una habitación en el subsuelo con escasa iluminación y, debido a los acontecimientos ocurridos en las prácticas nocturnas, la calefacción no estaba funcionando como debería, por ende, la temperatura del cuarto se encontraba por las nubes.

              Tampoco le importó, simplemente quería un momento para sí misma. Un momento de silencio, donde pudiera practicar sus habilidades con tranquilidad y concentrarse en mejorar sus puntos débiles.

              Aunque su entrenamiento a solas perduró unos ordinarios cinco minutos. Se percató de una segunda presencia en su habitación mientras practicaba el lanzar objetos a través de agujeros de gusano intradimencionales.

              —¿Qué quieres?

           No se encontraba de humor para escuchar los comentarios despectivos del sujeto con respecto a sus habilidades genéticas, tampoco de recriminaciones acerca de su incapacidad de que emplearlas a su máximo esplendor.

            Él mantuvo una distancia considerable, permaneciendo parado en el sector de armas blancas.

            Aprovechó ese instante de quietud para lanzarle un bolígrafo azulado que acabó pulverizándose contra la pared de concreto. El hombre permitió que una burlesca carcajada escapara desde el fondo de su garganta.

              —¿Acaso planeas asesinarme en la habitación de entrenamientos con un bolígrafo? —cuestionó, dejando que una sonrisa descarada iluminara las facciones de su rostro—. Creí que eres una persona más inteligente.

               El siguiente objeto en cruzar a velocidades extraordinarias la habitación fue una carta de póker, que permaneció estática a milímetros de la piel del mutante.
  
               Ella observó de reojo la expresión de orgullo plasmada en cada centímetro de la anatomía ajena. Había estado desvelándose durante semanas enteras practicando sus movimientos, simplemente para intentar cambiar el malicioso juego del que ambos eran víctimas. Se detestaban cuando se encontraban en la misma habitación, siquiera intercambian palabra alguna. Pero cuando alguna de las partes de movilizaba en una misión se extrañaban al igual que una pareja de amantes.

              —¿Qué intentas hacer?

              —Magnetismo.

              Ignoraba si Remy había comprendido su respuesta. El magnetismo entre campos de energía opuestos provocaba una atracción, eso les ocurría a ellos, pero ninguno estaba dispuesto a hacerlo público.

              Sus miradas se cruzaron por primera vez en semanas. No permanecieron demasiado tiempo en contacto, debido a que ambos desviaron sus objetivos en direcciones opuestas. Pero fue el tiempo suficiente para que la muchacha sintiera como una corriente eléctrica recorría la extensión de su columna vertebral y las palmas de sus manos se humedecían a causa de los nervios.

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Vane_Echelon espero que sea de tu agrado ❤️